¡Hola!

A petición de la bella Angelito Bloodsherry, os traigo un Drarry completamente doméstico y lleno de humor.

Espero que os guste :D


Disclaimer: Todo lo reconocible de Harry Potter es de JotaKá.


ANTES DE LEER:

· Escenas prácticamente sueltas, no tienen relación entre sí aunque pertenezcan a un mismo hilo argumental.

· Drarry de la forma más doméstica posible.

· Harry y Draco llevan años juntos, por lo que no hay drama alguno.

· Ron, Hermione y todo el círculo de amigos y familiares de Harry y Draco, aceptan su relación.


Dedicado enteramente a la bella y simpática Angelito Bloodsherry.

Querida, aunque sabes que no soy fan del drarry, espero que este intento mío por cumplir con tu petición esté a la altura de lo que esperabas :D


-Historias corrientes-

I. Llave.

Harry se mudó al apartamento de Draco sin darse cuenta. Un día dejó una camiseta, otro día dejó un suéter, con paso de las semanas fue dejando algunos pantalones y zapatos y en menos de dos meses tenía mitad de su armario en su casa y la otra mitad en la de Draco.

El rubio ya se había dado cuenta de eso, tampoco fue difícil darse cuenta de esas prendas que no eran suyas, y que se encontraban en sus cajones o aparecían en su colada. Pero también era consciente de que Harry no aceptaría ir a vivir con él si se lo pedía directamente, así que simplemente se lo dejaría saber.

Una petición entre líneas.

Y es que lo tenía todo planeado; en una de las noches, dónde cenaban en la mesa del salón con el sonido de la televisión de fondo, deslizó la llave de su casa hasta él y Harry la tomó extrañado, mirándola durante unos largos segundos antes de comprender qué era y por qué se la daba.

Con una sonrisa avergonzada, Harry se guardó la llave y volvieron a retomar su tranquila cena, la propuesta silenciosa flotando sobre ellos. Al principio Draco pensó que no había aceptado o que realmente no lo había entendido, después de todo había pasado una semana y las cosas no habían cambiado.

Se equivocó.

A finales de ese mismo mes se encontraban viviendo juntos y pensando en comprarse otro armario.


II. Helado.

Después de tanto tiempo juntos, Harry había aprendido muchas cosas sobre Draco. Entre ellas estaba la aparente obsesión que el hombre había desarrollado por el helado de menta y chocolate desde que lo probó por primera vez, años atrás, en una heladería cerca de la casa del pelinegro.

Siempre que iba a su casa tenía helado en la nevera, y no importaba si era verano o invierno, todas las tardes el antiguo Slytherin se servía dos bolas de helado en un vaso, que tenía destinado para esa acción, y las degustaba sentado en el sillón mientras veía la televisión.

Y si trataba de probar un poco del helado, aunque fuera sólo pasando el dedo, se toparía con la furia de Draco y su maldita obsesión con ese postre. Harry estaba seguro que si le dieran a elegir al rubio entre él –su pareja desde hacía más de diez años–, y helado de menta y chocolate para toda su vida, escogería la segunda opción.

Si había algo con lo que Harry no podía competir era ese postre frío, pero él estaba bien con eso siempre y cuando el rubio le siguiese sonriendo por las mañanas, mandándolo a la mierda cuando los obligaba a madrugar o durmiéndose a su lado cada vez que veían una película.

Mientras se siguieran queriendo.


III. Malfoy vs Potter.

Aunque parecía que todo iba bien entre ellos, sus personalidades todavía tenían aspectos que los hacían pelear, a veces hasta por las cosas más estúpidas del universo.

—Eres un idiota —escupió Malfoy, su cara ligeramente por el cabreo—. Vete a llorarle a Granger por tus idioteces.

—¿Por qué siempre tienes que meter a Hermione en esto? —inquirió él mientras rodaba los ojos—. ¡Ni siquiera te sigue cayendo mal! ¡Os largáis todos los malditos jueves a comprar libros!

—¡¿Y eso que tiene que ver?! —cuestionó el otro y comenzó a dar vueltas por la sala una vez más—. Estoy harto de que creas que puedes ejercer tu voluntad sobre mí. ¡Manipulador!

—¿Yo manipulador? ¡Pues tú eres un jodido niño de tres años! Madura de una vez, Malfoy —replicó—. Ya somos adultos y no voy a tolerar ni un minuto más tus berrinches de niño pequeño.

El pelinegro se movió hasta la puerta tras coger sus llaves, dispuesto a irse. Draco vio su acción y frunció el ceño, si se iba a ir pues al menos el rubio se encargaría de tener él la última palabra.

—¡Sí, tu huye! ¡Cobarde!

Harry se tocó el puente de la nariz con los dedos, levantando ligeramente sus gafas para poder hacerlo. Se giró y encaró a su pareja, éste le dedicó una mala mirada y se cruzó de brazos. Era la quinta vez en esa semana que discutían por ese tema.

—No voy a responder a eso —dijo con frialdad y suspiro con cansancio—. En serio, Draco. ¿Tanto te cuesta lavar los platos sucios?

El rubio rodó los ojos y se sentó en el sofá, todavía manteniendo su pose ofendida.

—No me gusta lavar los trastes —replicó—. ¿Cuántas veces te tengo que decir que odio ver mis dedos arrugados por el agua?

Harry volvió a suspirar y se sentó al lado de su novio. Se mantuvieron en silencio durante unos segundos antes de que el antiguo Gryffindor hablase.

—Si no lavas los platos —comenzó—, tendrás que hacer la cama todas las mañanas y limpiar la jaula del hurón.

—Hecho.

Una batalla ganada para Harry y Draco.

Más o menos.


IV. Destrucción.

Draco también había aprendido cosas sobre Harry durante esos años. Aunque la cosa que más destacaba era, sin duda, la capacidad de destrucción que tenía el pelinegro. Sus manos parecían ser dos armas letales para cualquier objeto, exceptuando su varita, que milagrosamente había sobrevivido intacta a todos esos años con su dueño.

La última vez que Harry había roto algo, había sido dos días atrás. Cuando se había olvidado las llaves en el trabajo y se vio obligado a tocar el timbre para que Draco le abriese. El rubio todavía se preguntaba cómo el hombre había sido capaz de estropear el sistema de sonido y hacer que el botón del timbre sálese disparado por el pasillo.

Draco siempre se reía de su novio por esa razón, después de todo, su capacidad de destrucción había hecho que el rubio tomase algunas precauciones en su casa: sus bellas estanterías llenas de libros estaban custodiadas en un armario mágico, en el que necesitabas una llave que solo Draco y Hermione tenían, y que si tratabas de abrirlo a la fuerza te mandaba volando por el lugar y te producía urticaria; también había encerrado bajo llave todos los productos de pociones que el rubio tenía en la casa (algunos eran ingredientes extremamente caros y difíciles de conseguir). Incluso había contratado una garantía a los productos de limpieza, por si acaso sucedía algo malo con ellos.

Había que estar prevenidos.

Pero destructor o no, Draco seguía queriendo a Harry y se mantenía a su lado; compartiendo risas, peleas ridículas y noches satisfactorias. Eso sí, el seguro médico, que había firmado para mantenerse a salvo en caso de que le sucediese algo con su novio —o que su pareja fuera el causante de ese algo—, siempre estaba vigente y rezaba a Merlín porque siempre fuese así.


V. Magia.

En una de sus salidas con Hermione para ir a buscar libros, Draco había encontrado un viejo tomo de hechizos para mantener el hogar perfecto. Según Granger, a ese tipo de conjuros se les llamaba «magia doméstica» y muchas veces no tenían ningún tipo de utilidad.

Pero Draco consideraba que todo tenía uso en la vida y por eso pagó los cuatro sickles que costaba. Cuando llegó a la casa, decidió poner en práctica algunos de los hechizos que venían en el libro y tras intentarlo varias veces, fue capaz de realizar algunos con éxito. Al principio todo iba perfecto, aunque después la cosa se descontroló un poco y él terminó encerrado en un armario mientras la fregona, la escoba y el recogedor bailaban por todo el lugar; los utensilios de cocina daban vueltas por toda la casa y la lavadora estaba cantando.

Cuando Harry llegó a la casa y se encontró con ese espectáculo, sólo tuvo tiempo a buscar a Draco, sacarlo de allí y llamar a Hermione para descubrir cómo podían solucionar eso. Pasaron una semana entera viviendo en el antiguo apartamento de Blaise, esperando a que su casa fuese completamente liberada de toda la «magia doméstica.»

—Repíteme una vez más por qué estaba la casa así —pidió Harry con el ceño fruncido y Draco se pasó una mano por el cuello, sonriendo sin vergüenza.

—¿Porque tu novio quería experimentar con ese tipo de magia? —inquirió.

—¿Me lo preguntas o me lo afirmas? —cuestionó el otro con la voz cargada de furia.

—Deja de amargarte, Harry —se quejó el rubio—. Agradece el hecho de que tu novio siga dándole este tipo de emoción a nuestra relación.

—¿Qué emoción?

—La de mantener viva la magia. —Sonrió de manera seductora antes de inclinarse y darle un beso.

Harry jamás había sentido tantas ganas de besarle y pegarle a la vez.


¡Y ya está! ¿Qué os ha parecido?

La historia está compuesta por tres partes (esta es la primera), cada una consta de 5 drabbles/viñetas sobre diferentes momentos Drarry, llenos de humor y romance.

Actualizaré cada cuatro días.


¡Querida, Angelito! Espero que este primer cap. te guste y que llegue a cumplir tus expectativas. Lo hago con mucho amor *corazón*


Besos y abrazos,

AliciaBlackM.

PD: ¡REVIEWS y GO!