Los personajes de Saint Seiya no me pertenecen a mi si no a Masami Kurumada, esto es sin ningún fin de lucro. Ni se emocionen... no yaoi ni yuri ni nada,no tengo nada en contra de los géneros, pero simplemente no los escribo.

Dedicada a todas esas personitas que me pedían a gritos una historia romántica del pegaso y los demás santos.

Capitulo uno:Café, café.

Para ella no había sido una sorpresa ver esas mismas caras de siempre rondando su café y pidiendo las mismas bebidas para sentarse a platicar los unos con los otros. Pronto se volvían muy familiares y aunque su presencia pasaba desapercibida por "ellos y ellas", bien podía ser la narradora de aquella historia que veía día a día en su tienda de café.

La primera vez que comenzó todo fue tan repentina que no le dio tiempo de asimilarla, entre el cielo de matices naranjas y lilasa punto de traer la noche. A aquel café de Tokio, habían entrado un simpático joven de cabellos castaños y piel morena, muy atractivo para la vista, con camisa roja, chamarra de cuero y cargando una funda de guitarra. Para su suerte, acompañado de una bella jovencita morenita y de mechones azulados.

A ella la había visto cientos de veces caminar por la calle con un mandil escolar azulado, siempre comprando el mismo café capucchino los viernes, pero en aquella ocasión, ese chico que le acompañaba, le hacia ver distinta. Lucia radiante, su sonrisa no cabía de felicidad empañada por un labial que nunca se había puesto y un vestido ajustado que a simple vista le incomodaba, nada dócil y que tenía que estar arreglando.

El hombre se acerco al mostrador y pidió dos cafés, para él uno americano y para ella el mismo de siempre. A lo lejos, escucho su nombre:

— ¡Seiya!—el hombre giro su mirada hacia la jovencita de la mesa—Con dos de azúcar, por favor.

La chica que atendía el café, fijo su mirada en el castaño mientras preparaba las bebidas y después la miro a ella, sonriendo ante la magia que producía él en ella. El amable castaño le devolvió una sonrisa a la tendera de la cafetería mientras le entregaba un par de billetes y caminaba hacia la mesa donde estaba su amiga.

Los vio a ambos reír, compenetrarse con la mirada y a veces, envolverse en la nostalgia. Al cabo de unos minutos, la chica del café vio la tristeza abrumar el rostro de la morenita del capucchino.

— ¿Tienes que irte?—preguntó Miho observando el constante mirar del santo de Pegaso en su reloj.

—No, es solo que...—suspiro Seiya acomodándose en su silla de nuevo— bueno Miho, sabes que hoy es la reunión de todos en la mansión y estoy nervioso. Desde que sucedió todo lo de Hades, solo los he visto una vez a los muchachos, cuando revivimos y en estos seis meses de recuperación, sabes que me le la he vivido en Grecia con Seika, alejado de todo. —el dolor acallaba cada palabra del castaño—No he sabido nada más de...de los chicos y sobretodo de ella y hoy la veré—acentuó con un dejo de emoción— me siento intranquilo.

Miho bajo la mirada. Como dolia,dolia escucharle hablar así de Saory, de no saberse dueña del corazón del Pegaso, del corazón que tanto estuvo esperando por años y que alguna vez la había sujetado al suyo con la promesa de volver para ella. Si hubiera sabido que aquello cambiaria ,lo hubiera aferrado a sus brazos para nunca dejarle ir a Grecia. Quemaba solamente acariciarlo como amiga, tan lejano y a la vez tan cerca, siendo cada vez más tortuoso sostenerle la mirada y sintiendo en su garganta el ardor por no decirle cuanto le amaba. Miho no dudo y observo su mano posada en la mesa, atrapando sus dedos entre los suyos:

—Daria lo que fuera por no verte así—murmuro lentamente Miho mientras fundía el brillo de sus ojos con los de él. Seiya alzo su mirada y con un mote tierno pronunció:

Lo se...

Miró una ultima vez su reloj —Ha llegado la hora, debo ir—exclamo el castaño con un largo suspiro. Se alzo de la silla y con su guitarra a cuestas, avanzó hacia la salida de la cafetería.

Y cuando se fue el castaño, la joven de la tienda se dio el tiempo de mirar las lagrimas que caían de las mejillas de la morena de coletas mientras lo veía partir.

Miho continuaba hundida en sus pensamientos, era demasiada pena sobre su espalda y para el colmo, la música del lugar no ayudaba a calmar su aflicción, lenta y tortuosa; cuando un pequeño plato con pastel y chocolate se posó en su mesa, llamando su atención.

Una joven de cabellera castaña y ojos miel con un mandil de la tienda del café le sonreía mientras le ofrecía el postre. Miho la miro fijamente y con hilo de voz, pronunció:

—Yo no pedí esto...—toscamente quitó sus lágrimas del su rostro.

—Lo se, pero no hay nada mejor para alegrar el corazón que un poco de chocolate—pronuncio dulce la chica— y a ti te vendría bien un poco.

—Pero yo...

—Pero nada—insistió la joven de la cafetería— solo cómelo y te hará sentir mejor. Y no te preocupes por pagarlo, esto corre por cuenta de la casa.

Sin más la joven de la cafetería se alejo y volvió a su trabajo, sin volver su mirada atrás.

Su mano tembló al estar frente al timbre de aquella gran mansión, ese mismo que había tocado cientos de veces pero que ahora lo invadían de un miedo indescriptible ocasionado por sus prejuicios. Tenia miedo de enfrentarla, de estar junto a ella y no poder pronunciarle nada, de quedarse sin palabras ante su presencia, porqué aquello se había vuelto su maldito hábito, pero que irónicamente, lo estaba volviendo loco, ya no podía aguantar un minuto más. Y un segundo antes de que tocara la imponente puerta, la suerte le había jugado una mala pasada, abriendo la puerta de golpe y encontrándose con la firme mirada de Tatsumi.

— ¡Seiya!—de inmediato, los fuertes brazos del calvo lo atraparon de inmediato mientras eufórico repetía cuanto le gustaba verle.

Detrás de el calvo, varias miradas le recibieron expectantes, todas ellas tan conocidas como ninguna, pero una en particular, le robo el aliento. Ahí estaba ella, con su mirada anhelante y ojos fascinantes mirándolo con atención.

—Seiya...—murmuro la hermosa mujer de cabellos lilas sostenida de sus hombros por Shun.

Continuara...

He vuelto lindos lectorcitos muajaja!Ya en serio nunca me he ido pero quería volver a un long fic romántico como este, así que bienvenidos a otra de mis locuras. Y si, en el siguiente capi verán a los cuatro caballeritos faltantes (ya viene Shuncito, Shiryu, Hyoga e Ikki) de esta historia romántica, así que esperen sorpresas.

La tienda de café, para efectos de la historia, la pondremos ubicada cerca de la mansión Kido,por eso la historia se desarrollara ahí y la chica del café si es un OC que llamare Aitana y que quiero poner esta vez y que me servirá para mis triángulos amorosos, y no se me alteren, me centrare en los personajes principales como siempre.

Ya por ultimo, quiero decirles que les agradezco su paciencia y palabras conmigo, siempre son un plus mas en mi vida, y les pido que no se enojen si tardo un poco ,es que la vida real me corta el tiempo, pero nunca nunca los abandono. Nos vemos pronto!