Finding My Royal Self
Summary: Kate Beckett vive una vida tranquila en New York; tiene un trabajo que le encanta y un esposo al que ama. ¿Qué sucede cuando una mujer de su pasado llega de visita desde Londres para recordarle a dónde pertenece? ¿Podrá ella con la tensión de volver una vida de la cual había escapado muchos años atrás?
Disclaimer: los personajes pertenecen a abc, excepto aquellos que van apareciendo y que nadie conoce, o sea, son míos.
Capítulo I
La luz del sol se colaba entre las cortinas marrones que cubrían ambos ventanales. El silencio reinaba cada habitación del loft mientras que el olor a café se expandía desde la cocina, donde una taza humeante reposaba sobre la barra americana.
El reloj marcaba las 9:17 a.m. ese viernes de primavera y la capitana Katherine Beckett se encontraba recostada bocabajo en la enorme cama matrimonial que adornaba la parte central de la habitación. Y no porque, por algún mal acomodo de rutina o quizá la suerte, su reloj no hubiese sonado y se hubiese quedado dormida; sino porque después de muchos días se había tomado un merecido descanso y lo disfrutaba durmiendo como un bebé o quizá una adolescente en vacaciones.
Se removió entre las sábanas con un gemido de satisfacción cuando sus músculos entumecidos por la intensa actividad nocturna se estiraron, relajándose.
Abrió los ojos lentamente, disfrutando de la ausencia de sueño presente pocas veces durante sus mañanas. Si bien ser la capitana de una comisaría llena de detectives no requería de un horario madrugador, Kate era de esas mujeres que preferían hacer todo antes del tiempo límite para poder deleitarse con la compañía de su esposo durante las tardes. Entonces madrugar era una necesidad.
Incorporarse fue el siguiente paso, llevando con ella la cobija para cubrir su completa desnudez, a pesar de que sabía que no había nadie de quién sentirse apenada. Miró a su alrededor para checar la hora y comprobar que, en efecto, estaba sola. Alcanzó con una mano la camisa color vino que su esposo usaba la noche anterior y se la puso abrochando el botón medio, bajando de la cama solo para sentir el frío de la madera bajo sus pies. Sacó del cajón unas bragas que se puso mientras avanzaba fuera de la habitación.
El olor a café fue lo que la guio a la cocina, encontrándose con la taza junto a una nota escrita en cartón color perla con una fina caligrafía que reconoció enseguida: "Junta con Black Pawn, nos vemos a medio día. Te amo". Sí, lo esperaba. Las juntas con la editorial que manejaba los libros de su esposo, Richard Castle, habían sido constates ese mes debido al próximo lanzamiento del nuevo libro, el último de la saga de Nikki Heat –personaje basado en ella.
Vivir siendo la musa de su escritor favorito era toda una aventura que la mantenía siempre sonriendo y de buen humor; y mejor aún, estar casada con él. Después de 2 años de conocerse, comenzaron una relación de pareja que pronto escaló al siguiente nivel con un compromiso y después el matrimonio, en el cual llevaba apenas 7 meses y seguía sintiéndolo como algo novedoso.
Dejando la nota a un lado, se llevó la taza a los labios y bebió el maravilloso líquido que le calentó la garganta al instante. Dedujo entonces que Rick no llevaba mucho tiempo fuera, pues su café seguía caliente.
Se sentó en una de los bancos de la barra volviendo a tomar de su taza blanca, saboreando su bebida. Que bien la conocía él. Desde sus horarios de despertar para saber cuándo preparar el café hasta cada grano de azúcar que éste debía llevar. Y ella, bueno, lo conocía igual de bien.
Se encontraba pensando qué hacer para desayunar cuando el timbre del loft sonó anunciando la presencia de alguien al otro lado de la puerta. Pff, vaya timing. Dejó la taza a un lado y se bajó del banco para ir a abrir, deteniéndose a medio camino al darse cuenta de la escasa ropa que llevaba puesta. Bueno, quizá debió de haberse vestido con algo más decente antes de salir de su habitación y en ese momento tendría que improvisar para no hacer esperar a su invitado.
El timbre volvió a sonar.
— ¡Enseguida voy! —Anunció apresurando su paso hacia el cuarto, fallando en su intento al chocar con uno de los cajones y lastimando su dedo meñique del pie. Soltó una maldición por lo bajo apretando los dientes y siguiendo su camino con extrañas maniobras para mantenerse erguida a pesar del dolor y abrocharse la camisa al mismo tiempo.
Llegó al cuarto recogiendo del suelo un par de jeans que habían caído ahí la noche anterior por cuestiones de prisa para desvestirse. Se puso las pantuflas negras de Castle y corrió de regreso hacia la entrada para recibir a su visita, y la cual aún no conocía.
Decir que Beckett estaba en shock era poco. Se quedó ahí, mirando a su invitada con la boca abierta, su mano aferrada al pomo y un sentimiento cada vez mayor de nerviosismo. Joder. Jo-der. ¿Qué demonios estaba haciendo ella ahí? ¿Qué propósito la había hecho cruzar el Atlántico sólo para estar en ese momento en la puerta de su apartamento?
— ¿Qué estás haciendo aquí? —Preguntó una vez que pudo recuperar su voz después del impacto inicial.
La mujer hizo un gesto de desaprobación tomando aire para calmarse y no perder la compostura. Se alisó la mascada color uva y arregló su blazer beige antes de hablar con esa propiedad que la caracterizaba y ese acento propio de su país de origen.
—Hola Katie —respondió la mujer esbozando una pequeña sonrisa—. ¿Esa es la manera que tienes de recibir a tu madre?
¿Sigo?
Si sí pues probablemente suba otro capítulo en unos cuantos días, si lo tengo mañana pues mañana jaja aunque no estoy segura.
Poco a poco iremos aclarando la vida de Kate y la de su familia, pero pues estoy es un AU.
¿Qué les pareció?
*Grace*
