Había cosas que muchos no alcanzaban a comprender, como por ejemplo la manera en que Tokoyami le hablaba bajito a Tsuyu, o la manera en que Deku temblaba cuando veía a Uraraka y la forma en la que Bakugou rompía el lápiz entre sus manos cada vez que la castaña amiga del inútil cruzaba la puerta de cada habitación donde el estaba.
—Mierda— bufó Todoroki Shoto antes de dejar caer su cabeza con brusquedad y estamparla contra el escritorio.
—¿Esta todo bien?—le cuestionó Kaminari un tanto preocupado porque últimamente lo había visto de aquella manera.
Ya se lo había dicho su hermana « ¿Estas bien? » Y esa pregunta había abierto la caja de Pandora, porque la chica tuvo una respuesta que fue desencadenando pregunta y respuesta hasta llegar al momento incomodo donde terminaron hablando sobre relaciones.
Todoroki miró a Kaminari de manera fría, estaba preparado para mandarlo al diablo pero cuando escuchó la silla junto a él deslizarse, sintió un frío recorrerle el cuerpo.
—Viejo…—suspiró el rubio —¡Estás frito!— sonrío de manera amplia tratando de contener una carcajada ante la mirada acusadora de su compañero. Ya era bien sabido por algunos lo que le estaba sucediendo a Shoto, algunos más perspicaces lo supieron incluso antes que él mitad mitad.
El día transcurrió de manera normal hasta el momento de dirigirse a los dormitorios, quizá ese era el momento del día más insoportable para el bicolor.
—¿Estas lista Momo?—se escuchó la voz animada de Awase como todos los días, a la misma hora, diciendo las mismas palabras desde hacía seis meses.
—Si lo estoy, Yosetsu-kun.
Entonces Shoto podía ver como Yaoyoruzu tomaba sus cosas y se ponía de pie despidiéndose de él con una sonrisa amable , para después salir de prisa junto con el azabache.
—Si las miradas fueran puñales— habló Kirishima
—Awase-san ya estaría bien muerto— secundó Ashido con una pequeña risa nerviosa ante la vista de los pocos chicos que quedaban de la clase.
Todoroki tuvo un tic en el ojo izquierdo y sintió su cuerpo quemándose por dentro, claro que le molestaba, claro que quería matar a Awase, solo que sería poco heroico y aún no encontraba la manera de hacerlo ver como un accidente trágico.
Bufo molesto y salió del salón sin decir palabra.
El bicolor camino por el sendero de regreso a la residencia, es que no entendía en que momento su pecho empezó a latir tan fuerte cuando su compañera estaba a su lado, tampoco supo en que momento le empezó a carcomer el alma cada vez que veía la sonrisa de Momo siendo dedicada a otra persona; lo único de lo que estaba seguro es que quería ser él. Quería que las sonrisas de la morena fueran para el, que sus manos solo él pudiese tocarlas, ser solo él quien probara sus labios, ser solo él quien explorara su cuerpo, solo ser él quien viviera en su mente y en su corazón.
—¡Hola, Todoroki-kun!— le llamó a la distancia una joven delgada de cabellos dorados que apenas le llegaban a los hombros.
—Saito-san— respondió el saludo un tanto fastidiado, no estaba para eso ahora.
—Dime Natsuki, Llámame por mi nombre— hizo un pequeño mohín para después acortar distancia entre ambos. —Hable con mi padre, me comentó que ya se había decidido una fecha para anunciar el compromiso.
—Ya les he dicho mil veces que no pienso participar en esas ridiculeces— hablo fríamente y luego vio como la sonrisa de la muchacha desaparecía. —Lo siento, sabes que esa fue la decisión de nuestros padres.
—Lo sé, pero antes de conocerte ya había rechazado muchos pretendientes elegidos por mi madre, cuando te vi me di cuenta de que tú eras diferente y me interesó la idea de una familia a tu lado…— la rubia suspiro y le invito a seguir el camino.
—Yo no estoy de acuerdo con el pensamiento de mi padre, sé que tu familia ha hecho prevalecer la singularidad del fuego por muchas décadas… pero realmente no estoy interesado.
—Ni yo, pero tu me gustas Todoroki-kun, si tu me das la oportunidad… estoy segura de que tú también puedes sentir algo por mi.
La chica permanecía con la mirada clavada en el piso, estaba sonrojada y con el deseo de salir corriendo, pero él joven a su lado era el chico que siempre había deseado y no quería dejarlo ir así nada más y menos teniendo el apoyo de las dos familias.
Todoroki suspiró deteniéndose en seco —Creó que estoy interesado en alguien más; así que no puedo corresponder tus sentimientos. Lo lamento.
Se encogió de hombros siguiendo su camino, quizá en otro momento no le hubiese molestado porque bueno era Natsuki Saito, era una chica muy linda y amable, sin mencionar que tenía un rostro dulce y angelical. Pero la imagen de Momo se le cruzaba un millón de veces cuando se planteaba la idea.
Arribó al poco tiempo a la residencia para notar que ninguno de sus compañeros había llegado aún, se sentó en la sala y dejó sus cosas a un lado, se recostó cómodamente en el asiento y recargando su antebrazo en la frente pensó; ¿Que se suponía debía hacer con esos sentimientos?, eran aterradores e incitadores; era como si el deseo mismo golpeara las paredes de su interior queriendo salir con violencia.
—Espera—escuchó la voz melosa de Momo proviniendo de la cocina
—Aún no ha llegado nadie— La voz de Awase lo hizo levantarse de golpe del sofá.
—Yosetsu-kun, aquí no.
Todoroki se quedó congelado, tenia la opción de ir y matarlo de una vez, o podía actuar como alguien racional y para cuando estaba por tomar la decisión se vio moviéndose antes de siquiera reaccionar apareciendo en el marco de la puerta de la cocina.
Cuando la pareja sintió la presencia del bicolor se quedaron paralizados, realmente no planeaban ser descubiertos y mucho menos por Shoto Todoroki que parecía junto a Ilda la imagen de la rectitud.
—T-Todoroki-san- rompió el silencio Momo acomodando su uniforme.
—Awase… lárgate— ordeno de manera fría sin siquiera ver a la chica.
El azabache dudo un poco pero al final salió sin decir nada sintiendo una gran frustración por dejar a su novia en esa situación.
—Lo lamentó mucho Todoroki-san— habló Momo terminando de abotonar su blusa —Nosotros solo
Trato de escudarse cuando sintió que la distancia de ambos se reducía a unos cuantos centímetros.
—Yo…— la voz del chico sonó áspera y Yaoyoruzu sintió un escalofrío recorrerle el cuerpo cuando el aliento del muchacho quemó en su cuello al tiempo que era acorralada contra la barra —Me gustas mucho, me pone mal verte con el.
Las mejillas de Momo se colorearon carmesí, la respiración se le fue cuando lo escuchó decir eso, nunca lo había pensado; que le gustaba a su amigo… para ella el bicolor era alguien totalmente inalcanzable y ser pareja de alguien como ella que para su parecer no resaltaba en lo más mínimo le parecía imposible.
—¿De que hablas?, Todoroki-san— preguntó algo confundida empujándolo un poco.
—Me tienes loco— confesó sujetando las manos de Momo y poniéndolas sobre su pecho —Cada vez que te veo me pongo mal, no pienso, no duermo… sólo tengo el único deseo de estar contigo
—Pero yo estoy con
—¿Con Awase?— sonrió de medio lado haciendo que Momo lo mirase a los ojos, aquellos orbes de colores que la dejaban en una profundidad tan inmensa como el mar entre el turquesa y el gris. —Yo puedo hacerte mucho más feliz.
Todoroki roso sus labios contra la mejilla de Momo en un movimiento suave que a ella le resultó tortuoso.
—Si de quererte se trata… yo salgo ganando, por mucho— la soltó y se alejó de ella un poco. —Se que le quieres y solo por eso, lo más lejos que voy a llegar es esto…
Suspiro casado dando media vuelta y marchándose de la cocina dejando una Momo sonrojada, confundida, alterada, exitada, con ganas de salir corriendo tras de él, pero no lo hizo; estaba aterrada de ese nuevo sentimiento que había despertado en ella.
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