Lo que quede de mí

Kaito kid POV:

Nunca jamás podré olvidarme de esa escena. Lo que ocurrió fue demasiado surrealista como para poder creerlo, todavía no me logro acostumbrar a esta terrible sensación. Es como si estuviera atrapado en una caja de cristal casi invisible, tan apretada que apenas tengo lugar suficiente para expandir y contraer los pulmones, pero por fuera de esa caja no hay nada; solo una infinita extensión de vacía oscuridad de la que no puedo escapar por más que lo intente.

Había anunciado que robaría esa hermosa joya de incalculable valor. El día del atraco estaba todo preparado con sumo cuidado, ya que la joya se encontraba en una casona bastante deteriorada; la cual se ubicaba al borde de un inmenso acantilado bajo el cual solo se podía divisar un abismo de rocas y agua. Apesar del mal clima muchos policías se hicieron presentes, incluso aparecieron varios de mis detectives favoritos: Hakuba, el detective de Osaka y mi amadísimo tantei-kun.

Ya había robado la joya y estaba apunto de salir planeando desde mi ala delta, había corrido hacia el borde del acantilado mientras me seguía el inspector Nakamori, pero un repentino y ensordecedor grito hizo que nos detuvieramos abruptamente: era el detective de Osaka quien gritaba desesperadamente, estaba de rodillas justo al borde del acantilado, en su rostro había una clara expresion de angustia. Cuando me asomé hacia abajo y divisé lo que había... Todo mi mundo se vino abajo: el pequeño cuerpo de Conan yacía inmóvil entre unas cuantas rocas, mientras que un suave oleaje mojaba su cuerpecito al mismo tiempo que enjuagaba la sangre que escurría por su cabeza y por sus costados.

Creo que el grito que solté ensordeció a todos los presentes, estuve apunto de arrojarme al mismo abismo en un intento de llegar a él, pero los brazos del inspector Nakamori me agarraron fuertemente, impidiendo que diera un solo paso. Me dijo que no fuera un inconsciente y que no

hiciera nada estúpido, y yo comencé a llorar en voz alta y entre cada sollozo desesperado le exigí que me soltara. Me sacudí tanto entre sus brazos que mi sombrero y mi monóculo no tardaron en caer al suelo, mostrando mi verdadero y devastado ser. En ese momento todos nos estaban mirando, se habían olvidado por completo que había un pequeño ángel allá abajo y que quizas estuviera ya sin vida. Aproveché esos segundos de estupefacción que tuvieron todos al ver mi verdadero rostro por primera vez y me arrojé sin pensar en nada. Mi cuerpo choco violentamente contra unas aguas tan frías que, de no haber sido por la adrenalina, me hubieran congelado al instante. Nadé rápidamente hasta llegar al pequeño y casi me desmayo al notar que ya era tarde. Lo abracé fuertemente, quería resguardar para siempre en mí la última tibieza que emanaba su cuerpo, quería estar con él en el momento en que la tibieza de su alma lo

abandonase. Lo sujeté fuertemente mientras seguía llorando con agonía, mi corazón latía desesperadamente dentro de mi pecho, pero a la vezsentía que no estaba latiendo. Me sentí como un maldito malnacido al estar yo allí, respirando el aire que él jamás volverá a sentir. Me

sentí como el mismo demonio al sentir mis propios latidos: quería abrirme el pecho y arrancarme el corazón para devolverle la vida. Pero no me moví ni un milímetro.

La policía logró llegar a nosotros con un bote, me dijeron varias veces que subiera, pero yo no me moví. Se acercaron aún más e intentaron sacarme a Conan, intentaron arrancarlo de mis brazos pero no pudieron ¡ni siquiera cuatro hombres juntos!. Tuvieron que cargarme a mí hasta el bote mientras yo no soltaba al ángel, y no lo soltaría.

End of Kaito Kid POV-

El bote llegó en 15 minutos a la costa más despejada donde ya los esperaban varias patrullas y una ambulancia. El inspector Megure cruzó una mirada con Nakamori, sin siquiera hablar supieron que es lo que deberían hacer. Varios hombres cargaron a Kaito Kid y lo bajaron hasta

la tierra firme, un paramédico se acercó en silencio y, sin que Kaito pudiera evitarlo, se le fue inyectada una considerable dosis de anestesia. No tardó mucho en caer inconsciente, en ese momento los pudieron separar, los pusieron a ambos en camillas y en la misma ambulancia. Media hora más y llegaron al hospital, en donde se encontraban todos los parientes y conocidos de Conan. Nadie sabía nada, excepto Heiji, pero él no se había atrevido a decir nada, prefirió esperar a que un profesional más calificado lo hiciera. Las camillas con los pacientes ingresaron a toda velocidad, sin darles casi nada de tiempo a nadie para notar si alguno de los dos respiraba o no. Pasó una eternidad de tiempo hasta que el doctor salió y otra eternidad más hasta que abrió la boca para decir algo.

-¿Hay algún familiar de Kaito Koruba presente?- miró toda la sala de espera esperando alguna respuesta. -¿Nadie?-

-Nosotros somos sus tios- respondieron al unísono el señor y la señora Kudo después de dudar un poco.

- El joven está estable, será dado de alta cuando recupere la conciencia, pero necesitamos que algún familiar lo acompañe-

- ¿y Conan? Por favor digame que mi Conan está bien, mi pequeño hijo- Yukiko no podia contener ninguna de las lágrimas que caían.

-Ahora mismo esta en sala de cirugias, pero no creo que podamos hacer mucho-

-¡¿Por que, Por que?!-

-llegó sin vida al hospital- hacía años que trabajaba en urgencias y había aprendido que la forma menos angustiante para él era decirles sin rodeo a los parientes la situación de los pacientes. En ese momento un silencio de ultratumba inundó el lugar seguido por insultos y maldiciones por parte de los hombres y por lágrimas desesperadas por parte de las mujeres. Hasta que dos enfermeras aparecieron desde dos lugares diferentes, exigiendo hablar con el doctor urgentemente.

-Calma, hable una a la vez-

-doctor, el joven Koruba ha despertado-

-increible, voy a verlo en seguida-

-espere doctor- llamó la otra enfermera – algo muy extraño sucedió con el niño Edogawa, creo que debe venir a ver-

- Entonces iré a ver a Edogawa, Koruba puede esperar un rato más- dicho eso el doctor se alejó por los pasillos, dejando a los familiares y amigos de Conan en la sala de espera del hospital.

Hubo varias miradas que se cruzaron, algunas confundidas, otras asustadas y otras pocas que temian lo peor, pero ninguna de esas miradas se esperaba lo que cierta joven iba a preguntar.

-¿Porque dijo que Conan era su hijo? Su único hijo es Shinichi- soltó Ran con frialdad en la mirada. Todos los que sabían la verdad quedaron pasmados de la impresión, los que no sabían miraron curiosos.

-Perdónanos Ran, pero Shinichi lo hizo para protegerte- dijo Yusaku Kudo lo más tranquilamente que pudo, esperando que la reacción de la chica no fuera negativa.

-¿por que no me lo dijo antes? Yo... lo hubiera entendido... Ahora… Ahora de que me sirve esta verdad, si no sé si podré volverlo a ver- las últimas palabras fueron casi incomprensibles por las lágrimas que inundaron su garganta. La chica cubrió sus ojos con las manos y sus padres la abrazaron.

-No pierdas las esperanzas Ran, aún se puede salvar- se animó a decir Kazuha, quien se encontraba sentada al lado de Heiji.

-Yo no sé- cerró los ojos y apoyó la cabeza en el hombro de sus padres.

Tres horas más tarde algunas personas decidieron ir a descansar, ahora solo quedaban los padres de Shinichi y los de Ran, ella, Heiji y Kazuha; todos vieron una silueta acercarse desde el fondo de los pasillos, sus pasos eran silenciosos y su andar era extraño, al principio no podían distinguir de quien se trataba, pero mientras más se acercaba más familiar se le hacía a algunas personas.

-¡¿Ka... Kaito que haces?!- casi grita Yusaku al ver al joven Koruba acercarse muy debilmente hacia donde se encontraban. Su esbelta figura solo era abrigada por la bata que le ponían a todos los pacientes. Un par de pasos más y llegó hasta el sillón en donde se encontraba Yusaku, quien lo agarró rápidamente al ver que perdió el equilibrio. -Deberías estar en cama, ¿que diablos haces aqui?- criticó al momento en que lo recostaba en aquel sillón.

-Perdón, yo solo...- dijo intentando no marearse -...yo no quería...- no podía contener las lágrimas que comenzaron a brotar otra vez de su cansado rostro -todo es mi culpa, todo... por favor perdonenme... lo siento tanto- estaba haciendo un gran esfuerzo para hablar.

- No es tu culpa Kaito-kun, tu no querías que esto pasara, nadie quería- Yukiko se acercó y abrazó a su sobrino, lo cargó en sus brazos y se sentó con él, a su lado Yusaku hizo lo mismo, secando las lágrimas que habían caido por sus mejillas; eran la ünica familia que Kaito tenía en ese momento y tenían que cuidarlo, darle todo el apoyo y cariño que tanto necesitaba.

-Lamento interrumpirlos en un momento como este, pero necesitamos tomar las declaraciones de Koruba y de Hattori – habló el inspector Megure que había entrado a esa sala de espera privada, junto con Nakamori, Sato y Takagi. Al ver a tantos policias juntos Kaito se asustó de

sobremanera y se aferró fuertemente a su tio; hundiendo su rostro en su pecho.

- Tranquilizate Kaito, no vamos a arrestarte, solo necesitamos que nos digas todo lo que sabes- Nakamori se acercó hasta donde se encontraba el joven ladrón, no podía creer que el increible ladrón fantasma que tanto había perseguido, que tanto lo había desafiado fuera tan fragil. Podìa ver claramente como su cuerpo temblaba incontrolablemente al sertir su presencia. -escucha Kaito, haremos un trato ¿si?: yo no te voy a arrestar, destruiré el expediente de Kid y todos haremos de cuenta que nunca pasó nada. Tú solo me tienes que nprometer dos cosas: nunca más vas a robar y vas a contestar todas las preguntas que tengo que hacerte- al finalizar notó que el joven había dejado de temblar un poco, enderezaba su postura, secaba sus lágrimas y lo miraba directamente a los ojos.

- lo haré- intentaba volver a poner su cara de poker pero se le hacía dificil.

- entonces nos tendrás que acompañar, hemos preparado una habitación aqui junto- Koruba lo siguió con un poco de miedo; como temiendo que todo fuese una trampa.

En la sala quedaron Megure y Sato, quienes se encargarían de interrogar a Hattori.

- acompáñanos Hattori- El inspector esperó a que el moreno se pusiera de pie y los acompañara hasta la sala donde lo iban a interrogar. Mientras más lo miraba más se daba cuenta de que algo estaba ocultando el joven de Osaka, algo en la mirada del chico lo incomodaba bastante.