Disclaimer: el mundo es de dragonlance, y lo demás ya esta puesto por ahí.
No me denuncieis y tal vale?
1. La declaración
Han pasado años, pero lo recuerdo como si hubiera sucedido el día anterior...
Llevaba tanto tiempo esperando ese momento... Lo había imaginado en multitud de ocasiones, con todas las variantes posibles, en decorados distintos y con palabras diferentes, pero siempre queriendo decir lo mismo...
De la posada surgían las risas y gritos de nuestros bulliciosos amigos, y cuando se abría la puerta la dorada luz bañaba por unos instantes el tronco del vallenwood, allá en lo alto. Las hojas susurraban dulcemente movidas por la cálida brisa de esa noche de verano. La luz de Solinari, casi llena, se reflejaba en tus ojos, y Lunitari, una media luna en el cielo, derramaba una suave luz cálida, casi imperceptible.
Yo estaba intentando adivinar el motivo por el que me habías llevado allá fuera, saliendo disimuladamente de la posada... o en el fondo me lo esperaba y tenía miedo de admitirlo.
Me llevaste de la mano unos metros más lejos, hasta el pie de uno de los inmenso árboles. Sin soltarme, me miraste a los ojos... recuerdo tu semblante, el flequillo negro que te caía siempre delante de la cara, tapando a medias tus ojos verdes... aquellos ojos...
Susurraste mi nombre: Dryane..., tu voz no temblaba, estabas tan seguro de ti mismo... En cambio yo notaba el corazón golpeándome el pecho y las sienes, y tuve que entreabrir los labios para poder coger aire. Deseaba oírte pronunciar esas palabras, pero tenía miedo... tanto miedo...
Al final te decidiste... Quizás tu también tenías miedo, quien sabe... Pronunciaste tan solo esas dos palabras, las ansiadas palabras, con tu voz sedosa y grave que tanto me gustaba, una voz acariciadora...
- Te quiero.
Solo eso. Aguardaste la respuesta, impaciente pero temeroso a la vez. Aunque seguía teniendo miedo, te correspondí...
- Yo también, Lork.
Juntamos las cabezas hasta que nuestros labios se encontraron, hasta fundirnos en un solo ser, después de haber estado esperando tanto tiempo, sin atrevernos ninguno de los dos a dar el primer paso, ahora al fin estábamos juntos...
Me recosté contra tu fuerte pecho mientras tus manos acariciaban mi cabello, sintiendo tu calor, tus fuertes brazos... Permanecimos juntos allá abajo durante un rato, disfrutando de la calma de la noche, de la proximidad del otro, de aquel primer momento juntos oficialmente.
Después regresamos a la posada, donde nos aguardaban las bromas y las chanzas de nuestros amigos, y las preguntas indiscretas del kender de la mesa de al lado.
1. La declaración
Han pasado años, pero lo recuerdo como si hubiera sucedido el día anterior...
Llevaba tanto tiempo esperando ese momento... Lo había imaginado en multitud de ocasiones, con todas las variantes posibles, en decorados distintos y con palabras diferentes, pero siempre queriendo decir lo mismo...
De la posada surgían las risas y gritos de nuestros bulliciosos amigos, y cuando se abría la puerta la dorada luz bañaba por unos instantes el tronco del vallenwood, allá en lo alto. Las hojas susurraban dulcemente movidas por la cálida brisa de esa noche de verano. La luz de Solinari, casi llena, se reflejaba en tus ojos, y Lunitari, una media luna en el cielo, derramaba una suave luz cálida, casi imperceptible.
Yo estaba intentando adivinar el motivo por el que me habías llevado allá fuera, saliendo disimuladamente de la posada... o en el fondo me lo esperaba y tenía miedo de admitirlo.
Me llevaste de la mano unos metros más lejos, hasta el pie de uno de los inmenso árboles. Sin soltarme, me miraste a los ojos... recuerdo tu semblante, el flequillo negro que te caía siempre delante de la cara, tapando a medias tus ojos verdes... aquellos ojos...
Susurraste mi nombre: Dryane..., tu voz no temblaba, estabas tan seguro de ti mismo... En cambio yo notaba el corazón golpeándome el pecho y las sienes, y tuve que entreabrir los labios para poder coger aire. Deseaba oírte pronunciar esas palabras, pero tenía miedo... tanto miedo...
Al final te decidiste... Quizás tu también tenías miedo, quien sabe... Pronunciaste tan solo esas dos palabras, las ansiadas palabras, con tu voz sedosa y grave que tanto me gustaba, una voz acariciadora...
- Te quiero.
Solo eso. Aguardaste la respuesta, impaciente pero temeroso a la vez. Aunque seguía teniendo miedo, te correspondí...
- Yo también, Lork.
Juntamos las cabezas hasta que nuestros labios se encontraron, hasta fundirnos en un solo ser, después de haber estado esperando tanto tiempo, sin atrevernos ninguno de los dos a dar el primer paso, ahora al fin estábamos juntos...
Me recosté contra tu fuerte pecho mientras tus manos acariciaban mi cabello, sintiendo tu calor, tus fuertes brazos... Permanecimos juntos allá abajo durante un rato, disfrutando de la calma de la noche, de la proximidad del otro, de aquel primer momento juntos oficialmente.
Después regresamos a la posada, donde nos aguardaban las bromas y las chanzas de nuestros amigos, y las preguntas indiscretas del kender de la mesa de al lado.
