HOLA! Bienvenidos a mi propia Kataang Week. He querido planear esto desde hace días y la verdad espero que a todo les guste esta semana de amor Kataang! Avatar le pertenece a Bryke & Nickelodeon.
Reencuentro.
Katara
El cometa Sozin avanza sobre el cielo anaranjado, el palacio de la Nación del Fuego se encuentra en llamas la mayor parte y los gritos de Azula se escuchan por todo el lugar. Cierro los ojos cada vez que escucho sus chillidos de sufrimiento, pero no podemos hacer nada por ella. La he detenido. Ha herido a Zuko gravemente. Y sin mencionar todo lo que no ha hecho pasar. Todo lo que me hizo pasar a mí especialmente, con sus deseos de asesinar al Avatar. Se lo merecía.
Aang… Mi corazón late con fuerza y un nudo se forma en mi garganta, no puedo ni imaginarme que estará ocurriendo con él. ¿Estará enfrentando a Ozai? ¿Huyo? No podría soportar el dolor si algo le sucede. Él tiene que volver, tiene que hacerlo por mí. Por nosotros.
Ayudo a Zuko a levantarse, paso mi brazo sobre su cintura y él posa su brazo levemente en mis hombros, caminamos de regreso al palacio de la Nación del Fuego. Acaba de ser herido con un relámpago aunque intente ser fuerte, yo sé que el dolor es horrible, casi desgarrador.
Levanto mi vista observando el cometa que avanza un poco más y en eso descubro a Zuko observándome con cuidado.
-No te preocupes Katara… yo sé que Aang está bien…- me sonríe levemente
Asiento no tan segura.
Intento creerle, pero aquella preocupación antes de llegar al palacio me invade: "¿Qué tal si pierde?" él lo dijo y ahora quiere darme ánimos para seguir adelante. Tal vez Zuko lo presentía desde un principio, el mismo lo sabía porque conoce a su padre. Ozai no tendrá misericordia de Aang al enfrentarlo. Tal vez hoy lo he perdido.
Zuko toma asiento en las escaleras del palacio y noto a un Sabio del Fuego asomándose lentamente hacia nosotros. Fruño el ceño preparada para atacar y en eso el hombre de larga barba blanca se detiene en seco.
-No Katara… no nos harán nada- me dice Zuko tomando de mi brazo para detenerme
Asiento y bajo mis brazos.
El hombre camina hacia nosotros, o mejor dicho hacia Zuko y se inclina levemente ante él.
-Mi Señor del Fuego Zuko ¿hay algo que podamos ayudarlo?- le dice
Zuko parpadea sorprendido ante las palabras del hombre, al igual que yo.
-Lleven a mi hermana a la celda del palacio… tengan cuidado con ella, si es necesario usen a todos los hombres presentes en el palacio.- le dice seriamente
El hombre asiente retirándose.
Observamos cómo algunos soldados y Sabios del Fuego tomando las cadenas de Azula y esta se mueve bruscamente intentando zafarse pero no lo lograra. La he atado con fuerza para que no pueda escapar. Noto su fría y asesina mirada posada en mí, su respiración se vuelve dura y agitada. Y de la nada comienza a reír como una demente. La sangre desciende hasta mis pies y me dejo caer aun lado de Zuko en las escaleras.
-Oye… ¿estás bien?- me pregunta preocupado
-Sí, si estoy bien… es solo que… fue una batalla dura- le digo
-Puedo llamar a unos curanderos…-
-No estoy bien enserio, solo necesito un poco de aire eso es todo- le aseguro – además creo que el que necesita un curandero eres tú. Todavía estas débil-
-Estoy bien…- se acopla
Observo nuevamente el cielo en busca de alguna señal de Aang y mi hermano. Algo que me diga que ellos están bien, que han vencido. Pero no hay nada. Bajo la mirada y comienzo a jugar con mis pulgares para no desesperarme.
Algunos soldados comienzan a apagar el fuego del lugar y convenzo a Zuko de necesitar una curación más a fondo. Él me ha salvado la vida, lo mínimo que puedo hacer por él es regresarle bien el favor.
Subimos las escaleras cuando un Sabio del Fuego se detiene en lo alto frente a nosotros posando su mirada en el cielo. Por un segundo pienso que es una trampa pero en eso tanto Zuko como yo nos giramos atentos al igual que él y en observamos una nave de la Nación del Fuego volando hacia el palacio.
-¿Quiénes creen que sean?- pregunto a la defensiva
-No estoy seguro- dice Zuko frunciendo el ceño.
La nave se acerca cada vez más y tengo una leve impresión de que esta nave es para nosotros. Si son soldados enviados por Ozai nos acabarían rápidamente, ya que Zuko está débil y yo no tengo suficiente agua para derrotar a todos. En eso observo como una figura se encuentra en asomada en la parte libre de la nave observándonos con claridad, entrecierro mis ojos intentando reconocerlo y en eso desciende rápidamente en el aire y justo antes de tocar el suelo forma una enorme patineta de aire para amortiguar la caída.
Aang, pienso.
Observo a Aang parado a mitad del patio, con su ropa hecha trizas y algunas quemaduras en todo su cuerpo, pero con una sonrisa inigualable. Una calma y alegría me invade inmediatamente al verlo.
-¡Aang!-grito a todo pulmón y salgo corriendo hacia él.
Doy un enorme salto en los últimos seis escalones y corro con todas mis fuerzas hacia él. Aang me sonríe ampliamente, abre sus brazos pidiendo un abrazo y me lanzo sobre él sin pensarlo, con fuerza que terminamos en el suelo por falta de equilibrio.
Las lágrimas comienzan a descender rápidamente y Aang me abraza como si pidiera que nunca me aleje de él. No planeo hacerlo.
-Estaba muy preocupada por ti- le digo sollozando. – Tenía miedo de perderte-
Aang me abraza con más fuerza.
-Yo también temía por no volver- me susurra
-¡No sabes lo angustiada que estaba desde que te fuiste!- le grito y lo golpeo levemente en el hombro
No por odio sino por desesperación. Desesperación de no saber en dónde estaba en el momento donde más lo necesitábamos, de no despedirme de él antes de la batalla.
-L-Lo siento Katara- me dice acariciándose el hombro
Niego rápidamente como si ya no me importara y me lanzo nuevamente a sus brazos.
-Nunca vuelvas a desaparecer ¿de acuerdo?- le pido escondiendo mi rostro en su cuello
-Te lo prometo - susurra solo para mí
Asiento levemente ocultándome más en su cuello, tanto que puedo rozar mis labios.
Intento impregnarme con su aroma, con su sudor, escuchar claramente su respiración junto con la mía. Dejándome disfrutar cada segundo de este bello momento. Aquellas dulces caricias no parecen ya suficientes para mí. Deseo besarlo ahora mismo y decirle que todo lo que he dicho de estar confundida tan solo era un miedo; el miedo de perderlo, de nunca poder estar con él y que he sido una idiota al intentar ocultarlo. Que en realidad lo amo.
-Ya todo paso… ahora todo estará bien- me dice
Levanto la mirada apreciando sus hermosas gemas que pelean por no tirarse a llorar. Sonrió dulcemente. Y él me regresa el gesto, Aang limpia las pesadas lágrimas de mis mejillas con dulzura.
Él tiene razón, ahora todo estará bien. Él está bien, él está conmigo ahora.
Y esta guerra ha terminado por fin.
Espero que les haya gustado mucho este One-Shot! Ya que no se ha visto el reencuentro de Katara y Aang después del cometa. Antes de la coronación quiero decir. Bueno mañana estará otro One-Shot.
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