Estaba agitado; su respiración y gotas de sudor delataban las reprobables actividades nocturnas a las que se sometía.
No era la primera vez que en la privacidad de su cuarto se atrevía a traer memorias que lo incluían a él; al "mitad-mitad" de su curso.
Su imaginación era el escape ideal, allí podía recortar lo que le desagradaba, como las atenciones que aquel bastardo parecía darle solamente al puto inservible de Deku, como bien profesaba el apodo que le entregó años atrás con todo el desprecio que le cargaba.
Entre jadeos y manos calientes buscando complacer sus necesidades, se dedicaba a visualizar y grabar en su mente cada rasgo portado en su idealista fantasía por el de cabello bicolor, jurándose no olvidarlo mientras sus dedos abrazaban su hombría con un vaivén tan certero como rápido, obligándolo a morderse el labio inferior para no delatarse con tan exagerada respiración.
Ojos dispares observándolo con hambre desde arriba, cerrándose de a momentos mientras abría la boca para gimotear palabras que Bakugō no descifraba, que en realidad le costaba imaginar con la mente nublada de placer, mas pretender falta de interés en éstas le entregaba más realismo y, por ende, placer al acto.
Fabricaba su propio material de pajas rodeado por la penumbra nocturna que lo protegía de ser descubierto, tapando esa obsesión que él llamaba rivalidad.
Mientras la oscuridad alejaba las penas al invadir sus párpados, su ceño se calmaba.
Dejándose envolver solamente por tales delirios, no podía evitar el permitirse disfrutar del panorama, latiéndole no exactamente el corazón.
Sintió la vista de Todoroki sobre sus rubíes, y en el momento que la sonrisa impropia tomó de rehén los labios que habían estado gimiendo hasta hacía un momento, regresó a la realidad siendo atacado por un violento espasmo que indicaba la finalización del turno.
Intentó regularizar la entrada de aire a los pulmones, mientras todo pensamiento anterior se desvanecía hasta que se frustrara nuevamente; hasta que Todoroki volviera a ignorar su existencia para enfocar su amistad y competencia en cierto alguien que de interesante tiene lo mismo -o aún menos- que el puto arroz integral.
Luego de limpiarse, se recostó nuevamente en la cama con intenciones de finalmente descansar.
Sentía cierta incomodidad en sus piernas, ya que el clímax había sido intenso hasta el punto de quitarle la fuerza por un momento, sensibilizando su parte baja.
Soltó un suspiro mientras su ceño se fruncía, entregándole sus rasgos característicos, esos que buscaban intimidar a los débiles y que le importaban poco a los fuertes, como el maldito veteado que ni siquiera lo miraba mientras él soltaba mierda en su cara sin retenerse.
La noche sería demasiado larga si Bakugō decidiera plantearse la proveniencia de tales fantasías; si dejara de engañar a su orgullo con una falsa o, mejor dicho, unilateral rivalidad entre él y Shōto, apoyada por el complejo de inferioridad propio que se negaba a aceptar.
Sólo le quedaba descansar y pretender que el bicolor era un extra, hasta que la oportunidad de una competencia se presentara y se dijera a sí mismo que su único deseo era vencerlo, superarlo.
Las estimulantes y salvajes "visitas" ajenas no se dibujaban en los pensamientos diurnos y rutinarios de Katsuki, pues Todoroki sólo lo buscaba en la noche, llenándolo de placer anónimo en ubicaciones y fantasías prefabricadas.
