Pareja:UsUk, AlfredxArthur, etc.

Disclaimer: Los personajes no son míos, ni las canciones que aparecerán aquí e insisto tampoco son de Alfred o Arthur…

Summari: Después de un largo verano por fin los corazones se reencuentran, se vuelven uno. Después de la larga espera el dúo perfecto de violín y piano resuena en los pasillos de la escuela. El tiempo no pasa en vano y esta vez tampoco es la excepción. Secuela de "Compositor de Amor".

Advertencia:Mmm… segunda temporada de Compositor de Amor, si no has leído ese puede que no comprendas mucho de este, además retomo muchas escenas del anterior (Así que corre a buscarlo entre mis historias, No lo olvides "Compositor de Amor"), drama, ganas de lanzarse por un risco y amor musical~

Notas de inicio:

(Redoble de tambores) De los creadores de "Compositor de Amor" llega completamente gratis hasta sus hogares una nueva historia "De Amor, Fama y Música" (Inserte aquí aplausos, euforia y gritos de emoción por favor)

Hahaha~ Ok ya, dejando el drama de lado un ratito… esta historia es la secuela de Compositor de Amor (Insisto lo encuentras entre mis historias) sé que tarde mucho en traerla para todas ustedes pero de verdad que no se me ocurría nada de nada para esta segunda parte hasta que por fin di en el ¡blanco!... Gracias a una película que vi, llamada "Si decido quedarme" recordé muchas cosas y las ideas llegaron como lindos foquitos de navidad~ (Traducción: En serie) (Aclaración: Para quien vio la peli, no, no tiene nada que ver con esta trama ok)

Siento mucho anunciar que esta esta secuela va a tener más drama que la historia anterior, además va a ser un poquito más agridulce, pero no se preocupen que no voy a dejarle un final triste, espero que sea de su agrado y nada, solo les deseo de todo corazón una ¡Feliz Navidad!

Espero que recibieran muchos regalos y mil gracias por acompañarme en este hermoso año~ Mi regalo para hoy será que de verdad les guste este capítulo~ ¡Van con todo mi amor!

Va con dedicatoria especial para Bunny Nya que me dio un GRAN apoyo en la entrega anterior…

"Amé cada uno de tus comentarios en "Compositor de Amor", muchas gracias por eso, y bueno aquí tienes la secuela que me pediste, sé que tarde pero realmente espero que te guste, no me mates por darle otro tinte más agrio que el anterior, pero como siempre, me inclinó por el final feliz que merecen esos dos, además creo que el toque de seriedad le da más intensidad a los sentimientos~, sin más que decir saludos, que disfrutes este primer capítulo"

One, Two, Three ¡Go!

~*~ De Amor, Fama y Música ~*~

Volver a Juilliard fue todo un sueño, en cuanto bajé del taxi que me había dejado justo frente al imponente edificio, observé la construcción absorto en los recuerdos que aquel edificio de catorce pisos me traía, aunque el verano había sido más corto de lo que había esperado, en ese momento sentí que había pasado una eternidad desde la última vez que había estado ahí, era como vivir nuevamente todo pero yo ya sabía que esperar al cruzar las puertas de cristal, sin duda ese era mi segundo hogar ahora.

En cuanto entré al vestíbulo, mis oídos se inundaron de ese ruido que sin querer había estado extrañando, ese ruido que solo pueden provocar varios instrumentos tocando todos juntos sin ninguna armonía o afinación, acompañada por todo ese cuchicheo de voces estrepitosas, risas y gritos.

Sentí como se pintó una ligera sonrisa en mis labios, había extrañado todo aquello, pero sin duda lo que más extrañaba era ver a Alfred, ver ese rostro de nuevo y deleitarme con su compañía.

Era extraño como las personas podían cambiar, hacía más de tres años que yo había llegado a ese mismo vestíbulo con mis maletas, mi violín y con la clara idea de que sería el mejor en todo, ¿ahora? Deseaba con todas mis fuerzas volver a vivir las experiencias que me había dejado esa escuela, volver a repetir lo vivido, sobre todo claro, el último año en el que había conocido a Alfred por una simple casualidad, añoraba que me volviera a enseñar desde el principio como se sentía la música, como podías tocar con el corazón, como hacer que tu alma se embrujara con unas simples notas y sobre todo que me enseñara de nuevo como es que una canción sincera puede enamorarte profundamente

−¡Arthur!− La voz conocida me sacó de las ensoñaciones en las que me había sumergido, estuve a punto de saludar como debía cuando sentí los brazos rodearme en un cálido abrazo de bienvenida, sin pensarlo mucho correspondí el gesto con amabilidad. −¡Estoy tan feliz de verte otra vez!− La sonrisa de Marie era tan sincera que me sentí un poco extrañado, como sin voz para responder algo.

−También me alegra verte− Respondí una vez que el abrazo había terminado y mi voz había vuelto.

−¡Los extrañe bastante, a ti y a Alfred!− Comentó aun derramando alegría en aquella tierna voz. −¿Por qué no vas a ver en que habitación estas y vas a dejar tus maletas para ir a tomarnos un café? Quiero oír sobre tus vacaciones− Asentí a lo primero, sin embargo lo demás sería imposible por cierta promesa que había hecho con Alfred.

−Le dije a Alfred que lo vería en recepción así que lo del café tendrá que esperar− Comenté mirando las listas de habitaciones, sonreí por dentro al ver la que me habían asignado. −De nuevo en el doceavo...− Murmuré a gusto, lo mejor de todo era que Francis ya no sería más mi vecino.

−¡Excelente! Podremos ir los tres entonces− Asentí distraídamente mirando una y otra vez mi nombre en las listas, volví a recepción a esperar que Alfred llegara y Marie por supuesto me siguió con todo su equipaje, aun cuando su cello parecía ser más grande que ella.

−¿Puedo preguntar por qué decidiste tocar el cello si ya habías aprendido el violín?− Pregunté cuando ella bajo la enorme funda al piso para descansar del peso, ella sonrió y miro con cariño el instrumento que estaba bien protegido.

−Mmm... Veamos, diría que fue por amor...− Respondió con la típica mirada brillante que solo una chica enamorada posee, me sentí incómodo al recordar cierta historia que me habían contado los amigos de Alfred, tuve que preguntarme sí Marie estaba al tanto de lo que pasaba entre ese americano y yo, o aún lo pensaba soltero y seguía enamorada de él, porque era obvio para mí que lo estaba.

−Ya veo... Te enamoraste de alguien− Comenté tratando de aparentar distracción. −Ya me habían contado un poco de esa historia...− Completé con algo de miedo a que descubriera la verdad y me odiara por ello.

−Hahaha, claro que no− Aclaró ella despreocupada riéndose un poco. −Fue amor al cello, no a alguien más...− Al ver mi cara de total incredulidad siguió hablando para aclararse. −Bueno, yo vengo de una familia con pocos recursos ¿sabes? Y mi mayor sueño siempre fue tocar el cello, había un hombre en mi colonia que solía tocar para los niños en la escuela, ahí fue donde me enamoré del instrumento... Mis padres se empeñaron en verme cumplir mis sueños por ello un día hablaron conmigo y me apoyaron cuando envíe mi carta a esta escuela en vez de a una secundaria normal... Cuando fui aceptada, mis padres hicieron hasta lo imposible por cubrir el gastos de mi boleto de avión y comprarme un instrumento con el que pudiera tocar, lamentablemente no era ni la mitad de lo que costaba un cello, así que era comprar un cello o venir a Juilliard, el violín desde siempre se le conoce por ser el primo pequeño del cello y era más accesible por eso es que vine con uno la primera vez... Después de tres años, volví graduada y pude conseguir un trabajo, tocaba en bodas y eventos así de vez en cuando... trabajé un año entero para comprar a mi amado y bueno, aquí me tienes de nuevo, pero esta vez como debe de ser− Al escuchar aquella historia me sentí culpable por siquiera haber pensado que era una mala persona en el pasado, ella está ahí por una razón igual a la mía, a la de Alfred y a la de muchos otros, por el amor a la música.

−Debo decir que eso si es amor− Comenté ligeramente avergonzado y con el perdón tocado la punta de mi lengua.

−¿Qué historia te habían contado sobre mí?− Con aquella pregunta se me heló la sangre y se me formó un nudo en la garganta. −Oh vamos... No importa lo que sea, ya sabes mi historia así que está bien...− Me sentí tentado a decir que no era nada pero su instante mirada verde pasto me dijo que no podría escapar esta vez.

−Es sobre Alfred, ya sabes, el dúo con él...− Ella pareció no comprender y yo prefería dejarlo así pero no era justo después de que ella me contará su historia con gran detalle. −Me dijeron que como no había funcionado el dúo con el piano de Alfred y tu violín decidiste aprender a tocar el cello− Murmuré de lo más apenado, con la historia verdadera ahora aquella me parecía absurda en muchos niveles, Marie por supuesto no se molestó en lo más mínimo al contrario su risa fue genuina y alegre.

−Sí, bueno... Supongo que algunos piensan eso por la amistad tan cercana que formamos, pero la verdad Alfred no tuvo nada que ver con mi decisión− Aquella afirmación era más que obvia en ese punto.

−Sí, supongo que solo son falsos rumores− Comenté restando importancia al tema, ahora todo estaba más claro, pero era incomodo hablar sobre eso con ella por lo que prefería cambiar de tema pronto.

−En realidad la manera en que nos conocimos no fue diferente a la tuya, sin embargo el resultado no fue el mismo− Comentó con una pequeña mueca de desilusión, solo pude bajar la mirada y ella continuó. −Cuando me gradúe fue una sorpresa que el maestro Richard me llamará... Incluso dijo que él iba a cubrir mis pasajes− Ya que yo la estaba escuchando interesado se animó a continuar con aquella historia. −Me habló de Alfred y me contó lo bien que tocaba, me dijo que nadie había sido capaz de hacer un dúo con él y bueno yo acepté el reto... Pero como sabes no fue muy bien− Comentó entre risas nerviosas. −Alfred parecía realmente decepcionado al final de la primera prueba, por mi parte me quedé un poco impresionada con el talento de Al y una parte de mí se sentía culpable también por no poder acoplarme bien a él... La forma en que tocaba era única pero también un tanto egoísta por ello no lograba ningún dúo...− Tuve que preguntarme cuando había sido Alfred egoísta al tocar, no pude encontrar ni una solo vez, hasta donde yo sabía él tocaba para todos, eso estaba muy lejos de ser egoísta.

−¿Por qué piensas que era egoísta?− Pregunté interesado.

−Sencillo, es porque él solo tocaba por sus motivos, una vez que ponía sus manos en el piano todo a su alrededor dejaba de existir y crea su propio mundo, por así decirlo, por eso es que dejaba atrás a sus dúos, no era de los que prestará atención a otra música aparte de la suya− Asentí un poco de acuerdo con eso, podía imaginar a Alfred así, dejando fuera todo lo que lo rodeará para tocar como a él le gusta. −En fin, los rumores salieron después de que tuve una teoría, pensé que como el violín no lo sentía al tocarlo quizá por ello no era capaz de dejarme llevar por la música de Alfred, en ese tiempo ya estaba decidida a volver con mi cello por ello le hice prometer a Al que me dejaría probar otro dúo con él, pero esta vez con el instrumento que si me apasiona y aunque logramos el dúo con mi violín él no ha querido intentarlo con mi cello... Creo que aún teme que no resulte bien, pero no lo voy a presionar...− Todo aquello tenía demasiado sentido para mi gusto, aclaraba muchas cosas que yo había pensado erróneamente y por alguna razón agradecí estar escuchando todo aquello. −Claro que, fue una sorpresa cuando vino a decirme que lo había logrado su primer dúo y no pude evitar sentir envidia y decepción, más que nada de mi misma, sabía que con eso Alfred menos iba a querer tocar conmigo, contigo se siente seguro, sabe que siempre va a funcionar, sin importar lo que toquen− Aquello no me tomó por sorpresa, de alguna manera me lo esperaba y yo de alguna forma también me sentía seguro tocando junto a Alfred.

−Fue extraña la manera en que nos acoplamos, tan rápido y natural− Comenté tratando de decir que no era mi intención haberle causado tales sentimientos, tampoco el haberle quitado a Alfred.

−Lo sé... Aunque para mí fue bastante obvio después de escucharlo hablar de ti− Soltó ligeras carcajadas que me hicieron sonrojar levemente, aún me preguntaba si Marie sabía de la relación que Alfred y yo teníamos. −Después de verlos tocar fue que me di cuenta de todo... Y entendí porque Alfred podía tocar contigo así−

−¿Por qué?− Pregunté con genuina curiosidad, jamás me había puesto a pensar en esas cosas, todo era tan natural entre él y yo que jamás lo había pensado.

−B-bueno yo... No estoy segura de cómo te lo vas a tomar así que...− Y ahí estaba mi respuesta, Marie no tenía ni idea de lo que pasaba, ella parecía querer escapar del tema pero yo no la dejaría hacerlo.

−Está bien, puedes decírmelo− La animé un poco, cualquier cosa que fuera decirme no podía sorprenderme ya a esas alturas, ella pareció pensarlo pero al final se rindió y dio un suspiro como para darse valor.

−Bueno, te dije que Alfred nunca prestaba atención a sus dúos, sin embargo contigo lo hace, pienso que es porque de alguna forma él está pensando en ti cuando toca, todo se nota desde antes de que ambos van a tocar, él por alguna razón siempre busca tu mirada y espera la confirmación de tu parte... Eso jamás lo hizo conmigo− Me sentí un poco entumido con esa observación, una cosa era ser consciente de ello y otra muy diferente era que alguien externo también fuera consciente de esas cosas, sin embargo no era algo tan alarmante.

−Pensé que eso era normal− Comenté sin saber que más decir al respecto, ella se sonrojo un poco antes de continuar y yo pase saliva esperando cualquier cosa.

−Se nota que él está consciente de ti aunque no lo vea, algunas veces incluso deja que tú lo guíes por completo, deja que tu entres en su mundo de música sin ningún límite, por eso pienso que de forma inconsciente él está pensando en ti cuando toca y viceversa− Internamente me pregunté si de verdad Alfred pensaba en mi sin darse cuenta o por el contrario, lo hacía al propósito. −¡P-pero eso solo es imaginación mía!− Aclaró Marie un poco nerviosa, bueno para ambos era claro lo que insinuaba, que Alfred me consideraba demasiado especial como para dejarme entrar en su música. −También en el concurso...− Murmuró con las mejillas completamente rojas, yo no podía decir por qué.

−Ambos nos prometimos dar lo mejor ese día− Comenté sin revelar nada más de todo lo que me había hecho sentir ese día en especial, además en aquel día yo me aseguré de dejarme llevar sin importar que el público notara la conexión que tenía con Alfred, así que era lógico que ella lo mencionara.

−No, fue la canción− Yo no sabía que decir a eso, no estaba seguro a qué se refería. –Yo lo ayudé a pasar las notas de la canción al violín− Asentí con eso, aquello ya lo sabía. –Había algunas partes que no quedaban bien, se lo dije a Alfred pero él no me dejó cambiar ni una sola nota de la pieza, y el día que la tocaron, había muchos cambios, algunos era los mismos que yo le había propuesto, sé que solo ustedes dos trabajaron en esa canción, él te dejó cambiarla, agregar cosas o quitar otras… Además desde el principio aquella canción la había escrito pensando en ti… eso me lo dijo él− Todo a partir de ahí fue más claro para mí, Marie sabía que había perdido la batalla y parecía estar bien con eso. −¿Puedo hacerte una pregunta extraña?− Asentí casi robóticamente esperando que ella disparara. −¿Qué harías si Alfred te dijera que se enamoró de ti?− La pregunta por alguna razón me secó la garganta y tuve que pasar saliva repetidas veces antes de tomar la decisión de decirle todo, yo en algún momento había pensado que Alfred estaba enamorado de Marie y aunque doliera me hubiera gustado en ese tiempo confirmar mis sospechas y que ellos dejaran en claro que se amaban, así las falsas ilusiones se iban a detener y yo podría rendirme y avanzar.

−E-eso y-ya lo hizo…− Fue mi respuesta, ella solo me miró impresionada y yo decidí continuar sin vuelta atrás. –Fue después de la prueba final… el último día de clases, él quería mostrarme una canción en el piano y ahí me lo dijo− Terminé sintiéndome igual de torpe y nervioso que aquel día, pero solo revivir ese recuerdo me recordó la bella realidad en la que estaba, ese día mis sentimiento había sido totalmente correspondidos y ahora tenía a Alfred de la forma en que yo más había estado anhelando.

−¡Artie!− El gritó conocido hizo que mis oídos vibraran y mi estómago dio un vuelco entero, olvidándome de todo mi mirada corrió a encontrarse con la de Alfred y todo mi cuerpo se estremeció al ver su hermosa sonrisa, los brazos cálidos me sumergieron por completo en un abrazo y yo cerré los ojos deseando que no fuera un sueño, aferrándome también al cuerpo de Alfred para que se quedara cerca y nunca se alejará, sentí la gentileza de sus manos al recorrer mi cabello despeinándolo como a él le gustaba, el simple acto me hizo reír de felicidad y emoción, de pronto la suavidad de sus labios sobre los míos me dejó con ganas de más, mucho más. –Te extrañe tanto− La dulzura de sus palabras, sus ojos, su voz y su sonrisa me dejaron sin fuerza alguna, volví a sentir que lo amaba con todo mi ser.

−También te extrañe…− Murmuré bajito con una sonrisa ligera pero totalmente sincera, cuando el abrazo se rompió pude recordar donde estábamos y lo que había estado hablando con Marie, Alfred fue a saludarla con un beso en la mejilla y un abrazo corto.

−¿Qué tal tus vacaciones Marie?− Alfred pasó su brazo por mi hombro y me mantuvo cerca, no pude evitar sentirme mal por ella, yo sabía de primera mano lo difícil que era amar a un imposible, ella tenía una sonrisa en su rostro y tuve que admirarla de verdad.

−Fabulosas, me la pase tocando el cello y prácticamente ya lo tocó por completo− Trate de dejar que ellos hablaran, pero era difícil darles privacidad cuando Alfred me mantenía tan cerca de él, jugueteando con mi cabello de vez en cuando. −¿Y tú? ¿Qué tal tu verano?−

−¡Increíble! Sin duda el mejor de mi vida…− Sentí su mirada buscar la mía y entendí que me estaba mandando una indirecta, solo sentí mis mejillas calentarse un poco, si bien había sido imposible vernos en el verano, por la cuestión de estar en diferentes países, nos habíamos mantenido en contacto, de hecho había sido raro el día en que no nos habíamos mandado un mensaje o una llamada que duraban horas de platica y cursiladas.

−Es bueno saberlo− Marie rió un poco más relajada pero yo no dejaba de sentir culpa. –Vamos a ver tu habitación para que dejes tus maletas, le dije a Arthur que fuéramos a tomar un café para platicar un rato…− Me sorprendí un poco que aún quisiera seguir adelante con los planes, esa chica o era muy fuerte, o muy masoquista.

−Claro~ eso suena genial− Alfred por fin me soltó y fue por su maleta, fue cuando noté que él la había dejado abandonada por ir a verme, la idea me pareció tierna y me sonrojo más por alguna razón. –Oh Artie, estas en el piso 12 otra vez y…− Por la forma en que sonrió deduje que había descubierto lo mismo que yo ya sabía. −¡Seré tu vecino!− Parecía un niño pequeño alegrándose por esos detalles pero de pronto pensé que su alegría podía ser contagiosa. –Marie, tú estás hasta el piso 10… Es un buen piso− Marie solo asintió con una sonrisa.

−Sí, espero que bajen a verme alguna vez− Ambos estuvimos de acuerdo en eso, y sin más los tres subimos al elevador marcando ambos pisos, en el viaje quedamos de acuerdo en vernos de nuevo en recepción dos horas más tarde, para aprovechar el día pero también desempacar y descansar un rato antes del café.

−Bueno, yo bajo aquí− Anunció Marie cuando el elevador se detuvo en el décimo piso, las puertas se abrieron y Alfred la ayudo a bajar sus maletas mientras ella se colgaba su cello de nuevo al hombro. –Los veré más tarde chicos− Nos despedimos hasta que las puertas se cerraron de nuevo, no tardó mucho para que volvieran a abrirse, dejando ver el piso doce que aún parecía estar vacío o quizá los nuevos dueños de los cuartos eran demasiado silenciosos, deseé que fuera lo segundo.

−No puedo creer que seré tu vecino~− Alfred me abrazo por la espalda mientras abría la puerta de mi nueva alcoba, esta vez me había tocado la del fondo y a Alfred por supuesto la que estaba justo a lado.

−Sí, apuesto a que no me dejaras es paz ni un segundo ¿no?− Por la risa traviesa y malvada pude saber que, en efecto, estaría pegado a mí a cada minuto del día, no es que me fuera a negar, en realidad también me vi un poco emocionado con la idea.

Ambos entramos a la que sería mi nueva habitación y por supuesto Alfred fue el que inspeccionó detalladamente la habitación como si fuera suya, no era más amplia que la anterior pero era igual de acogedora.

Yo dejé mis maletas en el piso y Alfred me imitó, se fue a acostar en la ordenada cama descansando un poco.

−¿No piensas desempacar?− Pregunté frunciendo el ceño al verlo acaparar mi cama y con intenciones de no dejarme desempacar tampoco, de pronto se levantó de golpe y me aprisionó en un abrazo meloso, yo por supuesto quería escapar, los abrazos así me abrumaban y de alguna forma el haber estado lejos de Alfred todo el verano habían dejado mi mente en estado de negación, pero el tenerlo así, abrazado a mí era como si el verano jamás hubiera pasado y las cosas iniciaran desde el día en que nos dijimos lo que sentíamos por el otro.

En pocas palabras, aun no me creía que eso fuera cierto y que Alfred me quisiera de la misma forma que yo a él, las muestras de cariño se me hacían de lo más extraño todavía, como si fuera un sueño del que pronto despertaría.

A pesar de sentirse como un sueño, sin dudas era el mejor de todos, mis manos buscaron tocar a Alfred también y me aferré solo un poco a su chamarra haciendo puño la tela entre mis dedos, Alfred suspiró como con alivio y quise imaginar que era por la misma razón que yo, el sentir ese sueño más real que en todo ese tiempo que habíamos estado lejos.

−¿Me dejaras escuchar los arreglos que hiciste para la canción que hice para ti?− Su voz en mi oído era como la mejor melodía que podría escuchar jamás, un tono lleno de alegría y cariño, traté de concentrarme en una respuesta, estaba tan embelesado que ni siquiera habría prestado verdadera atención a la pregunta si no hubiera incluido la mención de aquella canción.

−¿Ahora?− Pregunté incrédulo, todo el mundo debía estar desempacando, descansando y los que venían a su siguiente año debían estar hablando con sus amigos, el pensar en ir de inmediato a la sala de ensayo me hacía sentir raro por alguna razón.

−Escuché que remodelaron la sala del piano− Alfred me soltó del abrazo y yo lo dejé ir, en su mirada brillaba una emoción tan grande que me llenó de ternura el corazón, quería verlo tocar otra vez, estar con él en esa sala donde nos habíamos enamorado día a día, canción a canción, no lo dude más.

−Tu ganas, Pianoman− Me burlé un poco de él con el apodo que le habían dado en su clase, un mejor apodo hubiera sido "fenómeno del piano" pero aquel apodo también le quedaba bien, Alfred se rió conmigo y me revolvió el cabello antes de que me escapara de su alcance.

Fui por mi estuche donde estaba mi violín y ambos salimos al pasillo, todo seguía estando vacío y silencioso como si fuéramos los únicos en aquel piso, la mano de Alfred se agarró a la mía y yo no la aparté por la calidez que me transmitía, en su lugar me atreví a entrelazar mis dedos con los suyos, noté la risa alegré y ligera que Alfred soltó solo por el acto.

Fuera de Alfred tomando mi mano todo me pareció ser un Deja vú, el elevador, el pasillo de las salas de ensayo, todo era igual como lo recordaba.

No nos tomó ni un minuto más pensarlo, ambos fuimos directo a la sala del piano color chocolate, la remodelación era increíble, todo el piso estaba alfombrado con una suave tela de felpa color crema que se hundía a cada pisada y amortiguaba los sonidos, la pequeña ventana había sido totalmente remplazada por una pared de completo cristal con vista a la ciudad, dejaba entrar la luz de una forma muy agradable y las nuevas cortinas color vino remataban el estilo de aquella nueva sala de piano.

Alfred se acercó y tocó el cristal como llamando a la puerta, el sonido apenas se escuchó por lo grueso que era el cristal.

−A prueba de ruido− Comentó simplemente con un suspiro, pude adivinar con su cara que no estaba feliz con las nuevas remodelaciones, yo por el contrario pensaba que era un espacio realmente agradable.

−Quizá los vecinos se quejaron− Aquello fue sarcasmo puro ya que estábamos en el séptimo piso y la escuela era tan grande que abarcaba varias cuadras a la redonda.

−El cristal encapsula el sonido... ¿Acaso esto no es una escuela de música? Debieron saber eso− Se quejó Alfred con algunos gestos de lo más graciosos, no podía creer que aquello lo molestara tanto.

−¿Acaso no estudias música? El cristal también rebota el sonido y eso te va a ayudar a escuchar lo que tocas− Contraataque de lo más natural, ese tipo de peleas con Alfred eran de lo más normal entre nosotros, era una de las cosas que había descubierto en el verano, ambos éramos polos opuestos pero eso no evitaba que nos atrajéramos.

−Eres malvado Artie~− Aquel apodo lo había escuchado infinidad de veces por teléfono y leído en mensajes otras mil veces más, pero escucharlo ahí con la voz de Alfred me causo un placer infinito, antes lo había odiado pero ahora me gustaba, sobre todo por el cariño que él le daba.

−Pensé que ya lo sabías Jones− Repliqué con ese tono mordaz que ya era tan natural en mi como el respirar, él solo hizo otra serie de gestos que me hicieron reír de nuevo, me abrazó y me dio un beso corto en la mejilla, era su forma de decir que así me quería.

−Así te voy a querer pero solo si tocas conmigo ahora− Su sonrisa y esa expresión coqueta se me hizo de lo más tentadora a eso le sumé que mi estómago dio un vuelco de emoción al solo pensar en el hecho de volver a tocar con él, realmente había esperado meses por eso y ahí estábamos, solo los dos de nuevo, listos para unirnos en el hermoso mundo de la música.

−Bien, ve a saluda a tu instrumento mientras yo afino el mío− Comenté con una sonrisa cómplice que Alfred por supuesto la respondió con una más brillante, era mentira, no tenía que afinar nada pero el escuchar a Alfred hacer su calentamiento era un deleite para mí, uno que llevaba tiempo que quería oír.

En cuanto a la canción que íbamos a tocar era la misma que Alfred me había compuesto "Only for you" le había obligado a grabarla y enviármela por correo, la escuchaba todas las noches antes de dormir y una noche en especial pude escuchar las cuerdas de mi violín acompañando a esa hermosa canción.

En cuanto hablé con Alfred al respecto su respuesta fue simple "escribe lo que escuches, quiero oírlo también" así que me había dado a la tarea de escribir las notas que escuchaba, creando así un dueto que yo juraba sería maravilloso, sobre todo porque esa canción era especial para ambos.

−¿Listo?− Alfred preguntó desde su piano, yo sentí mi corazón agitarse, sería la primer vez que la tocáramos juntos y todo mi ser deseaba que saliera perfecta, que las notas que había escrito para ella quedaran perfectas con las que Alfred había escrito para mí.

−Empieza tu− Pedí ya listo en mi lugar, el piano hizo la suave entrada y ni por tantas noches que la había escuchado pude evitar que la piel me vibrara en respuesta.

Respiré hondo sabiendo exactamente donde iba a entrar, todo estaba en mi cabeza por lo que no necesitaba leer ninguna partitura, entré junto a Alfred igual de suave, tan solo dejando que mi arco acariciara las cuerdas, subiendo de tono cuando Alfred así iba y bajando con él en el momento justo.

Alfred concentró su mirada en las teclas que tocaba y yo me dediqué a cerrar los ojos y dejarme llevar por el momento que ambos habíamos creado, pesé a que no nos estábamos mirando lo sentí más cerca que nunca, de alguna forma era lo que yo siempre había querido, tocar a su lado y aun sin miradas saber que Alfred estaba pensando en mí, solo en mí.

Como toda nuestra música juntos el acoplamiento entre los dos fue instantáneo, las canciones siempre parecían simplemente creadas para los dos, solo para mi violín y su piano.

Y como era de esperarse, sentí como si todo a nuestro alrededor desapareciera dejándonos solos en un lago lleno de estrellas, mi corazón vibró llenó de emoción y la música de mi violín fue simplemente la expresión de amor, yo amaba esa canción, yo amaba a Alfred, ese compositor que había dedicado las mejores notas de su piano solo para mí.

La canción se terminó y nos quedamos unos segundos, que bien pudieron ser horas, en la misma posición en la que habíamos terminado, Alfred después de un rato levantó la mirada de sus teclas y me miró profundamente.

−Tenías razón, suena realmente mejor así…− La sonrisa que me dio fue simplemente hermosa, le devolví la sonrisa con una de las más sinceras que tenía, estaba dispuesto a ir a sentarme junto a él en el piano y quizá besarlo para asegurarme de que esto no fuera solo uno de mis sueños.

Justo cuando di el primer paso hacía Alfred, la puerta se abrió y Richard entró por ella, yo me quedé completamente rígido, por un momento había olvidado en donde estábamos y que la puerta no había estado cerrada con seguro, apostaba a que mi cara estaba más roja que la luz de un semáforo, Alfred buscó mi mirada y me giñó el ojo, cosa que aumentó mi vergüenza.

−En cuanto escuché la música en el pasillo supe que debían ser ustedes…− Comentó el maestro saludándome con un firme apretón de manos y haciendo lo mismo con Alfred en cuanto llegó hasta donde estaba él. –Nunca he oído esa canción, por lo que supongo que es de ambos− Ciertamente no era que fuera de los dos, por más que se sintiera así.

−Alfred la compuso…− Aclaré con algo de orgullo, solo porque esa frase terminaba con un, para mí.

−Sí, es de ambos, Artie acaba de mejorarla− Agregó Alfred buscando de nuevo mi mirada, sin embargo la desvié justo cuando chocaron, él siempre lograba abrumarme rápidamente con solo palabras y no quería que lo notara a través de mis ojos.

−Me da gusto saber que todavía están trabajando juntos, su música es excepcional − Comentó Rick a lo que yo solo suspiré cansino, él de alguna forma nos había unido, musicalmente hablando, le debía mucho a ese maestro por más que odiara admitirlo. –Debo confesar que esperaba que estuvieran tocando juntos de vez en cuando para estos años, nos llegó una propuesta a la que pienso nominarlos, en cuanto empiecen sus clases normales y tenga más detalles les hablaré sobre eso−

−¿Propuesta?− Pregunté interesado, en un tiempo habría buscado brillar yo solo pero ahora tenía la esperanza de permanecer junto a Alfred el tiempo más largo posible.

−Oh no, ahora no les puedo hablar mucho de eso, pero yo les recomiendo que practiquen lo más que se pueda juntos− No tenía que decirlo dos veces, yo estaba muy seguro que jamás volvería a tocar algo sin Alfred.

−No será un problema− Respondió Alfred quitándome la palabras de la boca, Rick rió satisfecho y después de un poco más de charla sobre las nuevas clases salió de la sala dejándonos a ambos solos de nuevo, Alfred se recargó en su piano y me miró desde su lugar.

−¿Qué?− Pregunté un poco incómodo con su insistente mirada, Alfred hizo una sonrisa traviesa de esas a las que era difícil acostumbrarme todavía, algo que rayaba en lo tentador.

−¿No planeas retomar lo que ibas a hacer antes de que Rick entrara?− Mis mejillas se calentaron por lo insinuante de su voz, no había pensado que él lo notaría pero ahí estaba, demostrándome lo equivocado que estaba.

−Yo no iba a hacer nada…− Murmuré justificándome, Alfred simplemente ensanchó su sonrisa con el titubeo de mi voz y se levantó del piano.

−Bien, entonces lo haré yo− Me quedé en mi lugar mientras él se acercaba cada vez más, mi corazón no dejaba de querer saltar fuera de mi pecho con cada lento paso que daba. −¿Seguro que no querías hacer esto?− Acercó su cara a unos centímetros de la mía, sentí su aliento cálido en mis labios y a través del marco de sus lentes vi en sus hermosos ojos azules mi rostro reflejado, algo que aceleró aún más mi corazón.

−Cállate…− Murmuré bajito dejándome llevar y cerrado de una vez la distancia que separaba nuestras bocas, adoraba el sabor de Alfred, era algo tan dulce y adictivo que simplemente me volvía loco. –Tenemos un café pendiente y debemos desempacar− Comenté entre los besos, Alfred solo hizo sonidos afirmativos pero parecía no estar escuchando lo que yo decía, yo tampoco supe lo que estaba diciendo, quizá solo era un débil intento de recordarme que lo de Rick se podía repetir y alguien podía aparecer por esa puerta de nuevo. –Andando entonces…− Con toda mi fuerza de voluntad lo empujé lejos, o al menos unos centímetros, parecíamos esos clásicos adolecentes enamorados, sin poder despegarnos ni un segundo del otro.

Alfred miró mi violín que estaba sobre su estuche por encima de mi hombro, no supe exactamente qué era lo que nos había conectado tan bien pero al ver su expresión adiviné el curso de sus pensamientos.

−Lamento decirte que no se puede tocar un dueto en un solo violín… así que si quieres intentarlo, tendrás que tocar tú solo− Alfred solo hizo un puchero antes de negar con la cabeza lentamente.

−Los instrumentos de cuerdas y yo no nos llevamos bien… Una vez intenté tocar una guitarra y las cuerdas son algo caras− Tuve que reírme con su historia, tenía un forma de contar las cosas que era imposible no reírse de sus bromas.

−Entonces mantente alejado de el… ya te dije que me gusta mucho ese violín− Comenté de vuelta cerrando mi estuche.

−¿Te gusta más que yo?− La pregunta casi me dio un ataque de risa, aquello más que divertido era completamente estúpido, pero el humor de Alfred era de las cosas que más me gustaban en él.

−Oh claro, es más, si fuera legal casarse con un instrumento ya lo habría hecho hace mucho− Me burlé de la forma más sarcástica que tenía, Alfred por su parte hizo una mueca de horror de lo más dramática.

−Que malvado eres Artie, yo que pensaba pedirte matrimonio en estos días~− Las simples palabras de aquella broma me hicieron imaginar un escenario que era demasiado vergonzoso para admitirlo, no era una boda ni nada de eso, más bien era un escenario de una vida junto a Alfred.

Traté de imaginar cómo sería pero el pensamiento de "es demasiado pronto para pensar en esas cosas" me detuvo, mi relación con Alfred iba bien, aunque aún nos faltaban muchos temas de los que hablar, cosas por enfrentar, cosas por hacer, y yo era de esas personas realistas que sabía que nada estaba predestinado, todo podía cambiar en un instante, sin embargo por alguna razón, yo quería que Alfred formara parte de mi vida, de mi futuro, de mi destino.

−Esperaré a que legalicen el matrimonio con instrumentos musicales, gracias− Rematé con aquello caminando hacía la puerta con una sonrisa de triunfo en el rostro y Alfred hizo otra serie de pucheros pero me abrazó por la espalda antes de salir de la sala y me dio un beso fugaz en la mejilla, yo por supuesto le reclamé solo un poco pero no dejé de sonreír por esos pequeños gestos llenos de cariño.

Inevitablemente seguí pensando en el matrimonio, el matrimonio entre dos personas del mismo sexo ya era legal en varios países por lo que Alfred tenía un punto a su favor, eso me recordó también que nunca habíamos tocado el tema de "ambos somos hombres" pero yo pensaba que no había necesidad, él estaba bien conmigo y yo con él, en mi opinión no había más vueltas que dar a eso, a mí me había gustado Alfred por la persona que es y aunque me había puesto a pensar en eso más de una vez, ahora que mis sentimientos habían sido correspondidos me daba un poco igual, yo lo quería y me sentía cómodo a su lado así que no necesitaba agobiarme con el tema de la aceptación social, aunque ya llegaría el momento en que tendría que pensarlo, sobre todo con mis padres.

La campanilla del elevador me despertó de los pensamientos y por fin noté que ya estábamos frente al elevador, al subir hasta nuestro piso me aseguré de enviar a Alfred a desempacar a su propia habitación, fue una pelea ardua pero al final resulté ganador, solo con la condición de verlo en su habitación antes de ir por aquel café que le habíamos prometido a Marie.

Me daba un poco de miedo pensar en enfrentarme a ella después del cómo habían quedado las cosas en nuestra platica, pero no iba a negar lo que tenía con Alfred, además de alguna forma el decirlo públicamente hacía que se sintiera cada vez más real y eso me gustaba.

~*~*~*~*~*~*~*~*~*~ De Amor, Fama y Música ~*~*~*~*~*~*~*~*~*~

Mi mal presentimiento se había hecho realidad, aquel café con Marie para "saber de nuestras vacaciones" se había convertido totalmente en un interrogatorio para mí y para Alfred sobre nuestra relación, fuera de aquello había sido de lo más agradable, la tarde se me había pasado volando entre risas, recuerdos e inclusos esos momentos incomodos en los que no había sabido que decir o como responder.

Lo más interesante del día había sido aquella propuesta misteriosa de la que nos había hablado Rick y una petición que Marie me había hecho, o no, en realidad solo había mencionado que tenía una petición para mí pero no había especificado de qué se trataba, al igual que con el maestro yo tendría que esperar para saber de qué se trataba.

−¡Hey Artie! ¿Quieres subir a la azotea?− Una tercera propuesta había llegado, pero para esa no necesitaba pensar nada, el sí ya estaba en mis labios pero preferí contestar presionando el botón del elevador que nos llevaba al último piso. –Espero que ninguno de los de primer año descubran nuestro lugar−

−¿Nuestro?− Pregunté elevando una ceja. –Yo lo descubrí, así que es mío− Comenté en broma, Alfred me sonrió detectando mi tono de voz.

−¿No lo piensas compartir conmigo?− Preguntó con tono juguetón, yo fingí que lo estaba pensando mientras el elevador seguía subiendo piso por piso.

−Tu ganas~ solo porque me agradas− Respondí por fin cuando llegamos al último piso del edificio, Alfred salió después de mi siguiéndome de cerca.

−¿Eso es todo? ¿Solo te agrado? ¿No quieres decir algo así como, solo porque te amo?− Yo me reí bastante con su egocentrismo, aunque de cierta forma era un poco cierto, yo lo amaba, sabía que era muy pronto para decirlo en voz alta pero así me sentía, no solo me gustaba o lo quería, era más allá de eso, algo tan grande que me hacía sentir como si conociera a Alfred de toda la vida, como si hubiera nacido solo para estar junto a él.

−No seas engreído− Comenté en broma, salimos por la puerta que daba a la azotea y el aire limpio nos golpeó con suavidad, era como entrar a un mundo diferente, Alfred de inmediato extendió sus brazos dejando que el viento hiciera volar su chamarra y su cabello.

−Sigue siendo genial venir aquí− Comentó cerrando los ojos y solo disfrutando del aire, yo por mi parte me dediqué a admirar el cielo salpicado de estrellas.

−Sí, es agradable estar aquí arriba− Fui hasta la orilla para observar la ciudad recargándome en la barda de protección, Nueva York era una ciudad llena de edificios, unos más altos que otros pero sin duda era una ciudad digna de admiración, sobre todo a esas horas donde las luces contrastaban con la oscuridad de la noche, Alfred se me unió después de un rato y miró hacía todos lados de la ciudad.

−¿Por qué me odiabas cunado nos conocimos?− La pregunta me desconcertó un poco, di una rápida repasada al pasado y al día en que nos habíamos visto por primera vez y no encontré nada.

−No te odiaba− Aseguré pensándolo, era cierto que en algún momento yo lo había evitado pero todo eso era porque lo consideraba como una competencia y nada más.

−Todavía me acuerdo que querías lanzarme de este lugar− Al recordar aquello me tuve que reír un poco.

−No era porque te odiara, ese día insistías mucho hasta al punto de ser demasiado molesto− Aclaré todavía riendo de aquella vez.

−¿Sabes? Realmente pensaba que era muy difícil hablar contigo antes, eras tan serio y cortante… cuando dijiste aquello pensé que de verdad me odiabas− Suspiré un poco al escuchar las palabras de Alfred, no podía evitarlo, muchos en el pasado se habían quejado de mi carácter pero no era que yo pudiera hacer algo al respecto.

−Cuando te escuché tocar pensé que eras demasiado bueno y no pude evitar verte como mi enemigo− Hablé con sinceridad, gracias a mi padre veía a todos los que eran mejor que yo como una competencia, no era agradable pero te ayudaba a mejorar a veces.

−Hahaha~ cuando yo te escuché tocar aquella vez fue todo lo contrario, en las noches antes de dormir escuchaba las notas de tu violín resonando una y otra vez en mi cabeza, a veces me ponía a componerles una melodía de fondo y sin darme cuenta las horas se me pasaban volando y cuando el sol salía yo seguía pensando en ti, en tu música, por ello insistía tanto en escucharte, todo el tiempo me preguntaba como sonaría tu violín con alguna de las canciones que componía en mi cabeza, incluso mientras tocaba en mis clases me preguntaba como sonaría con tu violín acompañándome− Me sentí completamente extraño, aquellas confesiones me abrumaban y me encantaban tanto que me quitaban el aliento.

−De alguna forma yo también pensaba en ti casi todo el tiempo, al principio era un poco molesto pero cuando te fui conociendo mejor comencé a pensarte de una forma diferente y fue cuando me di cuenta de…− Paré de inmediato ahí, lo mío no era admitir ese tipo de cosas así como así, el solo pensar en decirlo tan directamente me hacía un nudo en el estómago.

−Dilo… quiero escucharlo, jamás me lo has dicho− La mirada tan intensa que me dio me hizo temblar ligeramente, era algo tan inesperado en él, sentí que mi garganta se secaba y supe que las palabras no saldrían de mi boca tan fácilmente, no porque no las sintiera era todo lo contrario, las sentía tan profundas que sacarlas dolería de una forma o de otra.

−¿Qué quieres que te diga?− Pregunté avergonzado, una parte de mi luchaba por decírselo y la otra se negaba porque sabía que era como admitir una derrota, darle a alguien el poder de destruirte, entregarle un corazón frágil a alguien que no sabes si lo querrá o por el contrario solo lo romperá, yo confiaba en él pero los años me habían hecho crear un escudo impenetrable para cubrir mis sentimientos y era difícil abrir completamente ese escudo por más que amara a Alfred.

−Que me quieres, que estas realmente enamorado de mí− Pensé en la seriedad de su voz, aquello iba más allá de un simple capricho, sonaba más como una necesidad, Alfred me lo había dicho incontables veces, incluso el día en que me había confesado todo, él era el que lo había dicho más claro que yo, yo solo solía responder con un "yo también" o un "me siento igual que tú" pero nunca se lo había dicho como él me lo decía a mí.

−Sabes lo que siento− Murmuré casi como queja, era una débil forma de escapar pero yo era consciente de que no podría hacerlo, Alfred me abrazó y sentí su rostro hundirse en mi cuello, su respiración me causó escalofríos y me corazón se agitó de inmediato en respuesta.

−Lo sé, pero quiero escucharlo− Después de eso nos quedamos un rato en silencio, yo intentando que las palabras salieran y él seguramente esperado pacientemente.

−R-realmente estoy… quiero decir… yo realmente t-te amo…− El que no me estuviera mirando me ayudo bastante a sacarlo pero con todo y eso me sentí realmente un idiota con lo titubeante de mi voz, mi cuerpo entero estaba temblando ligeramente y casi podía escuchar a mi corazón latiendo rápida y fuertemente en mis oídos.

Los brazos de Alfred me abrazaron con más fuerza y sentí un beso ligero en el cuello que me hizo estremecer, pensé que de pronto las piernas me fallarían y me aferré de nuevo a la ropa de Alfred abrazándolo con fuerza también, después de un rato Alfred levantó la mirada y la clavó en la mía, me sonrió un poco con ternura.

−Yo también, realmente te amo− Pensé lo increíbles que eran esas dos palabras, capaces de desatar un sentimiento sin límites, tan fuerte y arrasador, como solo el amor podía serlo.

No supe si era por aquel "te amo", por el hermosos escenario que teníamos o por alguna otra cosa pero los besos de Alfred me robaron el aliento en ese momento, más que nunca…

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El comienzo de clases no fue tan pesado para mí, había aprendido a amar la música de una forma en que todo lo que pudiera aprender sobre ella me interesaba, debido a que Alfred y yo estábamos en un nivel de maestría compartíamos algunas clases, al menos las teóricas, las practicas por supuesto eran separadas por la diferencia de nuestros instrumentos, pero no era como si eso fuera un problema, Alfred se encargaba de buscarme cada minuto del día que tenía libre y por las tardes subíamos de nuevo a la azotea a hablar de todo un poco, de las nuevas clases, de las canciones que estábamos practicando para nuestras clases, los duetos que deberíamos intentar en algún momento, de los gustos de cada uno, los temas eran infinitos y siempre las pláticas eran tan naturales entre nosotros que de verdad sentía que éramos el uno para el otro.

Ese día no era diferente a los otros, ambos habíamos subido a la azotea para descasar del estrés de nuestras clases, el cielo ese día era maravilloso, no había ninguna nube y el azul infinito se extendía por todos lado, un azul igual de hermoso que el de los ojos de Alfred.

−Me encanta este cielo− Comenté distraídamente, Alfred miró también pero de inmediato volvió a posar su vista en la ciudad.

−Mmm… es lindo pero no es el mejor para mí…− Opinó encogiéndose de hombros con ligereza.

−¿Por qué? A la mayoría le gusta el cielo cuando esta así de despejado− A veces llegaba a pensar que éramos demasiado diferentes pero eso era lo que hacía todo más interesante, cuando yo tenía una opinión Alfred tenía una completamente diferente.

−¿Qué sería el cielo sin sus nubes?− Preguntó de pronto con una sonrisa. –¿Te lo imaginas? Si el cielo fuera así siempre no existiría esa diversión que provoca en algunos niños e incluso adultos al ponerse a buscar figuras en las nubes del cielo, tampoco existiría ese anhelo de caminar o recostarse en las nubes esponjosas que todo el mundo siente alguna vez− Aquello me pareció un argumento tan infantil que no pude evitar reírme un poco, Alfred de verdad pensaba con el ingenio de un niño y eso era realmente tan divertido como absurdo en alguien de su edad, sin embargo tuve que darle el punto a su favor.

−Tienes toda la razón− Accedí entre risas divertidas, el solo sonrió victorioso. –Es un argumento absurdo pero cierto− Agregué recordando que en algún momento yo había hecho eso de buscar figuras en las nubes y solía impresionarme bastante cuando encontraba alguna que estuviera bien formada.

Pero para mí ese cielo seguía siendo el mejor porque me recordaba al color de sus ojos y con eso ninguna nube podría competir.

La puerta de la azotea se abrió de pronto con ese chirrido ya conocido por lo vieja y descuidada que estaba, pensé que algún aventurero había descubierto nuestro lugar pero grande fue mi sorpresa al ver a Marie salir por la puerta.

−Sabía que los encontraría aquí… espero no interrumpir nada− Comentó con un sonrisa de disculpa y las mejillas un poco sonrojadas.

−Tranquila, no interrumpes nada ¿Qué sucede?− Preguntó Alfred de lo más normal, era completamente cierto y me sentí aliviado de que no hubiera estado haciendo nada con Alfred, todo era conversación y nada más.

−Arthur ¿Recuerdas que te hablé de algo que quería que hicieras?− Yo asentí de inmediato amablemente, aún no sabía de qué se trataba pero Marie se veía totalmente emocionada. –Pues verás… compuse una canción en el violín y conseguí unos arreglos musicales increíbles con un amigo, yo ya la toqué pero quiero saber cómo se escucha contigo, solo tú tienes el talento suficiente para aprender las notas en unos días, por favor− Aquello me tomó por sorpresa, sin embargo no tenía ninguna razón para negarme a cooperar con ella.

−Eso suena bien, me encantaría poder ayudarte, así que sí, puedes contar conmigo− Accedí de inmediato, ella sonrió abiertamente y me agradeció una y otra vez.

−Espera… yo quiero escuchar también ¿puedo?− Preguntó Alfred con un puchero, Marie lo miró con la ternura de un madre.

−No te pongas celoso Al, y claro que puedes escuchar, planeaba invitarte también− Tuve que mirar a Alfred como para comprobar si de verdad tendría celos de alto tan tonto o no, pero su rostro no mostraba nada fuera de lo normal, así que solo pude pensar que era la imaginación de Marie.

−No son celos− Se defendió Alfred con un murmullo que lo delató completamente, por mi parte solo me burlé un poco mentalmente de lo infantil que podía ser, aunque pensándolo bien yo no había tocado con nadie más que él, al menos no en el tiempo que llevábamos juntos y él en realidad tampoco lo había hecho, me puse un poco nervioso por ese detalle, no sabía con exactitud que tan bien pudiera tocar con otras personas pero pronto lo descubriría y supuse que eso también era lo que ponía a Alfred tan alerta e inquieto.

−¿Cuándo quieres que comencemos con las pruebas?− Pregunté a Marie y ella me sonrió sacando unas hojas de su mochila.

−Lo más pronto posible… aquí están las partituras, cuando estés listo hablaré con mi amigo para que nos reunamos en su sala especial de ensayo− Aquello me llamó la atención pero por un momento pensé en dar un vistazo a las notas escritas en las hojas, Alfred también se acercó a dar una mirada, la canción se titulaba "Crystallize", un título que me pareció hermoso por alguna razón.

−¿Sala especial?− Pregunté distraídamente viendo las notas, estaban al nivel de todo lo que Alfred componía, las notas eran elaboradas pero nada imposibles de tocar.

−Sí, él se dedica a la música tecno, en realidad es un mezclador que se va a graduar el año que viene− Aquello era una verdadera sorpresa, jamás me había interesado por ese tipo de música y tocar algo así no era de lo que yo tuviera pensado hacer por lo que dude un poco, pero las notas eran completamente normales.

−Nunca he escuchado algo tecno con violín…− Comenté ignorante en el tema, en realidad jamás había escuchado algo moderno que no fuera el rock o algunas recomendaciones que de vez en cuando me hacía escuchar Alfred, por lo que no estaba muy seguro de lo que era la música de ese estilo.

−Es muy sencillo Artie, ese tipo de música es algo similar a lo que se crea con el violín eléctrico… tu tocas algo en tu violín normal y el mezclador se encarga de unirle algunos sonidos para darle un ritmo totalmente distinto y único, es similar al violín eléctrico pero tiene muchos más arreglos− La explicación de Alfred era bastante clara sin embargo aún tenía mis dudas al respecto, era algo que nunca había escuchado por lo que no estaba seguro de los resultados.

−Supongo que esto te servirá para darte una idea− Marie sacó algo más de su mochila, esta vez era un CD con un violín en la portada y algunas luces de colores llamativos de fondo.

−Bien, practicaré en esta semana y yo te buscó para avisarte− Recibí el CD y ella dio un salto de felicidad.

−Mil gracias Arthur, sé que podrás y será increíble, te lo aseguro− Por alguna razón su confianza en mí me alagó bastante, por lo que pensé en poner todo de mi parte para que saliera tan bien como ella quería.

−No es nada…− Respondí con una sonrisa a lo que ella la respondió con una igual de sincera que la mía.

−Bueno, los dejo a solas~ Nos vemos después− Nos guiñó el ojo ambos y se fue por donde había llegado, no pude evitar sonrojarme un poco por la voz burlona con la que se había despedido de nosotros y al mirar a Alfred noté que él estaba en la misma situación que yo.

−Puede ser más burlona de lo que puedas imaginar− Murmuró Alfred con un suspiro casi de alivio.

−Lo voy notando− Respondí con una sonrisa agradable, era un poco raro que ella me contara como un amigo pero se sentía bien también.

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Estuve ensayando la canción de Marie una semana entera en mis descansos entre clase y clase hasta que llegué a perfeccionarla, sonaba bastante bien, en realidad tenía un ritmo constante y el arco parecía moverse con naturalidad sobre las cuerdas creando las notas precisas, que tuviera notas elaboradas no significaba que fuera difícil de tocar y esa canción sin duda era muy sencilla de tocar.

Después de que me sentí seguro de como sonaba fui a buscar a Marie para darle la buena noticia, ella por supuesto estaba encantada con que me lo hubiera tomado tan enserio, aunque aquella música del CD que me había prestado me había intimidado un poco, no era un ritmo con el que yo estuviera familiarizado y eso me ponía nervioso pero de igual forma estaba dispuesto a probar.

La cita con su amigo había resultado ser en ese mismo fin de semana, yo aún tenía tres días para practicar y en cada día Alfred había estado pegado a mí animándome.

Cuando el sábado llegó los tres fuimos a un lugar completamente igual que las salas de grabación musical, yo me sorprendí por la cantidad de botones que había en un tablero y Alfred por su parte parecía un niño en dulcería, se acercó al tablero poniéndose de inmediato unos auriculares enormes y preguntando un montón de cosas del sonido y esas cosas que yo no comprendí, como si estuviera hablando en un idioma distinto.

El amigo de Marie llamado Gilbert me dio todas las indicaciones que básicamente eran solo entrar en la cabina aislada del sonido y tocar la canción cuando él me diera la señal, puso un micrófono en mi violín y me proporcionó un banco alto donde pudiera sentarme para tocar, aunque yo preferí hacerlo de pie.

En la cabina podía ver a los tres hablar pero ningún sonido se filtraba, por lo que solo veía el movimiento de sus bocas, Gilbert estaba arreglado algunas cosas del tablero, Marie se mantenía al margen sentada en un banco alto igual al que me habían dado a mí con los audífonos entre sus manos, Alfred por su parte parecía estar preguntado sobre los sonidos todavía y aún tenía los audífonos puestos, se veían tan relajados y divertidos que inevitablemente me relajé también, contagiado de esa aura divertida.

Una luz roja se encendió en el interior de la cabina y por el micrófono habló Gilbert, supe que todos los preparativos estaban listos por lo que me alisté.

−Bien Arthur, estamos listos de este lado… en cuanto la luz verde se encienda contaras hasta tres y esa será tu entrada ¿Entiendes?− Yo no estaba seguro de que fuera a salir bien al primer intento pero de todas formas asentí y me puse en posición.

La luz verde se encendió y conté hasta tres mentalmente, toqué sin detenerme pendiente de las notas en mi memoria y a la vez pendiente de lo que hacían los tres al otro lado, Gilbert movía los botones y palancas con sus propios audífonos puestos, Alfred estaba serio escuchado la música y Marie también se había puesto unos audífonos que Gilbert le había dado unos minutos antes de comenzar, los tres parecían bastante concentrados en lo que hacían y de vez en cuando asentían satisfechos, yo no me detuve, lo único que podía escuchar era la música de mi violín resonar por toda la cabina, no había forma de saber los arreglos que Gilbert estaba haciendo sobre ella pero todo parecía marchar bien por lo que no paré hasta el final de la canción.

Una vez que terminé de tocarla Gilbert movió algunos otros botones y se quitó los audífonos para hacerme una señal de que todo había marchado bien, Marie solo me sonrió satisfecha y Alfred igualmente se quitó los audífonos y me miró de una forma profundamente encantadora que me hizo sonrojar por alguna razón.

Gilbert volvió a encender el micrófono y me indicó que podía salir con ellos, una vez que guardé mi violín en su estuche y me les uní, Marie y Gilbert saltaron a felicitarme y a agradecerme.

−Es impresionante que quedara al primer intento… pensé que nos llevaría más tiempo pero veo que elegiste bien Marie− Comentó Gilbert alegremente volviendo al tablero de botones.

−¡Te lo dije! Arthur es mejor que yo en el violín acústico− Yo no pude evitar sentirme abrumado de tanto alago y busqué la mirada de Alfred por instinto, como una forma de distracción, Alfred tenía una expresión indescifrable y eso me puso un poco nervioso, sin embargo cuando notó mi mirada sobre él me guiñó el ojo y yo sentí arder mis mejillas, odiaba que fuera así de coqueto a veces.

−Pues sí que es bueno… pero no tanto como yo~− Comentó Gilbert con aires de grandeza a lo que Marie solo rodó la mirada con una risa divertida. −¿Quieres escuchar cómo quedo?− Yo asentí a la pregunta y él puso manos a la obra, la música empezó a sonar en un altavoz, el sonido era completamente diferente pero mi violín estaba ahí, sonaba tan claro y preciso, era increíble el modo en que los sonidos se acoplaban perfectamente a la música de mi violín creando un sonido tan atrevido y distinto al original, yo quedé completamente impresionado y reconocí el talento de Gilbert.

−Suena completamente diferente… Es increíble− Comenté un poco ensimismado con el sonido, yo no podía creer que era mi violín, pero cada nota que escuchaba coincidía con la que tenía en mi memoria grabada.

−Te lo dije… ¡Soy grandioso en esto!− Yo no podía estar más de acuerdo, admiré completamente su trabajo.

−Gracias Gil~ No te olvides de darme una copia y por supuesto, supongo que Arthur va a querer una también ¿no?− Yo contesté un sí sin dudarlo ni un segundo, era algo completamente nuevo para mí y quería conservar el recuerdo.

−Yo también quiero una− Comentó Alfred distraídamente, Marie se rió por lo bajo y yo aún no podía salir del encanto que la música me había provocado.

−Claro Al, te daremos una también… ¡Oh! Y eso me recuerda que te traje algo− Marie sacó unas hojas y se las pasó. –Conseguí que alguien hiciera un acompañamiento para piano de la canción… no estoy segura de cómo va a sonar pero apuesto a que bien… me gustaría escucharla con ustedes dos− Alfred de inmediato sonrió y se puso a leer las partituras con una sonrisa de lo más brillante en el rostro, yo pensé que de verdad era un niño.

−Claro, el grandioso yo les enviará las copias que quieran… solo denme tiempo para editar el sonido− Con aquello nos despedimos de Gilbert que se quedaría un rato más a editar el sonido, agradeciendo su ayuda volvimos a la escuela, ya eran casi las 6 de la tarde cuando por fin estuvimos en la recepción, el sol ya se estaba ocultando y todo el camino de regreso se me había hecho cortó con las platica y bromas, estar con Marie se me hacía cada vez más agradable y natural, ella era una chica divertida, una buena amiga.

−Bueno chicos, yo me voy a mi habitación, estoy un poco agotada… Al, avísame cuando vayan a tocar la canción para escucharlos ¿Sí?− Alfred asintió de lo más feliz y yo no pude evitar reír con él, teníamos una nueva canción que tocar juntos y eso era grandioso.

Marie se bajó en el décimo piso y nosotros por supuesto en el doceavo, yo también estaba un poco agotado por el viaje que habíamos hecho y quería recostarme un poco aunque fuera todavía muy temprano para ir a dormir.

Una vez en el pasillo Alfred se me pegó y supe que me seguiría hasta mi habitación, no le negué la entrada, había estado inusualmente serio en todo el viaje pero decidí no preguntar al respecto, dejaría que él me contara lo que estaba pensando cuando quisiera.

Ambos nos acostamos en mi cama en silencio, su hombro estaba pegado al mío trasmitiéndome un calor agradable, una calidez que solo él tenía y que hacía vibrar mi cuerpo entero.

−¿Sabes? Pienso que eres un músico increíble…− Alfred rompió el silencio de pronto y yo lo miré, él solo me miró ligeramente para volver a posar sus ojos en el techo de mi habitación.

−Gracias… Tú también lo eres y ni hablar de tus composiciones−Comenté de vuelta con sinceridad, yo de verdad había llegado a admirarlo, su música era tan bella que tocaba los corazones y se sentía con el alma, Alfred solo soltó una risa que más que divertida sonó a modestia.

−¿Crees que podamos estar tocando juntos en el futuro?− Me quedé pensando en su pregunta mientras miraba también al techo.

−Quizá… Ojala que sí, sería grandioso que me invitaras de vez en cuando a tus conciertos y yo te invitaré a los míos sin dudar− Comenté de pronto, Alfred se rió divertido y supe que estaba imaginando el cómo sería.

−Eso sería bueno… Pero yo me refería a tocar juntos, tener una carrera como dueto− Esas palabras volvieron a activar los pensamientos de una vida junto a Alfred que a veces pasaban por mi cabeza, algo mucho más serio que un noviazgo, algo que fuera permanente, esas cosas de "envejecer al lado del otro". –Sé que aún hay muchas cosas en las que debemos pensar antes pero… me refiero a si crees que algún día eso pase− Yo idealicé ese escenario y el vuelco en mi estómago me dio la respuesta.

−Sí, si ambos queremos eso creo que podría pasar− Contesté perdido en el blanco del techo, lo estaba mirando pero a la vez no, mi cabeza estaba más interesada en imaginar diferentes escenarios en el futuro, en todos ellos estaba Alfred y todos terminaban con un final feliz, porque yo así deseaba que fuera.

−Yo de verdad sueño con tener una carrera musical y que estés en ella sería grandioso, lo mejor que podría pasarme− Sentí mi corazón inundarse de aquel amor que Alfred me brindaba al decir esas cosas, decidí que sin importar lo que viniera lucharía junto a él, era el primer plan a futuro que hacía con alguien más e idealizarlo era una completa mezcla de emociones, compromiso, incertidumbre, emoción, miedo quizá, pero sobre todo esperanza e ilusión, nuestro primer sueño juntos.

−También sería lo mejor que podría pasarme− Susurré en el silencio que se había formado, sentí la mano de Alfred buscar la mía y entrelazar nuestros dedos, como una promesa silenciosa, una promesa que yo no olvidaría y trataría de cumplir cada día a partir de ese momento.

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Alfred había logrado aprenderse la canción de Marie en menos de una semana, por lo que la practicamos juntos un par de días antes de avisar a Marie para que ella también pudiera escucharla, no era extraño que Alfred mostrara tanto entusiasmo por una canción así que Marie no se sorprendió cuando la escuchó, sonaba diferente pero igual de bien.

−Me alegra que sonara tan bien− Comentó ella después de escucharla, yo igualmente había podido oír lo que tocábamos gracias al nuevo cristal de la sala de ensayo y estaba satisfecho con lo que había escuchado.

−Gracias por dejarnos tocar tu canción− Alfred le sonrió de lo más feliz y Marie solo asintió en respuesta.

−Espero que algún día me dejen tocar con ustedes... el cello es un instrumento que se lleva de maravilla con el piano y el violín−

−¡Claro, cuenta con ello!~− Alfred estaba bastante animado y yo me alegré al ver que había perdido ese miedo a probar el tocar junto con otros músicos.

−Sería un placer tocar algo los tres juntos− Agregué yo, totalmente de acuerdo con la idea.

−¡Esta hecho entonces! Buscaré una buena canción que podamos tocar juntos− Ambos asentimos, había muy buenas canciones para esos tres instrumentos juntos pero sin duda Marie tenía buen gusto al elegir por lo que ella era la indicada para escoger la canción.

La puerta de la sala sonó y yo me acerqué a abrirla, Richard entró por ella con una sonrisa en el rostro.

−¡Hey chicos! Por fin tenemos los detalles de la propuesta que les dije, Marie ¿Me darías un momento para hablar con ellos?− Marie salió después de recoger su mochila y nos quedamos esperando a que el maestro hablara. –Bueno chicos, la cosa esta así… Un productor de cine está interesado en los nuevos talentos de Juilliard, las audiciones serán en dos meses, se trata por supuesto en escoger a los mejores para hacer la banda sonora de una película que se empezara a producir dentro de tres meses… yo voy a nominarlos pero debo saber si están de acuerdo y dispuestos a dar lo mejor… casualmente hay una melodía en especial que es un dueto en piano y violín así que piénsenlo y díganme su respuesta lo más pronto posible− Aquella propuesta me hizo sentir bastante alagado y emocionado, pensé de inmediato en la promesa silenciosa que había hecho con Alfred, el sueño que ambos queríamos estaba ahí, tan cerca que era imposible creer lo rápido que había llegado.

−Eso sería increíble− Opinó Alfred con una brillante sonrisa, yo no pude evitar sonreír también emocionado.

−Y es una oportunidad que sin duda los hará crecer en el ámbito profesional− Agregó Rick complacido con el entusiasmo de ambos.

−No creo que haya mucho que pensar, es una oportunidad a la que no podría negarme de ninguna manera− Agregué totalmente convencido y Alfred estuvo de acuerdo conmigo.

−¡Perfecto! Por el momento asegúrense de practicar todo lo que puedan juntos, si necesitan partituras no duden en pedírmelas, tiene solo estos dos meses antes de las audiciones, yo confío en que les irá tan bien como en la prueba que ganaron− Alfred y yo estuvimos de acuerdo en que haríamos lo mejor que pudiéramos y Rick salió de la sala satisfecho.

−¡Wow! Nunca pensé que fuera a ser una propuesta tan buena~− Alfred se estiro en su lugar con la sonrisa emocionada aún en el rostro.

−Ni yo, es genial que pensara en nosotros para eso− Agregué sentándome a lado de Alfred frente al piano, él de inmediato recargó su cabeza en mi hombro quedándose ahí recostado, yo por supuesto no intenté apartarlo, al contrario quería acariciar su cabello pero me contuve un poco.

−Vaya que lo es~ Rick no ha ayudado demasiado− Eso ni dudarlo, mis deudas con el maestro que una vez odiaba estaban creciendo cada vez más, pero me aseguraría de agradecerle correctamente en algún momento y no fallarle en eso parecía ser la mejor forma de hacerlo.

−Tenemos que practicar bastante en estos meses− Mencioné de lo más tranquilo, sabía que la respuesta de Alfred sería un "sí" por lo que no tendría que preocuparme de nada, tan solo de tocar con él, y eso estaba lejos de ser agotador.

−¡Será fantástico! Si por mí fuera tocaría contigo todos los días− Una risita salió de mi boca, yo igualmente tocaría con Alfred toda la vida de ser posible y en ese momento deseé que eso se hiciera posible.

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Continuara…

Amado publico quiero que sepan que su escritora se está esforzando por cumplirles los prometido pero el poco tiempo me hace imposible avanzar, ayer decidí que trabajaría en este capítulo sí o sí y aquí he estado pegada a la computadora para poder terminarlo solo para ustedes~

Estoy un día atrasada… pero al menos ya no son meses u.u

Espero que les haya gustado y tómenlo como el regalo atrasado de Navidad de mi parte~

En cuanto a "Cartas de un Extraño" me van a tener que esperar con los capítulos finales… son tres y solo tengo uno escrito, pero les prometo que sí los voy a subir… aún no sé cuándo será pero espérenlos ;) y serán mucho más largos que los anteriores así que por eso no los he terminado de escribir~ pero estoy en ello, así como en el epilogo de "L4T" así que no se preocupen~

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No tengo mucho que decir de este capítulo, solo diré que es la introducción y el inició de todo~ no soy muy buena con el romance, sin embargo aquí me sale de lo más rápido XD espero que les gustara y que lograra estar a la altura de "Compositor de Amor"

Sin más por el momento les dejo las canciones que aparecieron en este capítulo, solo fueron dos~

1° "Only for you" (Cometí un error fatal en el título de la canción en la historia anterior… investigando, noté que el verdadero nombre de la canción es "River flows in you" y pertenece a Yiruma… Búsquenla en versión piano y violín y verán que linda suena así)

2° Crystallize, de la señorita Lindsey Stirling (Ella es una genio del violín por lo que la recomiendo ampliamente)

3° Crystallize, de nuevo pero en versión piano y violín… es de la misma chica así que búsquenla, ojala le encuentren XD suena realmente bien~

Eso sería todo, les mandó una abrazo de oso panda, mega grande~ y espero que hayan pasado una hermosa navidad ;)

Se despide, Hikari no Yami :3 ¡Chao Miau!