Argumento:

Rukia no sabía cómo alguien como Kurosaki Ichigo había terminado en un lugar como ese, ¡y además desnudo! Lo que si sabía era que lo ayudaría a recobrar su memoria, mientras tanto actuaría como si no fuera la famosa estrella de Hollywood. Aunque tal vez, se equivocaba. ¿Cuál es el secreto que guarda Ichigo?


Capítulo 1:

-muy bien, para finalizar esta expedición, tendrán 30 minutos para dar una última vuelta y tomar unas cuantas fotos más ¿de acuerdo?- después de la indicación, Rukia se alejó en dirección contraria a la de sus alumnos.

Quería explorar aquella cueva que vio del monte Fuji sola. Quería aprovechar su visita a la isla Honshu, le había tomado mucho trabajo que la universidad aceptara costear aquella expedición. Hubiese preferido ir sola, pero su puesto como profesora no le daba el tiempo ni el presupuesto necesario.

Se alejó del grupo hasta llegar a una zona realmente apartada, pero eso era lo que quería. Tras avanzar una considerable distancia, visualizó una cueva y, a pesar de que para llegar tendría que escalar, no lo pensó dos veces. Se puso su equipo de montaña y comenzó a escalar, si quería sobrevivir tendría que poner toda su concentración en su escalada de lo contrario la esperaba una caída libre de mínimo 15 metros.

Con gran maestría, logró llegar a la mitad antes de lo que esperaba y cuando finalmente llegó a la cueva tomó un minuto para recuperar el aire.

-veamos que hay aquí- se dijo a sí misma y tomó la linterna de su cinturón.

Comenzó a avanzar con cautela, pero entre más avanzaba, más dudaba de la virginidad de esa caverna, parecía que alguien había estado ahí recientemente. Lo notaba por el rastro de pisadas en la tierra que había dentro de la cueva, además de que un extraño sonido se oía más al fondo. Con miedo, se adentró más. El suelo comenzó a hacerse resbaladizo debido al hielo, el cual comenzaba a notarse en la profundidad.

Ya sentía demasiado frío como para seguir avanzando con la ropa que tenía puesta, estaba por regresar cuando escucho un grito no muy lejos de donde ya estaba, parecía una persona.

-¿hola?- su voz hizo eco en la cueva, y otro grito contestó.

Se acercó lo más rápido que pudo a donde venía el grito. Un tercer grito la aturdió y terminó por resbalarse, con el hielo que ahora cubría el suelo. Su linterna rodó algo lejos y la luz apuntó al originario del grito.

Rukia estaba sorprendida por lo que veía. Un extraño hombre, de tal vez 1.80 estaba tirado, recargado contra una de las paredes de hielo. Si ella creía tener frio con la ropa de verano que traía puesta, aquel sujeto tendría el doble, quizás el triple, ya que prácticamente ¡estaba desnudo! a excepción de una frazada que apenas y lo cubría.

-a-a-a…yu…da- Rukia notó como los labios de hombre estaban prácticamente morados y se acercó corriendo, o eso intento, ya que se seguía resbalando.

Cuando por fin estuvo frente a él, lo cubrió con la frazada lo mejor que pudo. Por alguna razón, el hombre no hacia ningún intento por moverse. Cuando intentó preguntarle cómo llegó ahí, vio que estaba desmayado. Si no lo sacaba de ahí pronto iba a morir. Lo arrastró, con todas sus fuerzas, hasta la salida de la cueva, pero ahora se le presentaba un problema ¿Cómo lo bajaría? Intentar bajarlo con ella era muy peligroso para ambos. Tras unos segundos de pensarlo, tomó su celular. Buscó señal por toda la cueva, pero parecía que no había.

Una tos la hizo voltear al hombre. Sus dientes castañeaban del frío, a pesar de ya estar a la orilla y que hacía más calor que en la profundidad de la cueva, parecía que eso no cambiaba el hecho de que estaba a punto de morir de hipotermia.

Rukia se acercó de nuevo al hombre y se acuclilló para examinarlo más de cerca. Su piel estaba muy pálida y todo su cuerpo temblaba en sobremanera, su vista parecía perdida en algún punto del suelo. Cuando volteo a verla, intentó acercar su mano al rostro de la morena. El movimiento hizo que la frazada se recorrida, permitiendo que ella notara la herida de bala que tenía en el pecho, del lado derecho. Ese hombre cada vez le daba más señales de morir en cualquier momento y ella todavía no sabía ni cómo sacarlo de ahí.

-¿me escucha, señor? Iré por ayuda, quédese aquí ¿entiende?- pidió en el tono más firme que pudo, tomando su mano y poniéndola de nuevo dentro de la frazada. El sujeto asintió lentamente y Rukia le sonrió –no se mueva- se incorporó de un salto y rápidamente descendió de la cueva.

Comenzó a correr hacia donde sus estudiantes. Volvió a revisar su celular, ahora volvía a tener señal, rápidamente, marcó el número de su amiga que iba con ella.

-¿Hiyori? ¿Dónde estás?- preguntó la morena sin detenerse.

-en el autobús, todos te estamos esperando, ¿Dónde estás, enana?-

-para empezar, enana tu abuela. Segundo, necesito que prepares a tres alumnos varones con equipo de montar… y también que llames a una ambulancia-

-¡¿Qué? ¿Por qué? ¿Qué has hecho esta vez, Rukia?!-

-no hay tiempo de explicártelo, solo llámala y ten listo todo, llegaré lo más rápido que pueda- sin esperar la contestación, colgó.

Tras un par de minutos más corriendo llegó al autobús y los chicos que pidió ya estaban listos. Pero antes de que pudiera decirles algo, Hiyori se le acercó.

-¿Qué ocurre, enana? Me tienes preocupada- preguntó la rubia.

-no tengo tiempo de explicártelo- le respondió y luego se acercó a los alumnos –bien, ya que están listos, síganme- emprendió la carrera de vuelta a la cueva, con sus alumnos y la rubia siguiéndola.

-¿Qué demonios ocurre? Dímelo o te juro que te meteré la sandalia por el…-

-escalé hasta una cueva… y encontré a un hombre herido… ¿feliz?- después de eso, Hiyori no dijo nada más, sólo se dedicó a correr.

Cuando llegaron de nuevo a la cueva, Rukia dio un par de indicaciones rápidas y, mientras los alumnos hacían lo que les pidió, ella volvió a la cueva. Al entrar vio que el hombre seguía en el mismo sitio en el que lo había dejado. Lo examinó de nuevo y se dio cuenta de que aún seguía vivo, pero con dificultad.

-ya casi, aguante un poco más- tocó su mejilla y notó lo frío que se estaba poniendo. Cuando los alumnos llegaron, iniciaron el rescate. Dos de ellos lo cargaron hasta la orilla y lo colocaron en una camilla que amarraron con unas poleas a la superficie, era la única forma de bajarlo sin lastimarlo, más de lo que ya estaba.

Cuando la camilla tocó el suelo, entre los alumnos lo llevaron hacia donde, se suponía, ya estaba la ambulancia. Por suerte cuando llegaron ya estaba ahí y dejaron que los paramédicos lo trataran.

-¿Quién irá con él?- preguntó el paramédico. Rukia levantó la mano y se acercó al hombre.

-iré yo- antes de que diera un paso más Hiyori la detuvo.

-¿A dónde vas? Ni siquiera lo conoces. Ya hiciste tu buena acción del día, ahora vámonos que ya es tarde, enana- le dijo, tratando de hacer que en vez de la ambulancia, subiera al autobús.

-tu puedes ir con los alumnos, yo quiero saber cómo terminó en aquella cueva así, ¿acaso tú no tienes curiosidad?- Hiyori mantuvo si firme mirada –volveré mañana a Karakura, ¿de acuerdo? Sólo quiero saber- la rubia suspiró y la dejó subir.

-si ocurre algo, llámame, no quiero enterarme después que mi mejor amiga terminó en algún callejón descuartizada por él- señaló al hombre herido y, ahora desmayado.

-gracias- le sonrió la morena.

-pfff, sin ti ¿Cómo pagaré el alquiler del departamento entonces?- demostró su "verdadera" preocupación.

-también te quiero- una gota de sudor resbaló por su sien. Vio como la rubia le sonreía antes de que las puertas de la ambulancia se cerraran.


Bueno, este es mi primer fanfic IchiRuki. Espero que les guste. Basado en el extraño sueño que tuve hace un par de días jeje.

Bye.

Namikaze Hanoko fuera...