Los personajes de Little Witch Academia no me pertenecen, de fans para fans.
—¿Qué tanto me miras?
Akko caminaba mientras tomaba distraídamente el helado que llevaba en la mano, llevándose cucharadas que le ensuciaban poco a poco las comisuras de los labios. Andrew se sorprendió ligeramente, pasando a una expresión de extrañeza, ¿por qué se la había quedado mirando? Negó con la cabeza, mientras su vista se volvía al frente.
—Solo veía como te vas embarrando la cara de helado, por dios Akko, deberías tener un poco mas de clase…
La aludida frunció el ceño con molestia, mientras su cara se volvía algo roja y su manga pasaba violentamente sobre su boca.
—Pues hay formas con más clases de advertirle eso a alguien –murmuró ofendida, desviando la vista de su acompañante.
El chico solo rio un poco ante su respuesta. No quería admitir que simplemente se le había quedado mirando, analizando, con cierto aire fascinado.
Que bella era Akko.
Pero no por esos ojos aniñados, o ese cabello atado en forma de plumero. Ni siquiera la dulce sonrisa que se le ponía cuando hablaba sobre sus sueños. Aunque todo en conjunto realmente abrumaba al joven noble.
Pero era algo mas allá de lo físico, y es que él no lograba entenderla del todo, no entendía de donde sacaba tantas energías para ser mas terca que una mula. Tanta determinación y coraje para ir en contra de todo con tal de conseguir lo que quería. La admiraba. Era…
—…Increíble… –se llevó una mano a la barbilla, suspirando ligeramente con frustración.
-¿Decías algo? –ahora estaba teniendo más cuidado de no ensuciarse la boca, o al menos lo intentaba…
—Solo pensaba en voz alta –el chico se encogió un poco de hombros, mirándola nuevamente con una misteriosa media sonrisa.
Akko inclinó un poco la cabeza, curiosidad en la mirada. Andrew sacó del bolsillo de su pantalón un pañuelo de seda blanco.
—Quédate quieta –le indicó, acercando el pañuelo con cuidado a los labios ajenos, limpiando restos de crema de chocolate de estos. Akko quedó helada en el lugar, un notorio color rojo, a la par que una mueca de incomodidad, se formaba en su cara.
—Puedo hacerlo sola –se quejó, haciendo un ligero puchero, mientras sus ojos se dirigían a cualquier lugar que no fuera la cara que estaba enfrentándola.
—Pero quiero hacerlo yo –respondió él con toda la naturalidad del mundo– Además, eres tan torpe que seguro la mitad aun lo dejas en la cara.
Akko en seguida reaccionó alzando los brazos para apartarlo mientras comenzaba a quejarse de forma ruidosa. Andrew se quedó en silencio mientras escuchaba la perorata, con una sonrisa medio tonta en la cara.
—¿Podrías dejar de burlarte de mi? –volvió a ofenderse la bruja, creyendo que se estaba riendo de ella, mientras agitaba los puños por sobre su cabeza.
—Eres hermosa, Atsuko Kagari.
Ambos quedaron quietos y silenciosos en el lugar, como si una maldición de piedra les hubiera caído encima. Akko lentamente bajó las manos, su rostro tornándose del color carmesí una vez más.
—Que tonterías dices… –tartamudeó mientras se giraba para avanzar sin él, sintiendo que el pulso se le agitaba como cientos de abejas ansiosas por volver a su panal.
Andrew tardó en caer en cuenta de lo que había dicho, mientras observaba a la chica alejarse. Carraspeó un poco mientras intentaba que su cara no se sonrojase. Realmente era una tontería, no debería pensar en cosas como esa. No lo llevarían a ninguna parte.
Y sin embargo su corazón tamborileaba como si se hubiera quitado un peso de encima.
—En fin, ¿Qué estabas haciendo por aquí de todos modos? –inquirió el joven mientras doblaba el pañuelo, acercándose a pas–o lento a la chica.
—Oh, vine aquí con Lotte y Sucy, aunque nos separamos porque ellas querían buscar el último número de Anochecer… y yo pues… –alzó su cono de helado en toda respuesta, suspirando– No tengo idea de a que librería habrán ido.
—Ya veo –asintió en respuesta– ¿No quieres que te acerquemos a la academia? Nos queda de paso.
-No te preocupes por mí –sonrió de inmediato la bruja– Recuerda que ya se volar en escoba, así que en un santiamén podré regresar por mi cuenta –cada vez que lograba sacar el tema de la escoba, sonreía con orgullo, alzando ligeramente la pequeña barbilla. Andrew puso los ojos en blanco, mientras se sonreía por su simpleza.
—Lo dices muy segura, pero aquella vez solo lograste avanzar unos metros antes de volver a caer al suelo –llevó una mano a su mandíbula, mientras su sonrisa se volvía a sorna.
—¡Claro que lo estoy! –se giró graciosamente sobre sus talones, con una expresión desafiante– Y te lo puedo probar si quieres, ¡incluso Amanda se sorprendió de mi rapidez! –se paró de puntas mientras acercaba el rostro al ajeno, sus ojos enormes y brillantes por la emoción.
—¿Prob… probar? –Andrew llevó un poco la cabeza atrás, para evitar chocar sus frentes– ¿Quieres decir, ahora mismo?
Akko asintió efusivamente, con una sonrisa cerrada en la que mordía ligeramente sus labios. El chico meditó un momento, tentado ante la idea. De todas formas, si Akko no lo lograba, tendría otro motivo para hacerla enojar la próxima. Y si lo lograba, tal vez podría…
—Y, ¿crees que podrías llevar a alguien más en tu escoba? –tanteó el terreno, alzando una ceja, mientras se cruzaba de brazos.
—Claro, siempre que debía ir a algún lado, Lotte me llevaba en su escoba…
—No, me refiero… ¿podrías llevar un humano normal arriba de la escoba?
Akko se quedó en silencio, con sorpresa, poniendo la boca en forma de o mientras lo miraba con fijeza. La expresión del chico era totalmente seria, pero lentamente sus mejillas se tornaban de color rojizo.
—Tu… ¿quieres volar en escoba? –Akko dejó la inquietud para ser reemplazada por una sonrisa cada vez más grande. Juntó las manos, encantada– ¡Quieres experimentar la magia!
El rostro del Hanbridge terminó por ponerse colorado del todo, mientras fingía carraspear sonoramente para disimular que lo había agarrado con la guardia baja.
—Tal vez… sería… interesante, ya sabes… –el nerviosismo apenas visible fue muy claro para los ojos de Akko. Una sonrisa dulce se formó en sus labios.
—Me alegra oírlo –respondió, sin ápice de burla– Que quieras conocer más sobre la magia. Habría tantas cosas que podría mostrarte si lo quisieras… ¡Tantas cosas maravillosas!
La chica alzó los brazos al cielo, como si abarcara el mundo entero entre ellos, mientras sus ojos se fijaban en los verdes de Andrew. Estos parecieron brillar en un instante, un parpadeo, en el que compartieron la misma curiosidad y fascinación, y un mundo de posibilidades se abriera frente a sí.
—Yo… –en ese momento el teléfono le sonó en el bolsillo. Andrew se crispó ligeramente de la sorpresa, mientras se apresuraba a sacarlo– Discúlpame un momento Akko…
Ella asintió, comprensiva, mientras el joven se alejaba un poco. Dejó salir un suspiro cuando sintió que no la podría escuchar. En su cabeza ya estaba pensando en que podría hacer para que se maravillara de una vez por todas, dejarlo con una sonrisa y una expresión de sorpresa tan grande que nunca fuera a olvidarlo. Andrew se reía de manera muy adorable, y, además, había hecho mucho últimamente por ayudar a la imagen de las brujas ante la sociedad, ayudando muchas veces a los políticos, acercándolos a brujas de gran autoridad. Cuando lo vio regresar, estaba ya masticando su cono dulce. Su rostro se iluminó hasta que comenzó a hablar.
–Ya debo marcharme. La reunión con el sindicato de criaturas mágicas se ha adelantado un poco –anunció el chico, con algo de desilusión en los ojos y nuevamente esa expresión seria que solía tener.
–¿El sindicato? No sabía que lo habían hecho oficial en el mundo humano –Akko se alegró internamente, tal vez así la gente dejaría de temerles o evitarles– Entonces… ¿te vas?
—Si –asintió- Tal vez otro día pueda verte volar en la escoba.
Sonrió con algo de burla.
—Y ayudarte cuando caigas.
Akko frunció el ceño, comenzando a protestar nuevamente. Andrew rio en respuesta, dejando en claro luego que estaba bromeando.
—Eres muy cruel –balbuceó ella, con la cara enfurruñada– Incluso cuando te lo estoy asegurando…
—No me cabe duda de que tienes convicción, pero debo verlo con mis propios ojos.
—Y lo harás.
La sonrisa de él se suavizó. Akko también lo hizo. Se quedaron un momento así, antes de que Andrew alzara la mano para despedirse.
—Nos veremos entonces, señorita Kagari.
—Nos veremos, señor Hanbridge.
—Oh, y… Akko…
—¿Hmm?
—Aún tienes chocolate en la cara.
Hola! Yo la idiota que llega tarde a todos los fandoms, ha pasado tiempo de que no escribo nada, pero he quedado encantada con esta serie y con esta pareja en especial, son tan ashajsdhasj y no he encontrado nada en español aquí que los tenga como principales, así que he decidido hacerlo yo, claro (?) ojalá no hayan quedado muy OOC y aunque haya pasado tiempo desde que el mame por la serie acabó, al que busque contenido como este (like me) le guste~
