Spoilers de la tercera temporada
Debo decir que nada es mio otra vez? Ok, no invente esto (si lo hubiera hecho Maya nunca hubiera tocado a Mohinder) todo pertenece al nunca bien ponderado Tim Kring.
En general, las personas tienen esa costumbre, esa necesidad de develar las preguntas que se presentan a lo largo de su vida.
La gente se pierde, en sus propias incógnitas, se sumerge sin control en ese torbellino de dudas y, a pesar de saber la desilusión que les espera, a pesar que saben que nunca tendrán esas codiciadas respuestas, seguirán intentando, una y otra vez, hasta que acaben sus días.
O hasta que tengan algo de sensatez.
Como ahora.
No te das cuenta, pero la estás mirando, de nuevo. La observas con lentitud, de arriba abajo, deleitando tu mirada.
Y sí, los ayudantes de Nathan podrían llegar y atraparte de un momento a otro. Por supuesto, podrían encerrarte en una celda para siempre y nunca más volverías a utilizar tus poderes.
Claro, eso es obvio, y lo tienes claro.
Pero no te importa, porque ella esta ahí. Porque eres un maldito hombre con el cerebro adormecido, porque te encanta verla…siempre aparte, siempre solitaria, planeando un nuevo plan. Retorciéndose el cabello o mordiéndose el labio inferior mientras caminaba con ligereza, escondiéndose, vigilando alrededor.
Deberías estar escondiéndote, obviamente, mas tu mente divaga.
Divaga demasiado.
En su piel blanquecina acariciada por las suaves caricias del sol, su cabello rubio y desordenado y salvaje moviéndose con agilidad por cada paso que daba, en cada sonido ahogado de su respiración agitada…
Y los por qué intervienen descaradamente en tus pensamientos, una vez más.
¿Por qué no puedes tenerla entre tus brazos en este momento?
¿Por qué no pudiste verla antes? Antes que tu hermano…antes que nadie.
¿Por qué no podía ser tuya? ¿Era demasiado pedir?
¿Por qué tenía que reprimir el deseo de acercártele con rapidez y juntar tus labios con los suyos? ¿Por qué no pudiste tener ese privilegio en el pasado?
¿Por qué llegaste tan tarde?
Sigues torturándote mentalmente, mientras Tracy se voltea, y sus gélidos ojos claros te obligan a quedarte inmóvil.
Esa mirada dura y autoritaria, esa que te gustaría borrar de su expresión…esa que te hace temblar. Pero, en el fondo, sabes que te encanta.
Y ahora, te hace una disimulada seña con la mano, hora de continuar. Hora de atrapar a Nathan, aunque ambos sabían que todo sería una trampa.
Hora de olvidar los detalles menores, y las incógnitas imposibles de responder.
Tiempo de resignarse y seguirla sin decir nada.
Tiempo de aceptar que nunca la tendrás. Pero aún así eres tan estúpido que estás dispuesto a pasar plenamente en tiempo que te quede con ella.
Y de nuevo, vuelves a preguntarte por qué, justamente ahora cuando más lo necesitas, no puedes volver el tiempo atrás.
