Las ondas de choque se esparcieron desde sus alas, y con la velocidad de un latido, los orgullosos guerreros habían sido convertidos en estatuas que nadie podría rescatar.
No le había tomado ni mucha energía, ni mucho esfuerzo, fue un trabajo limpio y rápido, como si se estuviera encargando de unos bichos molestos.
Ni siquiera se molestó en acabar con los que ahora no eran mas que unos miseros pedazos de piedra, sabía muy bien desde el principio que no lograrían interferir con sus planes, y aún así intentaron de todo, incapaces de aceptar su propria derrota de una manera pacifica y tranquila.
Aunque ya sabía que había ganado, aún no lograba entender porque tenían tantas ganas de luchar por una causa perdida; en unas conversaciones de los que estaban recolectando los trofeos por el había oído algo sobre una cosa que llamaban 'esperanza'. No tenía idea de que era lo que ellos llamaban esperanza, pero al parecer era lo que animaba sus enemigos para seguir luchando, aún si estaban a punto de perder; por un tiempo, estuvo meditando sobre lo que podía ser la esperanza. Era alguna clase de poder especial? Como lograba hacer que alguien sin posibilidad alguna no se rindiera ante su destino inevitable?
Por mas que siguiera pensándolo, no lograba encontrar ninguna respuesta a esas preguntas, tal vez sencillamente era algo fuera de su entendimiento, pero aún así le molestaba no entender; tal vez en el futuro le preguntaría a los que lo estaban ayudando, pero en ese momento tenía cosas mas importantes de las que ocuparse.
Cuando se encontró con sus enemigos reunidos frente a el, aunque no lo dio a entender realmente se sorprendió de que llegaran hasta allí, y por un momento puso en duda si había subestimado lo que lograba hacer la esperanza; por un momento tuvo miedo de que su plan fuera a fracasar, y no tardó mucho en decidir que hacer con ellos.
Aunque empezaba a creer que uno de sus ataques mas poderosos podía fallar, en cuanto vio las estatuas caer al suelo se dio cuenta de que se estaba preocupando por nada; tal vez la esperanza que los animaba a pelear no era tan fuerte como imaginaba, o tal vez simplemente sus enemigos eran demasiado débiles, de todas formas ya eso no tenía importancia, ya no quedaba nadie de pie para detenerlo. Sin prestarles mas atención, volvió a lo que tenía que hacer, empezando a reunir las partes de mundo absorbidas en su retorcido laberinto del subespacio para seguir con su plan.
Frente a las escaleras etéreas que conducían a la extraña unión sin sentido de pedazos de mundo se encontraban de pie tres héroes, que sin muchas dudas se adentraron el el escenario creado por el ser del otro mundo, decididos y con una misión que cumplir; y cuando devolvieron también al ángel y al chico psíquico a la vida, siguieron adelante en su recorrido, determinados y preparados para pelear, porque la esperanza siempre es la ultima en morir, y definitivamente ellos no la dejarían apagarse.
