Bueno, pues me había quedado sin ánimos de volver a publicar algo aquí, pero al leer los fics de Agus y Moony me dieron ganas y decidí robarme su idea, así que cúlpenlas a ellas. Hice un drabble de cada libro, bueno... más o menos.
Momentos.
Por: Lindo usagi.
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Ojos verdes.
Alex Summers la miraba dubitativo. Su antiguo estado como jinete de Apocalypse aun le causaba terribles pesadillas por las noches, y aunque quería acercársele se sentía como un niño intentando declarársele a su primer amor. Miraba sus ojos verdes huidizo y temeroso de la reacción de la otra.
Lorna como toda mujer se daba cuenta de las intenciones tan obvias del rubio.
—Puedes acercarte Alex... soy yo, otra vez.
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Leche tibia.
"Nimrod" era un nombre que aun le causaba un terror que hacía a su corazón alarmarse. Porque a pesar de que los niños habían acabado con él se le había mostrado ese doloroso futuro. Un futuro alterno en el que esa maldita máquina asesinaba a Ororo, su querida Ororo. Y eso era lo que más le angustiaba a Forge, ni siquiera la leche tibia por las noches le hacía calmarse.
Porque aunque ella estuviera a punto de contraer nupcias con el soberano de Wakanda, él aun...
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Cosas.
—Es que debes hacer lo que te digo Jaime, porque yo sé co-
—Sí, Layla. Yo sé que tú sabes cosas. Nos lo haces saber a cada segundo, ¡pero lo que no entiendo es por qué demonios no nos dices las cosas que sabes!
Se oyó el estruendo de un portazo y la rubia se quedó a solas en la habitación. Jaime se había molestado bastante. Esbozó una amarga sonrisa. No le gustaba hacerlo enojar, le dolía también, le taladraba por dentro, pero esa era la única manera.
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Redención silente.
Emma Frost se paseaba por la habitación oscura como un espectro blanco en profunda pena. Sabía que su plan sería todo un éxito, era imposible fallar. Jugaba en ambos lados a la vez y eso le podía traer graves repercusiones, pero era por Scott, todo era por él, por protegerlo.
Se acercó a su amante quien yacía dormido entre las sábanas y le besó suavemente la mejilla.
—Perdóname querido... por todo el sufrimiento que te voy a causar.
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Impotencia.
Rachel estaba sufriendo mucho, él lo sabía.
No había lágrimas en los ojos de la pelirroja, ni siquiera había un poco de brillo en ellos. Rachel sufría, y Kurt se sentía incapaz de ayudarla. Tan impotente que le daban ganas de abrazarla y no soltarla jamás. Quería decirle palabras de consuelo y alivio, pero no había nada que él pudiera decir para remediar su dolor, tal vez lo mejor era dejarla sola, lidiar con la pérdida.
La familia Grey había sido asesinada, ella marcada, y él no podía hacer más que observarla consumirse por el dolor.
