Prólogo
En fila a la espera de ser atendido, balancea el peso de su cuerpo entre sus pies y pasea la vista por el local en el que se encontraba. Con ambas manos aseguradas en los bolsillos de su largo abrigo, suspira cuando a su campo de visión entran unos apetecibles sándwiches adornados con queso y pollo empanizados; le era imposible no pensar en los mucho que su vida había cambiado en el trascurso de ese año, pero por sobre todas las cosas agradecía haber encontrado la causa de toda su buena fortuna.
Su teléfono vibra silencioso al tiempo que es atendido por una sonriente barista.
—Americano, por favor —contempla el aparato que pide su atención y una sonrisa llega a su rostro al ver el nombre. —Hyung* —toma la bebida caliente y escanea el espacio hasta encontrar un puesto libre. —Estoy aquí esperándote —toma asiento cerca de una ventana y se pierde por momentos observando a las personas pasar; aún con el teléfono cerca, escucha la voz apresurada del mayor que le aseguraba estaba a pocas cuadras, maldiciendo el tráfico. Suelta una risilla inesperada y desplaza una mano por su cabello, al cabo de diez minutos le ve llegar.
—Taemin-ah** —saluda el recién llegado mientras se sienta frente suyo.
—¿Qué tal Key? —Un gesto afectuoso se relaza en su rostro y entrelaza los dedos a la mano de su amigo.
—Mi pequeño —el rubio deja de lado su abrigo y arregla su cabello, el cual se había despeinado a causa del viento otoñal. —Te extraño, ¿sabes? —Le roba un sorbo de su bebida y le acaricia el rostro.
—Ya no soy un bebé Key —se queja ante sus acciones pero de igual forma le deja ser.
—No importa cuando tiempo pase, tu siempre serás mi pequeño —le despeina el cabello cariñoso.
—Hyung —le llama cantando, arrastrando cada silaba y toma un sorbo de su café. — ¿Qué estoy haciendo aquí? —Con solo unas palabras el ambiente se vuelve pesado y él no puede evitar sonreír suave tratando de aligerarlo todo.
—Me encontré con Minho hace algunos días —sus manos se aferran al gran vaso plástico que irradiaba calor y su mirada se entristece al pensar en el dueño de dicho nombre. —Me ha dicho que Yoogeun no es su hijo, no biológico al menos.
Un silencio preocupante les llena por momentos más él suspira alejando la creciente presión que se había alojado en sus hombros.
—Ya lo sabía hyung.
—¡Qué! —El contrario abre los ojos de par en par, tan clara la sorpresa en su rostro que poco puede creer la calma con la que el ahora pelinegro le habla. —¿Tú… sabías?
—Sí, yo sabía que Yoogeun no era hijo de Minho —asiente de forma solemne para dar seguridad a sus palabras.
—Minnie —escucha susurros de ese viejo sobrenombre con el que se había identificado por aquellos años en los que estar con Minho era común, era correcto. — ¿Entonces por qué? —El por qué era algo que aun ahora se preguntaba él mismo, ¿por qué había dejado ir a la única persona a la que en verdad amó y el cual aún creía amar como el primer día?
—Porque era lo correcto por hacer. —Su amigo quería refutar sus palabras, hacerle saber todo lo que aquel hombre le había dicho en ese sorpresivo y destinado encuentro en un escondido bar de la ciudad, pero la seguridad y tranquilidad con la que el menor le observaba le hace tragarse sus palabras.
—¡Ay Dios mío! ¿Desde cuándo mi pequeño se volvió tan maduro? —Sí, no puede evitar arquear los labios en una débil sonrisa al recordar que Minho le había dado la misma respuesta ante todos los acontecimientos.
Era lo correcto.
No lo malinterpreten, nadie más que Key podía asegurar el amor y devoción que Minho sentía por su amigo, sentimientos que eran recíprocos en igualdad de condiciones e intensidad aun considerando el espacio de tiempo y madures intelectual que los separaba.
—¿Qué fue lo que sucedió Minnie? —El susodicho parpadea veces seguidas volviendo así a la realidad, tal parece que a mención del mayor Taemin aún se perdía entre recuerdos y Key lo único que quería era entender, entender que había sucedido en la vida de su pequeño para terminar justo donde estaba. Viviendo por su cuenta en una poderosa y deslumbrante ciudad como lo era Nueva York, logrando trabajar la única cosa por la que había sentido ambición toda su vida, la actuación.
—Todo lo que soy ahora, se lo debo a Minho —ante tal declaración Key no puede evitar querer llorar gracias a la radiante sonrisa que adornaba el rostro de Taemin luego de todos esos años de confusión y sufrimiento. Quizás en verdad debía estar agradecido con Minho después de todo.
*Hyung: Terminación coreana utilizada por jóvenes para dirigirse a un chico mayor en edad. Es como una combinación entre nii-san y senpai en japones.
**ah: Terminación coreana utilizada en jovenes con quienes se tiene un tipo de relación en confianza. Así como las terminaciones 'chan/kun' en japones.
