Los pétalos metálicos
Ninguno de los personajes me pertenece, todos son propiedad de J.K. Rowling
Tú ya no puedes saberlo Sirius, pero una niña tiene los ojos sembrados de agua a causa de tu nombre, una niña lleva el alma hecha un campo de flores enlutadas. Por ti Sirius, porque tenías los ojos de un gris poderoso, de un gris de roca escondida, de metal subterráneo.
Ni tú ni nadie puede saberlo Sirius, porque era incorrecto y la hacía sonrojar el hecho de mirarte recargado en el umbral de la puerta con tu copa de vino en la mano y tu bonito saco de terciopelo rojo y pensar en ése momento que debiste ser un joven muy bello, que esa misma belleza consumida por tus años en prisión te dotaba de algo intangible que volaba alrededor de tu aire y que te hacía quizás aún más hermoso.
Sirius, cirio negro. Eso eras, eres aún para ella, un brote enorme de pétalos metálicos, una rosa de penumbra, una llama en medio del agua.
Todo es tan triste cuando se sienta en alguna escalera y su memoria va trazando las líneas de tu cara y le guiñes un ojo u sueña que le guiñes uno. El mundo parece tan insoportablemente grande cuando tiene que sentarse y hablarte aunque ya no estés.
Sirius Sirius
Nombrar las letras que componen tu imagen en la soledad de los pasillos y en el silencio de tu ausencia prendida de ella como uñas… Eso no es algo que debiera hacer una niña.
A veces uno sabe, se va enredando en un presentimiento como en un capullo enorme. Ella empezó a imaginarte aquella vez en la que la ayudaste a bajar del hipogrifo, ella empezó a preguntarse, a crear quimeras sobre el futuro cuando allí en el umbral de una habitación empapelada ladeaste tu cabeza con ademán cómplice y sonreíste. Conocías el poder de tu rostro agradable y su influencia sobre las mujeres que siempre te siguieron como abejas, pero de ella, de Hermione Granger nunca sospechaste. Nunca creíste que la habías atrapado también entre los barrotes suaves de tu sensualidad perfecta y cultivada minuciosamente.
Ni los libros, ni las montañas de conceptos que se esforzaba por memorizar lograron protegerla de tu encanto de imán. Como un pequeño ratoncito se quedó aplastada y medio deshecha en la trampa de tu muerte repentina, en la carencia de tu cuerpo sin lápida.
Y tú Sirius dueles cuando faltas en medio de alguna reunión, cuando te reflejas en los ojos verdes de Harry que se ponen rancios y húmedos cuando piensa en ti. Eres entonces una ausencia bien clavada como con golpes de martillo, una boca enorme como un hoyo lleno de colmillos, que muerde y arranca y pulveriza. Ella dice tu nombre y lo conjura como si pudiera rehacerte con aire y un soplo de palabras, como si la sola pronunciación de tu nombre alejara los fantasmas, tu propio fantasma… así te llama queriendo hacer las paces con el dolor, queriendo intimar con los huecos de su alma en los que brotas siempre tú con tus ojos grises y con esa sonrisa socarrona que exhibiste antes de morir, como si hubieras creído que todo estaba bien.
No puedes saberlo Sirius, ni lo verás, pero en la inagotable crudeza de tu muerte, como una niña, como una viuda, como una loca prófuga de sanatorio ha grabado en el árbol más alejado tu nombre y el de ella. Nunca te dijo Sirius hasta dónde estabas enterrado en sus adentros, nunca te encaró, ya no le queda más que lo absurdo de verse a sí misma junto a la corteza marcada y tragarse un sabor amargo y una burla hacia sí misma, que a pesar de todo es menos amarga que el silencio total, que el silencio que implica el haberte visto desaparecer tras el velo desconocido, sin habértelo dicho nunca:
Sirius, te quiero mucho.
Hola! Este es mi primer one shot de Sirius por Hermione ojalá les guste, por favor dejen comentario, saludos.
