¡Hola Mundo! Aquí le dejo un prólogo de lo que será una de mis próximas historias. Ésta en particular será muy corta y los capítulos igual. No creo que exceda los diez capítulos a lo mucho.
¡Espero les guste!
Naruto, sus personajes y su historia base son obra y pertenencia de Masashi Kishimoto.
Narración
—Dialogo—
—Pensamiento—
— "frase anteriormente dicha por el u otro personaje" —
Resalte de palabras.
Currículum Vitae
Hinata Hyuga caminaba como leona enjaulada dentro de su habitación. En una semana se casaría... Y sí; no por amor. Ni siquiera le gustaba el tipo. El sujeto en cuestión era un hombre mayor, pervertido, meloso y trataba de ser 'tierno' con ella. Lo que a Hinata más le molestaba, el hombre pensaba que con detallitos le enamoraría, ¡Qué equivocado estaba!
Hinata es una joven de 22 años, tranquila (demasiado tranquila para su gusto), tímida (demasiado tímida para su gusto), una mujer fácil de abochornar (cosa que odiaba), y eso le complicaba la vida. Hinata tenía una vida contradictoria, ella tiene uno de los cuerpos más envidiados y cotizados de la universidad, y cuando ése viejo loco socio de su padre la conoció, movió sus grandes hilos de influencia para forzar a su padre a comprometerla, sin siquiera ella saberlo.
Antes ocultaba su cuerpo con enormes abrigos y chamarras, con pantalones flojos y pocas faldas. Pero había momentos en los que no podía ocultar sus atributos al mundo, cuando iba a la playa por ejemplo, cuando iba de compras con sus amigas. En esas ocasiones los hombres no se habían contenido con sus piropos y coqueteos, unos eran puramente vulgares que casi le cobran un par de desmayos a la joven. Pero una vez un hombre guapísimo se fijó en ella y le dijo algo que le cambió la vida:
-"Sé agradecida con la vida y muestra tu belleza, cariño."
-"¿A qué se refiere, señor?"- había preguntado ella por respuesta, ella estaba agradecida con la vida por todo lo que tenía.
-"Mucha gente es desgraciada en estos tiempos, les alegraría ver a una modelo por las calles de vez en cuando"- le respondió guiñándole un ojo y haciéndole sonrojar.
Fue entonces que Hinata cambió, se vestía un poco más femenino, pero con su curvilíneo cuerpo no necesitaba mucho para destacar sus atributos. Su hermana se puso feliz cuando ella decidió cambiar un poco, ahora ella era su modista personal.
Hinata se sentía bien, era feliz, por fin había comprendido que debía amar su cuerpo, si muchos hombres lo deseaban y otras mujeres lo quería... ¿Cómo ella siendo su dueña no lo disfrutaría?
Pero eso le había traído también la peor desdicha de su vida, Hinata estaba segura que si ella no hubiese cambiado nunca, el socio de su padre jamás le hubiera puesto un ojo encima y jamás la hubieran comprometido y jamás hubiera ocurrido aquella vergonzosa escena:
-"Mi Hinata..."- había comenzado hablándole el viejo que respondía al nombre que Takeshi- "Yo sé que estás emocionada por nuestra boda y, bueno, como me puedo imaginar... Tú con tu infinita hermosura y delicadeza te has sabido conservar, sabes a lo que me refiero, ¿Verdad, mi Hinata?"
Hinata contuvo no ponerle los ojos en blanco frente a él, ¡¿Cómo se atrevía tan siquiera a conversar sobre ese tema? ¿Ella, que era una mujer de 22 años con un cuerpo de muerte, podía mantenerse virgen y ni siquiera haber probado una vez los placeres de la carne?
Pues Hinata sí, ella con todo y sus 22 años y con todo ese su cuerpo de muerte... No había pasado a más un par de castos besos. Y sólo con un chico; Kiba. Un amigo de toda la vida que le había jurado amor eterno pero que al primer mes, Hinata supo que jamás podría corresponderle.
-"Lo siento, Takeshi."- le contestó ella aquella vez, aunque le resultaba asqueroso llamarlo por su nombre, él le había implorado por eso -"Pero sabrás cómo es la juventud en estos tiempos, yo ya he tenido mis experiencias, muchas en realidad... Espero que eso no cambie tu imagen de mí..."
Hinata le había mentido con todas las de la ley, esperanzada en que el hombre la considerara lo suficiente indigna como para dejarla y ser libre. Pero se asustó al ver cómo la mirada pervertida crecía en aquel rostro y le contestaba:
-"Eso quiere decir que ya sabes lo que haremos en nuestra noche de bodas..."- le dijo entusiasmado, cosa que Hinata no comprendía -"Me hubiese resultado difícil contenerme siendo tú inocente, pero prepárate, amor mío, porque te haré cosas que estoy seguro nunca has experimentado y te haré deseas estar sólo conmigo y nadie más"
Ésa fue una de las conversaciones más vergonzosas y dolorosas que jamás tuvo. Ella era virgen y le había dicho a su viejo prometido que era toda una experta en el tema. Pero algo sabía Hinata; ella nunca le entregaría su virginidad a Takeshi.
¡Gracias por leer!
L.
