Ni Fang ni Vanille son reales o me pertenecen, todo va a cargo de Square Enix. Pero los paquetes bomba y los besos de la muerte déjenmelos aquí.
Si quereis darle las gracias a alguien, que sea a Arkadi. Onii-chan me corrigió, así que el relato no es ni enteramente mío.
Qué triste.
Pd: Dedicado a Naru-chan, mi pequeñaja. Gracias a ella, a Hedningarna, a Loituma y a la danza del vientre surgió esto.
Dedicado a Naru
La hoguera se reflejaba en sus ojos. Su alma quería correr. Saltar hasta donde estaba Fang, un metro a su izquierda. Sus latidos se atropellaban uno tras otro. Imaginaba el brillo de su piel, atrayéndola.
Sus besos, los gemidos escondidos, las manos agarradas… No podía dejar de pensar en eso mientras el fuego se reflejaba en sus ojos, en sus deseos.
-¡Qué miedo! –suspiró las palabras todo lo suave que pudo. Tenía miedo de lo que sentía. De sí misma. De lo que podía pasar esa noche.
- ¿Miedo? ¡Si estás conmigo!
La miró sorprendida de que la hubiera escuchado. Fingió.
- De la noche… –más bien de sus deseos, magnificados por la noche, las estrellas y el fuego. Por el deseo de tirar su pelo.
- ¡Vamos! Ninguna bestia se te acercará con esa cara tan fea –le dedicó una gran sonrisa.
- ¡Fang! –dijo con molestia fingida.
- A mí me recuerda a las fiestas de la villa –rió y se levantó. – ¿Recuerdas este baile, Vanille? –cerró los ojos y empezó a bailar.
El humo se enredaba en su cintura, envolvía su cuerpo. Sus manos acariciaban delicadamente el aire que Vanille intentaba, en vano, respirar…
Tal y como había dicho Fang, recordó las fiestas de la villa. El aire se hizo denso. Recordó cuanto la espiaba, escondida entre los árboles, deseando incluso el aire que rodeaba su cuerpo. Buscando lugares donde nadie pudiera ver cómo la deseaba.
Su corazón galopaba gozoso de tanta belleza. Pero sabía que debía irse o no aguantaría más, ahora o nunca.
- ¿Qué te pasa?-la miró extrañada.
- Na-nada…
- Entonces… ¿Qué es ese rastro? –lanzó una sonrisa pícara a la jovenzuela.
Vanille se alarmó. ¿Rastro? No podía ser… Entonces se percató de que poco a poco se había ido apartando de ella a rastras. Tenía las piernas casi estiradas y las manos agarraban el suelo. No supo qué decir.
- Fang…
- Ni que fuera esta la primera vez que vamos al bosque… -y con total descaro, se sentó encima de las piernas de Vanille- ¿O acaso no te ha gustado mi baile? Siempre te gusta…
No podía contestar. Fang sabía perfectamente lo que provocaba ese baile en el cuerpo de Vanille.
Fanille Dedicado con todo nuestro amor a Naru-chan, la pequeñaza de la familia.
FIN
