Holaaa!! este es mi primer fic de Deat Note. ^^

Tenía muchas ganas de escribir un Near/Linda. Linda me parece un personaje genial al que creo que deberían haberle dado más importancia. Personalmente, me cansa un poco ver que la mayoría de protagonistas de DN son hombres. (Ya sé que es un shonen, pero bueno xD)

Os recomiendo que escuchéis esta obra de Erik Satie mientras leéis el fic: G-o-e-a-r .com/listen/8c91dec/Je-te-veux-erik-satie (vamos goear . com)

Je te veux, es una de mis composiciones favoritas, expresa muchísimas cosas que no puedo explicar con palabras. Para mi el fic está incompleto sin ella.

En fin, pues os dejo con el fic (esta son las cosas que salen de mi cabeza cuando desayuno Cola-cao con setas alucinógenas xD así que perdonadme por el mal rato que os voy a hacer pasar. Todavía estáis a tiempo de volver atrás)

Ni Near ni Linda ni ningun personaje de Death Note me pertenece.

Linda se encontraba en uno de los pasillos del orfanato, sentada en el suelo apoyada contra la pared. En sus manos tenía su inseparable bloc de dibujo, a la espera de que llegara la inspiración que parecía haber perdido. Para complicar las cosas, les habían mandado uno de esos extraños trabajos que solían poner los profesores de la Wammy. En este caso se trataba de expresar mediante un dibujo lo que significaba la felicidad para cada uno. A pesar de que Linda era sin alguna duda la mejor dibujante y más imaginativa entre sus compañeros esta vez no se le ocurría que pintar. Aparte de que no le veía ningún sentido ¿expresar mediante un dibujo la felicidad?

Intentó aclarar la mente. Respiró profundamente y decidió preguntarse a si misma. A ver… ¿Qué le hacia a ella feliz?

Linda reflexionó por un rato buscando una posible respuesta, mientras observaba a los demás niños correr contentos por el pasillo frente a ella.¿Era dibujar? ¿Tener un lugar donde poder residir? ¿O quizás solo se trataba del simple hecho de estar viva?La niña empezó a agobiarse. Claro que estaba agradecida de vivir, pero eso era algo obvio ¿no? Ella cuando pensaba en felicidad lo hacia en mayúsculas. En la felicidad plena, en el completo gozo del alma. Aunque quizás el problema era suyo.

Quizás no existía tal estado de felicidad.

Linda suspiró, mientras continuaba pensando en todo eso una figura a varios metros llamó su atención, sacándola de su hilo de pensamientos. Un chico vestido con un pijama blanco que jugaba con un robot. Linda sonrió. No dudo ni un instante de quien se trataba el muchacho. Era Near. Otro de los niños que vivía en la Wammy's house. De hecho, el que más destacaba entre todos.

Near era un niño de piel y cabello muy claros, lo que hacia contraste con sus grandes ojos negros. Si hablamos de personalidad, Near era transparente. Era tal y como parecía: Introvertido. Cerrado. Solitario.

Linda manteniendo su sonrisa se acercó a él. Los demás nunca se habían interesado mucho en el chico, y cuando lo hacían era el propio Near el que se aislaba de ellos, pero Linda no se rendía. Había algo en él que le atraía. Tal vez se trataba de la misma indiferencia que mostraba hacia el resto de niños. Probablemente eso lo hacía tan especial. Y único. Para ella y para la mayoría de seres humanos ser diferente representaba ser raro.

Aunque Linda amaba lo raro. Lo insólito y extraño siempre es difícil de encontrar. Como un tesoro lleno de oro y joyas.

-Near. – Linda ya había llegado hasta donde se encontraba el chico y se sentó enfrente suya cómodamente con las piernas cruzadas, al contrario que él, que parecía mantener una extraña e incómoda pose en el suelo.

El niño de pelo blanco levantó la cabeza repentinamente, -que había mantenida hasta ahora gacha mientras jugaba con su robot- ante la voz de la chica. Examinó con sus enormes ojos negros el alegre rostro de Linda, que mantenía dibujado una sonrisa en apariencia sincera.

-Linda, ¿ocurre algo? – La niña se percató de la sutil manera en la que Near había preguntado indirectamente porque se había acercado hasta él. Como tantas otras veces.

Aunque Linda sabía –más bien creía y esperaba- que a Near no le desagradaba encontrarse con ella, pero aún así se sentía incómodo de alguna manera.

-Quería preguntarte una cosa, sobre el trabajo que nos han mandado.-Decidió decirlo directamente, era la mejor manera de hablar con Near- ¿Qué es para ti la felicidad?

Near había vuelto a bajar el rostro hacia su robot mientras la chica le hablaba. No se molestó en levantarlo de nuevo y contestó en cuanto reanudó su juego.

-Pensaba que tú precisamente tendrías eso bastante claro.

A Linda le desconcertó la respuesta del chico por varios motivos.

-¿Por qué lo dices?

-Mírate, siempre sonríes. Siempre estás contenta. – Contestó Near mientras continuaba jugando con una mano con su robot y con la otra con un mechón de su pelo.

-Siempre estoy contenta…

No era una pregunta. Tampoco una afirmación. Tan solo una frase que había repetido ante el no saber que decir. ¿Realmente tenían siempre esa imagen de ella los demás? De repente sintió un pinchazo de placer en el corazón y notó la sangre cálida fluir rápidamente por sus venas, como si su cuerpo ya supiese lo que iba a ocurrir a continuación.

-Al menos siempre que estás conmigo. –Near por primera vez en su vida había contestado casi sin pensar. Percatándose en seguida del significado oculto con el que podía Linda interpretar esas palabras.

-Claro… -Linda solo dijo eso se dio la vuelta y salió corriendo. Su reacción no tenía ningún sentido, además ni siquiera estaba avergonzada, pero no puedo evitar un ligero rubor en sus mejillas y una inevitable sonrisa, acompañado de una pequeña sensación de satisfacción que la embargó por completo. De nuevo lo pensó: No tenían ningún sentido. O quizás si. ¿Acaso era eso a lo que llamaban felicidad?

Near levantó el rostro dejando a un lado su robot. No le había sorprendido la reacción de Linda.

Al girar su cabeza descubrió que la niña había olvidado su bloc de dibujo en el suelo. No sentía ninguna curiosidad por ver su contenido, pero aún así lo cogió y lo abrió en una página cualquiera, teniendo una sospecha de lo que encontraría. Y su deducción no falló.

Allí estaba él, el dibujo de su rostro, bocetado y manchado. Una cara en la que Linda parecía estar poniendo todo su empeño, pasó las demás páginas pero estaban vacías. Supusó que la niña había arrancado las demás hojas con sus dibujos dejando únicamente el suyo. Tendría pensado retocarlo.

Near miró una vez más el dibujo y pasó sus dedos por encima, manchándolos de mina negra. Y sin poderlo evitar, sonrió. No fue una gran sonrisa, pero si una que jamás antes había esbozado. Sentía una gran calidez interior que hacia años que no sentía. Y también una exaltación de alegría que aceleró su corazón y que le daba fuerzas para cualquier cosa.

Nadie nunca le había dibujado. Nadie nunca se había preocupado por él cuando se encontraba solo y los demás reían. Nadie nunca le había regalado todas esas risas a él sin recibir ninguna muestra de afecto de su parte. Nadie nunca salía corriendo sin sentido alguno.

Nadie.

Solo ella.

Solo Linda.

Linda.

¿Acaso era eso a lo que llamaban felicidad?