Balanza.

"El tiempo es un gran maestro, dicen. Lo malo es que mata a sus discípulos" – Héctor Berlioz.

—Tú no quieres que yo sea vampiro.

—No, no quiero —repuso con suavidad, y entonces esperó un poco—, pero ésa no es la cuestión —apuntó después de un momento.

—Bueno, me preocupaba saber... cómo te sentías respecto a ese asunto.

¿Estás preocupada? —resaltó la palabra con sorpresa.

¿Me dirás la verdad? La verdad completa, sin tener en cuenta mis sentimientos.

Él dudó durante un minuto.

—Si respondo a tu pregunta¿me explicarás entonces por qué lo preguntas?

Asentí, con el rostro aún escondido. Inspiró profundamente antes de responder.

(…)

Cuando comienzo de nuevo, vuelvo a llegar al mismo final, así sean diez o quince veces más…es entonces cuando me doy cuenta que todo está perfectamente contado y valorado.

La balanza se inclina a un lado y ni él debería tener reproche para eso, o quizás no lo sepa, que no deja que se lo explique para que entienda. Y luego dice que yo soy la ridícula. Y es que este es el tema tabú entre nosotros, es cuando Edward se pone más irracional que de costumbre, y es, para mi desgracia, cuando yo me siento más triste al ver sus constantes evasivas; de verdad trato de entender sus motivos para despreciar la opción del modo en que lo hace.

¿Es tan desagradable?, puso una condición y sé que muy en el fondo estoy de acuerdo con ella, pero no me da pánico unir nuestras "vidas" de una forma tan pública y tácita, tengo temor de que él se arrepienta de darme lo que deseo, la inmortalidad. De que al cabo de unos años todo se evapore, no importando que para esa entonces sea hermosa y fuerte, esa opción me quita el sueño y vuelvo a sentir el agujero en mi pecho.

Acepte un matrimonio segura de la alianza, pero él no está seguro de su promesa, de convertirme. Veo en sus ojos topacio la inseguridad y lo indeciso que se encuentra, no soy tonta y me puedo dar cuenta de que trata de encontrar algo que lo libere de quitarme mi mortalidad. O quizás sí sea muy tonta por no irme por lo sencillo, decirle a Carlisle que me transforme, que me vean los Vulturis y desaparecer de la vida de los Cullen.

Esa opción entra del lado ganador de la balanza, la solución más factible y por lo tanto más dolorosa¿Pero no el amor duele?, debería sentirme agradecida por sentir, pero mis sentimientos son un lío, un pozo con olas crueles que me hunden.

Vida o muerte, y yo escogí muerte, Paris no pudo hacer nada para cambiar mi decisión…sólo espero que Jake encuentre el amor de su vida, su propio sol, alguien más cuerdo que yo, más hermosa…

Edward no puede entender lo cerca que estuve de perderme a mí misma, se que se arrepiente y que ve lo que paso de otro modo, pero yo entiendo perfectamente lo que paso. No puedo concebir una vida sin él, no me importa que no sea conmigo, mientras viva.

Por eso me es importante esto de convertirme, para poder cuidarme y no exponerle, para poder acercarme sin que él tenga miedo de matarme, para vivir la eternidad junto a él.

Pero quiere que siga siendo humana, me daña sin que se dé cuenta y siembra la duda en mi cabeza, lo hace mejor que aquel día en el bosque, porque esto es tan verdadero como que yo estoy viva.

La balanza se inclina a lo que debería hacer, escaparme y dejarle vivir su inmortalidad, quizás que no me convierta él no sea tan malo, claro sin que lo sepa, así ganaríamos ambos, más bien él ganaría. Pudiese que el tiempo me dejara algo de felicidad, o si de verdad es tan insoportable, tengo la oportunidad de ir a Italia y acabar con todo.

Puede que lo haga o puede que no.

Quizás el anillo que ahora está en mi dedo anular me ate de algún modo y no pueda hacer lo correcto, o que Alice en este momento me este deteniendo.

Soy demasiado cobarde para ver la verdad en sus ojos, pero por primera vez en mi vida agradezco sentir dolor.

La ponzoña de Edward en mi cuerpo ha vuelto a mover la balanza.

-¡No!