Y te amaré por siempre


El sol le quema, da completamente contra su espalda y sus ojos observan a los reflejos en el agua. El bote se balancea entre las olas, con un movimiento delicado, un cisne bailando sobre su cola.

Él está a su lado, por siempre juntos. Observa el cielo brillando sobre ambos, lejano e infinito como su futuro. Bruno está frío, helado.

Buccellati comienza comentando el siguiente destino. Pareciese no notar la sangre seca, coagulada y las heridas recientes que aún sangran.

Empero Leone no comprende que a aquel muchacho se lo comerán los gusanos pronto; delicado se recuesta en su hombro. El sol le quema. Tal vez le de un poco de calor a su amado.

Bruno mira con cuencas vacías. Abbacchio cree ver amor flotando en sus pupilas.

Y sigue hablando, de venganzas, de viajes, de justicia y libertad.

El sol le quema, más ellos son felices.