Hace mucho tiempo dos reinos vecinos vivían en una continua guerra.

El primer reino era conducido por un rey tirano. Se hacía llamar el rey de hielo por todos los crímenes que cometió y por la forma en la que trataba a su reino. Era un ladrón y un mentiroso de primera. Lo único que el buscaba era poder. Y lo podía obtener si acababa con el otro reino.

El reino vecino era gobernado por los seres mágicos. Desde los duendes astutos hasta las bondadosas hadas. Ellos querían vivir en paz con en el reino vecino, pero ese rey solo buscaba destruirlos. No había manera de razonar con él.

Por eso, surgió la guerra que elimino a los seres mágicos. O eso es lo que se creía…

En el presente…

El reino del rey tirano con el tiempo cambio. Ahora era conducido por su nieto, Hiroaki Ishida. Nelveska era el nuevo nombre del reino. Era un lugar ¨ruidoso¨, por así decirlo. La gente iba y venía. Los niños corrían de un lugar a otro jugando con la pelota. Pocos eran los que se quedaban en casa en esa temporada. Pero no todo era felicidad. La mayoría de la gente sufría por el hambre o por su salud muy frágil. No todo era rosa en la vida de las personas.

Y él tampoco tenía una vida perfecta, a pesar de que todo el mundo creía lo contrario.

En un castillo antiguo, muy bien decorado y cuidado se encontraba un rubio teniendo una conversación muy ¨importante¨ con sus padres.

-Y bien? De que querían hablar? – pregunto impaciente el rubio.

El rey intercambio miradas con su esposa para después suspirar.

-Muy pronto cumplirás 18 años. Lo que significa que podrás coger el cargo de rey de Nelveska. Pero para convertirte en rey deberás estar casado.

-Así que tu padre y yo pensamos que tal vez podrías casarte con la princesa del reino vecino. Es muy dulce y amable. Y además ayudaría mucho esta alianza entre reinos.

-No pienso casarme y punto- el rubio se levantó de su asiento y dio la vuelta para irse.

-Yamato – el rey se levantó – No seas egoísta. Piensa en tu reino. Ha habido muchos conflictos entre los ciudadanos. Esta alianza sería un motivo para festejar y para que olviden sus rivalidades. Como futuro rey debes saber que el bienestar de tu reino esta delante de cualquier cosa.

El adolescente apretó los puños.

-Ya estoy harto de que siempre tomen las decisiones por mí. Yamato debes hacer esto y eso y no olvides eso. Pues ya me harte. Es mi vida de la que hablamos y no pienso casarme con ninguna niña mimada.- al terminar de hablar el rubio empezó caminar hacia la salida.

-Yamato… Yamato!- le grito Hiroaki pero el chico ya se había ido.

-Cálmate cariño. Dale tiempo. Necesita procesar esta información.

El rey asintió y volvió a sentarse junto a su esposa.

Mientras tanto un rubio furioso caminaba hacia su habitación a paso rápido.

-Matt, que te pasa? - un castaño y una pelirroja intentaron alcanzar al príncipe después de verlo pasar al lado de ellos y sin decir nada.

-Lo mismo de siempre – entro a su habitación y se sentó en la cama.

-Esta vez que te dijeron? – pregunto la chica mientras se sentaba a un lado del rubio.

-Matt! – otro rubio igual a Matt entro de golpe a la habitación – me entere de lo que piensan hacer nuestros padres. Yo tampoco estoy de acuerdo con esa boda.

-Boda?! – exclamaron a la vez la chica y el castaño sorprendidos.

-Lo que oyeron. Tai, Sora, lo quieren casar con la princesa del reino vecino. – dijo el recién llegado frustrado.

-Pero no pueden hacer eso! Es injusto – dijo Sora indignada.

-Lo sabemos pero nuestros padres ya están muy ¨viejos¨ y quieren que Matt se case para que pueda empezar a gobernar el reino.

-No deberían obligarle a tanto Takeru. Se han pasado de la raya – dijo Tai cruzado de brazos.

-Pueden dejarme por favor solo? Necesito pensar – hablo por fin el príncipe mayor.

-Yamato… - dijo Sora preocupada.

-Por favor.

-Vamos Sora – Tai cogió la mano de la chica y salieron de la habitación.

-Ya verás como todo se arreglara – dijo su hermano para después irse.

-Nada se arreglara… - susurro para sí mismo.

A su mente aparecieron los recuerdos de su niñez. Él siempre debía estudiar. Debía ser mejor que todos. Estudio todo lo que le dijeron. Hizo lo que siempre le decían. Era el niño obediente que nunca rompía un plato. El niño al que siempre le pedían más. El niño que perdió su libertad…

Cogió un jarrón y lo tiro contra la pared furioso.

Odiaba ser el príncipe. Quería ser libre, disfrutar de su vida como un adolescente de su edad. No quería casarse con una desconocida. Sabía que afuera estaba una chica perfecta para él. Pero al parecer no tenía el derecho de ir a buscarla. O tal vez…

Sonrió con diversión. Era el tiempo de cambiar su cara de niño bueno. Era el tiempo de recuperar su libertad.

En la noche…

En la caballeriza del castillo, un hombre con una capa, se subía a un caballo negro.

-Vamos Pascal. En silencio – el caballo empezó a caminar despacio y sin hacer ruido.

Todo iba bien hasta que Pascal piso una rama y llamo la atención de un guardia.

-Diablos. Corre Pascal! – grito Matt para que su caballo empezara a correr.

-Bajen la puerta! El príncipe se está escapando! – grito el guardia alertando a los demás.

-Más rápido. Más rápido… - susurro el rubio al ver como dos guardias estaban intentando bajar la palanca para cerrar la gran puerta.

Y Pascal salto.

Yamato contuvo la respiración. Era como si todo pasara en cámara lenta. El caballo salto justo cuando la puerta estaba bajando. Esa puerta podía matarlos a los dos…

Dejo escapar un suspiro solo cuando ya estaban en medio del puente, fuera del castillo. Lo habían conseguido. Escaparon.

-Abran la puerta! No lo dejen escapar! – en el jardín del castillo se oía un gran revoltijo de voces.

-Vámonos – el caballo empezó otra vez a correr.

Tomaron el camino hacia el bosque. Y debían reconocer que daba miedo aquel lugar de noche. Los árboles se movían al compás del viento. Algunos búhos lo miraban atentamente como si estuvieran preparándose para atacar. En la lejanía se oía el ruido de un rio.

Pascal se detuvo de repente.

-Que pasa chico? – pregunto Yamato.

Pero solo en ese momento noto a una manada de lobos que caminaban a paso lento hacia ellos. El rubio intento hacer que su caballo retrocediera pero este estaba demasiado asustado como para caminar. Y sinceramente, el también sentía miedo. Un lobo salto para morder a Pascal pero este se hizo a un lado muy rápido. Por el movimiento brusco del caballo, Yamato cayó de la silla, golpeándose la cabeza con una piedra. Lo último que vio antes de desmayarse fue a alguien correr hacia él. Después todo se volvió oscuro.

Se encontraba en el balcón de su habitación. Ya era pasada las 12 de la noche, debería dormir. Pero algo no lo dejaba tranquilo. Que se sentía besar a alguien? Era algo lindo? O asqueroso como decía Tai? Aunque él está seguro que el beso que tuvo su amigo con Sora no fue para nada asqueroso. O el beso que le dio Tk a Kari. Ese tampoco pareció ser tan malo aunque sea un pico. Quien sería el primer beso de el? Tal vez sea de una princesa? O de una chica del castillo?

Unos pasos en el jardín lo alertaron. Si lo veían allí a esas horas lo iban a regañar. Se levantó para irse pero la persona de abajo le llamo la atención. Era una chica que tenía el pelo castaño y brillante, su cuerpo estaba cubierto por una capa gris. Tenía su edad. Al parecer se veía alterada.

-Debe estar por aquí. No habrá ido muy lejos – dijo un guardia.

Algo malo debió haber hecho esa chica si es que era seguida por ese guardia. Y el cómo príncipe debía proteger a su pueblo.

-Oye, pssss, niña, aquí arriba – intentaba llamar la atención de la chica

La chica volteo y lo miro. El príncipe se asombró al ver la cara femenina. Se veía tan frágil. Como si en cualquier momento se podía romper. Y sus ojos… tan hermosos pero a la vez asustados. Debía ayudarla. No podía permitir que ese guardia la rompiera. Rápidamente salto hacia la enredadera de rosas que se encontraba en la pared y empezó a bajar con cuidado. Las espinas hacían más difícil su escapada pero al final llego en el suelo solo con algunos rasguños en sus manos. Se acercó a la chica que retrocedía lentamente con miedo y le tomo la mano.

-Quieres escapar del castillo, no? – la niña asintió – Yo te ayudare. Sé cómo salir de aquí. Ven.

Caminaron hasta llegar enfrente del gran muro que rodeaba el castillo. El chico hizo a un lado unos arbustos artificiales y dejo ver un hueco en el muro.

-Creo que vas a caber por aquí.

La niña no se movió.

-Vamos, ve antes de que te atrapen – dijo el rubio.

Asintió. Pero antes de que se metiera por aquel agujero, puso sus dos manos en las mejillas del niño y le dio un corto beso en los labios.

-Gracias. Eres el primer humano que se comportó bonito con los de mi especie. Eres verdaderamente lindo – le sonrió y se fue.

El chico toco sus labios sonrojado. Estaba muy equivocado. Un beso no era ni lindo ni asqueroso. Era mágico. O tal vez los labios de ella lo eran. Mágicos.

Despertó de golpe. Estaba sentado en el pasto, cerca del rio. Para su sorpresa, no le dolía la cabeza. Y eso que recibió un buen golpe contra esa piedra. Aunque aún no entendía porque se acordaba de ese recuerdo ahora. Han pasado más de 8 años sin ver a esa chica. Desde ese día no había besado a nadie más. Tal vez porque él quería que ese beso quedara mágico en su memoria y que nadie pueda estropear esa idea del beso perfecto. O tal vez porque aún seguía queriendo que esa chica lo bese.

Se dio un golpe en la cabeza por haber pensado en esa idiotez ahora. Lo importante era saber dónde estaba. Al mirar a su alrededor se dio cuenta de que Pascal no estaba. Entonces quien lo salvo de esos lobos? Inspecciono la zona con la mirada. Nada raro. Aunque… volvió su vista al enfrente al sentirse observado. Detrás de un árbol una sombra lo miraba en silencio.

-Quien está allí? –pregunto.

La persona que lo miraba se escondió tras el árbol.

-Por favor, no tengas miedo. No te voy a hacer daño. – el rubio se levantó y camino lentamente hasta el margen del rio.

Quiso atravesarlo para llegar al árbol y ver quien lo rescato, pero una voz lo alerto.

-No te metas al agua – grito el desconocido saliendo de su escondite.

Yamato abrió enormemente los ojos. Una chica hermosa estaba enfrente de él. Piel pálida, casi como si fuera porcelana. Ojos color miel, brillantes y profundos. Cabello castaño y largo. Nariz pequeña y una boquita tentadora. Pero lo más sorprendente era lo que tenía la chica en la espalda. Unas alas rosas con detalles en dorado. Era un…

-Hada. Eres un hada. – dijo en susurro.

Ella abrió la boca asustada. No se había dado cuenta de que salió de su escondite. Dio unos pasos hacia atrás dispuesta a correr.

-No te vayas, por favor. No te voy a hacer nada. No te lastimare si eso es lo que piensas – Yamato se volvió a sentar. De todas maneras no podía llegar a ella. Un rio se interponía entre los dos.

La chica aun insegura se acercó hacia el rio e imito el gesto del rubio. Se sentó frente a él.

-Tú me salvaste de aquellos lobos? – la chica asintió – Gracias – le dedico una sonrisa tímida – Si no es mucho mi atrevimiento, puedo saber tu nombre?

-…- la chica lo miro por unos segundos – Soy Mimí.

-Encantado de conocerte Mimí. Yo soy Ya… Matt. Soy Matt – le sonrió.

La chica le devolvió la sonrisa.

-Otra vez pido disculpas por mi atrevimiento pero quisiera saber, tu verdaderamente eres un hada?

-Sí.

-Pero los seres mágicos dejaron de existir.

-En eso me temo que está equivocado. Aun existimos muchos en este mundo. Seguramente usted es de Nelveska y sabrá sobre la guerra que ocurrió hace años – el rubio asintió – Aunque habéis eliminado a la mayoría de nosotros, algunos no estuvieron involucrados en la guerra. Y los demás sobrevivientes lograron escapar… - miro el agua del rio.

-Si yo hubiera estado allí juro que hubiera intentado parar esta guerra.

-No seas hipócrita. Ningún humano no se enfrentaría a su pueblo para defender a seres como nosotros.

-Tal vez tenga usted razón. Pero hubiera dado mi vida por protegerte si estuviéramos en época de guerra.

Mimí alzo la mirada para mirarlo. Era sincero.

-Porque lo hubieras hecho? Soy una desconocida para ti.

-Porque tú hiciste lo mismo. Me salvaste de esos lobos aunque no me conocías. Aunque mi ¨especie¨ hizo mucho daño a tu pueblo.

Mimí aparto la mirada sonrojada.

-Los que te atacaron fueron hombres lobo. Vigilan los alrededores para que no se acerque nadie del reino por aquí. Mandaron unos búhos para que te vigilen. Pero cuando vieron que no ibas a retroceder no tuvieron más remedio que atacarte. Lo siento.

-No deberías pedir disculpas. Usted fue la que me salvo al final. Y estoy profundamente agradecido por eso.

-No tiene por qué estarlo. Era mi deber.

-Sabes? Odio las formalidades. Que me dice si me trata de tu en vez de usted? Me hace sentir viejo.

Mimí rio un poco. Una risa que se volvió melodía para los oídos de Yamato.

-Está bien. Pero tú también me trataras de tu.

-Estoy totalmente de acuerdo.

-Y porque te aventuraste a este bosque? Es muy peligroso salir de noche.

El rubio suspiro.

-Estoy escapando de casa. Ya me harte de las responsabilidades y de hacer lo que mis padres quieren.

-Entiendo. Debió pasar algo malo para que huyeras ahora.

-Me quieren casar con una desconocida. – soltó de golpe. Ni siquiera sabía porque le decía esto a esa chica. Pero con ella era fácil hablar y sacar todo lo que sentía. Era fácil ser el en compañía de ella.

-Debes ser alguien muy importante si es que te quieren casar. Vives en el castillo, verdad? – dijo tranquila

-Sí.

-Se cómo es vivir en un castillo. – se tumbó en el pasto - Estar encerrado en esa jaula todo el día, ir a clases de etiqueta, baile, esgrima, historia y muchas otras que no quiero recordar. No comer muchos dulces ya que no te quedara el vestido. Ir a juntas con personas importantes que siempre hablan de lo mismo. Es aterrador. – sonrió ampliamente

-Tú también debes ser alguien importante si es que vives en el castillo – el rubio la miro con atención.

-Si, lo soy. Aunque yo no me considero para nada importante. Ni siquiera sé si valgo para ser lo que necesita el pueblo.

-Quién eres?

-Soy la princesa.

Yamato se sorprendió. Ahora que la miraba detalladamente, si parecía una princesa. Su vestido blanco tenia detalles en dorado y en el lado izquierdo de su pecho tenía una corona dorada.

-Tú también te has escapado de tu castillo?

-Yo me escapo todos los días del castillo. Aunque nunca se enfadan. Vuelvo siempre en la noche. Y más aún si hay fiesta – vuelve a sentarse y le sonríe.

-Fiesta? – curioso.

-Sip. Una vez al año celebramos una gran fiesta donde vienen todos los seres mágicos del mundo. Así recordamos a los que murieron en guerra para protegernos a los que ahora estamos vivos. Vienen hasta Pie grande y Yeti – dijo emocionada.

-Parece que te gusta mucho esta fiesta – sonrió débilmente. Ellos no solían hacer fiestas por eso. Ellos nunca recordaban ni en la misa a los soldados que murieron en esa guerra. Pero el reino de esa chica lo hacían. Ellos si recordaban a sus antepasados.

-Sí. Es cuando puedo estar con todos mis amigos juntos. Y más si dura una semana entera – sonríe feliz.

-Debe ser muy divertido.

-Y lo es! Más cuando… - unas voces interrumpieron su frase.

-No puede haber ido muy lejos.

-Debe estar por aquí.

Yamato gruño. Lo habían encontrado. Ni siquiera había pasado un día y ya encontraron su paradero. Mimí se levantó de su lugar rápidamente. El rubio la imito.

-Te están buscando.

-Lo sé.

La castaña lo miro insegura. El chico no se veía muy feliz. Sabía que se iba a meter en problemas si se quedaba allí cuando esos guardias aparecieran. Pero no podía dejarlo allí.

-No quieres volver. – afirmo la chica.

-Nop, no quiero.

Mimí suavizo la mirada. De un solo aleteo de alas, se encontraba en la otra parte del rio junto al rubio. Yamato la miro sorprendido.

-Tal vez sea una locura. Tal vez salga mal. Puede que hasta me meta en graves problemas. O puede que te asustes. Pero… - le extendió la mano – ven conmigo. Yo cuidare de ti en mi reino. Prometo que no dejare que nadie te haga daño. – le sonrió dulcemente.

Yamato miro la mano de Mimí. Podía quedarse y dejar que esos guardias lo lleven devuelta al palacio, donde sus padres lo regañarían y lo forzarían a casarse con una desconocida. O podía ir con la chica y ser atacado por los seres mágicos. Difícil elección? Para nada. Él sabía perfectamente que quería…

Continuara…

Wiiiiiii! El primer capítulo ya está terminado ^^. Este fic no tendrá más que 3 capítulos. Súper cortó. Es la primera vez que escribo sobre este tipo de cosas. Pero me llamaba la atención hacer un fic así y esto es lo que salió. Espero que les haya gustado este primer capítulo :) Nos leemos pronto.

Review?

ABRAZOS ^-^