Para que sepas que existo
Te miro, sigues tan perfecta como siempre, levantas la mano, porque para variar, sabes la respuesta.
Escucho resoplidos de burla de los de mi casa, es que es inevitable no burlarse de cualquiera del trió dorado.
La vieja cotorra de McGonawall les da un tanto de puntos, que raro si es la jefa de esa casa tan patética, y sonríes de esa forma que me irrita porque me provoca una asquerosa sensación de vacio en el estomago desde un tiempo atrás.
Que porquería que siento asfixiarme cada vez que te se cerca, eso es inadmisible, es una vergüenza para mi sangre, pero la verdad es que mandaría al carajo el asunto de la sangre si por una vez pudiera estar contigo bajo el sauce riendo por cualquier estupidez, como los vi a ti y a la comadreja pobretona junto con el soy-el-centro-de-atención de Potter, ayer por la tarde. ya no se lo que pienso, solo el hecho de que me hagas desear no ser quien soy, sino cualquier otro idiota solo para poder hablarte como si nada por los pasillos, es grave.
Porque puedo engañar al mundo entero pero yo se en el podrido fondo de mi ser que cada insulto y cada humillación no son mas que gritos desesperados por tener tu atención, por que soy un Malfoy ante todo y jamás podría aspirar a nada contigo.
Y jamás sabrás esta retahíla de debilidades que solo tu provocas, nunca, lo juro, así que prefiero conformarme con tu odio mil veces a llegarte a ser indiferente, debes sentir algo intenso y por que no, profundo, por mi por que en eso el odio y el amor se semejan.
Razones por las que te fastidiare a ti y a los inútiles de tus amigos, te gritare sangre sucia a la menor provocación y me burlare con crueldad…
Para que sepas que existo…
-¡Señor Malfoy! ¿Acaso no escucho lo que le pregunte?
