Advertencia: probable mala ortografía y gramática.
Era una mañana normal, o bueno tan normal como puede ser un día en una escuela de magia o un día en la vida de Harry Potter, claramente el día no podía seguir en calma, todos lo sabían por eso no se relajaron a pesar de que aquella mañana nadie había recibido amenazas de muerte o algo por el estilo, todos comenzaron a sospechar que algo se avecinaba y no era solo que hasta el momento ninguna de las casas había tenido riñas, nadie había insultado a nadie y los que se odiaban simplemente se ignoraban, no, el incidente que hiso sospechar a todo el mundo de que algo maligno podría pasar en cualquier momento fue que Malfoy y Potter chocaron y se disculparon mutuamente, además los gemelos Weasley no habían hecho ninguna broma, bueno hasta ahora…
En ese momento dos pelirrojos exactamente iguales físicamente se encontraban en el aula de pociones limpiando calderos y acomodando ingredientes como parte de un castigo impuesto por Snape quien sorpresivamente los salvo de un castigo peor con la cara de sapo.
Sucede que Severus ya no soportaba a la profesora y decidió ayudar a los gemelos, además les dejo completamente solos en aquella mazmorra repleta de pociones, libros e ingredientes peligrosos, pensando que seguro a esos dos se les ocurriría algo bueno para desquitarse de Umbridge, aunque claro jamás pensó que encontrarían su escondite para las pociones experimentales.
George se encontraba tallando un caldero y Fred en el armario de las pociones.
-George ven a ver esto –dijo Fred asomándose por la puerta del armario haciendo señas a su gemelo para que entrara-
George dejo de lado el pequeño caldero de latón y entro al armario junto con su hermano, entonces Fred le mostro una trampillas bajo el suelo que se hallaba oculta debajo de una alfombra, la abrieron y bajaron una escales de madera repletas de polvo, aquella cosa era un almacén bastante grande lleno de repisas y pociones por todos lados, debajo de cada pociones había un pergamino con las instrucciones de preparación, el nombre y sus cualidades (aun claro ninguno imaginaba que muchas de estas estaban sin terminar y que de hecho algunas eran más fuertes de lo que pensaban, sin contar con los experimentos actualmente fallidos).
-¿estás pensando lo mismo que yo Feorge?
-por supuesto Gred.
Después de media hora husmeando tomaron dos sin pergamino, se encontraban en el suelo bajo una mesa y salieron del almacén.
Continuaron con su castigo hasta que dos horas después Snape llego y los dejo irse.
Era sábado, por eso el castigo había sido temprano en la mañana y no faltaba mucho para ir a comer.
En lugar de ir al gran comedor fueron a las cocinas y sin que los elfos domésticos se dieran cuenta se dirigieron a una mesa larga donde se acomodaban los alimentos de los profesores, que además de tener los platillos generales para todos también había platillos exclusivos para cada uno, rociaron un frasco cuya única etiqueta decía: joven en la mayoría de los platillos pero al de Umbridge le rociaron el contenido de un frasco cuyo interior era rosa y la etiqueta solo decía: sapo.
Nadie se dio cuenta de su presencia dentro de la cocina y salieron sin ningún problema.
Entraron al comedor justo a tiempo para la comida y vieron como rápidamente el comedor fue llenándose de alumnos y profesores.
-todavía podemos arrepentirnos Gred –dijo mientras George veía cómo es que aparecía la comida-
-si todavía…
-¿no lo aremos verdad?
-claro que no.
Ambos comenzaron a reírse en voz baja y chocaron las manos.
Ya casi había terminado la comida y se sentían decepcionados pues creían ya que nada pasaría pero de la nada Umbridge salto a una altura impresionante de su asiento y cayó en medio del gran comedor, su piel tomo un tono verte y la impresión de ser escamosa y salió del castillo saltando como inmensa rana gorda.
Por ello todos se habían encontrado viéndola y no se dieron cuenta de que en la mesa los profesores que habían decidido comer en el castillo comenzaron a encogerse poco a poco incluyendo al director, claro hasta que una chica de primero de Ravenclaw volteo el rostro y dio un grito, allí todos los chicos en el comedor se giraron y en lugar de sus temidos/queridos/aburridos profesores había un montón de niños, algunos incluso eran bebés y los mayores no tendrían más de siete años.
-¡Severus! –grito un rubio desde la mesa de las serpientes, este se levantó y corrió hacia enfrente tomando a un pequeño niño pálido con el cabello negro y ojos del mismo color entre sus brazos, lo abrazo con fuerza y le acaricio el cabello mientras el niño de unos dos años no paraba de llorar al igual que la mayoría de los otros- no te preocupes, arreglaremos esto y quien sea que lo haya provocado me la va a pagar.
Al mismo tiempo los leones salieron disparados para ayudar a Dumbledore y a McGonagall, quienes se veían de siete y cuatro años respectivamente.
-Ron, corre y trae a Hagrid, creo que es único adulto en el castillo –dijo Hermione mientras trataba de tranquilizar a una Minerva McGonagall furiosa que le aventaba comida-
