Voz Sin Sonido – Soundless Voice

Jugábamos en la nieve riendo. Invierno; en esa estación ella se marchitaba más, aunque como siempre fingía que todo estaba perfecto. Su enfermedad empeoraba pero su persistencia y voluntad de seguir la mantenían con vida. Esperar la primavera le daba ánimos.

Jugábamos felices, casi ignorantes, cuando reíamos juntos era como si todo se esfumara, olvidábamos que todo acabaría…que en un momento no reiríamos mas juntos. Que nuestro mundo perfecto pronto acabaría. Nuestras risas llenaban el aire junto con la nieve, blanca, pura…como ella.

Me miro con una sonrisa triste y susurro mi nombre.

"-Len…."

Luego de eso solo cayó en la blanca nieve, corrí hacia ella sorprendido, la mire unos segundos. Mis piernas temblaron, caí de rodillas a su lado. La tome delicadamente como a una muñeca de cristal y la mire con lágrimas en los ojos.

"¿Por qué tanta sorpresa? …sabias que esto pasaría."

Poco a poco mi sorpresa fue transformándose en dolor, la abrace con fuerza gritando, casi intentando despertarla. Llore desesperado en su hombro mientras la abrazaba, no sentía su aliento ni su pulso, sentí como poco a poco su piel perdía calidez y se enfriaba como la nieve.

"-No me dejes solo…Rin…Rin….por favor…" No podía hacer más que abrazarla con dolor.

"-Rin!" No me escuchaba, seguí llorando ¿Todo terminaría? No oiría su voz nuca mas…llamándome. Sus ojos se veían tan vacios, perdieron su brillo, ya no sonreía más; cerré sus ojos con delicadeza y comencé a cantar una triste canción. Esas canciones no le gustaban, solo le gustaban las canciones alegres, pero nunca más podría cantar a su lado, no podría ver de nuevo su sonrisa al cantar juntos.

La nieve comenzaba a apilarse robando el color en su rostro, robando la calidez entre los dos. Si tan solo pudiera escucharme, para decirle de nuevo cuanto la amo…su presencia, el mundo es tan triste y vacio sin su voz, sin ella. Comencé a sentir frio pero no importaba, el dolor de mi corazón era insoportable en comparación. Era insoportable que ella me tuviera que dejar.

Solo quería que la nieve siguiera cayendo, quería que la nieve me llevara junto a ella. El frio de la nieve nos arrullaba llevándose poco a poco el dolor, ya había perdido mis lágrimas y mi voz ya era inútil. Me acosté a su lado y cerré mis ojos recordando todos nuestros momentos juntos. Eran incontables nuestros recuerdos, nuestras risas.

Mientras recordaba, una última lágrima corrió por mi rostro… llevándose, junto con la nieve todo el dolor y pesar de mi corazón.