AN: este es mi primer fanfic de OP, espero que os guste y que dejeis reviews xD (me hacen feliz enserio) mañana subiré el 2º cap porque ya lo tengo casi listo.
Y despues de eso me pondre con el de AnE que entre los estudios y el bloqueo lo he dejado un poco abandonado, mis disculpas
…..¿Dónde...estoy?
Maya trató desesperadamente abrir los ojos. Dios, le dolía todo el cuerpo, sobre todo el pecho. No podía respirar bien y creía ahogarse.
El mundo se había vuelto una cortina de hierba...
Oh, claro, el pelo me tapa la cara ,genial.
Pero aunque no pudiera ver nada, todavía podía oír, los disparos, los gritos, los cañones.
Es cierto...la "Guerra", estamos en Marineford.
Por algún milagro, en forma de bala de cañón perdida que estuvo a punto de darle, se generó el viento suficiente para quitarle el pelo de la cara. El panorama la dejó helada.
Había mucha gente luchando, y por defecto muriendo, cerca de allí Barbablanca y Barbanegra luchaban. Pero a Maya ninguna de esas cosas le parecieron relevantes.
Lo que a ella verdaderamente le importaba era el cuerpo de Ace, ahí tirado en el suelo. Que parecía alejarse más y más...
En realidad no era él quien se alejaba sino ella. Pero cómo si no se podía ni mover.
Por lo visto era Jimbei el encargado de hacerlos correr a toda velocidad hacia el mar. En un brazo llevando a Luffy y en el otro a Maya.
De repente todo le vino de golpe.
La guerra.
Luffy cayendo del cielo, barco y tripulación incluidos.
Ace siendo liberados.
Los tres de nuevo luchando codo con codo (ella hacía lo que podía), como en los viejos tiempos.
Y luego Ace...A-Ace...
"Gracias por todo" Eso fue lo último que dijo.
Maya se revolvió desesperada en los brazos de Jimbei. Su atadura era muy fuerte y ella ni siquiera consiguió que el se diera cuenta de que estaba despierta.
¡Para Jimbei! ¡Estás dejando a Ace atrás!
¡LE ESTÁS DEJANDO ATRÁS!
Necesita que le atiendan
Sin darse cuenta estaba llorando a mares, como si aquellos ojos fueran un grifo. Ella no podía parar.
-¡ JIMBEI SUELTA!-
El hombre pez no podía creerse que la chica estuviera consciente. No estaba muy seguro de la herida que había recibido aparte de la proporcionada por Kizaru, pero a judgar por su estado no tenía nada que envidiarle al pobre Luffy-kun.
-¡No puedo hacer eso, le prometí a Ace-san que cuidaría de vosotros dos!-
-¡Para le estamos dejando atrás!-
Maldición, ésta también está en shock Se dijo Jimbei, no podía hacer otra cosa que compadecerla en estos momentos.
-Maya-chan...no entiendes que Ace ahora está-
-¡CALLA, LE ESTAMOS DEJANDO ATRÁS!-
Jimbei no dijo nada más. Estaba claro que la chica ahora no podía razonar, tan solo gritaba lloraba y pataleaba, pero él no es quien para judgar. Cada cual lleva el dolor a su manera.
Aunque Maya se había dejado llevar por su lado emocional. Su mente veía las cosas de una forma totalmente diferente, y le enviaba poco a poco los datos.
El primero en reaccionar fue su instinto médico: Luffy se ha desmayado, está en estado de schock, pero claro...tú también lo estás. Estás malherida, demasiados daños internos, hemorragia para ser más exactos. Seguramente mueras. Seguramente Luffy muera también.
-¡ACEEEE! ¡LO RETIRO, DESPIERTA POR FAVOR!-
-¡MUÉVETE!...Haz algo, por favor...A-Ace-
Ace, por favor, no se si ha funcionado, pero, p-pero.
Por favor Ace, no te vayas.
Capítulo 1 : ¡Que asco! El horroroso sabor de las Akuma no mi
-¿Oíste los disparos de anoche?-
-Si, dicen que fue un enfrentamiento entre dos barcos piratas-
- ¡Kyaaa! Piratas, que miedo, ¡espero que no se les ocurra venir por aquí!-
-Tranquila mujer, no ves que no ha quedado casi nada de los barcos,seguro que todos se han ahogado en el mar-
-Pues mejor, que se hundan hasta las profundidades-
Maya escuchaba, escondida tras la pared, conversar a los habitantes del pueblo, aunque solo tenía seis años, ya acostumbraba a espiar...
-¡Yo no espío!-
De acuerdo, acostumbraba "a interesarse" por aquellos temas prohibidos por su madre, quien tenía una extraña fijación con los piratas y la Marina en menor medida.
Aprovechó el verde oliva de su pelo para pasar desapercibida en un arbusto. Sus ojos ámbar brillaban más que de costumbre.
-Piratas...- dijo en un susurro-...¡c-como mola!-
-O-Oye ¿y esa niña?- preguntó uno de los hombres.
….Pero su pelo y el arbusto nunca fueron del mismo color...
- …...Le salen estrellas de los ojos-
- Ah, esa es Maya-chan, la hija de Jessica- esta vez habló la mujer, que empezó a saludar a la niña con entusiasmo palpable.
-...-
Ella no parecía sorprendida por haber sido descubierta, aunque se quedó mirando a la señora con cara de pocker.
¿Y ésta quién es?
-...¿Y tú quién eres?-
SLIP...Una gota de sudor cayó por la espalda de los tres adultos.
La mujer estaba bastante indignada, pero mantuvo la compostura por orgullo.
- S-Soy Nana, una amiga de tu madre- insistió reajustando su repeinada melena rubia.
Maya frunció el ceño.
-...¿Desde hace mucho?-
- De toda la vida-
-...¿Cuántos años hace que no nos vemos?-
-¡Nos vimos el martes!-
La chica se quedó pensativa un momento, después se puso seria y se inclinó.
-...Lo siento mucho-
- ¡ESA NO ES LA CUESTIÓN!- gritaron los tres a la vez.
- ¡Por lo menos finge acordarte como hacemos todos!-
Ella se echó a reír, sonriendo de oreja a oreja.
- ¡Jajajaja, gomen!, trataré de acordarme para la próxima vez- (¡mentira!)
Tras decir esto salió corriendo en dirección a la playa.
Tal y como habían dicho los del pueblo, en la playa solo quedaban restos, trozos de madera, cuerdas, algún que otro barril, pero nada interesante.
- Hum...bueno, de todas formas hubiese sido un poco raro encontrarme su tesoro aquí tan a la vista-
Se quedó mirando el cofre medio enterrado en la arena unos instantes.
-Ne, no puede ser tan fácil-
Siguió andando, hasta que de golpe, como sacudida por un rayo, volvió sobre sus pasos como si la hubieran rebobinado en una película casera.
-¡Si que ha sido fácil!-
Más que un cofre era una caja, ni siquiera tenía un candado.
Antes de abrirla, Maya se tomó un tiempo para fantasear.
Qué será, qué será~
Una montaña de oro, joyas...¡seguro que son diamantes! Diamantes enooormes
-...Y esto qué es, ¡vaya birria!-
No era ni oro, ni joyas, simplemente una manzana, un poco rara, con dibujos algo extraños...pero una manzana a fin de cuentas.
-...¿Una manzana?¿De todo lo que podían meter en un cofre, meten una manzana?...-
Espera, ésta no debe ser una manzana cualquiera...
-¡Claro, debe ser de las caras!-
De las que solo toman los nobles, ¡de importación!
Tiene que ser una manzana carísima, la mejor manzana de todas, una manzana para dominarlos a todos...
Maya se ruborizó un poco.
-Jejeje, me estoy desviando-
Después de darle pocas vueltas, decidió comérsela, a fin de cuantas, ella tiene hambre, y no es como si nadie fuera a reclamarla. Sonrió de oreja a oreja.
-¡Que aproveche~!-
¡PA DENTRO!
Al principio su buen humor continuó, luego su cara se fue oscureciendo pasando por diferentes gamas, desde el marrón hasta el morado y finalmente azul oscuro. Si alguien hubiera estado contemplando la escena, hubiera pensado que la niña estaba sufriendo algún tipo de crisis. Pero con acercarse un poco ,aquella expresión solo podría definirse como una cosa : asco.
Esto, está...está...
-¡QUE HORROR!-
Tosió como pudo después de tragar.
-Dios...¡que asco! Es lo peor que he comido en mi vida.
- ¡O-Oi tú!-
- ¿Hum?-
Frente a ella se encontraba un hombre de mediana edad, moreno y con barba de tres días. Su ropa estaba hecha jirones, bastante harapienta la verdad. El típico cliché de pirata.
Miró a la niña con cara de malas pulgas.
- Tú mocosa, ¡ya estás soltando eso!-
…..No había que ser muy inteligente, para darse cuenta de que aquel hombre era un superviviente de una de las tripulaciones piratas que había salido de su escondite al ver que alguien tocaba su tesoro.
Maya se quedó pensativa un momento, sopesando opciones.
- …...¡ un vagabundo!-
- ¡ES OBVIO QUE NO!- gritó él.
Tan poco había que ser muy listo, para darse cuenta de que este tipo, no era ni mucho menos el capitán.
- ¡Soy un pirata niña!, y para tu información eso que tienes ahí es mi tesoro, ¡así que ya me lo estás devolviendo!... si no quieres saber lo que es bueno-
Habría que ser muy listo, para darse cuenta de que este pirata, cuyo nombre e historia carecen totalmente de importancia, era miembro de la tripulación que intentaba conseguir el tesoro, y que inició la disputa que acabó con ambos bandos.
-...¿Es tuya la manzana?- preguntó arqueando una ceja.
- Si-
- ¿La metiste tú en este cofre?-
-No-
-¿Por qué la metiste en un cofre?-
-Te he dicho que no fui yo-
¿Tan cara es?-
-¡Que te he dicho que no fui yo!-
-¿Y por qué no le has puesto candado?-
-¡Y yo qué sé!-
El pirata estaba perdiendo la paciencia...que nunca fue mucha desde un principio.
-Haber, yo no la metí en el cofre, no sé por qué no tiene candado...(deberían habérselo puesto) e-el punto es que eso que tienes en la mano...¡está valorado en más de 400.000.000 berris!...- dijo lo último señalando hacia el fruto rojizo dramáticamente.
-...¿por qué estoy respondiéndote en primer lugar?-
Si esperaba producir en la niña algún tipo de impacto...no lo consiguió, es más el único cambio tangible en la cría fue una mirada entre el reproche y la indignación.
-...Pues que sepas que está asquerosa. Te han timado- y tomó otro mordisco.
-¡Si tan mala está para qué te la comes!-
-A falta de pan buenas son migas- respondió solemne.
-¿¡PERO QUÉ DICES! ¡No sueltes refranes sin pensar!-
-Además...si tan valiosa es haberle puesto un candado-
-¡DEJA YA EL JODIDO CANDADO!-
De repente, la cara de pirata se ensombreció, ya no miraba a Maya como el estorbo que era, sino como una amenaza, o más bien, de un acontecimiento evidente.
-U-Un momento... Tú..tú, n-no habrás comido...-
Si Maya notó el repentino cambió de actitud del pirata, así como la sombra que ahora ocultaba sus ojos, hizo oídos sordos.
Puso cara de asco mientras daba otro mordisco.
-¡DEJA YA DE COMER!-
Al pobre hombre se le salían los ojos de las órbitas.
Tal vez él quería un poco también...Pensó ella con un deje de culpabilidad.
-Si , la he probado un poco...-
-¡Pero si te has jalado la mitad!-
-Lo siento , pero la otra mitad está bien...-
La niña extendió la mano, mostrando la otra mitad de la "manzana" efectivamente en perfecto estado.
-Puedes quedarte la otra cara si quieres-
El pirata de echó hacia atrás, una expresión de puro horror pintada en su rostro.
-N-No, ¡No te me acerques!-
Y se fue corriendo, dejando un pequeño rastro de arena.
Maya volvió a contemplar la manzana antes de darle otro bocado.
Suspiró para si.
-Que milindres son los piratas de hoy día-
Se comió el resto de golpe.
-...Que asco-
-¡MAYAAAA!-
Se oyó un grito en la lejanía, el cual vino acompañado de una mujer de mediana edad con un característico pelo verde.
Su apariencia y aura demoniacas hicieron a la niña estremecer. Maya juraría haber visto una cola sobresaliendo por debajo del vestido de encaje.
-M-Mamá...-
O no, si mamá se entera de que me he comido una manzana de más de un millón de berris me mata, y si se entera de que era el tesoro de los piratas...¿me mata dos veces? (¿Se puede hacer eso?)
Jessica frunció el ceño ante la actitud irresponsable de su hija.
Ahhh, de verdad, un día de estos esta niña me mata del susto. Jessica sabía que Maya había echo algo malo, pero hoy se encontraba de un particular buen humor (cualquiera lo diría...) por lo que decidió no indagar.
Maya se quedó quieta, también había notado el buen humor de su madre y no estaba dispuesta a arruinarlo por nada del mundo.
-Qué te pasa, ¿no habrás estado husmeando entre los restos del barco verdad?- aventuró alzando la ceja inquisitiva.
-No...Ni me he comido una manzada de lujo, ¡ni tan poco he hablado con un vagabundo!- (¡era un pirata!)
Ups...estoy muerta.
Sin embargo de nuevo la actitud de Jessica fue inusual.
-¿Ah? Bueno, si solo era un vagabundo y no un pirata está bien- (¡ERA UN PIRATA!)
-Venga vamos a casa. Hoy he tenido una buena venta, ¡osea que tenemos un festín!-
A la niña le salían estrellas de los ojos.
Aplaudía mientras corría hasta quedar al lado de su madre.
Ésta tendió la mano y Maya la agarró sin vacilar.
Maya adoraba esos momentos. Pequeños, extremadamente simples, un oasis de paz que compartían ambas, solo ellas dos. En aquel tiempo, a Maya, le hubiera gustado permanecer así por siempre, congeladas como en una fotografía.
Al menos...hasta hoy.
-¿Mamá?-
-….-
-¿Qué te pasa?-
-…..-
-¿Por qué no te levantas?-
-Mamá no tiene gracia...-
-….¿M-Mamá?-
*...*
-Mira mira, ahí está...- dijo Carl a su grupo de amigos. Carl, Hidan, Paul y Mikado, inseparables.
-¿Y qué hace?- esta vez el que habló fue Paul.
-Y yo qué sé-
-Parece que pesca- apuntó Hidan
-¿Para qué?- Mikado frunció el ceño, aunque apenas podía apreciarse por la masa de pelo azul oscuro que cubría su cara.
Lo que ocurrió a continuación, fue un caos de voces susurros, demasiado finos para poder distinguir un timbre de otro.
-No le dejan entrar a las tiendas baka-
-¡Callaos idiotas, o el monstruo nos va a descubrir!-
Maya frunció el ceño ante la presencia del cuarteto, pero no se permitió el lujo de mostrar nada en su expresión, que dejase ver lo enfadada y aterrada que en realidad se sentía.
Esos chicos siempre se metían con ella, incluso más que el resto del pueblo.
Podía soportar los insultos, las miradas, el rechazo, le daba lo mismo que le admitieran o no en las tiendas. Pero sin embargo ahora tenía el corazón encogido, se movía lo mínimo posible.
Esos niños solían molestarla y tirarle, con suerte piedras.
Maya solo quería pescar algo para cenar en paz...
De repente se quedó quieta, rígida. Un pez había picado el anzuelo, pero Maya no se movió, permaneció impasible, la experiencia le había enseñado a mantener la calma, y esperar a que la presa se cansase un poco, que pensara que no había nada que temer, antes de arrastrar el palo flexible en la que consistía la caña, de tal forma que éste se curvó, hasta tal punto que parecía que iba a partirse, pero Maya sabía que aguantaría, siempre lo hace.
Se mantuvo en esa postura un momento, para luego tirar hacía arriba.
Normalmente, el pez hubiera salido forzado del riachuelo, aún aleteando, caería al suelo y finalmente moriría ahogado.
De no ser por la piedra que golpeó su mano haciéndole soltar la caña y por tanto siendo ésta arrastrada por el pez.
Contuvo un grito de dolor encogiéndose sobre si misma. Miró a los chicos con odio.
Mikado junto con Carl sostenían piedras en ambas manos, tan grandes que apenas les cabían en los puños.
Los otros dos parecían más centrados en cubrir la reta guardia, o bien eso o simplemente buscaban piedras para ellos mismos.
Carl tiró otra piedra, la cual Maya esquivó sin mucho esfuerzo, sobresaltada se puso de pié y sin decir nada se dio la vuelta y comenzó a alejarse tratando de mantener su orgullo y dignidad intactos.
-¡Monstruo fuera!-
Maya esquivó otra piedra.
-¡Largo no mereces vivir!-
A pesar de que los chicos no la dejaban en paz ella no aumentó la marcha. Sabía perfectamente que huir solo la pondría aún más en evidencia. De todas formas, si intentara plantarles cara daría a los aldeanos otra excusa más para odiarla.
No pienso darles ningún motivo más para matarme de los que ya hay.
-¡Asesina!-
Como para rematar la última frase esta piedra le dio a Maya en la cabeza, cerca de la oreja. Esta vez no pudo evitar gritar, notaba la sangre cálida en la palma de su mano y las lágrimas frías caer por las mejillas.
Ninguno de los cuatro pareció mostrá el mínimo rastro de lástima, siguieron lanzándole piedras aprovechando que ella no se movía.
-¡Asesina!-
Callaos, dejadme en paz.
-¡ Mi tío era el médico del pueblo y murió por tu culpa!-
Lo siento...
-¡Por qué no te suicidas de una vez!-
No sirve conmigo
-¡ Nos deberías haber nacido!-
¡Lo siento!
El ovillo ensangrentado que era ahora Maya ya o podía aguantar más el dolor.
-¡LARGO! ¡DEJADME EN PAZ!- se volvió hacia ellos llena de ira, perfectamente discernible a pesar de la sangre y las lágrimas.
Tan valiente como era el cuarteto, perdían toda su confianza cuando ella daba la cara. Ya que a pesar de su superioridad numérica, al igual que el resto de habitantes de la isla, tenían pavor a acabar de la misma forma que los desafortunados a los que Maya se acercó demasiado.
Maya se quedó encogida incluso después de que su hubieran ido, sollozando, pidiendo disculpas al cielo.
Cuando anocheció, se dirigió cojeando hacia su casa, que afortunadamente no estaba lejos del lugar, pero sí del resto del pueblo.
"-"
-¡Estoy en casa!-
Como siempre, nadie contestó. Pero a Maya le gustaba mantener la buena costumbre.
La casa nunca había sido muy grande, más bien poco espaciosa y simple. Todo lo que su madre podía permitirse siendo comerciante de telas.
Sin embargo siempre poseyó aquella claridad, calidez, que la hacía más hogareña que ninguna otra, algo de lo que ahora carecía.
La escasez de muebles y espació se incrementaba, a causa de una especie de bruma y oscuridad que ya deprimía de por si.
Además, se notaba la dejadez. Maya nunca tenía demasiado tiempo para cuidar de la casa, limpiar el polvo, barrer, fregar.
Como no tenía electricidad no podía almacenar alimentos a largo plazo, por lo que pasaba la mayor parte del día tratando de pescar o recoger fruta, sin irrumpir demasiado con el resto de habitantes, normalmente volvía al atardecer, eso si no había ningún incidente claro...como hoy.
Maya entró, se dirigió a la cocina, y se quedó mirando la mesa de madera, donde su madre y ella solían sentarse y cenar.
Se tumbó en el suelo, y se quedó así hasta que se durmió. No emitió sonidos de protesta, ni se quejó de la mano hinchada, ni el dolor punzante de la oreja, ni de los cortes en la cara.
Tan solo quiero morir de una maldita vez...tal vez un día de estos.
"..."
-¿Hola?-
-…...-
-¿Holaaaaa?-
-…...-
-¡Eoooooo! ¡Despierta!-
Maya abrió los ojos de golpe. Se llevó semejante sorpresa de oír una voz que no le salió ni la voz, tenía la garganta seca de todas formas.
Se levantó a duras penas, con todo el cuerpo dolorido, como si le hubieran dado una paliza.
En realidad es justamente eso lo que ha pasado.
-¡Sal, sé que estas ahí dentro!-
Maya estaba petrificada, no sabía qué hacer.
Nunca nadie había venido nadie a visitarla, desde aquel día.
¿Y si viene a pegarme también?
Sin embargo la voz parecía amistosa. Aunque a Maya le parecía mucho más extraño no haber notado su presencia antes. Y sigo sin notarla...
Después de varias llamadas más, Maya reunió el coraje suficiente para llegar hasta la puerta y mirar por la mirilla circular.
La imagen que recibió la sorprendió todavía más.
Justo delante de la entrada, un muchacho joven, mayor que ella, seguramente tendría dos o tres años más. Pelo castaño muy claro, casi rubio, ojos verdes, complexión delgada, a simple vista de altura media, y lo más importante, una sonrisa de oreja a oreja.
Su encantadora apariencia no era suficiente para Maya.
Fingiré que no estoy...
Como si le hubiera leído el pensamiento, el muchacho habló.
-Sé que estás ahí sabes. Lo se por el cambió de la sombra cuando te has apoyado en la mirilla-
…...Eso no me lo esperaba.
-¿Qué quieres?-
Maya habló con brusquedad premeditada a través de la puerta. Desde luego con el historial de relaciones que arrastraba no pensaba arriesgarse a abrirle la puerta.
Aún con esas el chico pareció afligido lo más mínimo.
-Pues, pasaba por aquí...y me he dicho ¡eh, vamos a hacerle una visita a la ermitaña de la colina!-
Maya frunció el ceño. ...¿ermitaña?, ¡¿en serio?!
-Si vienes a reírte de mi lárgate de una vez-
A pesar de las protestas de él, la niña cortó cualquier argumento alejándose de la puerta e ignorando sus demandas.
Aunque se moría de hambre, decidió esperar a que se fuera para salir a buscar comida.
No puede quedarse ahí todo el día...¿verdad?
"..."
Maya no daba crédito a lo que veía.
Dios mío...¡lleva ahí todo el día!
Ella se había mantenido firme. Había esperado y esperado, hasta que su estómago suplicaba a gritos algo de comida, que resultó ser al anochecer.
Pero ese chico seguía ahí, delante de la puerta. ¿Es que no tiene NADA mejor que hacer?, ¡¿en serio?!
Sin embargo Maya no quería encontrárselo, ni hablar con él. Llevaba ya casi un año sola, sin nadie a quién acudir, a quién llorar, con quien reír. ¡Estaba acostumbrada! No podía permitir que de la noche a la mañana alguien irrumpiese en su vida.
¡No tiene derecho! No tiene derecho a llamar a la puerta y sonreír de esa manera...no me merezco que este chico sea amable conmigo.
Para evitarle, salió por una de las ventanas de atrás, sin hacer mucho ruido.
Una vez lejos de la casa, decidió ir al río y por lo menos lavarse la cara. Era demasiado tarde para pescar, además tendría que fabricarse otra caña para ello.
La imagen que le devolvía el río , parecía un vago recuerdo de la niña que Maya solía ser. La cara llena de moratones y cortes, el pelo verde desordenado, el vestido en un tiempo naranja, descolorido y roto, era el único que le quedaba después de que la ropa se le quedase pequeña. Pero lo más llamativo eran los ojos, dentro del ámbar podían captarse ahora pequeños pigmentos dorados o amarillos, dándole al orbe una mayor intensidad, carecían ahora del signo despreocupado y alegre que la niña solía ostentar con orgullo. Ahora parecían vacíos.
Tal vez sería mejor si tan solo me tiro al río y me dejo llevar... Le haría un favor a este lugar-
-¡Hey!-
La súbita intervención la sobresaltó tanto que por poco pierde el equilibrio y cae al río de verdad.
El chico de antes estaba detrás de ella.
Ni siquiera he notado cómo se acercaba. Pensó Maya turbada.
Él parecía divertido por su reacción. Pero no dijo nada, lo que molestó a Maya todavía más.
-¡¿Qué mirás?!-
Él hizo un mohín.
-Estaba pensando en todas las molestias que te has tomado para evitarme, me siento especial-
Maya se sonrojó un poco, pero no respondió. Estaba más concentrada en la cabeza del muchacho, había algo que debería estar ahí, sobre ella, pero no lo estaba.
¿Por qué no tiene ningún número?
Hubiera seguido sumergida en sus pensamientos (y por tanto ignorando a la persona que tenía delante) si su estómago no hubiera decidido quejarse públicamente de su descontento, lo cual hizo reír al chico aún más y a ella ruborizarse de nuevo.
-¿Tienes hambre verdad?-
¿Por qué se preocupa tanto?
-...Hum...-
-¡Vaya, pero si hablas y todo! Bueno, si quieres comer sígueme. Conozco un lugar donde crecen varias frutas...-
Recibió una mirada escéptica.
-¡No miento!, además, los que viven en el pueblo no lo conocen-
-…..¿Manzanas?-
Él no se esperaba recibir respuestas de ella tan pronto, por lo que su humor mejoró considerablemente, sonriendo de oreja a oreja y enseñando los dientes.
-Claro, también las hay-
-….Yo las odio-
-Bueno...¿y peras?-
-…...Esas si-
"..."
Comieron (en realidad solo ella) en silencio.
Maya todavía no podía creerse que en efecto aquel chico la hubiera llevado a una parte más profunda del bosque donde se hallaban manzanos (a los que miró con odio y asco) perales, e incluso algún que otro limonero.
Devoró la fruta con avidez. No había comido bien en días.
Miró al chico de reojo.
Ni siquiera sé su nombre...
-Me llamo Natsume por cierto, Natsu para los amigos...por si no lo has cogido, es una indirecta para que me llames Natsu-
Maya le miró sorprendida. ¿Acaso lee mentes?
Natsume rió por los bajo.
-No es que te lea la mente ni nada, es solo que tu cara es como un libro abierto Maya-
Ella pareció aceptarlo. Ah, pues mira tu que bien.
Finalmente decidió hablar.
-...¿Nos conocemos?- preguntó algo insegura, no le sonaba de nada, pero con su tendencia a olvidar los rostros ( y la persona en sí ) en general nunca podía estar segura si conocía a alguien o no de antemano.
-Yo a ti si...pero no me había presentado hasta ahora-
-….¿Y por qué ahora?-
Él pareció dudar, y se quedó pensativo un momento, la luz de la luna incidía sobre su cara dándole en la opinión de Maya un aire melancólico.
-Yo...te he estado observando desde un tiempo...-
…...Tengo un acosador...
-Incluso antes de que la gente del pueblo te repudiara-
Tengo un gran acosador...¿se sentirán así de violados los famosos?
-Verás...a mi , me gustaba la antigua tú. Tan despreocupada, alegre, sin una preocupación en el mundo, te fiabas de todos e incluso te abstraías justo·como·estás·haciendo·ahora ¡escuchame!-
Consiguió captar su atención.
-El caso es que la verdad es que no tengo nada mejor que hacer y...me gustaría que fuéramos amigos-
BAM
Es como le atravesaban el pecho. Extraño, cómo unas meras palabras, pueden hacer tanto daño, ¿verdad?
Ella no dijo nada, no esperó a que Natsume dijera nada, simplemente se levantó, y le dio las gracias.
-Muchas gracias por la comida...pero, será mejor que vaya-
Natsume se quedó con la boca abierta.
-...¿Tú has oído lo que acabo de decir?-
Una de las cosas que tiene el estar sola tanto tiempo, es que no puedes hablar con nadie, y por consiguiente, cuando lo haces, corres el riesgo de soltar aquellos sentimientos reprimidos, de golpe.
-Si...¡Si te he oído maldita sea!- Comenzó a llorar de pura rabia – Pero es que no lo entiendo.-
-¡Apareces de la nada y quieres ser qué, ¿mi amigo? ¡Tus padres te matarán si descubren que me has saludado siquiera!-
-Mis padres murieron hace ya mucho- respondió él tranquilamente. Natsume no entendía muy bien por lo que había pasado, pero aún así lo respetaba.
Esto pilló a Maya con la guardia baja, descentrándola momentáneamente. Lo sintió por él, pero no por ello paró.
-Bueno...lo siento. ¡Pero es que no sabes lo que dicen de mi!-
Él tan solo sonrió.
-¿Tú eres de la que se cree TODO lo que dice la gente?-
No, la verdad es que a Maya lo que diga la gente o deje de decir le importa un cuerno. Sea lo que sea, ella desarrollará un criterio propio, mayormente objetivo.
¿Pero es que no lo entiendes?
-¡PUES ES VERDAD! ¡YO MATÉ A TODA ESA GENTE Y SEGURAMENTE TAMBIÉN A TI!-
Ya está, lo he dicho, ahora se irá y me dejará en paz.
Soy un peligro para todos, es mejor si estoy sola, así no podré hacer daño a nadie más.
Sin embargo Natsume permaneció a su lado, sonriendo cálidamente.
-Yo no lo creo-
Maya estaba boqueabierta, a estas alturas cualquier persona normal se hubiera largado.
¿Q-Qué?...
-No creo que vayas a matarme ni nada-
-¡Y tú qué sabes!-
-Sé bastante, tan solo creo que cometiste un error, pero no fue tu culpa. Yo...no creo que merezcas morir por ello, ni que seas un peligro, tan solo cometiste un error. ¿No has sufrido ya bastante por ello?-
Duele, duele mucho. ¡Para ya!
¿Por qué?, por qué esta persona...Yo, yo...
-...Por, p-por q –
A falta de vocabulario, Maya se echó a llorar, un llanto tan básico, como el de un bebé.
Natsume se acercó hasta situarse justo a su lado y susurró.
-Además...a mi, me caes bien-
No podía soportarlo más. Fue a abrazarle, necesitaba contacto físico, un hombro sobre el que llorar después de todo este tiempo. Pero ese abrazo nunca llegó.
Atravesó al chico como si no hubiera nada más allí que el propio aire.
La expresión de Maya no era difícil de descifrar. Atónita, en estado de schock, asustada en cierta forma.
Lo he...¿atravesado?
Natsume al contrario, se mostraba divertido por su reacción. Como si llevara esperando una reacción como esa hace mucho, muchísimo tiempo.
-De todas formas, no es que no me fíe, que me fío. Pero llevo muerto como veinte años, así que no me vas a matar más- Y se puso a reír de lo más jovial.
Cualquier persona normal podría : 1 sufrir un infarto. 2 Desmayarse tal cual. 3 Gritar como un poseso.
-...¡Como mooola!-
Modo estrellas en los ojos activado.
….Parece que la vieja Maya seguía ahí después de todo.
x...x
-...Así que eres un fantasma-
-Sep-
Maya y Natsum-, perdón, ahora Natsu, se habían vuelto bastante cercanos. Tanto ,que vivían juntos desde hace unas semanas.
-¿Y puedes atravesar paredes y eso?-
-Puedo atravesarlo todo, no soy corpóreo a fin de cuentas-
A Maya le encantaba su compañía. Natsu era lo más increíble que había visto en toda su vida, tanto que le hacía olvidar todo lo malo sucedido hasta ahora, por lo menos de momento.
-¿Sabes?-
La niña arqueó una ceja confundida y divertida.
-No, si no me lo dices no lo sé-
-Ya, claro. El caso es que eres la primera persona, "viva" que puede vernos a nosotros que bueno...no estamos vivos-
-Eres el primero que veo-
Natsu negó con la cabeza.
-Que va, yo te vine a ver porque el viejo Sam dijo que lo habías visto, pero de ver ver-
-….¿A quién?-
-El viejo Sam, es uno de los más viejos por aquí (de ahí el nombre viejo Sam). ¿No lo recuerdas?-
-…...No-
-Creo que fue la semana pasada-
-…..hay muchos viejos en el pueblo-
-Si, pero el viejo Sam es tuerto, solo tiene tres dientes, y en cima el otro ojo tiene cataratas, ¡es imposible que no te acuerdes!-
…...Por si no os habíais dado cuenta, Maya posee, un cierto "problema" recordando a la gente, en general.
-...Ergh...-
...20 minutos más tarde
Natsu flotaba sobre el salón de la casa de Maya, contando el número de vigas del techo, intentando matar el aburrimiento. Maya ya llevaba un buen rato tratando de recordar al viejo Sam. El pulgar sosteniendo la barbilla en un gesto de concentración, las mejillas algo rojas por el esfuerzo.
La chica pareció atravesada por un rayo.
-¡Ya caigo!-
-¡¿En serio?!-
-Si, ¡Dios que mal rollo me dio ese hombre!-
Si tan mal rollo te dio por qué has tardado veinte minutos en recordarlo. Pensó Natsu para si.
-...Oye Natsu-
-¿Hum?-
-Estaba pensando...-
-¿El qué?-
-¿Llevas más de veinte años muerto verdad?-
-Si...-
-…...¿Eso te convierte en un pedófilo?-
-…...-
Tres
Dos
Uno
-¡NO!...Espera...Dios mío, ¡SI!-
