Lady.
Kagome. – Sesshomaru susurro, mirando fijamente sus ojos azul zafiro. Ella lo miró y sonrió con esa sonrisa brillante de nuevo, la sangre que brota de sus labios y pecho.
Arigatou, Sesshomaru. – dijo, en un susurro por lo bajo.
Al verla así, algo que parecía bloquear su garganta, pero se esforzaba por hablar. – Tensaiga... – dijo, a punto de buscar la espada alrededor de la habitación, pero Kagome le hizo mirar hacia ella, sacudiendo la cabeza.
Si me revives mi sacrificio será en vano... ne? – Trató de reír, pero tosió sangre en su lugar.
Fue entonces que el mundo se estrelló contra Sesshomaru. Cuando ella se sacrifico, no comprendió la magnitud de sus palabras. En estos momentos quiere usar a Tensaiga para revivirla. Pero ella se niega. Y ahora, la estaba perdiendo. Kagome realmente era demasiado cruel. Sin previo aviso, el líquido comenzó a llenar sus ojos y fue entonces cuando se dio cuenta de que esto era lo que Kagome solía hacer siempre. Llorar. Y entonces comprendió, ella se iba. Su compañera se marchaba de este mundo.
Su cuerpo estaba temblando, sus manos estaban frías, él mantuvo su mano en su mejilla, su cabello plateado largo en cascada sobre ellos y formando una cortina para mantener su amor en el mundo.
Purifícame. – dijo en un susurro débil, buscando su profundidad en sus ojos, en serio. Por primera vez en siglos, pidió. – Por favor.
La expresión de sorpresa en el rostro de Kagome se convirtió de nuevo en esa sonrisa de niña de ella y ella se sonrojó como la primera vez que hicieron el amor. Salvo que esta vez era diferente. – No, mi amor. No puedo. El te necesita. Tu reino te necesita.
El te necesita a ti, nuestro reino te necesita. –
Ella sonrió. – ¿Es él o tú, Sesshomaru? – se las arregló para reír en tal estado. Kagome fue realmente un infierno de mujer. – Quiero descansar, Sesshomaru. – ella dijo débilmente. – No voy a dejarte... Voy a estar esperando por ti, hasta que puedas unirte a mí.
Sus labios se encontró con los suyos y ella cerró los ojos, lo besó de nuevo y una lágrima, se escapaba de sus ojos. Tirando hacia atrás, sonrió. – Te amo.
Tú... siempre tendrás mi corazón. – Sesshomaru dijo, su voz finalmente quebrarse como nunca antes. Él apoyó la frente sobre la de ella y un sonido extranjero procedía de él, algo así como un sollozo.
Por primera vez en toda su vida, Sesshoumaru lloraba, en sus brazos estaba la Señora De Las Tierras Occidentales, la mujer que había poseído siempre el corazón del Señor. Sólo ella podría hacer saltar su corazón. Sólo ella podía hacerlo feliz. Solo ella podía hacerlo llorar.
Kagome, La Señora De Las Tierras Occidentales. Murió esa noche de luna creciente. Dejando a su señor, Sesshomaru y a su pequeño hijo, Ken, al cuidado de la luna. Ella se marchaba y el señor de occidente no podía hacer nada. Ella dio su vida, por su reino. Por su hijo. Por él.
Espero que sea de su agrado.
Michelle.
