Disclaimer. Naruto es propiedad de Masashi K.
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SI TE HUBIERA DICHO QUE TE AMO .
-Hinata- Me paré frente a ella. Mientras ella remendaba la larga bufanda roja, bajaba la mirada hacia el pasto movido por la brisa fresca de la noche.
-¿Soy una terrible hermana, cierto? -Menciona con resignación en su mirada. - Yo tejiendo, mientras Hanabi está secuestrada. Que patética. - Frunce sus cejas, que tiemblan a un compás indefinido. Sus ojos nacarados, cubiertos por una capa cristalina, observan dirigidos a la bufanda sobre sus piernas.
-¡Eso no es cierto!- Mi grito resonó fuertemente, haciendo exaltar a Hinata- Vamos a rescatar a Hanabi pronto. -Miro fijamente a sus ojos, apenas al levantar ella la mirada. Sus hermosas orbes rodeadas de largas pestañas, me producen un nudo en la garganta. No puedo describir el sentimiento que embarga en sus ojos.
-En ese momento, en que Hanabi fue secuestrada. - hizo una leve pausa, tras suspirar- Si yo hubiera estado allí con ella…
-¡Definitivamente voy a rescatar a Hanabi! Así que no te preocupes-
-Gracias Naruto-kun, eres muy amable.- La ternura impregnada en sus facciones, me descolocó por completo.
-¡Bueno, no te estoy diciendo esto porque te quiero ni nada de eso!-Hinata se fue levemente para atrás, sorprendida de las incoherencias que digo-Solo estoy preocupado por Hanabi-Murmuro lo último, esperando que me trage rápido la tierra y que ignore todo lo que he dicho.
Sin embargo, Hinata, ansiosa por respuestas; insistió fervientemente.
-¿Qué fue eso? Justo ahora… -En menos de un segundo, ya estaba parada frente a mi. -Eso. Lo que acabas de decir, ¿Qué fue?-
-Nada. Sólo... estoy preocupado por Hanabi.-Volteé para otro lado. Sin embargo, segundos después fijé mis ojos en Hinata.Y decidido, con tal de que sepa los sentimientos que tengo guardados por ella, tan solo por ella.
Después de un largo e incómodo silencio, decidí hablar.
- Hinata, yo… -
No terminé mi frase al sentir la presencia de alguien que, al parecer, mi acompañante ya lo esperaba hace mucho.
Un albino con una especie de toga blanca, bajó desde el cielo estrellado hacia la orilla del lago. En sus pies se encontraba una plataforma dorada, con unas escaleras al inferior de esta.
Toneri miraba a nuestra dirección, con la mirada penetrante hacia Hinata. Sus ojos celestes brillosos, ya no se veían vacíos como en nuestro primer encuentro; después del genjutsu que compartimos ella y yo.
-¡¿Qué haces aquí?!-
-Cállate. Vengo por la respuesta de Hinata. - Exclamó Toneri con una voz tan serena que me enfureció.
-¡Ella no tiene nada que decirte! ¡Dinos dónde está Ha…! - En un dos por tres, Hinata ya estaba frente a mí restregando contra mi pecho la bufanda.
Y yo, parado como tonto, decía un leve "Hinata". Miré como ella se dirigía a lado de Toneri, y…
- Adiós, Naruto-kun.-
Cuando él le rodeaba con el brazo por detrás de los hombros, me sentí confundido. Estaba tan confundido. No sabía que hacer, mi mente estaba desconectada del mundo.
Embargandome sentimientos indescifrables, parecidos a cuando me enteré de la muerte de mi maestro Jiraya.
Frustrados.
Tristes.
Dolorosos.
Tanto fue mi estupor, que dejé ir a mi amada en los brazos del príncipe albino. Mis ojos vacíos reflejados en el lago, me hicieron reaccionar y tirar un fuerte rugido desde lo profundo de mi corazón.
-¡¡Hinata~!! - Naruto saltó desesperado con ayuda de sus clones, queriendo alcanzar a la pareja lunar que cada vez se alejaba más más al cielo iluminado por las estrellas y a la enorme luna que podía segar con su intenso brillo en la interminable noche de invierno.
(...)
Ella sabía, con sumo dolor en su corazón, que por más que se hiciera ilusiones con que su amor por Naruto fuera correspondido… Nunca lo sería. Sabía que ese "te quiero" que Naruto le dijo, no era como se ilusionaba que fuera. Sabía que se refería a un amor sólo fraternal y de amistad.
Por un momento pensó la posibilidad de ser querida por su Naruto-kun como ella lo amaba. Como un hombre ama a una mujer. Un pensamiento estúpido ¿No?
Aunque ya no tenía caso de darle vueltas al asunto, ahora estaba en el castillo flotante de Toneri. No podía buscar nada más que el cómo detener a su futuro esposo. Tenía la esperanza de que después de detener la destrucción de la Tierra, pudiera darse la oportunidad de aprender a vivir la más gratamente posible en el castillo con Toneri (si es que lo convenzo de no destruir al mundo shinobi por las buenas). Ya que no tendría de otra, no sabía cómo regresar a la Tierra.
Pero igual es un pensamiento estúpido, porque aún no se si voy a lograr vencer a Toneri. Sin embargo, no voy a permitir que se salga con la suya. Se lo que tengo que hacer; por los seres que están allá abajo, por las personas que amo, por mis compañeros y amigos.
Por…
-Hinata-sama, es la hora de la merienda. Toneri-sama la está esperando.- Indicó una de las muñecas de porcelana. Me da mucha tristeza que Toneri haya vivído así, tan solitario. Sin alguien que te haga compañía. Sin alguien que te quiera. Sin alguien al que puedas querer.
Tal vez por eso tuvo que tomar esa atroz decisión de querer exterminar a todo humano. Sin que nadie lo guiara de lo que era más importante, que era lo correcto.
Por suerte, alguien así apareció en mi vida. Naruto-kun la hizo tener más fortaleza en su corazón, de que su determinación nunca se rindiera. Le estaba tan agradecida.
Le amaba tanto.
(...)
- Así que te intentaste confesar-
-Al final, no pude… Hinata se fue con Toneri. Ella ya no me…- Naruto sentado sobre el suelo frío de la cueva, encorvado, y con la mirada apagada; se encontraba a lado de Sakura recostada en un improvisado futon. Con un aire amargo, que lo emanaba el desconsolado Naruto.
Apretó sus secos labios entre sí. No quería aceptar que su amada Hinata ya había esperado por él lo suficiente. De no haber sido un ciego que solo estaba obsesionado con su amiga Sakura, tendría la posibilidad de estar ahora con Hinata. De haberle demostrado a Hinata que sus acciones no fueron en vano, que se dió cuenta de que sus acciones tan llenas de amor por él; también eran correspondidas.
No sabía realmente, cómo en tan poco tiempo podía sentir algo tan intenso por ella. Tan doloroso como si miles de estacas atravesaran mi corazón.
-Si que eres un tonto. Alguien que lleva tanto tiempo amando a una persona, no es fácil deshacer ese sentimiento. Seguramente Hinata tuvo una razón para irse con Toneri sin consultarnos.
Naruto se quedó en silencio. Realmente no sabía que pensar, sólo no quería sentirse como un desahuciado y actuar como un shinobi; recuperar de los brazos de Toneri el poder de la luna sobre la Tierra, el poder que tiene sobre los Hyuga, sobre Hanabi pero aún mucho más…
Al poder que tiene sobre Hinata.
No importaban las consecuencias siempre y cuando todos estuvieran a salvo.
Incluyendo a la Hyuga, en la que aún no tenía claro los motivos por los que se fue con Toneri. Si lo que Sakura decía era verdad, que Hinata lo sigue amando, entonces sería su príncipe al rescate; aquel que la salvaría del monstruo y le daría la respuesta de amor tan esperada que, al final, sería correspondida. Pero si resultaba no ser cierto, que Hinata amaba a Toneri, entonces él sería el monstruo que la apartará de su príncipe; aquel al que odiaría con toda el alma, al que rechazaría y al que pondría en una encrucijada entre escoger al mundo shinobi o a la mujer que hacía que le doliera el pecho.
-No lo pienses mucho, idiota- La voz de la fémina a su lado interrumpió sus pensamientos haciendo que la mirara nuevamente.- Sabes que no tienes opción, sin importar lo que pase después.
Eso no lo podía refutar, haría lo que creía correcto.
(...)
-¡Maldita impostora! - Toneri enfurecido no soltaba mi brazo por más que tiraba, era casi insoportable dolor que causaba su apretón. - ¡Todo lo que dijiste era una mentira! - Y por alguna razón, esa última frase sonaba lastimera y más cuando su rostro denotaba decepción.
Me harás una bufanda ¿Cierto?
Nos casaremos, eso debe alegrarte. Yo me alegro.
Estoy felíz de tener por fin una compañía.
Hinata quiero saber más de ti.
Sabía a que se refería, también el por qué tenía esa mueca de dolor en su pálido rostro. Después de años solo, había encontrado a una persona en la que confiar ; y podría ser así, de no ser por la situación en la que se veía involucrada.
No tenía a que más recurrir para cambiar la decisión del albino; no podía convencerlo, ni siquiera hablar una palabra del tema. La única oportunidad que le quedaba era destruir el Tenseigan y terminar con ello el plan de Toneri.
-Toneri no lo entiendes, es lo único que podía hacer para proteger a la Tierra. Tú has transgredido los deseos de Hamura, él no quería esto, nunca quiso destruir el mundo de su hermano. - Determinada encaraba al peliblanco, esperando un milagro para que Toneri desistiera de destruir su hogar.
Toneri enfurecido, poniendo un aro brillante alrededor de mis brazos apretandolos más fuerte, me llevó arrastras en dirección a la habitación donde me hospedaba.
-¡Toneri, por favor escúchame! -
-¡No tengo que escuchar a una maldita mentirosa! -Al llegar, agarró la bufanda que había hecho para él. - ¡Maldición! Hiciste esto para él, y se lo darías cuando viniera a rescatarte ¿No? - Veía su sentir, él tenía una sonrisa que no concordaba con su mirada; sus ojos celestes eran tristes y rencorosos.- Lástima que no vendrá...Y si lo hace, será su fin.
Momentos después, estaba colgada y encerrada en un recuadro arriba de la chimenea del castillo; sin poder moverme, sin poder rogarle a Toneri que me escuche, sin poder deshacer esta impotencia por sentirme completamente inútil.
Sintiendo la constante mirada del príncipe lunar.
-Naruto-kun.- Realmente nunca pensé darle la bufanda como Toneri dice. No lo creía necesario. Para qué mostrarle mis sentimientos nuevamente si ya, desde hace muchísimo tiempo, sabía la respuesta y además las consecuencias que traería.
Él siempre es muy amable.
Con esos pensamientos en mente, no pude contener una lágrima.
(...)
Naruto y Shikamaru corrían dentro del castillo lunar de Toneri, yendo hacia la capilla donde se estaba realizando la ceremonia nupcial de los descendientes de Hagoromo.
-Ve tras Toneri a cualquier costo.- Dijo de repente el estratega jadeando por el esfuerzo.
-Si…- Naruto con el modo sabio, sólo estaba concentrado llegar e impedir la boda.
(...)
Toneri se acercaba cada vez a la boca de Hinata, queriendo alcanzar la galleta que tenía en la boca su futura esposa.
-¡¡Hinata!!- Pero se vió interrumpido por un blondo furioso.
El albino suspiró y se marchó junto con Hinata hacia un pasillo para salir del centro ceremonial; al mismo tiempo que mandaba a sus marionetas contra los invasores.
-Tu puño nunca me alcanzará. - Dijo para después desaparecer en la oscuridad del pasillo.
Naruto corría hacia él, intentando alcanzarlo, quitándose de encima los títeres vacíos de Toneri.
Pasillo, pasillo, pasillo. Parecía un laberinto interminable, uno en donde no podría alcanzar a Hinata. Que aún con su modo sabio, se confundía de tantos pasillos por tomar .
Hasta que se topó con Toneri tomando de la mano a Hinata, cediendole el paso hacia una especie de círculo en el piso, rodeado de una luz azul brillante.
-¡Hinata! - El grito hizo que el albino volteara y sonriera resignado. - ¡Devuélveme a Hinata!
-Bien, te la devolveré.
Con un simple movimiento de manos, como una muñeca, controló a la Hyuga haciendo que esta atacará al rubio; dando golpes con la palma intentando que alguno le atinara a su cuerpo.
-¿Qué te parece el poder de mi esposa? - Exclamó Toneri con sorna.
-Maldito. - Posteriormente, agarró a Hinata del antebrazo para de inmediato meter su puño rodeado de chakra al pecho de la azabache y sacarle una bola de luz que la controlaba, Toneri, como muñeca.
-¡¿Cómo te atreves a manipular a Hinata?!
-Ella me pertenece. - El príncipe lunar, atrajo a su esposa hacia sí, y la rodeo con su brazo. Para después lanzar a Naruto hacia la pared sin que éste pudiera hacer algo ante su poder gravitatorio.
Hinata comenzaba a despertar del trance que, al darse cuenta, Toneri quiso volver hacerla su muñeca. Sin embargo, un dolor intenso se expandió por sus ojos celestes, aquellos que podían controlar el Tenseigan, y que en ese momento realizaban su última transformación.
Hinata fue corriendo hacia Naruto que estaba aún incrustado en la pared después de ver al albino caído de rodilla por el dolor.
-¡Naruto-kun! - Contemplaba el estado de su amado rubio, que a pesar de todo se encontraba bien.
-Hinata, ¿Te encuentras bien? - Levantó la mirada y se topó con unos ojos perla.
Por un momento, ambos miraban cada detalle de los ojos del otro, viendo las emociones que a cada uno embargaba, viendo el sutil brillo en la mirada por el esperado reencuentro.
Mientras los ojos del blondo se volvían más oscuros, los de la azabache se volvían más violáceos.
-Estoy bien… - Rompió el silencio, desviando la mirada para no desconcentrarse. - ¡Vamos, ésta es nuestra oportunidad para destruir el Tenseigan!
-¿Tenseigan? - Confundido el oji azul no tuvo de otra que seguir a Hinata que había corrido hacia un pasillo en busca de ese tal Tenseigan.
No quitándose de la cabeza que su amada Hinata si pudo tener una razón por la cual irse con Toneri. Que su amada Hinata aún lo seguía amando. Ante eso su corazón se llenó de esperanza y más amor.
Mientras Hinata, concentrada en cómo destruir el Tenseigan, una pequeña parte de sí pensaba en la mirada intensa de Naruto que parecía tener un infinito cariño y alivio hacia su persona. Ante eso, su corazón se encaminaba a agrandarse pero hizo pequeño al recordar que sólo la quería como una hermana, una amiga más con quien poder contar.
Continuará.
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Sólo serán dos capítulos. Puede que es éste sea confuso para los que no hayan visto Naruto The Last pues está basado en ese tiempo y escenario, pero intenté que sea l más claro posible.
Este iba a ser el segundo fic que publicaría, pero no podía desarrollarlo así que terminó siendo el tercero.
18/12/18
