Disclaimer: Todo lo que reconozcan pertenece a nuestra Rowling
MI DIARIO INTIMO
1. Medio de descarga
Si tu besas y dices lo que quieres,
no esperes ser siempre correspondida.
El amor no es algo que una pueda forzar,
ya que algunos chicos besan sin querer
y otros quieren sin besar.
Yo lo sé, estoy completamente convencida de que es así, y me duele profundamente no poder hacer nada para cambiarlo.
Al principio pude decir que en realidad no me importaba, no era un punto relevante en nuestra relación; pero al pasar el tiempo, fui descubriendo que no era tan simple como yo creía... La completa seguridad y el tener que encerrar ese conocimiento dentro de mi corazón, fueron envenando todo mi ser hasta llegar al punto en el cual me encuentro hoy. Me siento desvanecer...
Ni siquiera yo misma puedo decir que tenía planeado llegar tan lejos en la relación. A decir verdad, creí que serían nada más que besos apasionados y —debo decirlo—, la exploración indecorosa del cuerpo del otro; pero me equivoqué.
Fui cautivada por su mirada, por esos intensos ojos azules que transmitían tanto sentimiento, tanto dolor... Un profundo y sincero amor, uno que no iba dirigido hacia mi persona, sino a ella. Me enamoré de la forma en que ama. No, rectifico; me enamoré de la forma en que la ama, para ser honesta. Sí, un poco masoquista, lo sé. Pero fue algo que no pude evitar. La atracción física —persistente, diría yo— fue poco a poco reemplazada por caricias, miradas tiernas y besos que le entregaban todos mis sentimientos, pero que él se encargaba de transformarlos en desesperados y lujuriosos.
Esa es la única manera en que lo puedo tener, en la que me pertenece... Hoy su boca es mi propiedad, pero su esencia tiene un nombre y un apellido que nada tienen que ver con el mío.
¿Por qué estoy tan segura? Eso es algo que quizás de afuera no se vea —sé que estamos siempre enroscados el uno con el otro, como un par de anguilas—, pero se siente... El modo de mirarme o esquivarme; la manera de besarme y de no hacerlo; cuando lo tomo de la mano y la siento tensa, inquieta y sudada, tratando de escapar. ¿Hacia dónde; hacia quién? No es necesaria la respuesta, es más que obvia.
Porque de eso no hay dudas: cuando me mira, su mirada traspasa mis ojos celestes buscando minuciosamente alguna señal o destello que los identifique con los de ella; cuando me abraza, gira su rostro en contra del mío, para sentir simplemente que el cuerpo de mujer que tiene entre sus brazos es el de ella; cuando me besa, cierra los ojos fuertemente intentando no observar ninguna de mis facciones, e incluso hay veces —cuando necesito verlo, necesito comprobar que él también disfruta de esa hermosa e inestable conexión—, lo descubro con los ojos abiertos, mirando hacia un lado y buscando dulce y penosamente aquel rostro que le llena el corazón. Necesita sentir que es a ella a quien besa, no a mí.
Se libera conmigo, junta todas sus emociones reprimidas y las vuelca en intensas demostraciones de... ¿afecto? No; de deseo, de amor incontrolable y dolor desgarrador productos de una mirada, un gesto o incluso una lágrima que ella le regala. No soy objeto de su deseo, sino su medio de descarga.
"Cosas sin importancia", le miento a mi mejor amiga, pero no la puedo engañar. Sabe que tan sólo me callo y finjo no verlo cada vez que la observa con tanto anhelo, para poder seguir disfrutando de sus labios tan suaves y húmedos una vez más, aún sabiendo que es una completa farsa.
Sé que la busca, sé que ya no le brindo la fantasía de estar con el amor de su vida y que por eso me esquiva: ahora que ya la tiene de regreso no me necesita demasiado. El quiere componer ese error que cometió, error que comenzó el día en que no pude soportarlo más y lo besé, fugazmente, y que él respondió gustoso no sé por qué.
Pero aún así, no me atrevo a dejarlo... No puedo juntar fuerzas para terminar todos los besos, las caricias, los abrazos; para alejarme de sus manos, de su pelo, de sus pecas... Esos suspiros, lágrimas y miradas que — aunque no me las dedica precisamente a mi—, lo vuelven más humano, más hombre, más mi amor...
Sí, creo que lo amo; no puedo asegurarlo con certeza, pero nunca tuve otro sentimiento parecido a este. Intenté que se olvidara de ella en cuanto lo descubrí; intenté que en sus sueños sólo apareciera mi rostro, pero al parecer, fallé en el intento.
Y la pregunta que mi corazón grita desesperadamente es: ¿cuánto más podré soportarlo? O peor aún: ¿cuánto tiempo me queda antes de que Ronald Weasley se decida a terminar nuestra relación para empezar de nuevo junto a ella?
