Como iba diciendo desde un comienzo, es el momento de reescribir esta saga. ¿Motivo? Por más cariño que tengo para dejarlo en simple como está, la razón de fuerza es que comenzaré a expandirme a todo el fandom español que anda más muerto que Nash (?). Además de también expandir mis horizontes en un futuro, al fandom completo y en inglés de SF. Los review y fic viejo se mantendrán para que sepan de la crítica que me hicieron en el pasado y en el avance de ahora como evolución y disciplina que he adquirido a lo largo de mis años. Hace seis años que escribí el que es éste, mi primer longfic y ahora, es momento de darles nuevos aires y mejor redactados pero en distinto fiction.
Street Fighter no me pertenece y es de Capcom y Yoshinori Ono.
Prólogo
Recuerdos: primera parte
Un nuevo torneo de artes marciales está por terminar en Japón y Takashi, el último campeón de artes marciales de Asia y experto en el estilo del Taekwondo, ha sucumbido ante los ataques mortíferos y efectivos de un guerrero. Aquel peleador que tomaba las acciones era un hombre moreno, de cabello y ojos castaños, un karategi blanco rasgado de pies y de hombros con un obi negro en la cintura que decía "Fuu Rin Ka Zan", poseía guantes rojos para pelear y con un extraño escrito indescifrable en la parte de las muñecas indescifrable y cinta roja atada a su cabeza flameante por el viento que revoloteaba… su elemento. Sin duda alguna era el dragón del viento, Ryu. Cuando escucharon su nombre en el inicio del mini torneo, recordaron al guerrero que había vencido a Sagat, el Emperador del Muay Thai hace casi cinco y seis años atrás en el primer torneo Street Fighter y muchos, no podían creen que tenían a un verdadero arte marcialista ante sus ojos. La rapidez de sus golpes y la defensa férrea que presentaba Ryu dejó a muchos con la boca abierta. No era un luchador común, era una eminencia de la lucha.
—¡Shoooryuuukeeen!— Y Takashi poco pudo hacer ante tan magistral golpe. Ryu había conectado un gancho ascendente y el campeón cae semi-inconsciente al piso. El primer campeón de Street Fighter como todo un guerrero con honor, ayudó a levantar al derrotado Takashi y le agradeció la pelea reñida que tuvieron durante diez minutos sin descanso alguno.
—Gracias campeón, fue una excelente batalla. De verdad agradezco haber sido tu oponente y espero que nuestros caminos se crucen nuevamente.
—Gracias a ti Ryu, conocerte es más que un honor para mí al enfrentar a un gran luchador como tú. —Replicó el ahora ex campeón.
—Aun me falta mucho por entrenar Takashi, pero estoy seguro que tú te harás mucho más fuerte y volveremos a encontrarnos. —La humildad de Ryu en la lucha era algo que muchos combatientes lo respetasen.
—¿No quedarás a la ceremonia de premiación? —Preguntó el Taekwondoin.
—No hay mayor premio y satisfacción que dar lo mejor de uno en el combate, tanto en la victoria como en la derrota. — Como siempre en sus palabras y agarrando su característico morral blanco, Ryu se despedía cordialmente de su contendiente y se marchaba nuevamente sin quedarse a la ceremonia para poder continuar con su viaje.
La experiencia fue más que satisfactoria para él, así el camino a ser un gran maestro de las artes marciales cada vez se hacía más y más difícil, pues había muchos oponentes a quienes debía enfrentar y otros quienes esperaban una revancha. Su lema era simple para algunos, complejo para él: "Luchar Lo es Todo", cuyo único objetivo era ser más fuerte y alcanzar la maestría total a punta de esfuerzo, años de dedicación y disciplina. Solitario y huérfano al nacer, Ryu a base de entrenamientos con su maestro Gouken, su rival Ken y los constantes viajes, buscaba la paz y la tranquilidad que le fue arrebatada cuando nació.
Mientras tanto, seguía por un camino solitario de tierra y casi desierto del valle japonés, descalzo y con un objetivo para llegar a descansar. Así que durante su trayecto a la cuna de su crianza, Suzaku, comenzaba a tener recuerdos de varios de sus rivales y amigos a quienes les tenía un profundo cariño y admiración para hacer más rápida la travesía y como forma de homenajearlos.
"Cada vez más me enfrento a rivales más fuertes y la senda del guerrero se hace más lejana. Todavía me quedan oponentes fuertes que confrontar y también a las personas a las quienes le debo todo esto recorrido y superación. El Satsui no Hado ya no me ha dominado del todo y ha sido por ellos. Soy yo el verdadero poder, soy yo quien lo domina y no el poder oscuro a mí. Gracias al duro entrenamiento y al maestro Gouken por haber intentado sellar y salvar mi alma del demonio.
...
"Ken… Sagat… Chun-Li… Cammy… Guile… Rose… No sé en qué momento se convirtieron en grandes personas."
Todo iba bien, pues cada uno de ellos fue crucial en su desarrollo como peleador de artes marciales, sea como amigos o rivales, pero cambió hasta que Ryu se quedo más tiempo pensando en aquella mujer que lo salvó en infinitas ocasiones de estar poseído por el Satsui no Hado, la chica que soñaba con ser como él y ser su alumna y que no había mencionado en aquellas personas con anterioridad.
"En especial a ti, Sakura. De no ser por ti, mi alma habría sido destruida por el Satsui no Hado hace años. Más que al maestro Gouken, es a ti a quien debo agradecerte por haberme defendido esa vez. Me has acompañado en cada momento, aun cuando te he subestimado en cuanto a tus habilidades y tu determinación… qué equivocado estaba. A pesar de tener este poder no me has abandonado. A pesar de lo peligroso de este arte, has seguido entrenando hasta dominarlo desde cero y sin ayuda alguna. Contigo jamás perdí la humanidad y la cordura y todo lo contrario, tu determinación por proteger me han dado fuerzas para enfrentar cada desafío. Bison y Gouki lo intentaron una y otra vez y tú hiciste que volviera en sí".
Ryu había perdido en forma parcial el control mental de Bison sobre él. Sagat, Ken y Sakura estaban débiles. Ya no podían hacer nada, pues estaban sin fuerzas porque Sagat había tenido un combate con él manipulado por el Satsui no Hado y el Psycho Power, mientras que Ken y Sakura pelearon contra el mismísimo Bison que estaba dispuesto a matarlo por no haberse unido a Shadaloo.
—¡Mmmhpm! Muy bien Ryu… te ofrecí ser mi soldado. Tendrías todo lo que no pudiste tener, ¿y ahora intentas escapar de mi merced? ¡Así lo quisiste! —Antes de que el líder de Shadaloo atacase, una sombra más juvenil se posó enfrente de él y extendiendo sus brazos para impedirle el paso.
—¡NO DEJARE QUE LE HAGAS DAÑO A RYU! ¡TENDRÁS QUE MATARME SI QUIERES LLEGAR A ÉL! —Aun no sabe como Sakura se pudo levantar a pesar de su cansancio. Su cuerpo solo se movió para defender al moribundo Ryu que yacía en cuclillas tras tal tortura sufrida. Sakura asumió su pose de combate desafiando a Bison quien sonreía sarcásticamente por la joven de apenas 16 años que se había interpuesto en su camino de asesinar a Ryu.
—Eres valiente chiquilla, pero no estás a mi nivel. ¡SOY MUCHO MÁS PODEROSO QUE CUALQUIER OTRO HUMANO EN LA TIERRA!
En eso Bison levita con su Psycho Power y se dirige hacia Sakura rápidamente en forma de proyectil giratorio envuelto en un aura purpura. El Psycho Crusher le llega de lleno a una agotada Sakura que sale disparada hacia un árbol chocando contra él y escuchándose un grito que hizo disipar parte del control mental de Bison. Ryu comenzaba a reaccionar al ver a la herida Sakura, gimiendo de dolor ante tal ataque. La chica ya completamente débil y a merced de Bison, éste se le acerca lentamente para darle el golpe final cuando el dragón de viento reaccionó con el Satsui no Hado sobre él, con los ojos rojo sangre, piel más morena y gi totalmente gris.
—Vamos, Ryu, no me hagas perder el tiempo. Sabes que tu sangre te llama… ¡El instinto asesino que aclama por tu humanidad y despertar todo tu verdadero poder! ¿Quieres proteger a esta niña? ¡Entonces ódiame y libera todo tu potencial! —Extendía Bison sus brazos para atacar a la joven mientras las palabras se las dedicaba al caído Ryu.
"¿Instinto, asesino? Acaso es el… ¿Satsui… no Hado?" —Decía Sakura en sus adentros, tratando de rezar para que Ryu no cometiera una locura.
—Bien niña estúpida, ahora conocerás la muerte como deseas. ¡Prepárate para…! ¿Eh?
Ryu aún con el Satsui no Hado reaccionaba tras soltar un grito de rabia y con el Ashura Senku se teletransporta a toda velocidad hacia Bison. Quedando totalmente de frente a él con la misma rabia y odio en tu interior y listo para volver a atacar.
—He he… ¿estás furioso? ¡Atácame de una vez! —Nuevamente lo incitaba Bison para por fin tomar nuevamente control de su mente, cargando energías para atacar a Sakura como medio.
Lo que Bison no se esperaba es que Ryu no solamente bloqueó el ataque, sino que toda el aura roja que lo rodeaba se desvanecía por completo hasta volverse la nada misma. La humanidad había regresado al cuerpo del guerrero del viento hasta abrir sus ojos y recuperar esas castañas pupilas que el resto de los combatientes habían reconocido de él. Su mente estaba liberada, pero agotada. Sin embargo, su cuerpo actuaba por sí sólo, con la única misión de proteger a la joven tendida en el suelo.
¡SHIN! —Ryu se posicionaba debajo de la humanidad del dictador con un codazo al abdomen para desestabilizar…
¡SHO! — Primer golpe y repitiendo a la zona de Bison con puño izquierdo…
¡RYU! —Segundo golpe directo a la mandíbula con puño cambiado…
¡KEEEEN! — Tercer y último golpe con el mismo brazo para elevar a Bison a los aires y hacer que su cuerpo comenzara a explotar con el mismo poder psíquico.
"¡N-no! ¡Imposible! ¡Esto no puede estar sucediendo! ¡Cómo pudo li-liberarse de mi Psycho Power!" ¡NOOOOOO! ¡GAAAAAAAAAAAAHHH!
Un destello púrpura fue el indicio de que Bison había sido destruido, apoyado al parecer por Chun-Li y Guile en la destrucción del Psycho Drive en la base cercana de las tierras de Tailandia. Solamente unos segundos bastaron para que Ryu reaccionara tras su Shin Shōryūken aun sin dominar del todo y divisar el ambiente que lo rodeaba, con las nubes grises y el símbolo de Shadaloo en ellos disipándose para dar paso a la luz y el atardecer tailandés que habían sido opacados. Más importante, buscó a Ken, Sagat y Sakura y solamente los dos primeros estaban despiertos. Consciente de sus actos y de lo visto aún manipulado, lo primero que Ryu hizo fue buscar a la chica tras ver que el americano y el Emperador del Muay Thai lograron recomponerse.
Lentamente la joven flor de cerezo despertaba y tras sentir movimientos de reanimación, pudo observar a su salvador mientras sus avellanos ojos se abrían de sorpresa.
—¿Estás bien? –Fue lo primero que dijo Ryu después que Sakura recobrara el conocimiento.
—Sí. E-Eso… ¡Auch! Pa-rece… —A pesar del quejido, algo motivó a la joven a colocarse de pie y esta vez estar de frente a él y más firme.
—Pronto te sentirás mejor, así que ahora descansa. —Sugirió Ryu y con la chica ayudada por Ken
—Gracias... Ryu-san... pero no descansaré... hasta que seas mi maestro... porque sé, que tienes el verdadero poder. —Comentó la herida chica y sumada a una sonrisa por parte de ella.
—Aun soy un aprendiz en entrenamiento, por lo que no puedo entrenarte. Pero, ¿puedo prometerte que la próxima vez que nos encontremos, tendremos un combate? —Pidió el dragón de viento a Sakura, siendo lo suficiente en ella o un pequeño indicio de que ahora tendría más presente sus habilidades.
—Claro que sí. Entrenaré muy duro hasta ese día. —Respondió Sakura con sinceridad y sin perder la sonrisa.
—De acuerdo. ¡Ese es el espíritu! —Por primera vez y en la misma situación, Ryu volvió a mostrar una leve curvatura positiva en sus propios labios. Quizás sería cosa del destino el haber conocido a la joven que ahora quería ser como él de fuerte—. Nos vemos y descansa, Sakura. Adiós Ken, Sagat. Hasta un nuevo encuentro…
Ryu lentamente se iba, pues Rose lo estaría esperando tras su duro combate y resolver algunas cuestiones más, por lo que les pidió que no se preocuparan de él, que los vería pronto, cuando los destinos vuelvan a cruzarse en un mismo camino y zanjando previamente una revancha contra Sagat, el mismo Masters y por supuesto… el añorado combate prometido a Sakura.
—No sé qué haría sin ti Sakura. ¿Qué estás haciendo ahora? Hace casi tres años que no te veo desde el torneo S.I.N.… — Tan simples recuerdos de aquel combate contra Bison hicieron que en sus pensamientos, Ryu suspirara por aquel encuentro que se debía con ella y que lamentablemente no le había cumplido—. Te necesito Sakura… ¿Eh? ¿Qué está pasando?
Se sintió confundido tras ese trance. Había suspirado por Sakura durante esa pelea contra el dictador, lo que él lo encontró bastante raro y en especial al rememorar esa promesa. Mirando para todos lados trató de entender porque lo había hecho. Es más, nunca se le había pasado por la cabeza poder hacerlo, pero era una reflexión necesaria. Lo más extraño es que no pensaba en Sakura por la promesa de pelear juntos como en ese día, sino en exclusivamente verla. Tras su pequeña y transformada en larga divagación, siguió caminando tras llegar a un valle seco, pero hermoso gracias al ambiente del amanecer mientras su sombra se desvanecía de los terrenos con una única ruta en mente vía la senda solitaria hasta llegar a su natal cuna de crianza. La tierra de los castillos imperiales y Yamato: Suzaku.
Al llegar al dojo en el que se crió, pudo ver muchas cosas a su alrededor que permanecían como si nada hubiese pasado tras su última estancia antes de irse a Estados unidos en el torneo de Seth. El castillo y dojo seguía intacto, salvo alguna abertura en el tejado y los vidrios debido al temporal que sufrió Japón hace meses. El estanque también tenía algunos roces del mal tiempo hasta que finalmente Ryu entra al dojo y desempaca las pocas cosas que traía en su morral y las dejaba en el que era su cuarto. De muchos combates y una final reñida con Takashi, el cansancio de Ryu poco a poco se hizo notar.
Ya siendo el amanecer y con mucho sueño, el guerrero armaba el futón improvisado y se quedaría dormido minutos después. Mañana tendría tiempo de comer en la villa y de paso, visitaría a Retsu.
Goukentou, conocida como la isla de la muerte, dueña de los más terribles sucesos que uno se podría imaginar: velas, cadáveres, huesos y estatuas de un personaje en particular. Se trataba denuno de los protectores de Buda, o conocido también como uno de los protectores de Nio, "Ungyo", el símbolo de la muerte. En la cúspide de una roca de la isla en que se encontraba la estatua de Ungyo, con porte y firmeza de terminar un combate, se veía al hombre más temido y conocido como el "Amo de los Puños", Gouki.
Ryu despertaba tras su letargo sueño de Suzaku para aparecer en aquella maldita isla de su primer encuentro contra Gouki. Oscura la cueva en que no veía nada, cada paso suyo iluminaba la montaña cuando notó una mano en su camino. No estaba para nada cortada, pero si atravesada en su andar cuando se acercó a ver quién era y la sorpresa fue mayúscula…
Era la mano y al acercarse más, el cuerpo de Chun-Li.
No podía creerlo. Trató de despertarla y nada, pues sus ojos en blanco indicaban que la china de Interpol había muerto y con signos de ki púrpura en su humanidad, sumado a las varias heridas que poseía. Trató de buscar un medio para saber qué demonios estaba ocurriendo y observar mejor cuando lanzó su propio Denjin Hadōken hacia los aires para iluminar un poco. La sorpresa se convirtió en un terror inimaginable.
Guile, Cammy, Guy, Oro, Rose, Crimson Viper… todos muertos sin vida alguna con grandes marcas de heridas profundas. Incluso el joven aprendiz de Ken, Sean Matsuda, estaba en el más allá. Trató de buscar al responsable de todo esto y que no se encontraba, del cual, Ryu ya sospechaba quien es. ¿Tan grande fue la amenaza de Gouki para que sus amigos intervinieran, a defenderlo? Notó un pequeño ropaje de color rojo que le llamó la atención y al estar frente a su inerte cuerpo, descubrió que era Ken, quien murió a manos del Shun Goku Satsu de Gouki al descifrar los quince golpes del Asesinato Infernal Instantáneo con el último en su corazón. Extrañamente el guerrero del viento tuvo un desliz en su mente y recordó cómo había pasado: Masters había empujado a su mejor amigo para evitar que el golpe fatal llegase a él. Miró como Gouki salía de su cima y comenzaba nuevamente a pelear contra él, percatándose que habían peleado por casi una hora consecutiva al mirar sus propias heridas y las del hermano menor de su maestro pero en menor cantidad. Su cuerpo se movía solo y descontrolado, trataba de continuar peleando para hacerle mella, por más que sus esfuerzos sean inútiles.
Un Misogi evitó Ryu, pero sus piernas fueron el blanco final tras no apartar del todo el poderoso ataque que quedó inmóvil.
Todo era peor hasta que ve a una joven pelear contra el demonio para protegerlo. Sakura Kasugano con ímpetu y valor desafió a Gouki para que Ryu descansara, pero el mismo luchador Ansatsuken del viento sospechaba que terminaría de una mala manera. Intentó levantarse, pero la palma poderosa había hecho pedazos sus extremidades inferiores. No podía mover las piernas y veía como Gouki golpeaba y literalmente despedazaba a Sakura dándole todas las técnicas mortales del Satsui No Hado. Hasta que de un momento a otro, Gouki desaparecía de la nada, habiendo saltado para quedar por sobre la chica y con la palma de la mano apuntando con ki cargado en dirección hacia ella...
Gritó para que se detuviera, pero fue demasiado tarde.
Ese fue el último esfuerzo.
El fin del camino del guerrero para alguien a quien le hizo una promesa, una que ya no podrá ser posible de cumplir.
Ryu extendiendo sus brazos en auxilio ve con sus propios ojos como la palma de Gouki partía a Sakura a la mitad en una escena que se volvería imborrable para él. El enorme chorro de sangre estalló en la isla y el amo de los puños miraba al su rival de toda la vida con un claro gesto de burla por enfrentarlo de esa manera. Ryu no podía apartar su mirada en la joven dividida en dos y comenzó a llorar desconsoladamente golpeando la tierra al ver a una joven llena de energía morir de aquella terrible y sádica manera. Gouki nuevamente preparaba el Shun Goku Satsu con un moribundo y psicológicamente destrozado guerrero errante como su siguiente blanco.
"¡Muere tonto! ¡Shun Goku Satsu!"
—¡NOOOOOOOOOOOO!—
Ryu despertaba con seria agitación respiratoria y en su cuerpo, mirando para todos lados y sacudiendo su cabeza en forma desorientada para ver si estaban los cuerpos fallecidos de sus amigos. Vio su cuarto, su morral y nada más extraño alrededor suyo.
Continuaba en Suzaku y jamás había ido a Goukentou… sólo había sido una pesadilla, pero no cualquiera, sino la pesadilla más horrible que pudo haber tenido en toda su vida. Totalmente mucho más que ser poseído por el Satsui No Hado o la manipulación misma de Bison.
—¿Que fue eso? Sólo es una pesadilla. Maldita seas Gouki, ni en sueños me dejas en paz. —Despotricaba Ryu y quizás cuanto insulto más de por medio cuando se percató del mayor peligro que podía ocurrir y de aquella promesa misma—. Lo peor de todo es Sakura. ¿Cómo llegó a pasarle eso...? No, ¿cómo es posible que ella esté involucrada en todo esto? No sé que me sucede, pero algo me dice que debo verla lo antes posible. Corre gran riesgo si no hago algo, pero no. No ahora. Primero debo descansar, arreglar el dojo y con más tranquilidad volver a "ese lugar" lo antes posible.
Aún era de noche y Ryu supo que apenas podían ser las dos de la madrugada al acostumbrarse a los horarios en Suzaku sin necesidad de un reloj. Tras meditarlo un poco, se daba media vuelta para tratar de dormir una vez más y olvidar aquel terrible evento que presenciaron sus más grandes miedos, pero de alguna forma sentía que un mal presentimiento se avecinaba y todavía daba vueltas en su cabeza que Sakura estuviese allí, asesinada tan brutalmente a sangre fría. La noche se hacía eterna y Ryu no podía dormir hasta que tras horas después, pudo conciliar el sueño y esperando un nuevo día, con la urgencia de poder cumplir aquella promesa antes que aquellas pesadillas se convirtiesen en el futuro… en una cruel realidad.
