- Puedo hablar contigo un momento? - Oliver llevaba todo el día deseando poder apartarla de Palmer y decirle lo que llevaba rondándole la cabeza desde hacía días.
- Claro. - murmuró ella, se giró para disculparse con Ray y decirle que volvería enseguida. No había vuelto a hablar a solas con Oliver desde hacía varias semanas. Ella misma había impuesto la distancia que necesitaba entre ellos.
Con todo lo que había ocurrido en ese tiempo, con sus amigos marchándose a Nanda Parbat y regresando sanos y salvos; lo que había ahora entre ella y Ray, que era su pareja en la boda; todo había cambiado tanto desde que se incorporaron al equipo Roy, Laurel, incluso Thea. Ya no eran ella, John y Oliver, y no lo serían nunca más. Felicity dejo de lado sus pensamientos, nerviosa por lo que él quisiera decirle.
Se separaron de la multitud que empezaba a bailar junto con John y Lyla en la pista. Estaba empezando a anochecer y todo estaba lleno de pequeñas luces colgando de los árboles, por todas partes. Oliver la condujo hasta un apartado rincón donde nadie pudiese molestarles y se paró allí.
- Y bien?... - cuando estaba nerviosa, tenía que decir algo. Se retorcía las manos delante de su vestido rojo mirando a todas partes menos a Oliver. Sentía el maravilloso olor de su perfume emanando del chaqué de padrino. No se lo había dicho ni pensaba hacerlo pero estaba muy guapo.
Oliver titubeó antes de hablar, no sabía como reaccionaría Felicity a lo que iba a decirle, pero necesitaba hacerlo.
- Yo, quiero decirte algo que llevo tiempo pensando. Pero antes quiero que sepas que...Roy me dijo que tu y Palmer...bueno, que estáis juntos. - Notó la incomodidad de Oliver. Felicity no había querido decírselo para no hacerle daño aunque realmente entre ella y Ray solo había algo indefinido por el momento. - A pesar de lo que yo diga, si eres feliz con él, bueno... yo me alegraré por ti.
A esas alturas a Felicity se le había secado la boca de contener el aire. Asintió levemente con la cabeza sin poder decir nada, expectante por sus palabras.
- Felicity, ya se que dijiste que no querías...ser una mujer a la que yo amara...pero, creo que eso no es cierto. - se puso muy serio cuando paró de hablar tras esa frase tan contundente. Le latía el corazón a mil por hora y la cara de sorpresa de Felicity no le ayudaba a seguir.
- Oliver... - ella estaba contrariada. Parecía que su amigo la acusara de...mentirle.
- -Déjame terminar por favor. Hablé con Laurel hace unos días y, no se como llegamos a hablar de ti, de cuando pensasteis que había muerto.
La mirada de Oliver era de tristeza al recordar como Laurel le había contado lo devastada que había estado Felicity, que no había querido seguir en el equipo sin él. Felicity tragó saliva, hasta ese momento había creído que la pesadilla que vivió mientras estaba desaparecido, era algo que él no conocía. No quería que lo supiera realmente, pero al parecer Laurel, que la había visto sufrir, le había hecho participe de todo aquello.
- Laurel solo quería hacerme entender hasta que punto lo pasasteis mal. - aclaró él. - El caso es que quiero pedirte perdón por romper una promesa. Te prometí una vez que no me perderías y entiendo el dolor que supuso para ti pensar que había muerto después de haber perdido a tu padre. Volver a perder a alguien que te importaba yo... lo siento. -
Felicity había pasado de la sorpresa a la contrariedad y ahora entendía sus palabras. Se sentía un poco mareada con todo lo que Oliver le decía. Él recordaba aquel día en que ella le había contado que su padre se marchó cuando era pequeña, y lo mucho que eso le había dolido. Tanto como perderle a él.
- Puede que me equivoque, pero pienso que tu sientes lo mismo que yo. - Su mirada se fijó en los ojos de ella, como si le pidieran que le diera la razón. Se había acercado un pasó y Felicity no le había parado - Y que estas asustada por lo que sentiste al perderme y que no quieres volver a pasar por eso. Yo, puedo entender que no quieras arriesgar tu corazón. - Intentó reconfortarla con una media sonrisa pero solo le salió una mueca – Pero, John me dijo una vez que el amor debería ser encontrar a la persona que encaja, la persona que sabiendo todo lo que sabe de ti, te quiere igualmente. - el silencio entre ellos fue pura tensión. Había tantos sentimientos en lo que él decía. Felicity recordó cuando Diggle le dijo en su oficina que ambos sabían lo que le costaba a Oliver demostrar lo que sentía. Su amigo siempre había querido ayudarles en su relación. Y allí estaban, en su boda, en un día perfecto para celebrar el amor entre dos personas. Felicity pensó que el corazón se le saldría del pecho cuando él dijo la última frase. - Yo solo, pienso que nos merecemos a nosotros.
No estaba preparada para tantas emociones juntas. La sinceridad con la que Oliver le había hablado la había dejado sin palabras. Ella siempre había sido la que decía todo lo que pensaba, incluso lo que no debía y él, el que revelaba lo mínimo sobre si mismo. Pero en cuanto a ellos dos, estaba diciendo mucho más de lo que ella esperaba. Sentía que se iba a desmayar porque no podía afrontar todo aquello. En su mente, por mucho que le doliera, ya había dado por finalizado el capítulo "Oliver" y ¿ahora qué?
Oliver estaba allí de pie esperando su reacción y viendo como Felicity parecía debatirse interiormente pensó que ya era tarde. Respiró hondo una vez antes de cortar el silencio con sus palabras.
- No hace falta que me digas nada ahora. Piensa en ello.
- Deberíamos volver. - dijo ella mirándole fijamente tras unos segundos.
Oliver asintió sonriendole. No le apetecía nada moverse de allí pero sabía que debían volver a la fiesta. Thea se estaría preguntando donde estaba, y le debía un baile a la novia. Felicity fue delante de él pero tras unos pasos, se dio la vuelta y le dijo manteniendo la expresión más relajada que pudo:
- Puedo bailar con el padrino? - Oliver sonrió.
- Por supuesto.
Volvieron a la fiesta donde todos estaban en la pista bailando alegremente. Diggle y Thea, Roy y Lyla, casi todos los invitados daban vueltas sobre sus pies en la pista mientras otros pedían bebidas en la barra. Allí fue donde Felicity encontró a Ray. Aun estaba un poco aturdida por la escena con Oliver pero disimuló lo mejor que pudo y Ray la sacó a bailar.
- Todo bien? - le preguntó mientras se reunían con los demás.
Ella asintió y se mezclaron con sus amigos bailando agarrados. Oliver se había dirigido directo hacia la novia y ahora ellos también bailaban agarrados hablando en susurros, mientras Roy iba a por Laurel que bailaba con un desconocido. El ritmo de las canciones iba cambiando y de pronto bailaban todos juntos algo divertido mientras cantaban gritando, como la canción se volvía lenta y se formaban parejas. Hubo un momento especial en el que Roy, que no dejaba de mirar a Thea, por fin le pidió un baile y desde ese momento no se separaron. Diggle bailaba ahora con Laurel y Oliver le pidió permiso a Lyla para ir a bailar con Felicity. Ella le hizo un guiño y le dio un pequeño empujón hacia donde ella estaba. Ray, que no sabía nada de lo que ocurría entre aquellos dos, le cedió su sitio frente a ella y le pidió a la novia el baile.
Fue extraño para los dos el momento en el que se cogieron de la mano. Cuando sus dedos se tocaron pequeñas chispas recorrieron la espalda de Felicity mientras Oliver la acercaba a él y dejaba su otra mano allí, al final de su espalda. Sus miradas se encontraron pero no hubo sonrisas ni expresiones disimuladas de alegría o amistad. Nada fingido, eran tan solo ellos dos, como si nada ni nadie pudiese observarles. Se balanceaban al ritmo de la música escuchando la preciosa canción que no hacia más que intensificar el momento. I have loved you for a thousand years...I'll love you for a thousand more. decía la canción. A Felicity le brillaban los ojos. Deseaba que ese momento durara mucho más, que todo fuese tan sencillo como estar allí de pie, bailando juntos. Por su parte, Oliver podía sentir la tensión entre ambos, esa electricidad que le había recorrido al tocarla seguía ahí. Nunca se había sentido así con ninguna otra mujer y no era porque normalmente le resultase fácil conseguir a la chica que quería y con Felicity no era así, sino porque ella era la adecuada. A la que amaba de verdad. Terminó la canción y sus pies siguieron moviéndose, ninguno quería terminar el baile. Oliver advirtió que Palmer se acercaba a ellos. Siempre alerta. Y antes de que ella se diera cuenta de ello le susurró al oído:
- Estas preciosa.
Ray llegó hasta ellos y Oliver la soltó, caballerosamente le dio paso al hombre y se alejó de ellos sin mirar atrás. Felicity aun sentía un cosquilleo en su cuello por el suave aliento de Oliver al decirle aquellas dos palabras.
Bailó unas cuantas piezas más con su acompañante, con John y con Roy. Diggle la notó rara y le preguntó si sabía donde estaba Oliver, ya que había desaparecido de la fiesta. Ella fingió que no se había dado cuenta de ello y lo buscó con la mirada pero sabía perfectamente que, tras bailar juntos, se había marchado. Hacia media noche, le pidió a Palmer que se marcharan ya que estaba cansada. Ambos se despidieron de los novios y de sus amigos y se dirigieron al coche de él. Felicity sabía que él esperaba que se marcharan a su casa pero ella tan solo quería estar a solas. Le dijo a Ray que le dolía la cabeza debido a las copas y que por favor la llevara a su casa. Él era tan caballeroso que no dejó ver en ningún momento ni una pizca que decepción. Realmente era un buen hombre y ella sabía que estaba interesado en ella de verdad.
Se despidieron con un suave beso en los labios y Felicity entró en su apartamento. Estaba llena de dudas y preguntas y su celebro iba más deprisa que de costumbre. Se quitó los tacones y se dejó caer en el sofá agotada.
Lo primero que pensó fue en el beso de Ray. Llevaban unas semanas viéndose fuera del trabajo y ella en ningún momento había querido compararle con Oliver. No podía empezar una relación de esa manera, pero en ese momento, justo allí con la cabeza recostada sobre el sofá, recordó el único beso que le había dado Oliver en el hospital hacía meses. Fue tan corto que cualquiera habría dicho que no le dio tiempo de sentir nada pero ella había notado como si flotara por unos segundos. En cambio con Ray, si, era agradable besarle, él era sexy, tan grande que la rodeaba con todo su cuerpo, pero no sentía que flotaba con él.
Estaba cansada y hecha un lio así que decidió cambiarse de ropa, ponerse algo más cómodo y desmaquillarse. Después se preparó un té ya que al parecer iba a estar despierta todavía unas horas dándole vueltas a todo aquello. Volvió a su sofá con la taza entre las manos humeante. Encendió el televisor por tener algo de fondo y se puso a pensar en lo que había ocurrido hasta entonces.
Conocía a Oliver desde hacía tres años y en todo ese tiempo, él siempre había sacrificado todo por cuidar de la gente de su ciudad, de Starling City. Ahora parecía que estaba dispuesto a estar con ella a pesar de todo lo que siempre le había frenado. Tenía que decidir si confiaba en él como siempre lo había hecho o renunciaba a ese sueño que había mantenido oculto en su corazón. Arriesgarse y ganar. Arriesgarse y perder. No quería volver a pasar por el proceso de tener que recuperarse tras perder lo que más quería. Pero tenía ante ella la oportunidad de tener aquello que deseaba desde hacía tanto. Se lo había ocultado a todos pero recordaba muy bien cuando se enamoró de Oliver Queen definitivamente. Le había gustado desde que le conoció, era un chico guapo, rico y que coqueteaba con ella lo justo pensando que así conseguía lo que quería. Todo fachada por lo que descubrió después. Fue conociendo su faceta de vigilante de la ciudad y le gustó cada vez un poco más. Oliver se preocupaba por los demás altruistamente pero tenía un lado oscuro que no dejaba entrar a nadie más de lo necesario. Además seguía viendo que era un mujeriego con una larga lista de conquistas, una cualidad nada deseable en un hombre. Laurel, Shado, luego llegó Sara, incluso Isabel. Le consideraba un amigo desde hacía mucho pero las aspiraciones románticas que pudiera tener las había dejado a un lado. Pero aquel día en que ella le contó el abandono de su padre y sus miedos por perder a alguien que le importaba, algo cambio. Y con todo lo que había ocurrido después con Slade, se había dado cuenta de que él le importaba mucho más, no solo como amigo. Y entonces él le dijo que la quería por primera vez como estrategia para vencer a Slade y tuvieron una cita, y todo salió mal y todo fue desembocando en desastre hasta llevarla a distanciarse todo lo posible de él.
Pero lo que Oliver había dicho esa misma tarde, tenía que admitir que era verdad. Sabía que estaba asustada desde que pensó que había muerto, y enfadada con él por marcharse y abandonarles. Puede que estuviera eligiendo un camino menos peligroso para ella al alejarse. Era curioso que para Oliver, el peligro con respecto a Felicity estaba en que cualquiera que quisiera hacerle daño a Arrow la usara a ella y él no pudiera impedirlo, en cambio para Felicity, el peligro era que él volviera a echarse atrás en cuanto a ellos. Volvió a recordar sus palabras de ese día en la boda y el corazón se le aceleró. Nos merecemos a nosotros. había dicho. Y el baile de después había sido mágico...desde luego nada de lo que esperaba que ocurriera entre ellos ya.
Eran las dos de la madrugada cuando miró el reloj y aunque al día siguiente no tenía que acudir a Palmer Technologies si que había acordado con Roy que se verían todos en Verdant para despedir a Lyla, John y la pequeña Sara antes de su viaje de luna de miel. La familia estaría fuera una semana en el Caribe, relajándose. Apagó el televisor y se fue a la cama a descansar. Antes de dormirse pensó en las conclusiones a las que había llegado. Por un lado, cuando viera a Oliver al día siguiente estaba decidida a hablar a solas con él. Iba a ser sincera y decirle todo lo que pensaba, aunque ello le aterrara. Y por otro lado estaba Ray. Si tenía claro que no le podía querer y que aun pensaba en Oliver, lo mejor era cortar su relación con él.
Aunque lo intentó, no durmió casi en toda la noche, dando vueltas en la cama pensando en como enfrentarse a toda esa montaña de sentimientos y miedos. Aunque había tenido algunos novios anteriormente nunca se había encontrado en una situación así, bromeaba para ella misma. Al levantarse tenía tan mala cara que sabía que ni el mejor maquillaje podría tapar las ojeras. Tan solo esperaba que nadie le insinuara que se había pasado la noche despierta con Palmer, sería vergonzoso. Se vistió con uno de sus habituales vestidos y se puso unos tacones. Se dejó el pelo suelto esta vez y salió de casa con una dirección clara, la casa de Ray Palmer.
Conforme se acercaba no tenía claro lo que iba a decirle. Desde luego para él sería totalmente inesperado que ella rompiera su relación ya que no hacía mucho que salían, que le había pedido que fuera su acompañante en la boda de uno de sus mejores amigos y que hasta el día anterior, todo parecía ir bien. Además Felicity se sentía ridícula, Oliver me dice que quiere estar conmigo y yo corro a dejar lo que estaba empezando con Ray, por él. Totalmente absurdo. Yo no soy así. se estaba enfadando lo cual no era la mejor de las situaciones. Cuando Ray le abrió la puerta y la dejó pasar, ella estaba contrariada y llena de dudas con respecto a Oliver, pero tenía claro a lo que había ido allí. Eso era una decisión que iba a tomar no por Oliver, sino por sus sentimientos hacia él.
- Ray, no puedo seguir saliendo contigo. Eres un hombre increíble y se que te merecer algo muy bueno. Pero no soy yo. A pesar de todo, desde antes de conocerte estoy enamorada de otra persona y por mucho que quiera, no puedo dejarlo atrás.
Palmer no sabía que decir. Felicity le pidió que la perdonara y se marchó de allí tan rápido como pudo, avergonzada por la situación. Volvió a subir a su pequeño coche esta vez para ir hasta el club. Cuando llegó ya estaban allí todos excepto Laurel que había dicho que no podría acudir ya que tenía que atender sus responsabilidades como fiscal. Cambió su expresión de cansancio y enfado por una de cariño y alegría por los recién casados.
- Ya estamos todos! - anunció Thea. La idea de la despedida allí era por que fuese un poco más privado entre el grupo.
Felicity se quitó el abrigo y dejo su bolso en la barra mientras miraba a Thea y Roy, tras ella, preparando bebidas y sonriéndose. Se alegró de verles con esa complicidad recuperada. Enseguida se dirigió a John que llevaba en brazos a su precioso bebé. La niña estiró las manitas hacia Felicity y esta la cogió en brazos sonriéndole y dándole besos en los mofletes. Oliver no se perdía detalle de la escena al igual que en el hospital cuando la pequeña nació.
- Bueno chicos, vamos a brindar por estar todos juntos después de todo lo que ha ocurrido estos últimos meses. - anunció John.
Todos cogieron una copa para brindar, Lyla dejó a Sara en su carrito y se aproximaron formando un círculo. Felicity quedó justo enfrente de Oliver, al que aun no había mirado desde que llegó.
- Por los novios. - dijo este.
- Ahora somos una gran familia. Así que cuidaros unos a otros mientras no estoy de acuerdo? - dijo John sonriendo.
Todos rieron por su comentario y brindaron. Tras las últimas charlas sobre la boda y las despedidas, Roy y Thea dijeron que se tenían que marchar.
- Oli, puedes cerrar tu el club? - él asintió a su hermana pequeña. Sabía que se quedaría allí mucho más que los demás así que no le importaba.
- Nosotros nos tenemos que ir también o perderemos el avión. - Lyla y Digg abrazaron a sus amigos y se marcharon también.
Deseándolo pero sin buscarlo, se habían quedado a solas. Oliver se dirigió a la puerta principal para cerrarla con llave. Cuando regresó a la sala, Felicity estaba de espaldas a él, apoyada en la barra. Oliver carraspeó sin saber muy bien que decir y ella se dio la vuelta. Le miró y sintió un escalofrió por su cuerpo pero siguió callada. Los pasos de él se acercaban cada vez más a ella hasta que se paró cerca de su cuerpo para poder mirarla sin que ella tuviera que levantar la cabeza.
- Pareces cansada... - dijo Oliver pensando en lo peor. No pronunció nada sobre Palmer en voz alta pero sus ojos le decían a Felicity en lo que estaba pensando. Su mirada entre triste y esperanzada la atravesaba. Esos ojos azules siempre la dejaban embelesada.
- No he podido dormir. - dijo.
- Oh... - Oliver se sintió como cuando ella le dijo que Palmer la había invitado a cenar. Era su vida y no podía hacer nada, pero eso no significaba que no le molestara.
- Le pedí a Ray que me llevara a casa después de la boda...y hoy he roto con él. - le aclaró ella mirando al suelo. Estaba nerviosa por la reacción de él y no podía estar quieta. Acariciaba la pared del mostrado con sus manos tras de sí una y otra vez mientras cambiaba un pie de sitio. - No quería engañarle con algo que no puedo sentir por él.
- Y ahora que? - Oliver se había acercado un paso más a ella. Felicity levantó la mirada y esta vez volvieron a su cabeza las dudas y el torrente de pensamientos de la noche anterior.
- Estoy enfadada contigo. - le dijo, lo cual Oliver parecía esperar.
- Lo se.
- Tenías razón al decir que estoy asustada por perderte. Porque cuando pensé que...que estabas muerto no dejaba de pensar en todo lo que no te había dicho y que ya no podría decirte y después cuando volviste estaba tan enfadada contigo por todo que no quería... - tenía que tranquilizarse porque todas sus emociones harían que terminara llorando y no era lo que quería.
- Felicity...
- No, me toca a mi hablar. - Oliver asintió dándole un poco de espacio.
Felicity le miró a los ojos respirando hondo, estaba preparada para lo que fuese a ocurrir y quería decirle todo lo que sentía. Su corazón estaba acelerado y sentía como le ardía la cara.
- Yo he confiado en ti desde el principio, aunque me pareciese todo una locura...tu, y tus ridículos intentos de conseguir que te ayudara con aquellas estúpidas mentiras y después cuando veía como luchabas contra todo lo que te había pasado...Siempre he confiado en tus decisiones. Y pensaba que tu confiabas en mi...
- Lo hago.
- No lo hiciste cuando olvidaste que esto entre nosotros era algo de los dos. Decidiste tu solo que no podíamos estar juntos. Recuerdo que después de que habláramos en el hospital, no dejaba de pensar que, pudiste estar con Laurel, Sara, Shado, Helena, Isabel...- puso los ojos en blanco al mencionarla. Oliver se estaba poniendo nervioso. - y pensaba que con todas ellas, tus circunstancias eran más peligrosas que conmigo. Y después pensé que estabas asustado porque yo podía ver en ti algo que te aterra. - La cara de Oliver era de no entender a que se refería. Felicity no decía todo aquello por hacerle sentir mal, tan solo estaba siendo totalmente sincera, como quería serlo. - Tu humanidad. - se encogió de hombros al decirlo y él soltó el aire que estaba conteniendo. - Tu crees que no mereces que te pasen cosas buenas por todo lo que has hecho, pero es por todo eso por lo que cuidas de todos más que nadie. Un día me dijiste que te alegrabas de todo por lo que he tenido que pasar, porque ahora soy así por todo ello. Aunque no lo quieras admitir, tu eres como eres también gracias o a pesar de todo lo que te ha ocurrido. Y se te olvida siempre fijarte en quien eres ahora en lugar de vivir siempre en el pasado. Yo he visto siempre al Oliver Queen en el que confié desde el principio, y es de él de quien estoy enamorada, no de tu pasado.
Como siempre que estaba nerviosa, las palabras salieron rápidamente de su boca y cuando se dio cuenta de lo que había dicho, ya no había marcha atrás, así que prosiguió mientras se acercaba lentamente hasta él.
- Estoy enamorada del Oliver que se preocupa de su familia y de sus amigos, que esta feliz de ver a John casado y que quiere ser feliz también. Estoy enamorada del Oliver con el que paso las noches. - dijo sonriéndole como una pequeña broma. - Pero me asusta el Oliver que no cree en nosotros.
Se quedó en silencio muy cerca de él pero sin tocarle. Oliver no sabía que decir porque no esperaba que ella le dijera todo aquello. Pero ahí estaba la sinceridad de Felicity Smoak que tanto le gustaba.
- Y ahora, me voy a ir a casa. - torció la cabeza de forma coqueta descolocando a Oliver. Quería darle espacio para pensar en lo que le había dicho, al igual que él había hecho con ella. - Quieres cenar conmigo esta noche? - dijo para sorpresa de él.
-Por supuesto.
Felicity retrocedió hasta la barra y se puso su abrigo. Le gustaba el Oliver nervioso que la miraba sin saber que hacer o decir. Era muy diferente del Oliver que lideraba al equipo y al que todos veían siempre. Sus pasos retumbaron en la sala de Verdant hasta que llegó a él y le abrazó. Oliver la rodeó con sus brazos y la apretó contra él sintiendo el calor de su pequeño cuerpo. Cerró los ojos e inspiró su aroma, el pelo de Felicity le hizo cosquillas en la nariz. Ella le susurró al oido Hasta la noche. y se separó de él. Le miró una vez a los ojos intensamente, deseando besarle, y se marchó. Oliver se quedó temblando.
Felicity sabía perfectamente donde quería ir a cenar con Oliver. No era un sitio elegante, ningún restaurante ni nada parecido, era tan solo una vieja cafetería en la que había entrado por casualidad en su primer día de trabajo en Queen Consolidated. "Tomatoe Soup" se llamaba y sus dueños eran una pareja de ancianos que llevaban en el negocio desde que se casaron cuarenta años atrás. Con los nervios del primer trabajo, Felicity se había manchado su camisa justo antes de llegar al edificio de oficinas y buscando un local en el que pudiese entrar a limpiarse encontró aquella cafetería. Ya que ella y Oliver iban a tener una cita, quería que fuese en un sitio especial para ella, para que conociera un poco más de si misma. Sabía que si iban demasiado elegantes desentonarían en aquel sencillo lugar así que le mandó a Oliver un mensaje de invito yo, elijo el sitio yo. No te pongas muy elegante. Con un jersey sencillo es suficiente. y apretó enviar. Solo un jersey sencillo eh. =) contestó Oliver al instante. Quería decir algo casual. No es que estuviera pensando en ti sin pantalones. Quiero decir, ponte unos pantalones claro. Incluso mandando mensajes se liaba y se avergonzaba a si misma.
Felicity se pasó media hora delante de su armario decidiendo que se iba a poner. Todos los días tenía ese aspecto de ejecutiva seria, con vestido y tacones que hoy no quería llevar. Rebuscó entre su ropa y encontró una bonita blusa azul oscuro con pequeñas flores blancas sin mangas se la puso y la combinó con unos vaqueros que sabía le sentaban genial. Eran nuevos, oscuros y se ajustaban a su cuerpo estupendamente. Eligió unos tacones color nude para alargar sus piernas y nada más. Unos sencillos pendientes pequeños y la melena rubia suelta. Se peinó durante un buen rato hasta que le gustó el efecto desenfadado de su pelo.
Oliver llamó al timbre quince minutos después sobresaltándola. Estaba en su dormitorio metiendo en un pequeño bolso todo lo que necesitaba y salió corriendo hacia la puerta para abrirle. Tropezó de camino con un taburete que estaba un poco más salido hacia el pasillo de su posición habitual y se cayó al suelo.
- Augh! - exclamó mientras se masajeaba la rodilla.
Abrió la puerta y encontró a Oliver con su casco en la mano y cara de susto. Seguramente había escuchado el ruido desde la puerta.
- Estas bien? - le preguntó de sopetón.
- Si, solo...me he tropezado. Nada importante.
Le sonrió tranquilizadora, para que supiera que estaba bien, aunque aun le dolía la rodilla. Se fijó en su ropa, iba con unos vaqueros oscuros y un jersey gris asomaba debajo de su chaqueta de piel. Estaba sexy y cuando sus ojos se encontraron tras el repaso general, vio como le ardía la mirada.
- Hola. - dijo él al fin mientras también la observaba. Señaló sus vaqueros y dijo – pantalones, como dijiste.
Felicity enrojeció de vergüenza asintiendo. Le dejó entrar, era la primera vez que Oliver estaba en su casa y su salón le pareció más pequeño con él allí.
- Voy a por mi bolso. Un segundo.
Cuando regresó él estaba observando las pocas fotos que tenía Felicity repartidas por sus estanterías. Ella graduándose en el MIT con su madre a su lado, una foto con John, Roy y Oliver, otra de ella de pequeña con un ordenador de juguete que le había regalado su padre... se acercó hasta Oliver y dijo que estaba lista. Él se dio la vuelta y la miró de arriba abajo, había añadido a su ropa una chaqueta de cuero negra que nunca le había visto antes y le quedaba muy bien. Oliver le sonrió y dijo:
- Detrás de ti. - le abrió la puerta mientras decía - Te parece bien que vayamos en la moto?- Felicity asintió. Era un deseo secreto que había pensado muchas veces en como sería ir con él en aquella moto que usaba en las misiones. Se puso rápidamente el casco y Oliver la vio subir sin ningún miedo. Ella era su chica viernes, la que siempre le sorprendía y era más valiente de lo que pensaba.
Ella le indicó el camino y cuando llegaron a la calle donde estaba "Tomatoe Soup" aparcaron. Oliver estaba expectante porque no sabía adonde iban. Ella parecía contenta y le sonreía todo el tiempo. Aun no se podían creer lo que estaban haciendo, salir a cenar como una pareja normal tras todo lo ocurrido. Se sentía tranquilo, relajado y veía a Felicity tan guapa que no podía pensar en nada más. Ella se acercó a la puerta de entrada del local y Oliver se apresuró a sujetarle la puerta.
- Gracias.
Nada más entrar a la cafetería les inundó el olor a café que tanto le gustaba a Felicity. Joseph estaba detrás de la barra, preparando hamburguesas para los clientes que acudían a esa hora a cenar y Nina, iba de un lado para otro con una cafetera llena en la mano, reponiendo café en todas las tazas que encontraba vacías. La pareja de ancianos se habían quedado prendados de Felicity desde aquel día que entró hecha un manojo de nervios y con una mancha enorme de ketchup en su camisa. Ella iba allí a menudo pero siempre sola. En cuanto Nina la vio se acercó a ella sonriente.
- Niña, que haces aquí a estas horas!? - la saludó abrazándola. - Y quien es este guapetón? - le susurró al oído.
Felicity empezó a reír por algo que Oliver desconocía mientras aquella afable señora le saludaba.
- Hola encanto, soy Nina Johnson. - le tendió la mano vacía. Oliver la estrechó encantado.
- Oliver Queen, encantado de conocerla.
- Te traes aquí a un hombre tan guapo a cenar? - dijo la mujer mirando a Felicity. - Así no volverá a llamarte niña. - la pareja se miró entre divertida y avergonzada.
- Nina! Le traigo a mi sitio preferido y tu me avergüenzas. - Felicity parecía conocer bien a aquella mujer.
- Nina!La mesa 6 ya esta lista! - se escuchó el timbre de la cocina de Joseph y lo que él llamaba su cocina, una pequeña plancha tras la barra. Nina se apresuró a ir a por los platos.
- Sentaros donde queráis y ahora os atiendo.
Felicity caminó entre las mesas hasta una con bancos acolchados a ambos lados de la mesa. Se sentaron allí y se quitaron las chaquetas. Felicity estaba radiante, Oliver no podía apartar la mirada de la de ella. Le encantaba que ella quisiera mostrarle una parte de su vida que él no conocía.
- Lo siento por Nina, es muy directa. - le sonrió ella con complicidad.
- Parece que te conoce bien. ¿Nunca has traído a nadie aquí?
- No, siempre he venido sola. Entré aquí por primera vez en mi primer día en Queen Consolidated. - Oliver parecía interesado así que le contó la historia. - Iba por la calle comiendo un perrito caliente de un puesto y me manché la camisa de ketchup. Entré aquí histérica peguntando por el baño y Nina enseguida me ayudó. Le conté que era mi primer día de trabajo y bueno...todo lo que me pasaba por la cabeza en ese momento supongo. - Oliver sonrió al imaginarla. - Me ayudó a quitar la mancha y cuando terminé ese día el trabajo vine a darle las gracias. Y desde entonces vengo a comer aquí, mucho en realidad.
Se quedaron callados unos segundos mirándose, sin fijarse en que otra pareja les observaba desde la barra. Nina le había dicho a Joseph que se acercara a saludar a Felicity pero antes ambos se habían parado a observar a su acompañante.
- Has visto como la mira? - le decía Nina a su marido en ese momento.
- Pues igual que yo a ti hace cuarenta años. - le contestó él tranquilamente.
- Y aun me sigues mirando igual. - entre risas se besaron y Joseph se marchó hacia la mesa.
- Entonces estoy ante una experta en la carta del "Tomatoe Soup" - le decía Oliver a Felicity.
- Bueno, aquí funciona más bien con la recomendación del día. - había empezado a pensar que igual a Oliver no le gustaba ese ambiente para cenar en una cita ya que era totalmente diferente a lo que él había estado acostumbrado toda su vida. Entonces llegó Joseph.
- Me han dicho que tenemos una visita especial. - dijo apoyando la mano en el hombro de Felicity. - A quien has traído a cenar aquí niña? - le preguntó a Felicity repitiendo las insinuaciones de su mujer.
- Oliver Queen. - le tendió la mano al hombre que la estrechó con ímpetu. - estoy deseando probar esas recomendaciones.
- Joseph Johnson. Bien observado joven. - Joseph le guiñó un ojo a Felicity. - Os traeré unas hamburguesas del chef y unas patatas fritas. Pero guardad sitio que el plato estrella será el postre.
Les dejaron de nuevo a solas durante un rato hasta que la comida estuvo lista. Oliver no dejaba de preguntarle cosas a Felicity sobre su vida cuando llegó a la ciudad. Ella le contó anécdotas de cuando buscaba apartamento, una sobre un ratón que se había colado en su ducha y hablaron sin silencios incómodos durante toda la noche. La cena estaba riquísima y como Felicity no pudo terminarse su plato, Oliver se comió la hamburguesa que le sobró. Había tanta familiaridad entre ellos que, excepto pequeños momentos de timidez, todo el tiempo estaban totalmente relajados. Joseph les preparó un único plato de postre para compartir con brownie y helado de vainilla. Oliver no sabía que a Felicity le gustaba tanto el dulce y le cedió su última cucharada. Todos los clientes se fueron marchando y ellos dos no se percataron de la hora hasta que Joseph fue a sentarse con ellos. Ya había terminado de limpiar su cocina y Nina estaba acabando de recoger. Les contó la historia de cuando abrió la cafetería, una historia que Felicity ya conocía y aprovechando que Nina iba apagando las luces y que estaban medio a oscuras, observó a Oliver. Se le veía contento, realmente interesado en lo que el anciano le contaba y pensó que le encantaría repetir aquello en el futuro. Oliver la pilló mirándole y le sonrió. Llegó la hora de marcharse y con la promesa de una visita futura se despidieron de los dueños del local. Pasearon alejándose de allí sin pensar en ir directamente al vehículo que les había llevado hasta la cafetería.
- Me ha encantado la cena. - dijo Oliver rompiendo el silencio. Felicity estaba especialmente callada y eso era raro. La miró y la encontró pensativa.
- Todo va bien? - le preguntó. Ella asintió.
- Solo pensaba, en lo fácil que parece pasar cuarenta años junto a la misma persona. - su mirada era intensa y Oliver deseó besarla en ese momento pero se contuvo.
- Solo si es la persona adecuada. -
Se habían quedado parados en medio de la calle, a solas ya que era tarde y nadie parecía pasar por allí en ese momento. Oliver se acercó más a Felicity y ella tuvo que levantar la mirada para seguir a sus ojos azules. Entonces él cogió su mano suavemente, como había hecho el día anterior para bailar con ella. Esta vez no la levantó en el aire, tan solo dejó sus manos balanceándose mientras se miraban y sentían ambos un cosquilleo recorriéndoles.
- Volvemos? Tengo un poco de frio. - dijo Felicity sin soltarle. Oliver se quitó la chaqueta rápidamente y la envolvió con ella.
- Vamos.
Esta vez Felicity no se limitó a cogerse de los costados de Oliver en el trayecto hasta su casa. Le envolvió con sus brazos pegándose a él. El abrazo hizo que Oliver se estremeciera. Cuando llegaron ella, tímidamente le dijo:
- Quieres pasar? - ambos notaban como el otro estaba nervioso. Oliver tan solo asintió y la siguió hasta la puerta.
Cuando entraron la cálida luz del salón les invitó a relajarse ligeramente. Felicity se quitó la chaqueta de Oliver y la suya propia y lo dejó todo en una silla. Cuando fue a hablar, se quedó paralizada. La cena había ido bien, no era la primera cena que compartían pero ahora, era la primera vez que estaban así, a solas, en casa de ella, expectantes. Sus nervios no iban a ayudarla por lo que decidió dejar de pensar y dejarse llevar. Caminó hasta Oliver y cuando llegó a su altura dejó que sus manos subieran por su abdomen recorriendo su pecho hasta posarse en su cuello. Había fuego y curiosidad en su mirada . Oliver la rodeó con sus brazos atrayéndola hacia el calor de su cuerpo.
- Te quiero. - le dijo él.
Entonces la besó con intensidad, rozando sus labios contra los de ella. Felicity respondió al beso con suavidad, una suavidad que le volvió loco. Sus labios estaban calientes y cuando sus lenguas se encontraron mil chispas inundaron sus cuerpos. Oliver la besaba de una manera que nunca ningún hombre lo había hecho. Era masculino y muy fuerte y hacía que Felicity se sintiera a salvo entre sus brazos como si nada más existiera. Él acariciaba su espalda mientra ella llevaba sus manos hacia el borde de su jersey donde encontró una franja de piel desnuda. Escuchó el estremecimiento de Oliver dentro de su boca cuando le acarició allí. Ambos tenían los ojos cerrados y no se habían movido de la entrada del salón. Las caricias entre sus lenguas fueron intensificándose, enloqueciéndoles. Felicity empezó a levantar el jersey de Oliver para quitárselo a lo que él accedió mirándola con pasión. Cuando se encontró con su torso desnudo, ese que había visto tantas veces entrenando en el sótano, se quedó quieta. Oliver no supo porque era pero entonces ella manteniéndole la mirada empezó a desabrochar lentamente los botones de su blusa. La atenta mirada de Oliver no se perdía ningún detalle. Felicity estaba excitándole con aquella mirada y su lentitud. Ella quería hacerle olvidar todo lo que arrastraba su cuerpo marcado de cicatrices, con la vista del suyo propio. Cuando se quitó la blusa continuó con el sujetador de encaje negro pasando los dedos suavemente por los tirantes mientras los dejaba caer. Cuando la prenda cayó al suelo Oliver contuvo la respiración. Dio un paso para volver a besarla pegando sus cuerpos y sintiendo el calor que de ella emanaba. Felicity acariciaba su espalda mientras le devolvía el beso y Oliver hacía lo mismo con ella perdiéndose entre su pelo, por su espalda hasta la cintura de sus vaqueros. Ambos volvieron a abrir los ojos para mirarse mientras cada uno desabrochaba los vaqueros del otro. Felicity estaba nerviosa y se quitó los zapatos con torpeza mientra él mordisqueaba su hombro haciendo que ella emitiera leves sonidos de placer. Entonces Oliver descendió desde su hombro con besos por su pecho hasta su abdomen. Felicity tenía los ojos cerrados, disfrutando de su tacto cuando él levantó la vista para mirarla. Fue deslizando la tela por sus piernas hasta que le quitó los vaqueros del todo. Felicity movió sus brazos para abrazarse tímida al quedar prácticamente desnuda ante él. Pero Oliver le sonrió de manera sensual y separó sus manos de su cuerpo para que volviera a abrazarle. Él se quitó los zapatos de un puntapié sin soltar el abrazo. Entonces Felicity se echo hacia atrás y con una pequeña sonrisa le dijo:
- Eres tan alto. - A Oliver le dieron ganas de reír por su comentario pero entonces ella se puso más seria. - Te amo Oliver. - era la primera vez que lo oía de sus labios y el corazón le dio un vuelco.
Estaba viendo a Felicity, tan vulnerable, desnuda frente a él diciéndole que le amaba y notaba su pulso acelerado. En ese momento era extremadamente feliz. La besó con amor, sin ser brusco, deleitandose en su sabor, rozando su lengua juguetonamente.
- Oh Dios, eres preciosa. - le dijo al oído erizando la piel de su espalda.
Entonces él la levantó en el aire y Felicity le envolvió con sus piernas. Oliver la sostenía con un brazo mientras con el otro la atraía hacia él para volver a devorar esos labios que le tenían hechizado. Fue hasta el dormitorio y sin encender ninguna luz la tumbó en la cama. Se quitó rápidamente sus vaqueros ante la mirada de Felicity. Aunque tenía que admitir que había imaginado ese momento, su mirada penetrante le detuvo un segundo. Era mejor de lo que había imaginado.
- Ven. - le atrajo ella al ver que se quedaba quieto. No era por timidez sino por necesidad. Necesitaba el calor de su cuerpo abrasándola de nuevo. Oliver empezó a besarla desde la mandíbula, dándole pequeños mordisquitos. Sus manos recorrían sus pechos, su abdomen, sus caderas hasta rozar la única prenda que le quedaba puesta. Deslizó los dedos por debajo del encaje y mientras la miraba intensamente fue recorriendo sus piernas con él hasta tirar la prenda al suelo. Felicity estaba tan excitada que no sentía nervios, se incorporó un poco para llegar hasta él y mientras le miraba con lujuria introdujo su mano en sus boxers, apretando su trasero excitando a Oliver. Él se quitó rápidamente los boxer y ambos cayeron de nuevo en el colchón tumbados. Mientras sus lenguas se reencontraban ella separó las piernas sintiendo como Oliver la sujetaba con una mano por las caderas mientras deslizaba la otra hacía su sexo. Ella jadeó ante el contacto. Oliver estaba totalmente perdido en ella a esas alturas. Se introdujo en su interior y ambos se quedaron muy quietos, sintiendo el roce, acostumbrándose. Sus labios estaban separados apenas unos milímetros y sentían el aliento del otro sobre la piel. En todo momento se miraban a los ojos, excitándose más. Empezaron a moverse a la vez lentamente, disfrutándose. Felicity apretaba la espalda de él para pegar más sus cuerpos. Siguieron así dejándose llevar hasta que ella, incendiada de pasión y contra lo que él esperaba, lo empujó de lado para cambiar sus puestos. Aquel atrevimiento, en su primera vez juntos, hizo que la deseara todavía más. Ella empezó a moverse sobre él, acariciando su abdomen duro, enloquecida de pasión.
- Me estas volviendo loco. - dijo Oliver en un susurro.
Oliver se incorporó para abrazarla mientras Felicity seguía con el rítmico movimiento. Llevó su boca a uno de sus pezones y lo empezó a rodear con la lengua mordisqueandolo de vez en cuando. Ella echo la cabeza hacia atrás, indicándole lo mucho que le gustaba aquello. Oliver le arrancó algunos gemidos con aquellas caricias de su lengua hasta que ella le llevo junto con su cuerpo de nuevo hacia la almohada. Mientras se besaban apasionadamente notaron como se acercaba el final. Se miraron a los ojos cuando ambos llegaron al orgasmo y entre jadeos se dejaron llevar. Se quedaron muy quietos mientras sus cuerpos se destensaban. Felicity rodó hasta su lado en la cama y Oliver enseguida la atrajo hacia él todo lo que pudo. Empezó a acariciar su abdomen haciéndole cosquillas. Ella apartaba su mano y el volvía a empezar. Le encantaba la suavidad de su piel.
- Para.- le dijo riendo.
Al rato se quedaron dormidos, tapados únicamente con una sábana. Oliver rodeaba a Felicity con ambos brazos y ella estaba totalmente pegada a él abrazándole. Durmieron mejor que en mucho tiempo y a la mañana siguiente, todo seguía siendo igual de prefecto.
