N/A: Un antiguo trabajo que tenía guardado, uno que fue un pequeño regalo para una amiga.
Quizás algún día me comprometa a trabajar más con la idea, pero hasta entonces, ¡Buena lectura!
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La sonrisa de Ochako siempre fue bella; a Bakugō le recordaba a un día soleado de verano, lleno de energía y felicidad, mientras que a Kirishima le hacía pensar en su madre, amable y comprensiva. Ochako casi siempre sonreía, pero la sonrisa que tenía reservada para ellos y sólo ellos era la que hacía que sus corazones saltarán en sus pechos y sus mejillas se calentarán y pensarán inevitablemente en lo muy enamorados que estaban de ella.
Bakugō amaba su sonrisa, ésa que le dedicaba justo después de poner los ojos en blanco cuando él cometía alguna estupidez que consideraba entrañable, ésa que le lanzaba en un silencioso reto antes de un entrenamiento, ésa que usaba cuando probaba la muy quemada comida que le preparaba a pesar de sus probables ganas de vomitar. Y aunque él no sonriera mucho en algo más que no fuera burla, siempre se esforzaba en devolver cada una que le dedicará.
Kirishima estaba enamorado de toda ella, pero su sonrisa, la que le perseguía incluso en sueños era algo que tenía tallado en su corazón. Él amaba la sonrisa de elogio que le daba cada vez que se superaba a sí mismo, la que compartían entre ellos cuando miraban a su otro pedacito de ser hacer algo que consideraban tan amable, considerando y tierno sólo por ellos, la que le daba cada vez que enfermaba mientras acariciaba su cabello. Kirishima siempre se encargaba de devolver sus sonrisas con sus propias igual de grandes.
El problema es que ahora, ninguno puede devolver su sonrisa, tan bella, tan desgarradora; ellos no pueden, no cuando se sienten engañados, traicionados y con el corazón más roto de lo que jamás lo tendrán porque ella sonríe, sonríe mientras sus enemigos la felicitan por un trabajo bien hecho, mientras informan a todos que su pequeña amiga, su pareja, tan energética, feliz, gentil y comprensible los engañó, los vendió.
Ella sonríe, quizás orgullosa de sí misma, y es tan desgarrador, pero lo más bello que ambos han visto, y aman, y odian esa sonrisa.
