Era una noche bastante ajetreada dentro de El Caldero Chorreante, el bullicio de las conversaciones fluía constantemente, eso era bastante normal la mayoría de las noches. Muchos de los magos y brujas que realizaban las compras en el Callejón Diagon utilizaban la conexión floo del local para volver a sus hogares después de tomarse un par de copas o comer un tentempié. A eso había que sumarle los viajeros que se alojaban en posada viniendo de todos los rincones de Gran Bretaña, o desde otras partes del mundo.
El local había mejorado bastante desde que Hannah Abbott, ahora Longbottom, se había hecho cargo después de que el anterior dueño se hubiera retirado. Solo se necesito una buena mano de pintura, algunos mubles nuevos, un poco más de iluminación y mucha limpieza para que el local pudiera finalmente reencontrarse con su gloría pasada. Ahora era uno de los lugares más concurridos del Londres mágico.
Entre todo el bullicio podía observarse a una bonita joven de cabello rubio y un largo delantal blanco que recorría las mesas llevando cervezas y whiskys de fuego a los parroquianos. Era Alice Longbottom, la hija de Neville Longbottom profesor de Hogwarts y reconocido héroe de la guerra contra Voldemort a finales del siglo XX.
La chica dejó unas cervezas en una mesa, cobró en otra y se dirigió a la barra esperando que alguien más la llamara, lo que seguramente sería pronto. En esos cortos instantes de paz su mente comenzó a recapitular lo que había acontecido en su vida en los últimos meses. Había terminado finalmente su instrucción mágica y ahora estaba ayudando a su madre en la posada que había sido su hogar. Su padre parecía tener la ilusión de que siguiera estudiando Herbología. Ya que, para orgullo paterno, sus calificaciones eran muy buenas en la materia. Su hermano, que era auror desde hacia un par de años, quería que fuera cualquier cosa menos auror. Según él no iba a estar cuidando de su hermanita todo el tiempo.
Sin embargo ella no quería ser investigadora ni auror, sino que, estaba decidida a ser medí maga y, trabajar en el caldero le estaba ayudando a ahorrar lo suficiente como para poder despreocuparse por un tiempo. Estar al pendiente de la taberna, la posada y los empleados era un trabajo difícil especialmente en ciertos momentos del año y su madre agradecía su ayuda.
Pero no todo era color de rosas en el mundo mágico, desde hacia un par de años la actividad de magos oscuros había estado aumentando algunos seguidores de la ideología de Voldemort había estado organizándose en las sombras, manteniendo un perfil bajo. Habían elegido a un líder, una misteriosa mujer conocida solo por un enigmático nombre: Duchess.
En ese momento una voz trajo a Alice nuevamente a la realidad.
-¡Oye preciosa!- dijo un cliente que estaba cerca de ella. -¡Deja de soñar y llena mi vaso otra vez que tengo sed!-
Alice contó mentalmente hasta diez, tomó una bandeja circular, sirvió un vaso con la medida correspondiente y se acercó a la mesa de mala gana. En la misma estaban sentados tres magos barrigones de cincuenta años, más o menos, con el rostro enrojecido por el alcohol, que traspiraban a mares y la observaban descaradamente sin ningún disimulo.
La hija de Neville dejó el vaso, retiró algunos que estaban vacíos y sin decir una palabra más dio media vuelta para marcharse.
-¡Gracias primor!- dijo el mago que la había llamado palmeándole el trasero mientras sus amigotes reían sin contenerse en lo más mínimo.
La chica inmediatamente se dio la vuelta y sin preocuparse lo que traía le dio un fuerte golpe en la cara al mago. Antes de que los borrachos pudieran reaccionar sacó su varita y los tres salieron despedidos por la puerta principal. Alice caminó hasta la salida de la taberna y vio que los magos buscaba sus varitas mientras intentaban ponerse de pie en el resbaloso suelo cubierto de nieve.
-¿Buscaban esto?- dijo Alice mientras levantaba tres varitas.
-Devuélveme mi varita.- dijo uno de los borrachos que tenía más problemas para mantenerse derecho.
-Me deben diez galeones.- dijo Alice tranquilamente. -Son ocho Whiskys de fuego cada uno, cuatro vasos rotos, una bandeja doblada y no se molesten en dejar propina.-
-Nosotros no rompimos nada.- se quejó uno de los borrachos.
-Paguen o no entran nunca más.- sentencio Alice observado a los magos con sus ojos azules.
Lentamente los galeones fueron apareciendo y la chica les arrojó sus varitas.
-Están vetados por un mes.- dijo la chica duramente mientras golpeaba su varita sobre el marco de la puerta de entrada. -Y si vuelven a comportarse así olvídense de entrar aquí o Las Tres escobas o El Cabeza de Cerdo. Rosmerta y Abeforth me conocen desde pequeña y no les va agradar saber esto.-
Los tres magos mascullaron por lo bajo y comenzaron a alejarse de mala gana algo avergonzados porque una mocosa a la que le doblaban la edad los hubiera sacado de esa manera. Alice por su parte te dirigió a la barra, donde su madre estaba esperándola, y dejó los galeones que le habían entregado.
-Un cliente me avisó.- dijo Hannah simplemente cuando su hija hubo cerrado la caja -Dijo, si no recuerdo mal, que esa simpática jovencita que estaba atendiendo se peleó con unos borrachos.-
-Me tocaron el trasero, mamá.- se defendió Alice.
-Lo sé…- dijo su madre. -Y me alegra saber que te puedes defender.-
-Parece que tu lo sabes pero otros ni se dan por enterados de que soy perfectamente capaz…- pero no terminó la frase sino que lanzó un suspiro.
Hannah esbozó una sonrisa pero decidió no meterse en el tema que su hija estaba a punto de tocar antes de contenerse.
-Son las once ya.- dijo la mujer, mientras le entregaba un balde con agua que olía a fertilizante -Tu encárgate de esto y yo atenderé el bar hasta la hora de cierre, cariño.-
La muchacha tomó el balde y comenzó a subir las escaleras. Normalmente su padre se encargaba de regar las plantas del invernadero que había construido en la terraza de la taberna. Pero en estos días estaba ocupado, y no solo por sus deberes en Hogwarts.
Cuando llegó a la terraza apuró sus pasos sobre la nieve para llegar a la habitación de cristal que estaba en el centro de la misma.
-Hola Mimby.- dijo la chica afectuosamente cuando entró al invernadero.
La vieja mimbulus Mibletonia de su padre había estado en ese mismo lugar desde que tenía uso de razón. Su padre le había dicho que cuando se la habían regalado no tenía más de veinte centímetros de altura y ahora tenía el tamaño de un hombre adulto.
La planta pareció desperezarse y vibró contenta al sentir la voz de la chica.
-Te traje un poco de fertilizante.- dijo Alice acariciando uno de los carnosos tallos de la planta. -Sé que es el que te gusta.-
En una casa normal Alice hubiera tenido un perro, o un gato… pero esta no era una casa normal. Ahora Mimby estaba en sus últimos años, podía notarse que sus hojas no tenían la fuerza de antes. A Alice siempre le gustó la planta y estaba segura que la extrañaría. Cuando era niña y acompañaba a su padre a cuidar el invernadero Mimby le tenía mucha paciencia y le permitía que la tocara o le colgara adornos de navidad sin molestarse en lo más mínimo.
-Que descanses.- dijo la muchacha y la planta movió ligeramente sus hojas en despedida.
La chica comenzó a descender nuevamente las escaleras y cuando comenzó a dirigirse a la barra sintió que alguien la atrapaba suavemente por detrás. Pero esas manos masculinas eran familiares y no se sentían nada mal. Ella sabía exactamente a quien pertenecían. Cuando se dio la vuelta encontró a un muchacho alto, pelirrojo, de ojos azules que reconoció perfectamente.
-¡Hugo!- dijo Alice abrazando a su novio y tras desprenderse de él agregó tratando de sonar molesta pero sin conseguirlo, se veía demasiado guapo en su uniforme de auror como para que se enfadara. -¡Estoy muy enojada contigo! No puedes asustarme así.-
-Me reconociste.- dijo Hugo tranquilamente con una media sonrisa. -Y di la verdad, te gustó. Además sabías que iba a venir cuando terminara en la academia de aurores.-
Alice se cruzó de brazos y observó los ojos azules del muchacho, para lo cual necesito levantar la mirada ya que le sacaba bastante estatura.
-Puede ser que te haya reconocido pero…- la chica no pudo seguir hablando porque fue callada por un beso de su novio.
-¿Decía señorita Longbottom?- preguntó Hugo.
-No sé que iba a decir.- dijo la chica volviendo a besar al muchacho. Desde que habían dejado Hogwarts tenían cada vez menos tiempo para verse, especialmente desde que Hugo había comenzado la academia de aurores y seguramente tendrían aun menos cuando ella ingresara a San Mungo.
En ese momento se volvió a la barra. Su madre le hizo un gesto cómplice y le indicó una de las mesas que estaba junto a la pared. Alice agradeció el gesto de su madre con una sonrisa y tomó la mano de Hugo para dirigirse a la mesa.
-El resto debe estar por llegar en un par de minutos.- dijo Hugo mientras aprovechaba los poco instantes que tenía de intimidad con su novia antes de que el resto del equipo se presentara.
-¿Cómo te está yendo en la academia?- preguntó Alice mientras tomaba la mano de Hugo entre las suyas.
-Lo normal.- dijo Hugo. -Entrenamientos y más entrenamientos… James llenó mi casillero de espuma de afeitar.-
Alice no pudo contener una sonrisa al imaginarse a Hugo abriendo su casillero mientras una catarata de espuma caía del mismo.
-No es gracioso.- dijo Hugo sin poder contener una sonrisa. -Son esas cosas que se hacen a los novatos y se aprovechan porque soy su primo menor.-
-Igualmente es gracioso.- respondió Alice.
-¿Y a ti como te ha ido?- preguntó Hugo.
-Oh lo mismo de siempre.- respondió la hija de Neville. -Estudiando para los exámenes de ingreso. Sacando borrachos molestos que no entienden… que mi trasero no es de dominio público.-
Ni bien terminó de decir la última frase se dio cuenta que había sido un error. Pero por más que lo intentara no podía ocultarle secretos.
-¡¿Qué?- dijo Hugo mientras su rostro dejaba ver la furia que sentía mientras alzaba la cabeza observando en todas direcciones en busca del culpable. -¿Quién fue?-
-Hugh no, por favor.- dijo Alice suavemente mientras ponía su manos sobre el pecho del muchacho tratando de calmarlo. -No lo volverán a intentar me asegure de eso.-
-¡Quienes se creen que son!- dijo Hugo con el rostro color escarlata.
-Sabes que cuando quiero puedo ser muy… firme.- dijo Alice sonrojándose ligeramente. A ella no le gustaba mucho recurrir a actos violentos.
En ese momento llegó la madre de Alice trayendo un par de cervezas de mantequilla. Hugo habría agradecido algo más fuerte en ese momento.
-No puedo estar más orgullosa de mi hija.- dijo Hannah al muchacho ni bien llegó sabiendo perfectamente que podía haberlo puesto así al novio de su hija. -Los desarmó, los lanzó fuera y golpear a ese sujeto con la bandeja fue un movimiento muy bueno… no te preocupes por mi niña Hugo, ella sabe defenderse. Disfruten las cervezas niños.-
Y sin más los dejó solos otra vez.
-¿Le rompiste una bandeja en la cara?- preguntó Hugo bastante más calmado.
-Era de metal… solo se dobló.- respondió Alice acurrucándose sobre el hombro de su novio. -Los eché por un mes pero no creo que quieran volver.-
Hugo solo sonrió al imaginarse el daño que podía haberle hecho a la nariz del sujeto. Aunque le gustaba ser un caballero en resplandeciente armadura para Alice, sabía que su novia no era ninguna damisela en apuros.
En ese momento escucharon que la red floo se activaba, cuando levantaron la vista hacia la chimenea de la posada vieron a un chico y una chica ambos pelirrojos que la pareja conocía bastante bien.
-Hola chicos.- dijo la joven sonriendo alegremente mientras se acercaba a la mesa.
Era Lily, la hija del héroe más famoso del mundo mágico, Harry Potter. De pequeña había sido bastante parecida a su madre, Ginny, pero a medida que fue creciendo se fue volviendo más parecida a su abuela paterna. La chica vestía bastante casual con jeans, un sweater de cuello alto blanco, una chaqueta castaña y usaba el cabello largo.
-No estamos interrumpiendo nada ¿no?- dijo el muchacho que acompañaba a Lily.
Era el hijo menor de Bill y Fleur, Louis, que si bien no le había sido posible heredar los talentos de veela de su madre, muchas chicas de Hogwarts no creían que lo necesitara. El muchacho tenía una barba incipiente vestía de impecable traje y lustrosos zapatos negros
-Nada.- dijeron Alice y Hugo al unísono.
-Pónganse cómodos.- dijo Alice cumpliendo con su rol de anfitriona. -Les voy a traer unas cervezas de mantequilla… está helando afuera.-
En ese momento levitando desde la barra llegaron un par de botellas, cortesía de la esposa de Neville.
-Eso es servicio.- dijo Louis mientras se aflojaba el nudo de su corbata y se desabrochaba el primer botón de su camisa.
Ni bien las botellas tocaron la mesa. En el acceso al Londres muggle apareció una chica de cabello pelirrojo algo ondulado y anteojos. Que cualquiera podría haberla confundido con una versión joven más joven de Ginny Weasley. La chica vestía jeans, un sweater y un sobretodo, el estilo de la ropa era característico de las personas no mágicas.
-¡Lucy!¡Aquí estamos!- dijo Lily al notar la presencia de su prima.
-¡Hola chicos!- dijo la muchacha acercándose a la mesa y tomando asiento después de haber dejado colgado su sobretodo en el perchero que estaba junto a la puerta.
Lucy Weasley era la hija menor de Percy, junto con sus primos y Alice habían sido grandes amigos en Hogwarts, a pesar de estar en casas diferentes.
-Lamento haber llegado sobre la hora.- dijo Lucy mientras se quitaba los guantes. -No sé que me pasó.-
La chica había heredado el sentido de la puntualidad de su padre.
-Me imagino que debes haber estado con Sean.- dijo Lily con una sonrisa cómplice consiguiendo que su prima se sonrojara visiblemente.
-Es verdad fui a visitarlo.- reconoció la chica.
-¿Y le has dicho que eres una bruja?- preguntó Louis ganándose un golpe de Lily.
La hija de Percy lanzó un triste suspiro y observó a su primo con sus ojos azules. Su mente viajo al momento en el cual había conocido al muchacho que la hacia suspirar de amor.
Había decidido que después de diecisiete años, finalmente era hora de visitar el Londres Muggle. Sus padres nunca habían sido muy aficionados a visitar las partes de Inglaterra en las que no habían magos. Pero Lucy desde había años, gracias a las historias de su abuelo Arthur, tenía intriga por ver lo que sucedía fuera. Su tía Hermione, que era la mejor opción al momento de conseguir información sobre el mundo muggle, le había conseguido una guía turística de Londres y después de innumerables consejos la dejó ir pareciendo un poco preocupada por ella.
La verdad es que lo había pasado muy bien. Visito el Big Ben, el parlamento, el palacio de Buckingham y, a medida que la noche se iba acercando se dio cuenta que debería tomarle un par de días más ver todo lo que figuraba en la guía, finalmente decidió que simplemente caminaría para buscar un lugar para desaparecerse y retomaría la visita el día siguiente. Según lo que le había dicho su tía debía evitar unas cosas llamadas cámaras que estaban en todos lados y que, de alguna forma, estaban grabando todo lo que sucedía.
Cruzó una plaza alegremente mientras guardaba la cámara de fotos que le había prestado su tía Hermione y se dirigió a una calle algo angosta en la cual parecía que no estaban esas molestas cámaras que inundaban la ciudad. Ni bien entró a la solitaria callejuela sintió que alguien tironeaba de su bolso el cual sujetó para evitar perderlo.
De repente se vio rodeada por dos muggles de aspecto desagradable que evidentemente estaban intentando robarla. Pero ella no pensaba soltar su bolso, dentro de el estaba la cámara de su tía que parecía ser bastante valiosa y lo que era más importante, su varita.
-¡Suelta el bolso!- le grito uno de los asaltantes tironeando del mismo.
-¡No!- dijo Lucy dándole una patada en la entrepierna al sujeto.
Pero el otro le lanzó un puñetazo a la cara que casi la desmaya. La chica cayó contra la pared de ladrillos y quedó sentada en el suelo.
-Maldita perra.- dijo el sujeto al que había pateado con dificultad mientras sacaba una navaja. -Voy a cortarte el rostro.-
-¡Laguemos Liver!- dijo el otro tomando el bolso y ayudando a levantar a su secuaz.
En ese momento Lucy escuchó el ruido de una fuerte frenada y vio unas luces azules que giraban. Inmediatamente vio a un par de sujetos usando unos chalecos de color amarillo fluorescente que perseguían a los hombres que le habían robado. Torció la cabeza y vio como golpeaban las piernas de los sujetos con unos garrotes de metal y los traían de vuelta con las manos en la espalda.
-¡Tengo derechos maldito cerdo!- dijo uno que había perdido un par de dientes en la caída. -Esto es brutalidad policial.-
-¡Cierra la boca basura!- dijo uno de los hombres de uniforme de mal modo haciendo que se golpeara la cabeza mientras lo metía al automóvil. -¡Esto es brutalidad policial!-
Para Lucy toda la situación había resultado interminable, pero evidentemente habían sido solo unos segundos.
Uno de los uniformados volvió poco después de haber dejado a los criminales en la parte de atrás del vehiculo con su bolso y se arrodillo junto a ella.
-No se mueva señorita.- dijo el hombre que era bastante joven y usaba un sombrero que era muy extraño. -He llamado una ambulancia, todo estará bien.-
Lucy sentía que la cabeza le daba vueltas por el golpe y le costaba muchísimo pensar.
-¿Usted es un folicia?- pregunto después de unos segundos.
-Así es soy un policía.- dijo el hombre que parecía algo preocupado por ver a la chica tan desorientada. -Condestable Sean O'Neil para servirla. ¿Podría decirme su nombre por favor?-
Lucy sabía que esos hombres eran los equivalente a los aurores del mundo mágico.
-Lucy, Lucy Weasley.- dijo la hija de Percy sintiendo que le costaba horrores permanecer despierta.
-Quédese conmigo señorita Weasley.- dijo el hombre obligándola con sus palabras a permanecer conciente. -Tiene algún familiar que pueda contactar.-
-Mi tía Hermione.- dijo Lucy. -Me anotó su número de felétono en un papel, en mi billetera.-
El hombre revolvió el contenido del bolso, ignoró una vara de madera un tanto extraña y sacó la billetera. Dentro encontró un papel que decía "Número de teléfono de la tía Hermione." y aparecían unos números con característica de Londres.
Cuando el hombre levantó la vista los ojos de la chica ya estaban cerrados. Cuando Lucy despertó estaba acostada en una camilla y un médico muggle le estaba pasando una luz sobre los ojos. Y haciéndole preguntas muy molestas pero al final le permitió sentarse.
Pocos minutos después llegó al lugar donde la estaban atendiendo una muy preocupada Hermione acompañada por el policía que le había hecho las preguntas, debía reconocer que no se veía nada mal tenía cabello castaño claro, unos ojos de un bonito color verde y rostro amable.
-Oh Dios… Lucy.- dijo Hermione muy apenada observando el ojo negro que le había quedado y le preguntó mientras se sentaba junto a ella. -¿Qué ocurrió?-
-Me quisieron robar…- dijo la chica sin poder contener unas lagrimas y agregó sonando algo infantil. -Y me pegaron… y se me rompió tu cámara de fotos, lo lamento mucho tía Mione.-
El apodo le había quedado a Hemione gracias a la dificultad que tenían sus sobrinos pequeños para decir su nombre.
-No me importa esa cámara.- dijo Hermione abrazando a su sobrina para consolarla. -Deberías haber dejado que se llevaran el bolso.-
-Tenias cosas… importantes.- dijo Lucy sin querer mencionar su varita frente al policía.
Hermione entendió perfectamente a que se refería su sobrina.
-Al menos la tarjeta de memoria está intacta.- dijo el hombre sacando un pequeño pedazo de plástico de la cámara que Lucy no tenía la más mínima idea de para que servía. -Y fue muy valiente señorita al enfrentarse a esos dos ladrones. Tenga por seguro que estarán un tiempo en la cárcel.-
-Gracias…- Lucy trató de recordar el nombre que le había dicho antes pero su memoria no estaba demasiado bien en ese momento. Por lo que, con su ojo bueno observó el nombre en la pechera del hombre. -Gracias… Condestable.-
-Estamos para servir.-dijo el joven sonriendo y consiguiendo que Lucy sonriera también. -Y esto es para usted.- dijo pasándole una especie de lata metálica bastante pequeña. -Noté que no tenía uno cuando abrí su bolso y podría venirle bien… aunque espero que no lo necesite-
-Gracias…- dijo Lucy sonriendo y preguntándose que demonios era lo que le estaba dando el muchacho. -Es muy bonito…-
El policía la observó algo extrañado pero no dijo nada. Hermione mientras tanto no se perdía ningún detalle de la conversación entre los dos jóvenes.
-Bueno debo volver al trabajo.- dijo el policía y agregó a modo de saludo. -Señora… señorita.-
-Adiós Condestable.- dijo Lucy observando como el joven se retiraba.
Después de unos segundos se perdió entre la gente que iba y venía por el corredor.
-Nombre raro…- dijo Lucy. -Condestable-
-Eso un cargo Lucy, no un nombre.- le dijo Hermione después de unos segundos pareciendo muy entretenida. -¿no tomaste estudios muggles? ¿verdad?-
-Oh Merlin.- dijo Lucy muy apenada pensando en lo tonta que había quedado. -¡No sé su nombre…!-
-Su nombre era Sean O'Neil.- dijo la mujer riendo. -Y ese aerosol que te dio es gas pimienta… una rociada de eso es diez veces peor a que te echen pimienta en los ojos, la nariz y en la boca. Sirve para defenderse y es mucho más desagradable de lo que parece.-
Al final su tía Hermione la llevó a San Mungo donde la dejaron como nueva. Finalmente, para sorpresa de Lucy, Sean llamó a la casa de su tía Hermione para preguntar por ella. Su tía la contactó por la red floo para que se apareciera de inmediato a atender el teléfono. Estuvieron hablando un buen rato y la invito a tomar un café. De eso hacían seis meses ya y los dos estaban muy contentos con la relación que tenían. Y Lucy quería llevarla al próximo nivel, lo que la traía nuevamente a la pregunta ¿Cómo contarle que era una bruja?
La mirada persistente de sus amigos y familiares le hizo darse cuenta que se había perdido en sus pensamientos.
-No sé como lo tomaría, Sean.- reconoció después de unos segundos acomodándose los anteojos. -Sé que tiene una mente abierta y… creo que realmente me ama… pero no quiero arruinarlo. Qué tal si…-
-Díselo.- la interrumpió Hugo mientras agregaba sombríamente. -Y como se le ocurra romperte el corazón, lo muelo a golpes.-
-¡Hugo!- susurró Alice.
-No me dejes afuera Hugo…- agregó Louis seriamente.
-Gracias chicos… de verdad… pero no quiero que lo golpeen.- dijo Lucy que conocía bien la personalidad de sus dos primos. -Pero dejemos eso por ahora. Bueno…- agregó tratando de cambiar de tema. -¿Qué es lo que tenemos sobre Duchess y sus seguidores?-
Los cinco se observaron durante un par de segundos. Todos estaban ahí por la misma razón, para hacer algo contra Duchess. Pero la pregunta era porque estaban reuniéndose en una posada en lugar de estar en el cuartel general de la reformada Orden del Fenix, con el resto de sus ilustres miembros que incluían a tantos antiguos héroes de guerra además de miembros su familia. La respuesta era muy sencilla, porque no habían sido admitidos.
-Ha habido algunos movimientos extraños en todo el ministerio.- dijo Louis. -Pero creo que Kingsley y la orden lo tiene cubierto. El único departamento que ha estado tranquilo es el de transportes mágicos. Pero creo que será mejor que Lucy nos diga lo que ha estado viendo después de todo es su departamento.-
-Es verdad que todo ha estado muy tranquilo.- dijo Lucy y agregó. -Inusualmente tranquilo… en todos los departamentos ha habido algún incidente con alguien bajo la maldición imperus excepto en el mío. Lo que me hace creer que quien sea que este dentro tiene que ser uno de los seguidores legítimos de Duchess.-
-Y estoy segura que la Orden no descubrió a nadie dentro.- dijo Lily. -Estuve revisando los archivos de papá en Grimauld Place y no encontré nada.-
-¿Sigues espiando al tío Harry?- preguntó Louis divertido.
-Por supuesto, de que otra forma podríamos darnos cuenta de lo que puede suceder.- dijo Lily.
-Si hubiera estado ahí te hubiera ayudado.- dijo Hugo.
-Como en los viejos tiempos…- agregó Lily.
Los dos no eran solo primos si no que eran amigos desde que tenían uso de razón. Siempre andaban juntos para todos lados, revisando los cajones de sus padres en busca de algo que los guiara a una aventura, o volando en la escoba de su madre. La verdad era que Lily extrañaba un poco a Hugo desde que había comenzado a salir con Alice, pero no podía negar que estaba muy contenta por los dos.
-Entonces…- continuó Lily. -Creo que deberíamos enfocarnos en ese departamento. Nuestros recursos son limitados y contamos con la ventaja de tener a alguien dentro.-
-Que sería yo.- agregó Lucy.
-Busca cualquier cosa que pueda resultar extraño.- dijo Louis. -Podemos ir a darte una mano alguna noche, puedes simular que estás hasta el cuello de trabajo y quedarte después de hora…-
-Como si eso fuera tan difícil…- suspiro resignada.
-¿Mucho trabajo últimamente Lu?- preguntó Alice.
-Creo que es que al ser la nueva me dan todo el trabajo que nadie quiere hacer.- dijo Lucy. -Pero pueden venir a verme alguna noche, no creo que haya problemas. Louis puede simular que está por algo relacionado con Gringotts, Hugo trabaja en el ministerio, Alice puede venir con alguna entrega para comer… no es broma, tráenos algo para comer…-
-La única que no tiene excusa soy yo.- dijo Lily. -Ser Buscadora del Puddlemere no justifica entrar al departamento de trasportes mágicos, como el resto de mis superinteligentes amigos empleados del ministerio, y mi amiga encantadora de plantas.-
Ginny y Harry estaban felices de que su hija hubiera decidido seguir los pasos familiares dentro del deporte mágico.
-¡Solo di que crees que tu escoba esta poseída!- agregó Louis riendo.
-Además mira quien habla.- dijo Alice. -Tus calificaciones eran brillantes en Hogwarts.-
-Que esperabas. Heredó la legendaria inteligencia de su abuela Lily Potter.- dijo Hugo.
-Tu tienes los genes de la tía Mione.- dijo Lily. -Lucy los del tío Percy, Louis los de el tío Bill y Alice es una genio en herbología.-
-Wow…- dijo Louis reclinándose sobre su silla simulando decepción -¿Somos tan cerebritos realmente?-
-Sí. Somos unos cerebritos.- dijo Lucy riendo. -Pero no te preocupes, tenemos estilo.-
-Por supuesto.- dijo Alice acompañando las risas de su amiga.
Los cinco decidieron que se reunirían el próximo lunes en el ministerio para tratar de identificar cualquier cosa extraña que estuviera sucediendo en el departamento de trasportes mágicos. Otras cervezas llegaron levitando a la mesa cortesía de Hannah Longbottom. En ese momento Louis reparó que sobre la pared de la mesa había un par de fotos que llamaron su atención, una de ellas tenía a un grupo bastante grande de alumnos de Hogwarts y había unas cuantas caras que le resultaban familiares en ella.
-Miren esto…- dijo el hijo de Bill descolgando la foto y poniéndola sobre la mesa.
-Ah… la vieja foto del Ejercito Dumbledore.- dijo Alice observando la foto que su amigo había descolgado. -Mi madre la colocó hace unos días junto a la de la Orden del Fenix, donde estaban mis abuelos.-
-Te vez igual a tu madre…- dijo Louis riendo y señalando a una chica en uniforme de Hufflepuff. -Y no eres la única que tiene un doble. Aquí tenemos a uno bastante parecido a Hugo- dijo señalando al padre de este -Y una Lucy sin anteojos.- agregó señalando a su tía Ginny.
-Oh vamos Louis. Deja esa foto donde estaba.- dijo Lily.
-No te preocupes aquí te tenemos a ti también.- agregó señalando a Lily Evans en la foto de la Orden del Fenix.
-Y a ti te tenemos en las fotos del casamiento de tus padres.- dijo Lucy y agregó inclinándose sobre la mesa. -Besando a tu madre.-
-Touche, Lucy.- dijo Louis haciendo un gesto de desagrado y dejando las fotos sobre la mesa.
Los cinco las observaron por un largo rato. En ellas se podían ver los rostros felices de un montón de gente que había tenido una muerte horrible. Los abuelos de Alice habían muerto después de más de veinte años en San Mungo, los abuelos de Lily no habían podido ver crecer a su hijo. Remus Lupin, el padre de Teddy, tampoco había podido. También estaban los hermanos de la abuela Molly. El tío Fred junto, al tío George sonriendo picaramente en la foto del ejercito Dumbledore. Además de muchos más que habían muerto durante la batalla de Hogwarts.
-Este era Pettigrew.- dijo Lucy señalando a Peter en la vieja foto de la Orden del Fenix y agregó pensativa. -No tiene tanta cara de traidor.-
-Nunca la tienen.- dijo Hugo observando al traidor que había muerto tantos años atras. -Si esperas a un tipo de mirada huidiza, que traspira todo el tiempo y tartamudea mientras hace cosas sospechosas, olvídalo…- y después de unos segundos agregó algo sorprendido. -En realidad… creo que se comportaba bastante de esa manera por lo que me han dicho.-
-Espero que en la nueva orden no haya alguien así.- dijo Lily algo aprensiva. -Papá se va a asegurar que no pase otra vez.-
-Y mi padre también se asegurará de eso.- dijo Alice y a continuación lanzó un suspiro. -Me imagino que deben haber sacado una foto nueva.-
-Seguramente.- dijo Lily algo molesta.
En realidad todos estaban molestos y no solo la hija menor de Harry y Ginny Potter. La razón era bastante simple y era que ellos no habían sido admitidos esta nueva sociedad creada para luchar contra Duchess.
Los recuerdos del grupo volvió al día en que se habían presentado en Grimauld Place para formar parte de este nuevo grupo. Los cinco esperaban nerviosamente en la cocina la decisión sobre su ingreso. Lily estaba sentada sobre la gran mesa de madera, en la que había comido toda su vida, mientras atrapaba y dejaba escapar una snitch. Estaba tan nerviosa como la vez que se había presentado para entrar a las Holyhead Harpies. Hugo mientras tanto revolvía la heladera de su tía Ginny buscando algo para comer sin decidirse por nada. Lucy sentada en una silla limpiaba sus anteojos por décima vez. Alice controlaba la salud de las plantas de interior que alegraban la imagen de la estancia y Louis enviaba nerviosamente mensajes de texto con su móvil a dos chicas al mismo tiempo.
-Porque se demoran tanto…- dijo Lucy finalmente.
-Debe ser porque son novatos en todo esto.- dijo Alice dejando las plantas y sentándose junto a Lucy.
-No entiendo porque dejaron la selección para nuestros hermanos.- dijo Louis. -Tengo mis sospechas pero… ¡Demonios este mensaje no era para Carol!-
-Nuestros padres se ocupan de los que no son de la familia.- dijo Lily acomodándose un poco su uniforme azul del Puddlemere. -En los que no están seguros que pueden confiar.-
-La verdad es que prefería tener que lidiar con papá y mamá que con Rose.- dijo Hugo.
-En realidad no sé que hago aquí.- dijo Louis apagando su teléfono. -Mi madre se volvió loca cuando mis hermanas decidieron ingresar y estuvo sin hablarle a mi padre por una semana.-
-Frank no va a ser fácil.- dijo Alice lanzando un suspiro. -Cree que es su rol de hermano mayor consiste en asegurarse que yo esté entre algodones.-
En ese momento se abrió la puerta que daba al comedor de la casa de los Potter. Y vieron aparecer una cabellera pelirroja.
-Hola chicos.- dijo Rose Weasley esbozando una sonrisa.
Hugo observó el rostro de su hermana y supo con certeza que no había ingresado. Conocía demasiado bien a Rose para saber cuando le estaba ocultando algo o cuando estaba haciendo algo que no le agradaba. Y esta era una de esas ocasiones.
-¡Me tienes que estar tomando el pelo!- dijo Hugo enrojeciendo de furia.
-Hugo…- dijo Rose. -No sabes lo que voy a decir.-
-Claro que si.- dijo Hugo. -Que no entramos.-
-Así es.- dijo Rose. -No fue nada fácil… Nos tomamos mucho tiempo para tomar esta decisión.-
-Mucho tiempo decidiendo quien nos lo iba a decir.- exclamó Hugo molesto. -Te mandaron a ti que eres la más razonable, para evitar que no nos enojáramos.-
-Déjame decirte Rose que no les sirvió la estrategia.- dijo Alice poniéndose de pie.
-Nos los van a tener de que decir en la cara.- dijo Lily seriamente.
La hija de Ginny y Harry Potter se bajó de la mesa y, seguida por su snitch, se dirigió al comedor. Detrás de ella avanzaron el resto de sus amigos. Cuando llegaron, encontraron algunos de sus hermanos y primos sentados en la mesa. Dominique, Fred, Albus, James y Frank los observaron resignados.
-Muy bien, que tienen para decirnos.- dijo Lily con rostro serio, cruzándose de brazos recordando mucho a su madre con esa pose.
-Lo lamento hermanita.- dijo James esperando poder evitar la discusión. -Creemos que es lo mejor.-
-Quizás puedan intentarlo más adelante.- dijo Albus algo más conciliador.
-¿Más adelante?.- dijo Hugo apoyando sus manos sobre la mesa. -¿Y cuando se supone que sea eso?-
-Cuando termines tu entrenamiento de auror.- dijo James seriamente.
-Para eso me queda un año.- dijo Hugo molesto. -Además no me vengan con eso, la mayoría de ustedes no son aurores.-
Alice se acercó y tomó el brazo de su novio entre los suyos.
-Escucha Weasley, esto ya esta decidido.- dijo Frank mirando al muchacho de mal modo, ya que todavía no estaba muy convencido de que Hugo estuviera saliendo con su hermana menor.
El hijo de Ron le mantuvo la mirada sin que le hiciera una pizca de gracia el tono de voz del hermano de su novia.
-Y para los que no somos aurores nos debemos olvidar.- dijo Alice observando seriamente a Frank con sus ojos azules mientras su rostro comenzaba a enrojecer.
Ninguno de los encargados de la selección respondió.
-Miren…- dijo James con voz calma levantando un poco los brazos. -Esto no es broma, Duchess tiene muchos aliados, es lo más parecido a Voldemort que ha azotado a la comunidad mágica.-
-¡Jamás pensamos que fuera un juego, James!- dijo Lucy tratando de mantener la calma. -Ustedes nos están dejando fuera porque todavía nos ven como los más pequeños, y ni siquiera se preocupan por disimularlo.-
-Puede ser, pero no fue solo por eso.- dijo Fred desde su lugar observando a su prima.
Lucy pareció entender a que se refería su primo, levantó su cabeza con dignidad y se dirigió a la red Floo muy ofendida, sin siquiera decir adiós.
-Los espero en el Caldero.- dijo Alice siguiendo a su amiga tras dar un fugas beso en los labios a su novio.
Louis que hasta ese momento no había hablado se acercó a su hermana Dominique.
-Louis…- comenzó a decir la chica acomodando su cabello pelirrojo. -Sé que no estás feliz con esto pero créeme que es lo mejor.-
-No estoy para nada feliz y no creo que sea lo mejor.- dijo el muchacho y dando media vuelta se dirigió a la chimenea pero, antes de lazar el polvo floo agregó enigmáticamente. -O quizás si…-
Una vez que Louis desapareció, la habitación se sumió en un profundo silencio que solo era roto por el aleteo de la Snitch de Lily.
-Muy bien.- dijo la hija de Harry observado seriamente a sus hermanos y primos con sus ojos color verde intenso al punto que parecía estar invocando el legendario carácter de su madre y su abuela materna. -Empecemos, primero ¿Por que rechazaron a Louis?-
Lily quería saber exactamente por que habían rechazado a cada uno de ellos.
-Por la misma razón que a todos ustedes.- dijo James lanzando un suspiro. -Podrían poner en peligro una misión, no tenemos tiempo para andar cuidando de nuestros hermanos más pequeños y entrenándolos.-
-Lucy no es hermana de nadie.- dijo Hugo lentamente mientras los observaba a todos. -Molly esta demasiando ocupada con ser madre como para estar en la orden.-
-El caso de ella es diferente.- dijo James sabiendo que a su hermana no le gustaría lo que iba a decir. -No estamos seguros de que podamos confiar en Lucy.-
Rose observó a su primo un poco molesta a ella no le parecía bien que sus primos no confiaran en la hija Slytherin de su tío Percy. Y así se los había hecho saber durante con una acalorada discusión.
-No se lo dijimos…- dijo Fred. -No queríamos lastimarla. Pero es la verdad.-
-¡Y te piensas que no se dio cuenta!- dijo Hugo golpeando con el puño consiguiendo sobresaltar a varios.
-¡Cuando se van a olvidar que estuvo en Slytherin!- exclamo Lily fulminando a su hermano con la mirada.
-Evidentemente nunca.- dijo Hugo con fría calma mientras hacia crujir las tablas del comedor con sus pasos. -¿Y saben que? No importa, pueden meterse esta puta orden por donde les quepa.-
-¡Hugo!- dijo Rose escandalizada con el lenguaje de su hermano.
-Dile a mamá si no te gusta como hablo.- dijo Hugo molesto. -La verdad es que me importa un reverendo comino. ¿Para que demonios nos hicieron venir si ya tenían todo decidido desde antes?-
-Y recuerden que a ustedes tampoco querían dejarlos entrar en un primer momento.- agregó Lily mientras atrapaba su Snitch por última vez y la guardaba en el bolsillo de su uniforme.
Sin agregar nada más Hugo y Lily se retiraron muy molestos de Grimauld Place.
Y así fue como los cinco fueron rechazados por la reformada Orden del Fénix. Los padres de todos fueron a hablar con sus hijos menores al enterarse de lo enojados que estaban pero las palabras y promesas para que pudieran ingresar más adelante no tuvieron el resultado esperado.
Pero el rechazo si bien decepciono a Lucy, Lily, Louis, Hugo y Alice, no desanimo sino que los motivó aun más. Louis, mientras ahogaban las frustraciones en el Caldero Chorreante, fue el primero en aparecer con la idea de formar un grupo paralelo para combatir a Duchess y la idea fue aprobada después un no tan largo debate. Sabían que no les permitirían ingresar a la orden, pero eso no significaba que tuvieran que quedarse con los brazos cruzados.
Con el más absoluto secreto empezaron a planear sus movimientos. Hugo podía acceder a los archivos del departamento de aurores, Lucy al de transportes mágicos, Alice estaba inmersa en una amplia red de rumores que circulaba por el callejón Diagon, Louis tenía acceso a toda clase de documentos financieros en Gringotts y Lily tenía acceso a un montón de personas gracias a la modesta fama que le daba su puesto de buscadora.
Y esa fue la razón por la cual terminaron reuniéndose en esa noche en el Caldero.
Alice volvió a colocar nuevamente las fotos donde debían estar.
-Deberíamos sacarnos una nosotros también.- dijo Lucy.
-Sería el E.D.- dijo Louis riendo. -Ejercito de Descarte.-
-No suena mal.- dijo Hugo riendo.
-Yo ya tengo un poco de eso en mi haber.- dijo Lily.
-Las Holyhead Harpies deben estar preguntándose que demonios les pasó ese día que no te dejaron entrar.- dijo Lucy que era una firme defensora de las habilidades deportivas de su prima. -Es su culpa por ser tan idiotas.-
-Lo mejor fue cuando atrapaste la Snitch delante de las narices de la que te ganó el puesto.- dijo Louis. -Con amago de Wronski y todo. Gracias por los boletos en primera fila ver a las arpías llorando por perder por más de doscientos puntos es algo que no se ve a menudo prima.-
-De nada.- dijo Lily sonriendo. -Yo también lo disfrute.-
En un principio no haber entrado en las Arpías había sido una gran desilusión. Sabía que su madre estaría muy orgullosa de ella si conseguía entrar en el equipo en el que había jugado después de Hogwarts.
La mente de la hija de Harry viajó al día en el que había recibido dos de las cartas más importantes de su carrera.
Grimauld Place había cambiado mucho desde que los Black habían habitado el lugar. Los empapelados de tristes colores habían sido removidos para dar lugar a pintura de colores alegres. Los cuadros de los ancestros Black habian desaparecido, incluido el cuadro de la madre de Sirius, y en su lugar se encontraban ahora fotos que registraban todos los momentos felices de la familia de Harry. Las lámparas de aceite habían sido reemplazadas por eléctricas y eran alimentadas por un generador en el patio trasero, hubiera generado muchas preguntas que la casa número doce reapareciera misteriosamente.
Lily caminaba nerviosamente por la sala de estar de Grimauld Place. La habitación era iluminada por los rayos del sol de la mañana. En uno de los sillones estaba sentada Ginny Potter que observaba el nervioso ir y venir de su hija mientras esperaba la llegada de sus resultados de sus pruebas como buscadora.
-Tranquila hija.- dijo su madre intentando reconfortar a la menor de sus retoños.
-No puedo estar tranquila mamá.- dijo Lily sentándose un sillón y levantándose inmediatamente para continuar caminando. -Las otras chicas eran buenas… seguramente conseguiré el puesto de reserva, pero quiero jugar. ¿Y que tal si ni siquiera soy seleccionada?-
-Seguramente lo serás.- dijo la madre de Lily observándola maternalmente con sus ojos castaños y agregó con algo de orgullo. -Vi tus pruebas y sé que lo hiciste muy bien.-
-Pero son las arpías.- dijo Lily con algo de desesperación. -Siempre quise jugar con ellas.-
Ginny simplemente sonrío. No había nada que la llenaría más de orgullo que ver a su hija con el uniforme de las arpías tal y como ella lo había hecho tantos años atrás.
En ese momento una lechuza entró por la ventana trayendo una carta atada en la pata. Lily se acercó lentamente al ave y desató la carta. En el frente de la misma decía: "Lily L. Potter" y en la parte de atrás "Comisión de selección de las Holyhead Harpies"
Con dedos temblorosos Lily rompió el lacre y abrió el pergamino.
-¿Que dice?- preguntó Ginny sentada en el borde del sillón expectante.
Lily dirigió una sonrisa esperanzada y bajó sus ojos a la carta esperando que las noticias fueran buenas.
-"Estimada señorita Lily Potter"- comenzó a leer la hija de Harry con voz temblorosa. -Lamentamos informarle que no ha sido seleccionada para el equipo…-
La carta continuaba pero Lily no tuvo más fuerzas para seguir leyendo y se sentó junto a su madre mientras unas gruesas lagrimas caían de sus ojos. Ginny inmediatamente tomó la carta de las manos y la leyó rápidamente. El rostro de la esposa de Harry comenzó a enrojecer visiblemente.
-Me van a tener que escuchar…- dijo Ginny poniéndose de pie.
-Mamá espera…- dijo Lily tomando la falda de su madre con su mano. -No puedes ir allá…-
-Claro que puedo.- dijo Ginny muy molesta, pero decidió guardar su legendario temperamento al ver las lagrimas en los ojos de su hija. -Pero eso puede esperar…- Ginny se sentó junto a su hija la abrazó y agregó maternalmente algo preocupada. -Creo que necesitas un té con mucha azúcar, cariño.-
En ese momento apareció un viejo elfo cargando una bandeja con un par de tazas.
-Kreacher escuchó que las amas querían té.- dijo el anciano elfo y al ver los ojos llorosos de Lily agregó. -Kreacher lo lamenta mucho ama Lily.-
El elfo chasqueo los dedos e hizo aparecer una caja de pañuelos de papel.
-Gracias Kreacher.- dijo Lily esbozando una sonrisa.
El anciano elfo hizo una reverencia y se alejó maldiciendo por lo bajo al equipo de quidditch que habían hecho llorar a su ama.
Ginny comenzó a servir el té y agregarle bastante azúcar cuando apareció otra lechuza con otra carta. Está también estaba dirigida a nombre de Lily.
Las dos mujeres observaron la lechuza algo intrigadas. La hija de Harry la tomó y la abrió sin siquiera fijarse a quien la enviaba. Dentro de ella había unas pocas líneas.
Señorita Potter:
Estoy al tanto de los resultados de su selección y puedo asegurarle que las Arpias cometieron el error de su vida. La he visto jugar en Hogwarts y sé que si se presenta en nuestro equipo conseguirá el puesto titular de buscadora. Entiendo que estuviera interesada en seguir los pasos de su madre pero espero que acepte está oportunidad que le ofrecemos.
Atentamente
Oliver Wood, entrenador del Puddlemere United
P.D. Envíele mis saludos a sus padres.
-Oliver Wood.- dijo Ginny esbozando una sonrisa.
-¿Lo conoces?- preguntó Lily sabía que su madre conocía a casi todas las personas relacionadas con el mundo del quidditch por su trabajo pero, por la forma que decía el nombre, parecía conocerlo un poco mejor.
-Por supuesto.- dijo la esposa de Harry. -Estuvo en Gryffindor, fue capitán antes de que yo entrara al equipo pero jugó con tu papá. Es un buen hombre, peleó en Hogwarts con nosotros, aunque es un poco obsesivo al momento de entrenar.-
-Se entero bastante rápido…- comentó Lily.
-No sé porque no me sorprende.- respondió su madre y agregó. -Entonces… ¿que le responderás?-
-Creo que lo intentare.- dijo Lily observando la carta.
En ese momento la voz de su primo la devolvió nuevamente a la realidad.
Lily se encontró con la mirada de Louis que la observaba esperando una respuesta. Frente a ella había una cerveza de mantequilla completamente llena y no se había dado cuenta del momento preciso en el que había llegado.
-Estás con la mente en cualquier lado Lils… ¿No podrías conseguirme un par de entradas para el próximo partido?- preguntó Louis. -Me gustaría llevar a Carol.-
En el bar quedaban unas pocas personas que demoraban el regreso a sus hogares.
-¿Todavía sigues jugando con esa pobre Caroline Finnigan?- dijo Lily observando a su primo como si no pudiera creer lo que estaba escuchando.
-No estoy jugando con ella.- se defendió Louis.
Lucy observó a su primo y levantó una ceja.
-Bueno, quizás al principio.- reconoció finalmente el hijo de Bill, ganándose miradas de desaprobación por parte de sus primas y de Alice.
-Mantente soltero Louis… se de lo que hablo.- dijo Hugo ganándose un golpe juguetón por parte de su novia. -Después te terminan haciendo dormir en el sofá o te mandan a la casa de tus padres por la red floo con una maleta.-
En ese momento Lucy se puso súbitamente pálida.
-¿Lucy?- preguntó Alice preocupada al ver el rostro de su amiga. -¿Qué ocurre?-
-La red Floo.- dijo Lucy. -Por eso están infiltrados en el departamento de transportes mágicos.-
Los cinco se inclinaron sobre la mesa de madera.
-Controlas la red floo y controlas los movimientos de casi toda la población de Gran Bretaña.- dijo Louis sombríamente.
-Exactamente.- dijo Lucy.
-Muchas personas a pesar de que consiguen su carnet de aparición no lo utilizan por miedo a escindirse.- susurro Alice. -Veo pasar al noventa por ciento de los magos y brujas por la chimenea del Caldero.-
-Eh estado viendo todo tipo de documentos.- dijo Lucy. -Uno de los sujetos que más ocupada me mantiene no es mi jefe sino mi subjefe, su nombre es Edmund Duke. Últimamente me ha dado para archivar todo tipo de cosas del pasado… como alfombras voladoras, problemas con escobas defectuosas de hace veinte años. Según el todo el archivo debe estar en completo orden. Hace unos días cuando estaba guardando algunos archivos me pregunto por la sección destinada a la red Floo, yo reordené todo el archivo pero, lo que estaba buscando no lo encontró ya que se fue de muy mal humor. Lo único que falta en ese archivo son los comandos para desconectar la red. Solo debe hacerse en caso de un problema muy grave. Y están en la oficina del El director del departamento bajo llave, una que tiene el subdirector, o sea Duke, y otra el Director del departamento.-
Los cuatro escuchaban atentamente la explicación de la hija de Percy. La chica se acomodo un mechon de cabello que había caido sobre su frente antes de continuar.
-Pero Duke se encarga de emisión de permisos de aparición y controlar apariciones ilegales.- dijo Lucy. -La red Floo es de control del director únicamente. Entonces la pregunta es por que Duke estaba tan interesado en eso.-
-Podría ser que estuviera en algo que le hubiera pedido que hiciera el director.- dijo Hugo.
-Ah Duke nunca le interesó la red Floo.- dijo Lucy. -Lo escuchado decir más de una vez que es algo para… como dijo… "La Red Floo es para niños y magos poco hábiles". Además hoy mismo el director me pregunto un par de cosas dos veces. Como si no se acordara que lo había hecho antes.-
-Podía estar confundido.- dijo Lily. -Mágicamente confundido.-
-Eso no dejaría pistas mágicas de la maldición Imperus.- dijo Hugo sopesando los hechos.
-Y de alguna manera podría haberle dado acceso a la llave que necesita.- dijo Alice.
-Para realizar una copia…- agregó Louis.
-Eso es lo más fácil.- dijo Lucy. -Es una llave común y corriente solo que con encantamientos anti duplicado esta en las regulaciones del departamento.-
-Solo hay que noquear al director, copiar la llave con un poco de arcilla, despertarlo y lanzarle un confundus.- dijo Hugo. -No quedan rastros de obliviates, ni recuerdos modificados, ni imperus.-
-Entonces eso significa que ya tiene la llave.- dijo Louis. -El tema no es que va a hacer con ella sino cuando.-
En ese momento una voz atrajo su atención desde la otra punta del bar.
-¡Ey Hannah!- dijo un hombre mayor con cara enrojecida por el alcohol. -Que pasa con la chimenea, mi esposa me va a mandar al sofá si no llego a tiempo.-
Los cinco se miraron seriamente. Sabían que había llegado el momento para el cual se habían preparado tanto tiempo y en el cual sus familiares habían querido evitar que participaran. La guerra los había alcanzado como había alcanzado a toda la comunidad mágica.
-Ya ha comenzado.- dijo Louis.
ooOooOoo
Hola a Todos!
Gracias por leer este fic y, si les parece, pueden dejarme comentarios diciéndome que les parece hasta ahora. Les comento que planeo que sea corto, dos o tres capítulos como máximo y que hacia un tiempo venía planeandolo.
Bueno creo que esto sería todo
Saludos
Salvatore
