Capitulo 1: ¿Qué significará?

Amor… ¿que significará?, acaso es un juego cruel de la vida!;no , eso no puede significar esa palabra, creo que es una fantasía de la mente humana, que nos alegra cada segundo de vida, nos eleva hasta las estrellas del firmamento, nos libera de la monotonía, de la rutina y de nosotros mismos…

Un gozo imaginable se siente, por solo escuchar de los labios de esa persona, que ocupa el corazón, decir: "Te amo"; esas cinco letras juntas para muchos no tiene importancia, esos son de oídos sordos, "que sordos son", pero para otras…. Esas otras personas es el cielo presente ante ellos, el amor tiene que ser correspondido, sino, no tiene efecto la magia.

El amor es el lenguaje universal de la humanidad, mucho mejor que la matemáticas, pero con un significado más elevado, que solo los hombres saben, pero no la emplean es sus vidas.

La muchacha suspiro y luego concluyo leyendo:

Aunque yo quisiera decir, escribir o expresar lo que significa para mí el amor, no me alcanzará las palabras ni la misma vida para poderlo expresar…-Doblo la hoja de papel en cuatro secciones, dirigiendo la vista hacía la ventana; el cielo daba clara señales de tormenta, las nubes, el viento, las primeras cabañuelas del año, todo confirmo su pesar. Dio un breve bostezo acomodándose el flequillo rebelde, guardo la hoja doblada en el bolsillo de su pantalón, tomando un paraguas de color rojo que estaba justo al lado de su cama y se dispuso a salir de su alcoba.

-Tengo que apresurarme- se dijo al salir de su casa abriendo su paraguas para evitar que las primeras gotas de lluvia mojaran su cabellera-.Espero que la lluvia cese pronto- murmuró posando su vista a las nubes ennegrecidas del cielo.

Todo absolutamente todo, estaba mal, y la lluvia no consolaba sus pesares y todo había pasado por la imprudencia de su amiga Eri, como se ocurría ponerla en evidencia de esa manera, bueno de ese asunto se encargaría después, en ese momento lo importante, era enfrentarse a esa temible y estricta profesora; no podía negar que tenía los nervios a flor de piel, se torturaba pensando: "¿y si no le gusta?..., ¿si…le resultaba una niñería lo que había escrito?" se mordió el labio ante tales pensamientos.

En que situación tan absurda se encontraba, si, era estupita la circunstancia, ¿Cómo era posible que la profesora de literatura quisiera leer uno de sus tantos escritos?, ella nunca se atrevió a enseñarle ninguno, por miedo a duras criticas, según la advertencia que había escuchado por parte de sus compañeros. El hecho que aquella profesora fuera jefa de la cátedra de castellano y literatura, no iba a intimidarla, ella sabía que era buena y no permitiría que le dejara su dignidad por los suelos como lo había hecho en otras oportunidades con algunos de sus compañeros.-Pensó dándose valor.-

-Aquí estas-posándose frente a la puerta de madera de la residencia-.Solo hay que tocar el timbre y entrar…si…se lo mostraras y te iras a tu casa nuevamente…

-¿Con quien hablas niña?- dijo de pronto una voz ronca ante ella.

Estaba tan concentrada hablando consigo misma que no se percato que la puerta se había abierto en sus narices.

-Oh…niña, pensé que… ya no importa, ven entra, mira como tienes los zapatos empapados…

-Si, profesora…con su permiso-musito cerrando el paraguas al entrar.

-Quítate esos zapatos y ponlos allí cerca de la chimenea-le indico con la mano, mostrándole donde colocarlos.

Kagome se desató los zapatos torpemente casi pierde el equilibrio, sino se fuera apoyado en uno de los tantos muebles que yacían en la sala.

-Ponte cómoda.

La anciana se recargo en el sofá repleto de cojines de diversos colores, el cuerpo de la anciana se amoldaba perfectamente en el asiento-. ¿Qué esperas para sentarte?-pregunto levantando la vista hacia la muchacha que permanecía de píe junto a la chimenea.

Kagome ya había colocado sus zapatos deportivos donde le dijo la anciana, pero no pudo evitar quedarse hipnotizada por la danza de las flamas de la chimenea, podría jurar que tenían vida propia.

La anciana frunció levemente el ceño.

-Yo también pienso que tienen vida- haciendo referencia al fuego danzante que iluminaba el delicado rostro de la muchacha.

-¿Co…como- tartamudeo- supo lo que estaba pensando?-ladeando la cabeza hacia la anciana, sorprendida.

-Eso no importa-dijo divertida ante la cara de sorpresa de la muchacha-.Ven siéntate ya- le pidió, pero sonó más como una orden.

Obedeció, sentándose a un lado de la anciana profesora, un escalofrío le recorrió la espalda, los ojos penetrantes de su anfitriona se habían posado en los suyos, como, si esperara o como si la analizara detenidamente.

-¿Quieres algo de beber?- le ofreció con los ojos puestos en ella.

-No, gracias-trago fuerte tratando de apartar la mirada, pero no podía-

-Bueno niña, muéstramelo.

-Ah…si…claro-metiendo la mano en el bolsillo del pantalón- Aquí esta- sacando el papel doblado, la anciana lo tomó y desdobló el papel, disponiéndose a leerlo.

Los escasos segundos que tardo en leerlo, parecían horas, ya su asiento le resultaba incomodo, tenía la impresión que la estaba torturando, de la boca de la profesora no salía ni una palabra…si…eso, era una tortura.

Cuando esta apunto de echarse a correr, la anciana habló-.Interesante, me lo voy a quedar.-

"¿quedárselo?, ¿pero…porque?" pensó con alarma.

La anciana se percató de la turbación en su mirada- Me lo voy a quedar, para mostrarlo a una amiga que trabaja en una revista-Como la chica no abría la boca continuo- Lo mandaré a publicar, claro si no tienes objeciones, no te preocupes que saldrá tu nombre, saldrá como tuyo.

-¿Lo publicara?- bramó no dando crédito de lo que había escuchado.

-Si. Es sorprendente que una jovencita de tu corta edad tenga tal filosofía, ¿Cuántos años tienes?

-Diecisiete, tengo diecisiete años profesora.

-Por favor dime "Kaede", no quiero sentirme mas vieja de lo que realmente soy.-

-¿En que semestre estas?- pregunto interesada.

-En el primero de historia universal profe…digo Kaede.

-Esa amiga tuya, tenía razón- dándole una sonrisa-. Eres buena, pero no hay que negar que te falta un poco, pero en eso trabajaremos después.

Pero, ¿que significaba todo esto?, no pudo evitar recordar a la bruja del cuento de Hancel y Gretel, que se mostraba amable y atenta, así ganarse la confianza de los niños, y después intentar devorarlos…para la cena.

-No, soy tan mala como crees o como te han dicho-le dijo como si fuera adivinado sus pensamientos-No soy tan mala crítica.

-Es…este, no se que decirle.

-Tu poesía lo dice todo-levantándose para sentarse a su lado-Espero que consigas a alguien que te corresponda…

-Pero…yo…ya tengo a alguien…-se delato.

-¿Si?- le pregunto divertida.

Kagome enrojeció al darse cuenta de lo que había dicho, no sabía como llego a esa conversación, pero no había duda, que esa anciana cambiaba bruscamente el tema, para averiguar más sobre ella…o fue a propósito…

-¿Cómo se llama?

-Houyo, así se llama mi novio.

- Y dime mi niña, ¿ese joven es el que te inspira?- Preguntó con curiosidad.

¿Qué debería decir? Si era más que obvio que su adorado novio no era su inspiración, aunque el era todo lo que una chica soñaba: atento, preocupado, amable pero…frío, seguramente por su caballerosidad, hoy en día no se conseguía a alguien así.

-No lo se-dijo al fin.

La anciana frunció el ceño en señal de no comprender.

Kagome soltó un suspiro, mientras acomodaba su flequillo-.Bueno…ni yo misma lo se profesora-se tapo la boca rápidamente, ante su imprudencia-. Lo siento.

La anciana no pudo contener la risa, y soltó una sonora carcajada, haciendo enrojecer a la joven asta las orejas de pura vergüenza.

-No, tienes porque disculparte mi niña, pero ya sabes que me llamaras por mi nombre-le dijo aun riendo.

-Entonces-le dijo mirándola a los ojos-. ¿No lo sabes?

En ese instante el reloj de péndulo ubicado diagonal a las mujeres, sonó en forma inesperada, asustando a la ya nerviosa Kagome.

-Vaya, vaya, que rápido pasa el tiempo- dijo mirando el gran reloj antiguo-.Ya son las "siete" de la tarde.

Era increíble la velocidad del tiempo, ya eran la hora de la cena, seguramente su mama estaría muy preocupada, Kami (Dios) que tarde era!!

Kagome se levanto de un salto- Debo irme-dirigiéndose a la anciana que permanecía sentada y mirándola sorprendida; tomo los zapatos ya secos y se los coloco rápidamente-mi madre me espera para cenar, gomene (lo siento).

-Pero niña…esta lloviendo a cantaros.

-Lo se-mirando a la profesora-pero hoy es mi cumpleaños y no debo llegar tarde-le dijo mordiéndose el labio.

-No sabia que era tu cumpleaños- se disculpó. Pero sus palabras no fueron escuchadas ya Kagome había salido de la casa dejando su paraguas atrás por su prisa.

-Niña te vas a enfermar!!- le gritó desde la puerta-

Pero fue inútil ya la chica estaba muy lejos para escucharla, además el sonido de la lluvia no ayudaba, parecía un diluvio.

Kagome lanzo un juramento al darse cuenta que había dejado su paraguas, pero ya estaba unas diez cuadras lejos para darse el lujo de devolverse. Estaba empapada de la cabeza a los pies, su cabello mojado se le pegaba a la cara, casi no tenia visibilidad, solo veía unas luces a lo lejos.

-No puedo faltar a mi propia fiesta de cumpleaños-se dijo mientras corría para acortar camino.

No sabia por donde exactamente estaba caminando, la lluvia no la dejaba ver, ya el frío le hacia castañar sus dientes, tenia la ropa pegada a su cuerpo, lo cual le resultaba incomodo para correr. Vio un par de luces acercársele a gran velocidad, entonces lo supo: "estaba en medio de la carretera". El auto freno de golpe apenas tocándola pero haciéndola caer al asfalto.

Un joven se bajo rápidamente del automóvil justo a tiempo para sujetarla para que no se destrozara el rostro con el duro piso, al desmayarse.

Antes de perder el conocimiento se le quedo gravado los intensos ojos dorados del joven que la observaba con consternación.

El la tenia en sus brazos mientras le caía la fría lluvia-. Maldición!!- Bramó sujetando a la chica-. Esto era lo que me faltaba!.-gruño.

Estaba más que claro ese día no era para ellos…o quizás sí, el destino trabaja todo el tiempo que nos agarra siempre de sorpresa. "Quien sabe", si ocurrió lo mismo para ellos.