Ranma ½ es una obra cuyos derechos pertenece a Rumiko Takahashi. Este fanfiction está realizado sin ningún ánimo de lucro.
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"El espía de la Persiana"
Capítulo 1: A través de ti
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-"Cada noche desde mi llegada ella hacía la misma rutina, llegaba a su habitación la cual estaba en el primer bloque de departamentos, yo vivía en el segundo, su ventana estaba justo al lado de mi habitación, tenía una visión de todo, pero en especial de su habitación."-
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Eran las 6 de la tarde cuando Akane llegaba a su departamento cansada de su trabajo, se dirigía a la cocina y tomaba un vaso de agua.
Ranma el chico de alado divisó sin querer la luz que se visualizaba por la venta del cuarto de su nuevo departamento, era el primer día de mudanza y se encontraba organizando sus pertenecías. Con curiosidad se quedó frente a la ventana mirando a aquella joven que con delicadeza tomaba un vaso con agua ingiriendo ese líquido cristalino.
Akane se dirigió a la sala para tomar un descanso, se quitó las zapatillas y suspiro. Mientras que Ranma por la orilla de la venta observaba con detalle sus torneadas piernas, entonces un sonrojo se apodero de él.
Se tomó un par de minutos recostada, hasta que decidió ir a su habitación, para quitarse la pesadez de sus ropas que debía usar en un trabajo tan formal como el suyo.
Ranma noto su ausencia por varios minuto camino a la siguiente ventana y miro una pequeña lámpara prendida, entro a lo que parecía ser su habitación, allí estaba ella quitándose el abrigo que traía, Ranma sintió su rostro arder cerro los ojos cuando ahora desabotonaba su camisa, retrocedió dos pasos y se dio la vuelta, sintió como su corazón empezó a latir muy fuerte y salió de allí sin voltear. Cuando llego a la sala un sentimiento se apoderó de él quería volver.
Al día siguiente por la tarde el sol compartía sus últimos rayos solares que entraban por las ventanas con un ligero viento que mecía las cortinas.
-Al fin termine- suspiro con cansancio, miro su reloj y faltaba 5 para las 6 de la tarde, era la misma hora en la que la miro, sintió de nuevo esa sensación de querer verla pero se resistió.
Ella volvía a hacer su rutina de llegada.
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Pasaron los días y Ranma siempre miraba su reloj a las 5:55 pm pero nunca entraba a su habitación a esa hora pues sabía que ella estaría allí.
Eran las 8 de la noche y Ranma entro a su habitación, era la hora en que la chica estaría mirando la televisión, pero esa vez no fue así, todo estaba apagado. No le tomo importancia y se recostó a leer un libro, a los minutos por el rabillo del ojo miro como la luz del departamento vecino era encendida lo que miro le estrujo el corazón, la chica entraba con lágrimas en los ojos, su ligero maquillaje se escurría por su rostro quiso por un momento llegar a ella, abrazarla y consolarla, saber quién le había hecho daño pero el sólo era un desconocido. Miro a la chica caer por tropezar con lo que parecía ser un zapato pero ella se quedó allí de rodillas, entonces no soporto más y salió corriendo.
- "Tengo que llegar a ella"- se detuvo hasta que llego a la calle. –"pero… si seré tonto, ni siquiera se en que departamento esta, ¿Quién la haría llorar?"- gruño con molestia y volvió.
Entro de nuevo y observo sólo la lámpara del cuarto que estaba prendida, ella lloraba abrazada de su almohada; hizo puños sus manos y gruño.
Era domingo por la mañana, el clima en la ciudad era cada vez más frío, la lluvia se aproximaba.
Ese día Ranma salió y justamente cuando llego por inercia fue directo a su habitación, no había nadie. Así que se fue a cenar, de un segundo a otro empezó a escucharse la fuerte lluvia se asomó por la ventana de la sala y observo el panorama lluvioso.
-Hoy inicia el primer día de invierno...- escuchaba por las noticias de la televisión, miro de reojo el televisor, y murmuro unas palabras.
Aburrido de estar encerrado decidió ir a caminar por la ciudad, tomo un paraguas y salió.
Miraba a todo su alrededor, el cielo cubierto de nubarrones, las personas a su alrededor caminado a sus destinos con paraguas en mano, aun no dejaba de llover, en el poco tiempo que había llegado a la ciudad le parecía ser un lugar muy tranquilo, paso por una calle con varios locales, miraba los letreros uno por uno, miro una florería, el colorido letrero de una dulcería y una pastelería, pero le llamo la atención en especial un local de café, era un lugar muy rustico, paro frente la ventana y se podía sentir la calidez que emanaba del lugar, dentro todo su mobiliario parecía ser de madera, y en el estante ofrecían unos a la vista ricos panecillos.
Sin pensarlo más entro, todos los comensales charlaban tranquilamente, entro hasta llegar a una mesa en la parte de atrás, inmediatamente una mesera lo atendió e hizo su pedido, ya con su café en mano sintiendo su calor, soplo un poco y bebió de él, fue bajándolo poco a poco, pero en el proceso pudo divisar a cierta chica entrar, sus ojos se abrieron, y sin bajar su taza la siguió mirando hasta que se sentó en la barra.
Miro como sus labios se movieron para pedir un café y como tocaban con delicadeza la orilla de la taza para beber.
-¿Necesita algo más?- pregunto la mesera, pero Ranma seguía inmerso en sus pensamientos. -¿joven?- volvió a llamar.
-Ah sí, ¿Qué? ¿Perdón?- entro en razón y miro a la mesera confundido con una sonrisa nerviosa, ella le devolvió la sonrisa.
-¿Necesita algo más?- le repitió amable.
-No gracias- le contesto, en ese momento miro como la joven se levantaba y salía, rápido hablo de nuevo a la mesera que ya se había ido. –Me da la cuenta – la mesera regreso pero no termino de decirle, cuando Ranma le dio un billete – Gracias- y salió, tomando su paraguas que había dejado en la entrada.
-¿Pero? Su cambio- susurro la mesera con el dinero en mano.
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Akane cada tarde iba a ese café, era su favorito, con normalidad entro y pidió un café; pero cuando se iba a ir noto que se habían llevado su paraguas de la entrada, donde había un estante para ponerlos, miro por la ventana pero no había dejado de llover.
-No- murmuro, tomo el picaporte de la puerta y salió. Empezó a correr pero el semáforo para los transeúntes se puso en rojo, miro a todos lados pero no había ningún lugar para ocultarse.
-¡Ey!- alguien le grito, con todo su cabello y rostro ya mojados se giró y miro a un chico atrás de ella tapándola con un paraguas y sonriéndole amablemente, ella solo se quedó quieta observándolo.
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Ranma tomo su paraguas y salió del local, busco con la vista a todos lados y pudo ver como la chica corría pero se detenía en el semáforo.
-Es mi oportunidad- camino más rápido para alcanzarla, ya detrás de ella se quedó quieto, sin saber que decir. –Ey- solo esa expresión salió de su boca.
-A… yo, ten- tartamudeaba nervioso ofreciéndole el paraguas para que lo tomara.
-G-gracias, pero no puedo aceptarlo- le contesto amablemente.
-¿Por qué no?- le miro confundido.
-Te mojaras, además yo ya estoy muy cerca y…- señalo los departamentos.
-Igual yo, así que, vamos juntos entonces- le sonrió de lado, miro el semáforo en verde y le hizo una seña para que avanzaran.
-Ah, es-está bien- empezaron a caminar bajo el mismo paraguas, ambos guardaron silencio por todo el camino, la separación entre ellos era muy poca, Ranma sentía la humedad en su manga producto de la ropa empapada de ella, pero no le importo. Al momento que llegaron a la puerta de los departamentos se detuvieron, al fin había dejado de llover.
-Yo vivo aquí, muchas gracias- lo miro fijamente, Ranma le ofreció su mano en forma de saludo, ella la tomó correspondiéndole.
-Fue un placer- Akane se sonrojo desviando su mirada y entro al edificio, Ranma rápidamente se dirigió a su departamento, chocando con una que otra persona.
-Disculpe- solo decía después del golpe, ni siquiera tomo el elevador sino que subió por las escaleras para llegar más rápido. Entro a su habitación, miro por la ventana y exactamente ella iba entrando.
Akane directamente se fue a su habitación para quitarse la ropa mojada.
Allí estaba ella, en su habitación de nuevo quitándose su abrigo, pero esta vez miro más que eso, su camisa mojada se pegaba a su piel, resaltando más sus atributos, la tela se transparentaba y podía ver su sostén, Ranma pasó saliva y retrocedió, pero no se apartó de la ventana la seguía mirando, observaba con detalle cada zona de su cuerpo, primero su delgado y blanco cuello, pero la camisa aun le estorbaba. Entonces miro como se quitaba botón por botón pero esta vez no pudo resistirse y la siguió mirando. La camisa cayo y su cara se empezó a tornar roja, pudo notar la pequeña y moldeada figura de su cintura, deseo poder estrecharla entre sus brazos, recordó el pequeño tacto que habían tenido minutos atrás; como a pesar de su ropa mojada al estar junto al sentía su calor, y como su pequeña y suave mano era estrechada por la de él, y sintió la necesidad de protegerla.
Miro su mano recordando el momento volvió la vista a ella, y miro su sencillo sostén negro, pero no quiso quedarse más.
-¿Qu-que estoy haciendo?- retrocedió rápido, al mismo tiempo que tropezó con algo, arrastrando consigo el cable de la lámpara que tenía a lado suyo, cayo hacia atrás pegándose en la cabeza, justo cuando la lámpara caía y se hacía pedazos, el estruendo se escuchó hasta afuera, Akane agudizo su oído y escucho un sonido extraño giro su cabeza buscando de dónde provenía pero no miro ni escucho nada más, así que se fue a quitarse lo demás para bañarse.
-Auh- se quejaba aun en el piso sobándose la cabeza.-Soy un tonto-
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Pasaron 4 días en los que ni siquiera entraba a su habitación prefería dormir en la sala.
En los últimos no había llovido, el cielo estaba muy limpio hasta que a pleno medio día nubarrones comenzaron a inundar el cielo de la ciudad, igualmente el joven Ranma había tenido mucho trabajo últimamente por que se acercaban las vacaciones de fin de año, además su mente aún era abrumada por los recuerdos de aquella chica que ni su nombre sabia.
Era viernes por la tarde cuando Ranma salía de su trabajo pero en vez de ir a su departamento fue al café donde la había visto, sabía que no habría tan casualidad para volverla ver allí pero entro simplemente por gusto. Se fue ahora a una barra que está justo en la ventana, al sentarse tenía la vista de las calles y demás locales, la misma mesera lo atendió y pidió lo mismo.
La puerta se abrió era Akane de nuevo, ahora fue ella la que se fue a la parte de atrás a tomar asiento pasando justo detrás de él, abrió su libro y comenzó a leer tranquilamente mientras le traían su pedido.
Pasado ya un par de horas Ranma se fue del lugar sin siquiera saber que ella estaba allí, minutos después fue Akane la que se retiró del lugar.
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-Auh, ¿Por qué es tan incómodo dormir en el sillón?- se quejaba tocándose la espalda.
Ya había pasado una semana y el seguía sin entrar, solo cuando era necesario además de que había cerrado las persianas.
Era media noche cuando Ranma se removía incómodo y sin poder dormir en el sillón.
-Agh, detesto esto- harto de no encontrar posición se fue a su habitación, pero primero echo un vistazo por la ventana, y pudo observar que las luces aún seguían prendidas.
-¿Pero qué?- miro cada espacio que podía ser observado pero no encontró nada, no estaba ni en su cama. Duro varios minutos, sin embargo, no ocurría nada, así que se fue a dormir.
Por fin estaba frente a ella, su cercanía era tan escasa, se miraban fijamente a ella se le notaba un leve sonrojo que para él era lo más hermoso, tomo con su mano su mejilla y la acariciaba dulcemente, poco a poco se fue acercando, sus alientos chocan entre si hasta que al fin alcanzo sus labios, los beso con delicadeza, como si no quisiera dañarla, quería transmitirle su amor, poso su otra mano en su otra mejilla y profundizo el beso, ahora lo hacía con pasión y el deseo de tenerla así para siempre, no quería que acabara, ella se aferró a su cuello, la mano de él bajo a su espalda y la atrajo más contra sí, no la quería soltar, al separarse su respiración era entre cortada, pegaron sus frentes mirándose a los ojos, solo existían ellos dos.
Un sonido ensordecedor los interrumpió, fue entonces que despertó y abrió los ojos con molestia.
-Maldición, solo fue un sueño- murmuro, miro hacia la ventana pero solo miro la persiana cerrada.
Cuando se levantó de la cama abrió la persiana y miro que la luz seguí prendida era obvio que algo había pasado. Rápido se cambió y fue directo al edificio de alado. Entro a recepción pero no sabía que habitación era.
-Buenos días, busco a una señorita de...- más la señora recepcionista no lo dejo terminar.
-Lo siento pero no podemos dar información personal- contesto a secas sin siquiera verlo a los ojos.
-Es que si la conozco pero...- suspiro con pesadez era obvio que no le diría nada, lo miraba en su nada amigable cara.
-Está bien, gracias que buen servicio- menciono sarcástico.
La recepcionista atendía una llamada así que antes de que dijera algo entro al elevador. Iba a presionar el piso, supuso que si estaba justo alado del suyo sería el mismo piso, sólo faltaría saber la habitación exacta. Pero antes de que pudiera hacerlo una joven corrió queriendo detener el ascensor, por lo que Ranma la ayudo y paro las puertas.
-Muchas gracias- le dijo amablemente. Ella no lo reconoció pero él sabía exactamente quién era, era la chica de la ventana.
-Yo voy al octavo piso, y ¿usted?- le dijo antes de elegir el piso.
-Oh igual- le sonrió, ella lo miro pero no dijo más y presiono los botones correspondientes.
-Bien- Ranma no pudo evitar empezar a sentir como su rostro se tornaba rojo recordando lo que había soñado, el ambiente a su alrededor lo sentía tenso pero le agradaba estar a su lado. Segundos después las puertas se abrieron y ella bajo dirigiéndose a su habitación. El salió un poco más lento para ver en donde entraba.
-"Ella está bien, no le paso nada… me alegro"- pensó. Entonces miro como la chica entraba a la habitación, asegurando sé que no fuera visto se paró frente a la puerta y observo el número.
-Perfecto- murmuro empuñando su mano a la altura del pecho, después de eso se fue.
-Veo que ya encontró a la señorita Akane - le dijo una joven recepcionista, otra muy distinta a la del principio.
-Ah si- río nervioso- yo… ya lo encontré fue una casualidad muy buena encontrarla en el elevador-
-Si bueno es que nuestra jefa es un poco más dura con los datos que brindamos a desconocidos-
-Oh no importa- le sonrió -Gracias, hasta luego- se despidió y salió.
-¡Al fin se su nombré!- grito y salto de gusto - Akane – susurro, corrió a la puerta principal de los departamento y abrazo al portero. -¡Se su nombré!- le grito casi al oído aturdiendo al señor.
-Joven que no puedo respirar- decía el ya mayor portero.
- Estoy muy feliz- le dijo separándose de él y sacudiéndolo de los hombros, su sonrisa no podía borrarse de su rostro.
Continuara…
