Say something
El palacio era un completo caos, la servidumbre caminaba de un lado a otro, y Toph odio un poco más todo el asunto.
La boda del próximo Señor del Fuego, un motivo de regocijo para todos los ahí presentes, estaba a poco menos de una hora de llevarse a cabo. Cientos de sirvientes corrían de un lado a otro preparando hasta el último detalle de aquella ceremonia, porque como era de esperarse, el evento tenía que ser magnífico para todos los invitados.
La joven Beifong soltó un bufido poco elegante mientras escuchaba la estúpida charla efectuada por Katara, Suki y unas cuantas chicas más que ella no conocía y que no tenía el más mínimo deseo de conocer.
Su cabello estaba atado en un elaborado tocado, con peinetas de oro y flores por doquier; su rostro, cubierto de maquillaje hasta el último poro del mismo; y su cuerpo enfundado en un vestido caro y elegante.
–Eres la novia más hermosa –halago Suki a la futura esposa del Señor del Fuego.
La aludida se limitó a contestar con un asentimiento.
–Zuko estará se enamorara más de ti –fueron las palabras de Katara.
Y las vibraciones de la aludida le hicieron saber que no necesitaba escuchar más de eso.
Salió de la habitación.
Toph huyó no queriendo saber nada más de eso.
Algo cobarde, se dijo a sí misma, aunque no quería reconocerlo en voz alta.
Zuko se casaba, y ella no era la mujer que él desposaría esa misma tarde.
Mientras caminaba por los pasillos del palacio pudo escuchar los murmullos de la servidumbre, miradas, que aunque no podía ver sí podía sentir, se clavaban a sus espaldas, hablaban de ella y no necesitaba ser muy inteligente para saber que no eran cosas buenas.
Sus pasos se detuvieron en seco al llegar a la habitación principal, tras ella Zuko se encontraba vistiéndose para la ocasión, con la pesada túnica y colores propios de la nación del fuego.
Su mano se posó sobre la madera de la puerta, estaba solo, lo sabía pues solo sus vibraciones estaban presentes.
Necesitaba escucharlo decir algo, lo que fuera, necesitaba tener algo a que aferrarse, tener fe en algo, una solo palabra, pero ¿a quien engañaba? Eso jamás sucedería porque ella no había podido llegar hasta él, aún cuando lo hubiera seguido a cualquier sitio...
Ella estaba perdiendo la fe en él.
Se alejó de la puerta, no podia mas con los murmullos de las servidumbre, no quería seguir soportando eso.
–¡Toph! –la voz de Sokka la sacaron de sus pensamientos. –¿Qué haces aquí? –la pregunta le tomó por sorpresa pero supo ocultarlo tras un encogimiento de hombros rápido y una cara de pocker que ocultaba su pesar.
–Me perdí entre todo este circo –comentó desinterés.
La mano del chico se posó en su pequeño hombro, y antes de que pudiera evitarlo ya se encontraba atrapada en un abrazo conciliador, quería apartarlo con con un comentario mordaz, un golpe en el hombro y tal vez rematar lanzandolo por los aires con usando su tierra control, pero al cabo de un segundo se encontraba recibiendo aquel contacto.
Se sentía tan pequeña, tan frágil, no entendía nada, y no quería saber nada. Había tropezado, y caer dolía, estaba aprendiendo a amar, pero había fracasado cuando aún empezaba a gatear.
...
Frente a la multitud Zuko solo pudo pensar en algo: estaba cometiendo un error.
Mai había sido su novia por muchos años, pero ya no era lo mismo, después del asunto Avatar todo había cambiado, de una extraña forma, la comodidad que sentía a su lado ya no estaba más ahí. Su elegancia, modales e impecabilidad de dama ya no eran algo que hiciera que su corazón latiera, su vida necesitaba más que aquella monotonía implacable, necesitaba a una mujer más… natural.
Alguien que no tuviera miedo de ser quien era solo por seguir con los protocolos de una dama, alguien que fuera sincera aun cuando pudiera ser dura la verdad, y ella estaba ahí, frente a todos, enfundada en un vestido con los colores del reino tierra, su cabello atado en un tocado elegante y su rostro maquillado.
Hermosa, sublime, y natural.
Esa era Toph Beifong
–Zuko –escuchó el susurro de Mai pidiéndole regresar de sus cavilaciones, asintió aún cuando su mirada no se despegó de ella.
¿Por qué no decía nada? estaba perdiendo la fe en ella, si ella solo dijera algo, lo que fuera, él terminaría con todo eso.. pero ella no lo hizo, en ningún momento su mirada verde se dirigió a él, ni en la ceremonia ni en la fiesta.
Con un suspiro que contuvo por toda la velada perdió la fe, ella no diría nada y él debía rendirse.
Ya no sería el hombre de su vida, ya no escaparía en su compañía de sus deberes como el señor del fuego, ya no habría más visitas casuales a la isla Ember, ya no mas golpes "cariñosos", ya no más comentarios mordaces que escondían sentimientos profundos, ya no habría más de Toph para él.
Con el corazón paralizado él aceptó su unión con Mai, tragándose sus sentimientos, y aun cuando ella era todo lo que quería tenía que decir adiós.
Notas de la autora:
1.-Algo corto pero que desde hace tiempo quería publicar, espero y lo disfruten.
2.- Agradeceré a quienes lean y un poquito más a quienes dejen reviews.
3.- Personajes de Michael Dante DiMartino, Bryan Konietzko y Nickelodeon, historia mía, sin más me despido, cuidense y sayonara.
