No soy dueña de Inuyasha.
A los que seguían mi historia: por motivos personales no pude continuarla el año pasado, la retome ahora nuevamente pero estoy editando todos los capítulos esperando que queden mejor para su mejor lectura!. Voy a ir subiendo a medida que edito y esta vez prometo no abandonarlos.
muchas gracias.
Kags!
En una pequeña cabaña en el medio del bosque. Se encontraba una mujer devastada. Sus ojos estaban hinchados y rojos de tanto llorar. Su cuerpo era un bollo con las rodillas pegadas al estómago y las manos agarrando fuertemente su cabeza.
"Soy Kagome Higurashi, ese es mi nombre" me dije a mi misma, una vez más "Soy Kagome Higurashi, ese es mi nombre", una vez más "¡Soy Kagome Higurashi, ese es mi nombre!". Nunca debí haber aceptado, nunca debí haber ayudado, o eso creo. Aunque mi mente me diga que sí, en el fondo sé que no soy Kagome Higurashi o bueno si pero no. Soy dos partes, o quizás tres.
"aaahggg" Gruño, grito, me agarro la cabeza, lloro.
Sé que me están buscando, va en realidad ya me encontraron, solo que están tratando de romper la barrera de energía que he puesto sobre este lugar. Escucho sus gritos. Pero sobre todo escucho su voz. Esa voz que en un comienzo la relacionaba con los más fríos de hielos, pero que antes era tan calida "Las grandes paradojas de los tiempos, ¿En qué te has convertido?"
"Me mintió" digo fuertemente hablando con nadie en particular. "Lo sabía desde un principio. Sabía quién era y nunca me dijo nada…"
-3 AÑOS ANTES-
Hoy era el último día que visitaba a mi familia. Hoy era una adios rápido para ellos y una adiós de siglos para mí, sí todo salía bien los iba a volver a ver. Pero las complicaciones de mi vida eran ya prácticamente una costumbre.
Mi vida nunca fue fácil, nací un 13 de abril de 1993. Mi madre Sakura y mi padre Kento Higurashi eran los cuidadores del Santuario familiar, que pertenece a mi familia a lo largo de tres siglos. Cuando tenía cinco años, mi padre falleció en un accidente de autos y mi madre en ese momento se encontraba embarazada de mi hermano pequeño Sota. Fue difícil para toda mi familia continuar, mi abuelo vive con nosotros desde entonces y apoyo a mi madre en todo. Pero aunque los años pasen aun recuerdo la mirada de anhelo mi madre cuando mi hermano pequeño preguntando por mi padre.
A los 15 años, justo un 13 de abril. Me veo arrastrada a la era del Sengoku-jidai. Ahí descubro que soy un miko en una situación bastante extrema, y no cualquier miko, ni más ni menos que la Shikon no Miko. La portadora y cuidadora de la perla de las 4 almas, una perla maldita que tiene el poder de hacerte casi 100 veces más fuerte, pero con un alto precio: te conduce al lado oscuro, te domina y sobre todo tu lado más codicioso nace. Mi deber era purificarla y mantenerla lejos de la codicia y la oscuridad. Ruedo los ojos ante ese pensamiento "pff, algo tan sencillo" sobre todo porque sin querer fracturo la perla en pedazos. Y así comenzó mi viaje en busca de los fragmentos. Al principio éramos solo Inuyasha un Hanyou, nacido del señor de occidente y una Hime humana y yo. Luego se nos une un pequeño zorrito Youkay huérfano, que en poco tiempo lo adopte como mi hijo. Por último se nos agregaron Miroku, un monje maldito con una kazana que lleva en su mano derecha y una Taichi, llamada Sango junto con una gata fuego Youkay Kirara. Nuestro grupo visto desde afuera era extraño, pero éramos fieles el uno con el otro. Todos teníamos un mismo objetivo completar la joya y destruir al hanyou malvado Naraku.
Naraku, el engaño personificado. Una creación de un viejo bandido de nombre Onigumo mezclado y unido a miles de demonios de menor rango. Dejándose llevar por su lado oscuro, su codicia y odio, buscaba la Shikon para su propio fin. Sin embargo en el fondo lo único que quería era el amo de una mujer Kikyo. Amor que nunca fue y nunca será. Utilizando la debilidad de Kikyo, su propio deseo de ser libre de su deber y vivir junto con quien pertenecía su corazón, le hizo creer que Inuyasha la había traicionado, rompiendo así un lazo muy estrecho de confianza y dando como resultado la muerte de Kikyo y sellado en un árbol Inuyasha. Ese mismo ser despreciable maldijo a la familia del Monje Miruko, con la kazana y mato a toda la familia de Sango.
Ese mismo ser es el que hace una semana destruimos.
La batalla final. Quien iba a decir que por fin logramos terminar con todo esto. Con la ayuda de Sesshomaru, el hermano mayor de Inuyasha, logramos vencerlo.
Nunca olvidare el momento en que como protectora de la joya ya completa y purificada debía hacer mí último deber: Eliminarla.
Cuando la tome observe a todos y ellos me devolvieron una mirada agotadas, felices de que por fin la lucha había terminado. Mire a Inuyasha que cargaba con el cuerpo de barro de Kikyo, que poco a poco las almas que la mantenían con vida iban a saliendo de él. Traslade mi visión a Miroku que estaba junto con Sango, abrazado y por detrás Kirara. Mi pequeño Shippo esta con Rin, custodiados por Ah-Uh. Y por último observe a Sesshomaru vi sus ojos fríos como el hielo, y una pequeño escalofrió me traspaso la espalda, algún día voy a descubrir el misterio de eso siempre ocurre. Me hizo un pequeño gesto y me dio nota a centrarme en lo que sostenía mi mano, la perla.
Un deseo, eso es todo lo que necesitaba un deseo justo y desinteresado, y la perla se iría para siempre. O al menos eso pensé. Así que lo le susurre a la perla, "todos los involucrado merecen ser felices, deseo que lo sean".
Una luz cegó el lugar, y todo se volvió negro.
5 días y 4 noches estuve dormida. Cuando abrí mis ojos estaba en la cabaña de Kaede, la miko antigua y hermana pequeña de Kikyo.
Todos se encontraban allí.
Inuyasha estaba con Kikyo, había regresado a la vida, les sonreí, "nunca fue mío, nunca hubiera sido mío, nunca será mío" me acuerdo que pensé. Hacia años ya que había dejado de sentir cosas por él, después de varias bajadas de autoestima y llanto en silencio entendí que nunca seria mío porque ya su corazón pertenecía a otra y esa no era yo, asique lo deje libre de mí y después de eso con el tiempo nuestra amistad retomo un giro inesperado éramos prácticamente hermanos. Y en última instancia entendí que no era más que un enamoramiento juvenil, de esos que sentís que el mundo se cae, pero después todo sigue en pie. Lo de ellos era un amor puro y profundo que tuvieron que soportar tantas cosas, pero ahora tenían una segunda oportunidad y se merecían ser felices.
Sango tenia de vuelta a su hermano pequeño Kohaku, al lado de ellos estaba Miroku los tres reflejaban en sus ojos la misma felicidad que Inuyasha y Kikyo. La energía de Sesshomaru me saludo, lo sentí, estaba afuera. Inuyasha me comento que le había devuelto el brazo. Claro con palabras como "oyyy moza, porque le trajiste de vuelta el brazo al hijo de puta pomposo de Sesshomaru" a veces era tan infantil.
Todos y cada uno de ellos recibieron lo que necesitaban para ser felices.
Pero esto aún para mí no terminaba "claro que no, si hubiese terminado no me llamaría Kagome Higurashi". Me explicaron que la joya nunca se disolvió si no que se volvió a dentro de mí y que yo me fusione con la joya, por ende yo era la joya. Ante lo que esto implicaba Sesshomaru decidió alojarme en su palacio y entrenarme para que según recuerdo bien sus palabras textuales "nadie corra peligro por las imprudencias de una pequeña humana privilegiada y maldecida con tal poder" juro que fue la primera vez que lo escuche decir más de tres palabras, va por lo menos dirigida hacia mi persona. Esto no fue bien digerido por Inuyasha que despotrico y fue a una batalla con su medio hermano, "kamis algún día lo va a matar enserio". Pero después de varias sentadas, con el hechizo subyugante, y un gran sermón de parte de Kikyo lo entiendo, o bueno algo así.
Y ahora miro lo que cambio mi vida: el pozo.
Hoy es mi último adiós a mi familia del futuro. La decisión de quedarme en el pasado fue difícil pero luego de 6 años de viajar, de mentiras de mi abuelo de enfermedades que se suponía que tenía para cubrirme en los meses que no estaba, de preocupaciones por parte mi madre y encima de acabar con un promedio regular en mis estudios. Mi opción fue el pasado, ya no quedaba mucho en el futuro para mí. Además no podría vivir sin mis amigos, mi familia del pasado. La joya me había hecho inmortal, según declaro Sesshomaru en nuestra pequeña charla, quizás algún día los pueda volver ver, tenía la esperanza.
-Adiós, hija. Te amamos nunca lo olvides.-"Siempre esperaremos por ti" Sakura pensó para sí misma dándole un último abrazo y tratando de no lagrimear lo cual era inevitable, una lágrima traicionera cae. "Mi hija, mi hermosa y valiente hija, desde el momento que nació supe que estaba destinada algo grande. Orgullo de ser su madre eso sentía."
-Chau mamá- "lo prometo me volverás a ver."
Mire por última vez a mi familia, ellos me devolvieron una mirada de aprobación.
Y salte.
La luz azul del pozo de abrazo con una calidez inusual "extraño, muy extraño". Luego de un tiempo, que preferí no tomarlo como inusual, llegue al otro lado mire para arriba y se veía el cielo anaranjado del atardecer.
Raro, Inuyasha dijo que me iría a buscar cuando sintiera mi llegada. Y no siento su presencia, pero… hay una mucho más mayor, parece la de Sesshomaru ¿Será? Trepo el pozo, salto y…"bueno esto es inesperado".
Mis ojos se abren como platos y quedo en shock
De repente comienzo a sentir un calor abrazador por tu mi cuerpo. Lo último que escucho es "¿Qué hace una pequeña miko en un pozo?"
Y Todo se volvió negro
Este es mi primer fic! Asique téngame paciencia no sé muy bien que puede salir de esto, espero que les guste!
Cualquier crítica, es bienvenida.
