Hola!
Soy nueva en el mundo del fanfiction, ya he escrito historias, pero con personajes originales, y este vendría siendo mi primer escrito en base a personajes ya existentes.
Actualmente soy una estudiante universitaria que tiene una extraña obsesión por los mayordomos XD (gracias Yana Toboso-sensei n_n)
Me gusta abrir cadáveres (estudio para forense XD)
Pero bueno, creo que eso no le importa a nadie, así que vayamos a la temática del fic.
Como bien dije, me obsesionan los mayordomos, así que siempre busco cualquier cosa que se relacione con ellos XD
Cuando encontré el dorama de Mei-chan no shitsuji les aseguro que estuve por sufrir un infarto, simplemente me enamoré de la historia, más adelante comencé a leer el manga e igualmente me gusto X3

Ahora bien, con los últimos capitulos del manga de Kuroshitsuji, y con la salida de mis amores "los 4P" surgió la idea de adaptar Mei-chan con los personajes de Kuroshitsuji (estoy loca, lo se XD)

Espero que les guste el concepto, será muy parecido al dorama, aunque también incluiré cosas del manga, así como de mi propia cosecha (he buscado como posesa XD)

Les dejo el capitulo 1, espero no joderla la vida a nadie y si lo hago, de ante mano les pido una disculpa XD.


Disclaimer: Mei-chan no shitsuji es propiedad de Riko Miyagi y Kuroshitsuji pertenece a Yana Toboso.
Este fic está realizado con el simple motivo de entretenimiento y no tengo ninguna ganancia económica por ello.


Capítulo 1: "Bienvenido a St. Lysandre"

El ruido de un helicóptero aproximándose hizo que todos aquellos jóvenes que aguardaban fuera en el amplio jardín de la escuela St. Lysandre, se pusieran alerta. Los murmullos y las miradas llenas de curiosidad y expectación habían alcanzado ya su punto más álgido.

—Vaya que es extraño que un estudiante sea transferido a estas alturas del año ¿no te parece, Eric?—comentó un joven de cabello castaño y ojos entre verdes y amarillos. Frunció el ceño y dirigió su mirada hacia la puerta de entrada del colegio.

—Es tal como usted lo dice, Alan-sama—respondió el aludido, un hombre de unos veintiocho años, de cabello rubio oscuro y ojos color olivo.

—Lo que es impresionante es que Sebastian-sama haya vuelto a esta escuela—agregó un chico bastante atractivo de piel morena, cabello color ciruela y unos vibrantes ojos color miel que resplandecían con un brillo de curiosidad. — ¡Es un mayordomo incomparable!

—Soma-sama tiene razón—expresó el hombre a su lado. Sus ojos azul grisáceo miraron con devoción a su amo—Sebastian-dono tiene el rango S.

— ¡Oh! Pero si Sebastian Michaelis ha decidido servir a alguien, eso quiere decir que…—empezó uno de los jóvenes más cercanos a la puerta, su mirada de iris violetas pareció sacar luces de colores y juntó ambas manos como si estuviera a punto de pedir una plegaria, mientras que su cabello rubio ondeaba con el viento.

—…Que debe ser un caballero excepcional, pero jamás tan bueno como Aleister-sama—completó su mayordomo de finos cabellos blancos y ojos purpuras, sonriendo ampliamente hacia su amo.

El helicóptero por fin sobrevoló por encima de sus cabezas y los cuchicheos se apagaron de golpe, era demasiada emoción como para que alguien pudiera seguir diciendo algo, todos querían saber ya quién era ese joven caballero que había logrado que el gran mayordomo de rango S, Sebastian Michaelis, comenzara a servir a alguien.

Dentro de la escuela, un joven de cabello negro grisáceo y ojos verdes protegidos detrás de unos lentes de montura cuadrada, que le otorgaban un aspecto de intelectual refinado, miró a su mayordomo pelirrojo, sin que en ningún momento su semblante tranquilo cambiara lo más mínimo. En cuanto el ruido del helicóptero se hizo más fuerte, su vista regresó a los cuatro chicos que estaban sentados en un amplio sofá frente a él.

—Están llegando—murmuró uno de ellos de cabello negro azulado y ojos azul marino.

—Eso parece—inquirió él sin inmutarse.

Luego de permanecer unos momento más en el aire, el helicóptero descendió lentamente para posarse sobre la amplia extensión de pasto verde y perfectamente cortado que se encontraba más allá de las altas paredes del colegio.
La puerta del helicóptero se abrió y de ella bajó un hombre poseedor de una belleza incomparable. Su cabello negro azabache se alborotó un poco con el viento provocado por las hélices y tuvo que recurrir a sus manos para evitar despeinarse, sus ojos rojizos recorrieron el lugar y por fin echó a caminar con una soltura y elegancia que no parecía de este mundo. Al llegar a la gran puerta del colegio la abrió lentamente.

Todos los alumnos estaban ahí, esperando para recibir al chico nuevo.

— ¡Sebastian-sama! —Exclamaron algunos de los jóvenes— ¡Bienvenido!

El aludido hizo una leve inclinación y saludó amablemente a los chicos antes de volverse hacia la puerta para llamar a su amo.

—Bocchan, por favor entre.

Como si Sebastian hubiera dicho alguna palabra clave, los jóvenes situaron su vista en el mismo lugar que el mayordomo y aguardaron la llegada del nuevo.
Un chico llegó corriendo, tropezó con sus propios pies y casi estuvo a punto de caerse de no haber sido porque Sebastian logró atraparlo. La mirada de los estudiantes era una mezcla entre sorpresa y desagrado; sin duda ese chico no era lo que habían estado esperando.
El nuevo era de corta estatura, bastante delgaducho, con cabello corto de color negro azulado, sus ojos eran grandes y de un tono azul zafiro pero estaban ocultos detrás de unas gafas de montura gruesa y redonda y además con bastante aumento que le hacían ver como si sus ojos fueran más grandes de lo normal. Su vestimenta era lo peor, un uniforme holgado, azul marino de tela bastante corriente y además desgastada, una bufanda que casi cubría toda su cara y unos zapatos deportivos muy sucios. No, definitivamente no era un caballero impresionante.

—Amh…Esto…—el recién llegado miró con temor a los jóvenes que le esperaban y se quedó completamente mudo sin saber qué decirles.

—Ciel-sama, esta es su recepción, por favor preséntese. —pidió el mayordomo de ojos rojos haciendo una floritura con la mano. Ciel asintió y tragó saliva ruidosamente antes de hablar.

—Yo soy…

Antes de que pudiera completar lo que iba a decir, todos los estudiantes chasquearon la lengua e hicieron algunas exclamaciones de desprecio y sin más regresaron al interior del colegio. Ciel no daba crédito a lo que veía, no había dicho nada malo y aun así…definitivamente no lo entendía.

—Bienvenido a la Academia St. Lysandre—inquirió una voz amable y con cierto tinte despreocupado e infantil. Ciel se dio la vuelta y miró a la persona que había hablado. Era un hombre bastante atractivo y de apariencia joven, unos treinta centímetros más alto que él, de ojos plateados y cabello del mismo color corto hasta por debajo de las orejas, aunque en la parte de atrás tenía un mechón que le llegaba hasta la mitad de la espalda; vestía con un traje de color gris platinado, una corbata de lazo y botas hasta la rodilla—Yo soy el director de la academia, Charles Grey.

—Encantado de conocerle—Ciel hizo una reverencia exagerada.

—No hay porque estar nervioso—comentó sonriente el director—aquí los profesores son como una decoración. La Academia respeta totalmente la independencia de sus estudiantes.

— ¿Esto enserio es una escuela? —se preguntó más para sí mismo.

—St. Lysandre tiene un enfoque de "no intervención" con objeto de conseguir un autogobierno de la Academia. —sonrió.

—Así es, todo en esta escuela es cosa de sus estudiantes—habló un hombre del que no había sido consciente hasta ahora. Era mucho más alto que el director y de apariencia más madura, vestía con un traje gris, su cabello era igualmente platinado pero sus ojos eran azul grisáceo. Ciel supuso que aquel hombre era el mayordomo del director.

—Bueno, ya que estás aquí, por favor, esfuérzate y dirígete a convertirte en un caballero—le dio una palmadita en el hombro y sin más se fue caminando al interior del colegio seguido por su mayordomo.

—Un caballero…Yo no quiero convertirme en tal cosa—Ciel vio de reojo como Sebastian sonreía y frunció el ceño.

Intentando ignorar a su mayordomo, enfocó su atención hacia el complejo donde estudiaría de ahora en adelante. Era lo menos parecido a una escuela de lo que podía creer, más parecía un palacio que un lugar al que se iba a estudiar. Tenía una estructura exquisita que podía competir con la del palacio de Buckingham y amplios jardines llenos de fuentes y flores que le otorgaban un aspecto aún más elegante y refinado.

—Bocchan, sea tan amable de seguirme, le mostraré donde estudiará. —Ciel se volvió a ver a Sebastian y asintió casi imperceptiblemente antes de seguir al mayordomo.

—Esta academia tiene un cine, teatro, un campo del golf de dieciocho hoyos, así como aguas termales, entre otras cosas. —decía Sebastian mientras caminaban hacia el interior de la escuela.

—Aun no creo que sea una escuela—terció Ciel asombrado por lo que acababa de escuchar.

—Este campus es más o menos un tercio del área metropolitana de Londres—informó—El principal modo de llegar aquí es por helicóptero.

—No me digas—A Ciel no le gustaba tener que ir en helicóptero.

Por fin estuvieron dentro, Ciel quedó totalmente aturdido por lo que vio al entrar. En realidad, el mobiliario y la decoración asemejaban más a la que tendría una mansión y un museo juntos, viera por donde fuera había hermosas esculturas, pinturas, jarrones y vasijas que parecían valer más que la misma escuela y muebles de estilo antiguo verdaderamente maravillosos.

—La matrícula mensual es de novecientos cuarenta y seis mil ochocientos euros—comentó Sebastian con eficiencia.

Ciel necesitaba un momento para respirar, sentía que en cualquier momento le daría un ataque. ¡¿Cómo era posible que costara tanto?!

—¡No puede ser!

—Los jóvenes de la siguiente generación están estudiando bajo el mejor currículo educacional del mundo.

—Vaya que esto es muy diferente—suspiró el joven. Tanta ostentosidad y elegancia era abrumadora.

El mayordomo se acercó un poco más a él y se inclinó levemente para poder susurrarle al oído.

—Y Bocchan, —Ciel dio un respingo y se quedó de piedra al escuchar la voz sedosa y varonil de Sebastian tan cerca—por su propia seguridad, por favor, no deje que nadie sepa de su conexión con la familia Phantomhive.

Ciel apenas si pudo asentir, pues todos sus músculos se habían tensado y su corazón latía con fuerza.

Cuando llegaron a la puerta del aula en la que estudiaría experimentó un momento de pánico, quiso dar media vuelta e irse por donde había venido, pero resultó demasiado tarde, ya que Sebastian abrió la puerta y le hizo un gesto con la mano para que entrase.

Quizá era por todo lo que había visto hasta ahora, que no le sorprendió tanto ver que el salón lucía como un bello recibidor de una gran mansión, no había pupitres, sino cómodos sofás individuales de color negro y mesitas de fina madera de caoba frente a cada uno de estos. Había grandes ventanales y cortinas de lo que seguramente sería seda.
El lugar rápidamente comenzó a llenarse de los murmullos de los jóvenes, quienes estaban realmente sorprendidos de que el nuevo fuera a estar en su grupo.
Ciel apenas si logró dar unos cuantos pasos dentro cuando un grupo de chicos se acercaron a él, y por sus expresiones no parecían estar ahí para darle una cálida bienvenida.

—Bienvenido—dijeron los tres jóvenes al unísono de manera despectiva. Ciel dirigió su mirada a uno de los chicos, de cabello rubio y el más alto de los tres, quien le miraba con sus orbes violetas cargadas de lo que le pareció vergüenza ajena.

Pero Ciel no estaba dispuesto a demostrarse cohibido por aquellos seres, así que compuso la mejor de sus sonrisas de autosuficiencia y decidió responder a sus saludos.

—Hola, encantado de conocerles—su voz había sonado un poco más baja de lo que pretendía.

—Estas bastante fuera de lugar aquí—señaló uno de los jóvenes, de cabello marrón, alzando una ceja e ignorando por completo al nuevo. —Y yo que estaba ansioso por conocer qué clase de chico vendría ¿verdad, Eric? —el chico se dirigió a un hombre de cabello rubio que estaba a su derecha.

—Ciertamente, Alan-sama—respondió el mayordomo—Mi joven amo pensaba que se trataba de un gato perdido.

El chico, Alan se echó a reír.

— ¡Ese atuendo…y las gafas…!—el de cabello rubio se llevó una mano a la frente e hizo como si fuera a desmayarse— ¡Ohh! H-has hecho que sangren mis ojos… ¡Ash, sostenme que creo que voy a desmayarme! —se dejó caer de manera teatral y dramática en los brazos de un hombre de finos cabellos blancos, piel nívea y ojos purpuras.

—Aleister-sama…—fue lo único que salió de los labios de Ash.

—A todo esto. ¿Cómo te llamas plebeyo? —cuestionó el tercer joven, de piel morena y rasgos hindúes.

Ciel decidió hacer como si no hubiera escuchado que le habían dicho plebeyo.

—Mi nombre es Ciel Durless—dijo forzando una sonrisa.

—No parece que sea un nombre importante—apuntó el chico.

—Aleister, Alan, Soma—una voz fría y autoritaria hizo a los mencionados callar de inmediato—Dejarlo ya.

El joven que había hablado se aproximó hasta ellos seguido por un hombre de cabello rojo. El chico era alto, bastante imponente y a la vez elegante y serio.

—Viniendo aquí con ese traje, debes tener un mínimo sentido común, estudiante transferido—comentó acomodándose los lentes que llevaba—Soy el presidente de la clase, William T. Spears y este es mi mayordomo, Grell Sutcliff—hizo un leve movimiento con la cabeza para señalar al pelirrojo.

—Soy Grell, encantado de conocerle—el mayordomo sonrió ampliamente mostrando una hilera de dientes perfectamente blancos y puntiagudos e hizo una reverencia.

Ciel pensó que de todos los que estaban ahí, el presidente de la clase y su mayordomo eran los que no lo habían mirado de manera hostil y tuvieron la decencia de presentarse correctamente.

El chico nuevo fue empujado lejos de Sebastian y el resto de los jóvenes se pusieron a preguntar sobre cómo era posible que un excelente mayordomo como él tuviera que servir a Ciel.

—Seguramente debe ser alguna clase de equivocación ¿no es así Sebastian-sama? —preguntó el chico llamado Aleister.

Fue todo lo que pudo aguantar. No estaba para seguir escuchando sus estúpidos comentarios.

—Bueno ¿pero qué pasa con ustedes? —siseó molesto.

—Es que con un personajillo como tú por aquí, el aire se agria. —acuchilló Alan.

—No he venido porque yo lo quisiera así—espetó.

—Entonces no veo por qué no te vas—agregó Soma. —No pareces ser adecuado para esta escuela.

—Y menos cuando andas paseándote con esa ropa—Una vez más Aleister pareció sufrir un dramático desmayo.

Fue en ese momento en el que Sebastian intervino; el mayordomo sacó del interior de su saco una manta negra y la colocó delante de Ciel, la quitó en menos de cinco segundos y ahí estaba, Ciel ya portaba el uniforme del colegio, consistente en un pantalón gris oscuro saco negro y corbata color vino.

Algunos de los mayordomos ahí presentes miraron maravillados ese acto y aplaudieron vivazmente.

—¿Cómo demonios? —Ciel no sabía ni qué pensar.

—Dejen de perder el tiempo y vayan a sus asientos que la clase va a empezar—ordenó William yéndose a sentar en uno de los sillones de hasta adelante.

Ciel se dispuso a buscar un lugar pero antes de que diera un paso la voz de Alan le hizo quedarse en su sitio.

—Te lo aseguro, saldrás de aquí gritando en menos de dos semanas. —sonrió ampliamente y se fue a sentar riendo y conversando con los demás chicos.

¿Qué clase de cosas serían las que le esperaban?
Ciel suspiró pesadamente y se preparó para la primera clase del día, esperando que no le fuera tan mal.
Su vida había cambiado tan drásticamente en las últimas semanas, pero al mirar a Sebastian a su lado se sintió un poco mejor sin saber muy bien por qué.


Ojalá les haya gustado, por favor déjenme un review, que no cuesta nada nwn
Lo hice corto porque no se si vaya a gustar XD pero si esa cosa bizarra funciona los siguientes caps serán más largos OwO