Hola, en primera muchas gracias por pasar a leer esta adaptación, el título de la novela corta original es el mismo (La amante fingida) y la autora es Helen Bianchin. Debo decir que inmediatamente, después de leerla , me dispuse a pasarla y adaptarla al IchiRuki y pues, sinceramente espero les guste tanto como a mí.

Sin más los dejo con la novela.

NOTA: La novela es una adaptación y los personajes de Bleach pertenecen a Tite Kubo.

¡VIVA EL ICHIRUKI!

.


.

LA AMANTE FINGIDA

Capítulo I

.

Rukia dio un sorbo del extraordinario vino que había en la copa de finísimo cristal y miró de un lado a otro de la habitación. Los hombres estaban resplandecientes con sus esmóquines negros, sus camisas blancas, y las pajaritas negras, por otro lado las mujeres vestían elegantes trajes de diseño exclusivo. La fiesta no era más que una sencilla cena celebrada en la hermosa casa de Nanao y Shunsui Kyōraku - Aizen. Los Kyōraku se habían ganado la reputación de ser los anfitriones que agasajaban a sus comensales con los mejores vinos y la comida más exquisita.

- ¿Quieres otra copa, querida?

Rukia sintió la poderosa mano de Sōsuke Kyōraku - Aizen sobre su cintura. Los padres de Rukia los miraron complacidos. Ella era consciente de la manipulación de la que era objeto. Sin duda no era una coincidencia que Sōsuke hubiera asistido a la mayor parte de las fiestas a las que ella había ido en las últimas semanas.

Pero en su agenda ella no tenía escrita la palabra matrimonio y tampoco estaba dispuesta a entrar en una absurda relación carente de sentido, pues para ella Sōsuke no significaba nada. Gracias al apoyo de su maravilloso abuelo Ginrei, Rukia gozaba de una buena posición social. A sus veinticinco años, tenía su propio apartamento, llevaba una galería de arte en colaboración con un amigo y no tenía intención alguna de cambiar su modo de vida.

- Gracias - respondió Rukia - Prefiero esperar a que llegue la cena - ¿Cuándo llegaría ese momento?

Los invitados se preguntaban, un poco ansiosos, cuál era el motivo de aquel retraso ¿Quién se atrevía a llegar tarde a una cena en casa de los Kyōraku – Aizen?

- Mi madre se está poniendo un poco nerviosa - dijo Sōsuke - pero Kurosaki ya dijo que podría tener problemas para llegar a la hora

- ¿Kurosaki? - preguntó Rukia curiosa. Sōsuke la miró con una media sonrisa

- Kurosaki Ichigo, viene de un pueblo llamado Karakura, un nuevo rico que ha ganado su dinero respetablemente. Tiene una empresa dedicada a la electrónica y tiene oficinas en Atenas, Roma, París, Londres, Vancouver y Sidney

- ¿Y si la oficina está en Karakura, qué hace aquí en Tokyo?

- Tiene un departamento aqui - le dijo Sōsuke - Es un experimentado estratega, parece ser que está a punto de sellar un gran negocio, que ha preferido negociar aquí

- Impresionante - dijo ella

- Sí, bastante - afirmó Sōsuke - Mi padre lleva parte de sus cuentas

- ¿Son amigos?

- Lo suficientemente amigos cuando se trata de negocios

Suficiente era lo mismo que nada en aquellas circunstancias. Kurosaki Ichigo se sentaría a la mesa de Kyōraku – Aizen para tratar algún tema financiero. Era todo parte de un plan. La política, los negocios y las relaciones sociales formaban parte de un intrincado entramado que hería su sensible concepción altruista del mundo.

- Estaremos un par de horas aquí y después nos escaparemos a algún lugar de copas - dijo Sōsuke, Rukia se sintió ofendida por aquel posesivo modo de hacer planes sobre su vida. Estaba a punto decírselo, cuando algo llamó su atención. Instintivamente levantó la vista y se quedó sin respiración

- Ése es Kurosaki - le dijo Sōsuke. Si dijo algo más no prestó atención a lo que le decía, pues todos sus sentidos se volvieron hacia el hombre que acababa de entrar en la sala.

Era alto, fuerte y bien formado con el cabello naranja, con una mandíbula cuadrada y recortada a la perfección, pómulos ligeramente prominentes y una boca creada para el deleite y esos ojos que tenían de repente un reflejo de oro. Rukia lo observó con detenimiento. Vestía como un caballero y se comportaba como un cortesano de la más alta alcurnia, pero seguramente tenía el corazón de un depredador, de un guerrero siempre dispuesto a la batalla. Su mirada heladora se volvió hacia ella.

Ningún poder supremo de la tierra o el cielo pudo ayudarla a contener el escalofrío que su mirada le provocó. Se sintió físicamente desnuda al tacto de sus ojos posesivos.

Él la miró de arriba abajo, captando con detenimiento cada mínimo detalle, figura esbelta y pequeña, envuelta en un sofisticado vestido negro de diseño, cabello corto y tan negro como el ébano, cayendo en una cascada de ensueño sobre su bello rostro con esos grandes y extraños ojos violetas.

Ella no apartó sus ojos, continuó implacable con la mirada igualmente insistente en un reto innegable y doloroso. No estaba dispuesta a dejarse amedrentar. Kurosaki no era el hombre rechoncho y calvo que ella se había imaginado, todo lo contrario, era alto, moreno, fuerte, guapo y vestía con elegancia suprema. Tendría unos treinta y tantos años. No apartó su mirada de él ni un sólo segundo. Tenía una de esas sonrisas devastadoras que hacen estragos a su paso y se movía con una agilidad prodigiosa, por fin, llegó a su lado.

- Kuchiki Rukia - Nanao se la presentó en primer lugar - es la novia de Sōsuke - Kurosaki tomó la mano de Rukia y se la llevó a los labios, se sobresaltó al notar que le daba la vuelta y le besaba voluptuosamente la palma, el calor comenzó a correr en sus venas y alteró todo su sistema nervioso

- Rukia - dijo él, con voz suave - Nos encontramos de nuevo

Sensaciones distintas se mezclaron con la confusión. Su tacto era poderoso y letal, su comentario incomprensible. «Nos encontramos de nuevo». ¿De qué hablaba? No lo había visto jamás en su vida. Si lo hubiera visto, se acordaría ¡Era imposible olvidar a un hombre como aquel! Nanao la miró sorprendida

- ¿Ya os conocíais?

- Nos conocimos cuando Rukia estaba estudiando en la Sorbona de París

- ¿De verdad? - preguntó Nanao

Rukia lo miró sorprendida ¿Cómo sabía eso? Kurosaki le lanzó una sensual sonrisa y continuó

- ¿Cómo iba a olvidarla? - Rukia se dispuso a negar que se conocieran.

- Me sorprende su memoria - iba a continuar, cuando de pronto, decidió que sería mucho más interesante seguirle el juego.

Kurosaki no apartaba ni un segundo su mirada de la de ella. Rukia tenía la extraña sensación de que podía leerle el pensamiento, de que no había ningún lugar, ni dentro de su propia mente, en que pudiera estar a salvo. Era una sensación incómoda. Era un hombre poderoso, implacable, impredecible y tremendamente sexual. Un amante terrenal y apasionado que lo daría todo en la cama y que exigiría que se le diera todo.

La sola idea de lo que aquel hombre podía hacerle a un mujer fue suficiente para todo su cuerpo se alterara. Las pupilas se le dilataron mientras un centenar de imágenes eróticas se agolpaban en su mente.

- ¿No me digas? - respondió él a su comentario. Su voz era profunda y acariciaba un significado oculto que ella prefería no explorar. Nanao se dio cuenta e intervino para volver a hacerse con el control de la situación.

- Ichigo, Shunsui te dará algo de beber - Nanao posó su mano sobre el brazo del invitado y hubo unos segundos de tensión, Rukia temió que, de un momento a otro, él pudiera apartar el brazo. Pero no lo hizo, sonrió e hizo un gesto de irónico reconocimiento, luego permitió que la anfitriona se lo llevara

- ¿Lo conoces? - dijo Sōsuke molesto, Rukia entreabrió los labios para decir que no, pero no lo hizo - ¡y pensar que he hecho un gran esfuerzo por comportarme como un caballero! - continuó Sōsuke mientras levantaba la copa en una parodia de brindis que Rukia sintió insultante. Indignada, le lanzó una fría mirada - Está claro que cualquier relación de Kurosaki con una mujer tiene que ser íntima - dijo Sōsuke

- ¿No me digas? - Rukia atemperó la respuesta con una fingida sonrisa - ¿Te estás atreviendo a acusarme basándote sólo en la reputación de un hombre como él? – en ese instante Nanao anunció que la cena estaba servida, una intervención realmente oportuna.

- ¿Te extraña que pueda sentir celos? -le dijo Sōsuke mientras se dirigían al comedor

Kurosaki Ichigo le debía una explicación a Rukia. Tendría que responder a un montón de preguntas. A lo lejos, la impresionante figura del hombre se alzaba entre la de los demás invitados, solo bastaba con su altura y su llamativo cabello.

De pronto, sin que nada aparentemente llamara su atención se volvió hacia ella y sus ojos intensos y dorados se fijaron en los de ella con tal fuerza que todo alrededor pareció desvanecerse durante unos segundos. Sus labios se curvaron en una sonrisa pero sus ojos permanecieron inalterables como si guardaran un secreto insondable e inaccesible.

Rukia se quedó sin respiración y se forzó a despertar del estado de ensoñación que le había provocado. Con un poco de suerte, Kurosaki Ichigo se sentaría al otro extremo de la mesa y evitaría tener que mantener una incómoda conversación con tan singular invitado.

Nanao colocó a los comensales: seis en un lado y siete en el otro, su marido y ella ocuparían los extremos y de pronto se dio cuenta ¡eran trece comensales en un viernes trece! Un vocecita interior le dijo que no debía tentar a la fortuna pensando en ello. Acababa de decirse aquello, cuando, al alzar la vista, se encontró a Ichigo sentado frente a ella, con la única barrera de un centro de flores entre ellos

- Hola - dijo él con su voz suave pero fuerte y una sonrisa seductora, y desde ese momento no apartó los ojos de Rukia ni un solo segundo, la sopa era deliciosa pero después de la segunda cucharada Rukia ya no pudo más. Luego, sirvieron gambas sobre escarola, con una deliciosa salsa y vino blanco, Rukia optó por el agua, necesitaba tener la cabeza despejada. La conversación tocó todo tipo de temas generalmente económicos políticos o de negocios

- ¿Qué opinas tú Rukia? - ella alzó la vista y miró a Ichigo

- Supongo que lo que yo opine no tiene ninguna importancia - Sōsuke acercó la botella de vino hasta la copa de Ichigo en un gesto de ofrecimiento, que recibió, a su vez una tácita respuesta negativa. Eso no inhibió a Sōsuke para llenar su propia copa

- A pesar de todo me gustaría oír tu opinión – dijo Ichigo. El juego había empezado y Rukia de un modo u otro había sentado las bases para ser parte de él

- Si no recuerdo mal nunca estuviste particularmente interesado en mi cerebro - Ichigo la miró fijamente y esbozó una sonrisa cómplice

- Creo que nadie me podría culpar por ello - El comentario estuvo a punto de exaltar los ánimos de los presentes más próximos pero por suerte Nanao intervino justo a tiempo

- Podemos pasar al segundo plato

El servicio se puso manos a la obra y retiró con esmero los platos que quedaban en la mesa.

- ¿Un poco más de vino Ichigo? - ofreció Shunsui el siempre perfecto anfitrión con una mirada de soslayo

- No, gracias - rechazó Ichigo y volvió de nuevo su atención hacia Rukia – No necesito ningún estimulante más

Rukia sintió que aquello empezaba a escapársele de las manos. Además, se habían convertido en el centro de atención de la cena. El segundo plato resultó ser un delicioso pollo en salsa de limón acompañado de una selección de vegetales de la huerta. Rukia sólo pudo dar un par de bocados y optó por dejar el resto tristemente intacto en el plato.

Después llegó el postre y el queso, pero hasta una hora después, no podría inventar ninguna excusa para desaparecer de allí. Sōsuke estaba especialmente pesado e insistía en pasar su brazo por el respaldo de su asiento y en inclinarse exageradamente sobre ella.

- Dime, Rukia - comenzó él, en un tono de complicidad que no anunciaba nada bueno - ¿Es realmente bueno en la cama? - Rukia no se molestó ni en contestar a semejante pregunta. Se limitó a evitar la mirada de Ichigo y a hablar con la persona que tenía al otro lado

- ¿Pasamos al salón para tomar el café? - propuso Nanao

Rukia pensó que era la mejor propuesta que le habían hecho en toda la noche. Se levantó rápidamente y se unió a sus padres. Byakuya Kuchiki miró a su hija interrogante.

- No sabía que conocieras a Kurosaki Ichigo – los negocios y el dinero eran muy importante para Byakuya, la cuna también por supuesto y los Kyōraku - Aizen tenían los tres, pero la inmensa fortuna de Kurosaki era algo a considerar muy seriamente. Rukia sabía muy bien lo que se escondía detrás de aquel comentario

- Me marcharé enseguida

- ¿Vas a ir a algún sitio con Sōsuke? – levantando una ceja

- No

- Ya - dijo Byakuya y continuó en un tono ligeramente amenazante – Hablaremos mañana por la mañana

- No hay nada de lo que hablar - le aseguró Rukia con una sonrisa burlona - Absolutamente nada

- Te llevaremos a casa si esperas un poco - estaba claro que debería haberse llevado su propio coche. Sin duda, había sido poco inteligente por su parte haber accedido a que Sōsuke la recogiera en su casa

El dolor de cabeza que pensaba alegar como motivo de su huida ya no era una excusa sino una realidad. Sōsuke no era el chófer que necesitaba en aquel momento. Su casa estaba a escasamente a un kilómetro de allí pero un recorrido por corto que fuera en plena noche y vestida de aquel modo no era lo más recomendable.

- Pediré un taxi

El café fue exquisitamente presentado y acompañado de licores deliciosas galletas y chocolatinas belgas. Rukia lo pidió con leche y azúcar y se lo tomó todo lo deprisa que las leyes de la cortesía se lo permitían. Devolvió la taza a la bandeja de origen y se decidió a despedirse de los anfitriones. Se dirigía hacia ellos cuando reparó en que Nanao y Shunsui estaban acompañados de Ichigo.

«Todo lo que tengo que hacer es sonreír agradecederles la invitación y salir de aquí sin volver la cabeza», se dijo Rukia. En ese instante, Ichigo levantó la cabeza y la miró, como si un sexto sentido le hubiera alertado de que Rukia se aproximaba. Se miraron durante unos segundos eternos y ella se puso en marcha hacia ellos. Sōsuke apareció por detrás y colocó posesivamente su brazo sobre el hombro de Rukia, ella se apartó, pero él insistió en sujetarla esa vez del brazo.

- ¿Ya has terminado con tus obligaciones familiares? - le preguntó, ella lo miró con desprecio

- Hablar con mis padres no supone ninguna obligación para mí

- Será que tus padres no te agobian, a pesar de ser hija única - dijo él en un comentario cínico y fuera de lugar

- No - respondió ella secamente

- ¿Estás lista? - le preguntó Ichigo apareciendo de repente frente a ellos - Si no les importa nos marchamos ahora, Rukia y yo tenemos algunas cosas de que hablar - La agarró de la mano y se la llevó sin más

- ¿Qué cree que está haciendo? - preguntó ella indignada

- Acercarla a su apartamento - dijo él

- Rukia! - Sōsuke se apresuró a alcanzarlos - Yo te llevaré a casa

Rukia sintió unos deseos inmensos de abofetear a los dos simultáneamente: a uno, por ser posesivo e infantil; al otro por arrogante.

- No veo la necesidad de que dejes a tus padres solos ante tantos invitados - dijo Ichigo en un tono condescendiente - La casa de Rukia está prácticamente frente a la mía - ¿Qué? ¿Pues en dónde vivía? ¿Cómo sabía dónde vivía ella?

- Pero Rukia es mi novia - reiteró Sōsuke con posesiva fiereza. La situación iba empeorando por segundos

- ¿Rukia? - Ichigo la miró interrogante esperando a que ella misma decidiera. Sōsuke posó la mano sobre su hombro

- Dile que se vaya al infierno - la instó con urgencia

- No tengo nada que decirle Sōsuke - le aseguró, pero Sōsuke la sujetó con fuerza

- Creo que lo que estás haciendo no es del todo correcto - le dijo Ichigo gravemente, viendo como sostenía Sōsuke con fuerza el brazo de Rukia - No quiere quedarse contigo

- Esto no es asunto tuyo – escupió Sōsuke

- En eso te equivocas

- ¿Por qué te entrometes Kurosaki? – dijo enojado Sōsuke

- Porque Rukia está conmigo

- ¡Mentira! - el rostro de Sōsuke se descompuso de rabia

- ¿Quieres una prueba?

Rukia no tuvo ocasión de decir nada. Ichigo la tomó en sus brazos y la besó. Fue un gesto posesivo y tremendamente sensual. La había tomado por sorpresa, sin darle opción a reaccionar o a pensar en lo que iba a ocurrir. Simplemente, la apretó con fuerza contra su cuerpo y convirtió aquel instante en la experiencia más erótica que había tenido jamás.

Su corazón desbocado latía aceleradamente y regaba con sangre caliente cada vena de su cuerpo. Pasión, electricidad, magnetismo... y un deseo inflamado que carecía de vergüenzas o barreras. Era como si un conocimiento puramente instintivo los hubiera poseído despiadadamente. Para ella sólo existía o había existido aquel cuerpo. Una parte de ella quería viajar junto a él a cualquier lugar, la otra le advertía del peligro que entraba con aquel encuentro. Por fin, su parte cuerda la ayudó a reaccionar. Se apartó casi con fiereza y sus ojos la atraparon durante una fracción de segundo. Estaba hambrienta y aquel cuerpo la podría satisfacer. Sólo tenía que...

- ¿Qué se supone que estás haciendo? - La voz de Sōsuke pareció emerger de un vacío lejano mientras Rukia trataba de volver al presente

- En este momento, me dispongo a llevar a Rukia a su casa – le dijo Ichigo - ¿Rukia?

¿Qué le ocurría? Ichigo parecía impasible por lo ocurrido mientras que ella todavía no había recobrado el aliento.

- Si te marchas con él, no vuelvas a mí nunca - la amenazó Sōsuke

- Nunca estuve contigo - le respondió ella

El sonido de unas voces que se aproximaban al recibidor hizo que Sōsuke cambiara abruptamente su gesto de ira por la más dulce de las sonrisas.

- Vámonos de aquí - dijo Ichigo y la tomó del brazo. Una vez fuera él la condujo hasta su coche, rebuscó en su bolsillo, sacó las llaves y se las ofreció cortésmente - Conduce tú si quieres, tal vez eso te ayude a sentirte más segura conmigo

Detrás de ellos resonaron unos pasos.

- Buenas noches Rukia, Ichigo

Él se volvió y saludó a la pareja que salía de la mansión con una ligera inclinación de cabeza. Rukia le devolvió las llaves abrió la puerta y se sentó en el asiento del copiloto. Ichigo se sentó al volante y arrancó el coche. Muy pronto llegaron a la calle principal y, a menos de un kilómetro, torció para tomar la calle que conducía a casa de Rukia.

- Me gustaría parar para tomar un café, antes de llevarte a tu casa. Necesito hablar de una cosa contigo

- ¿Algo del tipo tu casa o la mía? Pues olvídalo, no soy de las que sirven para una noche

- Me alegra oír eso - No hubo respuesta

Después de recorrer unos pocos metros más, Ichigo detuvo el coche y Rukia se dispuso a abrir la puerta pero de pronto se quedó paralizada, el aparcamiento era muy similar al de su bloque pero aquélla no era su casa.

.


.

Continuara…

Y bueno ¿qué les parece el primer capítulo?

¿Merece continuación?

Bueno espero sus sinceros reviews.

¡Se cuidan!