Pairing: SasuSaku, NaruHina
Advertencias: UA, algo de OOC en el personaje de Sasuke y en el de Hinata. Cabe destacar que Hanabi no existe en este fic, por lo tanto Hinata será hija única.
Disclaimer: tanto Naruto como su universo al completo, pertenecen a Masashi Kishimoto-sama. Yo, solamente tomo prestados sus personajes con el único fin de entretener a los lectores, sin recibir nada a cambio, salvo la satisfacción del deber cumplido.
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Capítulo 1.
Al final de la carretera, levantando una gran nube de polvo a su paso, se podía divisar un hermoso y caro coche negro. A leguas se podía ver el porte distinguido del Lamborghini. Conforme se iba acercando, éste perdía velocidad, lográndose apreciar el contraste del vehículo con los campos que le rodeaban. No era un coche de trabajo, precisamente. El sol de la tarde le dio de lleno en la cara cuando bajó de él. La joven de largos cabellos rosas dirigió sus ojos hacia la puerta de la enorme mansión que, majestuosa, se alzaba ante ella. Retiró con cuidado unos cuantos mechones que le impedían ver con claridad y una mueca de asombro se dibujó en su agraciado rostro. Ajustó el cinturón, que se había aflojado ligeramente, y acomodó una de las perneras de sus vaqueros, la cual se había arremangado. Después de confiar en que su aspecto era ya más adecuado, levantó sus verdes orbes y contempló el entorno en el que se hallaba.
Se encontraba en el campo, a una hora de la ciudad de Orleans, y ante ella tenía una antigua edificación gótica, de cuatro plantas, muros de granito semibrillante y dos torres que se alzaban a los lados, como recuerdo de las almenas medievales de los castillos. En las paredes, se abrían varias ventanas, poco amplias y de arcos conopitales, con alfeizares decorados levemente con motivos vegetales. Al alzar un poco más la vista, pudo apreciar las cornisas de piedra, también decoradas con elementos naturales que imitaban a una enredadera inmortal e inerte que crecía rodeando la casa. Las torres eran bastante altas, y alternaban pequeñas ventanas, que la chica dudó que dejaran pasar algo de luz solar, con sillares en ángulos. Para finalizar la descripción arquitectónica, destacaba en el frontal un innovador balcón con forma de semicircunferencia, resguardado en parte por la techumbre. En su época, principios del siglo XVI, la casa perteneció a una noble familia parisina, de gran importancia en el ámbito político. Poseían numerosos terrenos que con el tiempo se fueron perdiendo por la falta de cuidados. Y ahora, lo único que quedaba de su patrimonio era aquella mansión que, bajo el cálido sol de verano, no parecía tan terrorífica como le había dicho su novio.
Sakura inspiró con fuerza y apreció el olor a naturaleza pura que inundó sus fosas nasales. Se encontraba de vacaciones en las afueras de un pequeño pueblecito francés, con el que la guerra terminó, y que con el paso del tiempo cayó en el olvido de todos aquellos que alguna vez pisaron sus calles. Era un espacio abierto en la nada, peligroso, sí, ya que la ayuda humana y civilizada más cercana estaba a casi una hora de allí. Pero era joven, y Sasuke, su novio, la acompañaba en su aventura. Sí, aventura, porque había sido idea suya el escaparse a algún lugar alejado de todo para poder dedicarse algo más de tiempo a ellos. Aquella bella edificación que la pelirrosa seguía observando y estudiando minuciosamente, había sido adquirida por la familia del moreno que estaba a su lado, años atrás, pero no volvió a la vida hasta que la señora Uchiha, arquitecta de renombre, restauró, en su tiempo libre, los muros que la mantenían. Se podría decir que cuando cruzabas las grandes puertas dobles de roble, decoradas con pinchos en algunos puntos, te trasladabas a otra época, a otro mundo, un mundo fantástico. La madre de Sasuke le devolvió la vida a la mansión, iluminando los salones con lámparas de araña de la época, intentando dar algo más de luz, ya que las diminutas ventanas, características del estilo gótico que se respiraba por todos los lados, no podían cumplir con la función para la que estaban diseñadas.
-Sakura –una voz lejana se coló por sus oídos, devolviéndola al mundo real y alejándola de los salones repletos de parejas que bailaban al son de la música- ¡Sakura! ¡Despierta!
Al girarse hacia la voz se enfrentó a los duros ojos negros de su novio. El primogénito de los Uchiha la miró de arriba abajo confirmando que estaba bien- Sasuke, lo siento, estaba en otro… mundo –sonrió ante su juego de palabras y vio que el nombrado se relaja, dejando escapar un suspiro.
-No me extraña, cada vez que vengo aquí es como si un aura distinta me envolviera. Venga, vamos a entrar –animó a la pelirrosa mientras la tomaba de la mano y tiraba de ella- te va a encantar, ya lo verás.
-No lo dudo, tu madre hace maravillas.
Y agarrando la maleta antes de que Sasuke se la llevara, inició el camino de piedra que se extendía a su paso. Sakura miró el suelo y descubrió que los pequeños guijarros de colores estaban dispuestos de tal forma que creaban pequeños dibujos geométricos. Los jardines eran fabulosos: con el final de la primavera, todo a su alrededor estaba verde. Los setos estaban cortados de forma que recordaban a un muro, una barrera natural que protegía la finca. Numerosas violetas salpicaban el suelo, cubierto de césped con aspecto de recién cortado, y el aroma de los cerezos florecidos llenaba el ambiente, creando un relax casi increíble. Y sentir la mano del ojinegro acariciando la suya, producía cosquilleos en el vientre de la ojiverde. En ese momento, su mente se llenó de imágenes que rememoraban la vez en que conoció a Sasuke.
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Flash Back
Ella estudiaba derecho en la universidad de Cambridge, gracias a una beca que la había alejado de su Japón natal. Él hacía bellas artes, no alejándose mucho del camino que su madre escogió. Nada tenían que ver el uno con el otro, hasta sus facultades distaban la una de la otra, pero el destino fue caprichoso y jugó sus cartas para unirlos, gracias a un conocido común: el mejor amigo de Sakura, Itachi Uchiha, que era el hermano de Sasuke. El mayor de ellos era profesor de la pelirrosa, un profesor joven, apuesto y divertido que en una de sus muchas salidas con sus alumnos, coincidió con su 'estúpido hermano menor' en un bar de copas.
Sakura conversaba con Itachi mientras tomaban un cubata en la barra, hasta que Sasuke pasó cerca, captando la atención de la estudiante. Ella desconocía en esos momentos los lazos que unían a ambos chicos, por lo que el resto fue coser y cantar cuando Itachi se dio cuenta de a quién observaba su alumna, con afán poco disimulado.
-¿Te gusta? –le preguntó, mientras sonreía misteriosamente.
-Pues claro –soltó la pelirrosa, movida y envalentonada por las copas que ya había tomado- ese culo no puede ser humano y me encantaría despertarme un día y ver que esos ojos me observan con detenimiento… -suspiró con pesadez, con las mejillas coloradas- Me recuerda a alguien, pero ahora no sé a quién.
-A mí –respondió el Uchiha, no preguntando, sino afirmando.
-¿Cómo dices? –preguntó la chica, incrédula por lo que oía… si es que el alcohol le permitía escuchar con corrección.
-Es mi hermano… y está soltero –sin decir nada más, se levantó y dejó a Sakura cavilando.
Después de eso, había sentido a Sasuke pasar a su lado. Así que decidió aprovechar la situación, se giró y le habló. Se presentó, él le sonrió y ella se sonrojó aún más. Y bueno… una cosa lleva a la otra, y unas semanas más tarde ya estaban oficialmente juntos.
Fin Flash Back
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-¿Sakura? –otra vez lo mismo.
Pestañeó varias veces y le vio golpearse contra el frío muro de piedra- Soy un aburrido, ella prefiere abandonarse a sus cavilaciones a estar conmigo… aburrido, aburrido... –siguió repitiendo esas palabras hasta que su novia entendió a qué se refería. Con rapidez extendió su mano y tomó el rostro del moreno.
-No seas tonto, ¿acaso sabes en qué estaba pensando? –ante la negativa del joven, ella continuó- En cómo nos conocimos.
Acto seguido, depositó un pequeño beso en sus labios, notando al instante cómo él se relajaba ante el contacto. Sasuke la rodeó entre sus fuertes brazos y mordió ligeramente el labio inferior de la ojiverde, haciendo que ella reaccionara de la forma esperada. Al abrir su boca para dejar escapar un pequeño gemido, el Uchiha aprovechó para invadir su cavidad. Sus pies comenzaron a moverse de forma torpe, pues el cuerpo de la pelirrosa se había convertido en una especie de marioneta en las manos del chico. Se acercaron a la puerta y la espalda de Sakura chocó contra uno de los pinchos que decoraban el portón, haciendo que la joven se arqueara, pegando más su cuerpo al de Sasuke. El contacto no pareció disgustar a ninguno, es más, eso, acompañado del lascivo gesto que hizo la pelirrosa al pasarse la lengua por los labios provocativamente, terminó de encender al Uchiha, que elevó a su novia tomándola por las caderas y obligándola a enroscar su piernas en torno a su cintura. Con cuidado de no acabar con el momento, la pelirrosa acercó sus labios a la oreja del azabache y susurró unas dolorosas palabras.
-Si no llamamos pronto a tus padres, mandarán aquí a Itachi a que nos vigile –acto seguido atrapó los pálidos labios de su chico- y no queremos eso, ¿verdad? Aunque debo decir que un trío con los hermanos Uchiha…
-Ni lo sueñes, confórmate con este Uchiha que tienes ante ti, no tendrás a otro mientras yo viva –la sonrisa egocéntrica que se dibujó en el rostro de Sasuke hizo que Sakura torciera el gesto y soltara un bufido.
-A veces eres algo posesivo, cariño –dijo ella como quien no quiere la cosa, mientras volvía a acomodarse la ropa, pues la mano del moreno había iniciado un camino tortuoso desde el ombligo de Sakura hasta sus pechos.
-Sólo porque moriría si te viera en brazos de otro –entonces la abrazó delicadamente, demostrándole con aquel gesto que ella era lo más importante para él.
Estuvieron un rato en esa misma posición. Los brazos del joven los mantenían unidos, y Sakura se conformaba con acariciar lentamente la espalda de Sasuke mientras su cabeza reposaba en la curvatura de su cuello. Era como si estuvieran hechos el uno para el otro, ya que se amoldaba perfectamente a su cuerpo. Parecían una pareja de película, con los cerezos de fondo. Un soplo de aire hizo que la piel de la pelirrosa se erizara. Ella levantó la cabeza lentamente y sus ojos verdes se toparon con que el cielo estaba bastante más oscuro que cuando habían llegado, apenas diez minutos atrás. Al parecer una tormenta veraniega se acercaba. Un relámpago en el horizonte le dio la razón. Se estaba acercando, y no parecía que fuera a tener mucha consideración. Debían meterse cuanto antes a la mansión y encender todas las velas posibles para que la oscuridad no les pillara por sorpresa.
El sonido de otro trueno en la tenebrosa noche hizo que se sobresaltara. Al momento, Sasuke estaba a su lado tranquilizándola. La lluvia caía con una fuerza pasmosa, como si estuviera descargando su furia contra ellos. Los candelabros no daban mucha luz de por sí, pero gracias al gran número de velas que había repartidas por las distintas estancias de la mansión, no se encontraban a oscuras. Los relámpagos aumentaban la luz de las habitaciones unos instantes, dando un aspecto aterrador a algunas partes del edificio. Sakura se desprendió de los brazos de su novio y se giró hacia el único gran ventanal, el cual daba al mirador semicircular que se veía desde el jardín. La lluvia había vuelto el suelo embaldosado terriblemente resbaladizo.
La mente de la pelirrosa vagaba intentando recordar cada uno de los rincones que Sasuke le había mostrado de la casa. Nada más entrar, el vestíbulo que les recibió era amplio y estaba ricamente decorado con algunos tapices que la señora Uchiha poseía. Eran piezas de gran hermosura y valor, que representaban escenas medievales tales como el cortejo a la luz de la luna o el nombramiento de los caballeros. Justo enfrente una escalera de doradas barandillas bajaba desde el piso superior, cubriendo el suelo con una alfombra roja que combinaba a la perfección con algunos colores de los tapices.
Por una puerta situada a la derecha del vestíbulo, se accedía a una amplia cocina que guardaba la disposición de las cocinas antiguas, con las cacerolas de cobre, los tradicionales cuchillos, los platos de madera tallada… era todo como volver al siglo gótico de verdad. Durante su inspección, ambos comprobaron con agrado que la despensa estaba llena hasta los topes. Mikoto había pensado en ellos a la hora de la comida. Por la puerta de la izquierda se accedía a un enorme salón que se prolongaba hasta la parte trasera de la mansión, ocupando la mayor parte de la planta baja. Constaba de dos partes: la primera, que actuaba de mero comedor y que contaba con una larga mesa y varias sillas, con detalles dorados y tapizadas en rojo; mientras que la segunda era como una especie de salón de baile. El estrado en la parte más alejada sería el lugar donde se situaría la banda para tocar, o los trovadores y juglares para amenizar las fiestas.
Sakura se permitió el lujo de dar varias vueltas mientras admiraba los cuadros que decoraban el salón. Eran muchos, que llenaban las paredes desde el suelo hasta el techo, el cual no estaba muy alto. De entre todos aquellos retratos y paisajes, uno en especial le llamó la atención. Representaba a una joven de la edad de la pelirrosa, diecisiete años como poco. Guardaba los rasgos físicos propios del resto de los retratos, los cuales supuso que serían sus familiares: tez extremadamente pálida, para nada aclarada con talco, ojos opalinos, llenos de belleza e inocencia, pelo largo y oscuro, con reflejos azules que se hacían más notorios en las puntas y en el flequillo. Era un corte demasiado moderno para la época, sin embargo, parecía encajar a la perfección con la personalidad de la joven. Pero lo que de verdad le llamó la atención a la ojiverde, fue la expresión de desolación que inundaba su cara, la tristeza y el dolor que sus facciones emitían. Era como si esa chica desprendiera angustia por cada uno de sus poros. Hasta ahí podría haber sido normal, pues no todas las muchachas de aquella época eran todo lo felices que se podía decir, pero el medallón que colgaba de su cuello de cisne fue la clave. Al parecer había sido legado de madres a hijas, pues todas las mujeres de la familia lo habían tenido. Era un corazón de plata que colgaba de una fina cadena, también plateada. Un corazón completo en todos los retratos. Salvo en el de la joven de mirada triste. En su caso, el corazón estaba dividido, como si otra persona poseyera la otra mitad.
Después de dejar el salón, habían subido a ver el piso superior: un estudio, una gran biblioteca, en la que Sakura se habría quedado a vivir si Sasuke no la hubiera sacado en volandas, varias habitaciones simples y la gran habitación en la que ellos se encontraban ahora. Tenía una enorme cama de matrimonio en el centro, hecha de un roble al que la madre de Sasuke había dado un toque envejecido. El dosel era de terciopelo rojo, con detalles dorados, pareja de colores que predominaba en toda la mansión. Justo enfrente de la cama había un armario de madera oscura, casi negra, con un par de espejos en las puertas. Era bastante amplio y ya estaba lleno, pues a la ojiverde le había faltado tiempo para llenarlo con la ropa que había traído. Tras una puerta, justo al lado del ropero, se encontraba el baño: amplio y brillante, blanco, de tal forma, que hacía daño a los ojos de lo que relucía. Aquella parte si que había sido bastante modificada, pues la señora Uchiha consideraba que la higiene era algo muy importante, y algo bastante deficiente en la época en que la mansión fue edificada.
-Sasuke –le llamó Sakura mientras él terminaba de acomodar sus cosas en el baño- Todos esos cuadros que hemos visto en el salón…
-Sí, son retratos de la familia Hyuuga, los antiguos propietarios de la mansión. Fue un clan muy importante en su época, siempre se dedicaron a la política, aunque también hubo grandes terratenientes entre ellos.
-El último de todos los retratos –dijo la pelirrosa mientras hacía memoria, intentando no pasar por alto ningún detalle- el de la chica joven… hay algo que me llama la atención.
-¿Hinata? –dijo Sasuke, como si hablara del tiempo.
-¿Era ése su nombre?
-Sí, Hinata Hyuuga. Fue la última descendiente de los Hyuuga. Con ella, murió su estirpe.
-Me he fijado en que su colgante es diferente al de las demás mujeres Hyuuga.
-Lo sé. Yo también me di cuenta, pero no sé por qué.
-Sasuke, esa chica tiene una mirada desolada. Y el medallón partido…
-Sakura, no te preocupes… -el Uchiha sacó su cabeza por la puerta, dispuesto a salir de la habitación- Hace años que murió, no te pongas sentimental. Voy a preparar la cena, tienes la ropa preparada en el cajón del armario, en la parte de arriba. Mi madre la escogió por ti. Espero que te guste.
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Hola! Bueno aquí estoy, esta vez con un mini fic que ha venido a mi imaginación después de ver un videoclip en la MTV. Espero que os guste, aunque ya os advierto que no tiene nada que ver con el videoclip en cuestión.
El siguiente capítulo vendrá en relación al número de reviews… cuantos más reviews, más rápido actualizaré. El que haya comenzado este mini fic, que no creo que tenga más de 3 capis, no significa que deje colgado 'αвє¢є∂αяισ', sino que me apeteció subir algo a parte, no quiero que parezca que me estanco en esos drabbles.
Espero seguir recibiendo críticas, tanto en este fic como en 'abecedario', el cual sigue activo. Pasaros por mi perfil y echadle un ojo al apartado de mis fics, a ver que os parece mi proyecto para fic (el cual si que será largo y tendrá ya una consistencia argumental) 'amor entre rejas'. Es todo por ahora.
Cuidaos mucho!
Ja ne!
