¡Hola, bomboncitos!

Hoy estoy de regreso, pero no con una actualización de mis fics recientes, sino con un conjunto de drabbles destinados a honrar la memoria del IchiRuki. Y es que si son parte de este fandom, estoy segura de que se han quedado con el mismo sabor amargo que yo luego de leer un "final" que más parece una burla al corazón, que el cierre que el manga (y el mundo) merecía; no hablo solo del IchiRuki o el IchiHime, hablo de todas las lagunas, de todas las contradicciones a la esencia misma de la historia y de sus personajes.

Tal vez sepan también que hace algunos días, se convocó a una campaña masiva en twitter, bajo el hasta #WeAreIchiRuki, con el fin de honrar a esta pareja que tanto nos dio durante los años de publicación del manga/anime. Por supuesto (aunque fue solo un rato), me uní al movimiento con micro drabbles de la pareja, y mi gran amiga NaranjaMorada, me recomendó publicarlos aquí como paliativo para el malestar de nuestra comunidad.

Así que aquí estoy, compartiendo con ustedes todos estos sentimientos revueltos. No de odio hacia Kubo, porque no vale la pena guardarle rencor… ya hay un lugar especial en el infierno esperándolo (pero no lo odio, para nada). Quiero aquí transmitirles mil sentimientos de anhelo, nostalgia, cariño y certeza, porque no hay mayor canon que el que dicta el corazón, y este va a ser siempre nuestro lugar secreto.

Esta es una colección de ocho capítulos que cuentan cómo la relación de Ichigo y Rukia va mucho más allá de los límites espacio-temporales. Voy a publicar un tweet diario durante una semana y, anexo a cada uno de ellos, habrá un pequeño drabble relacionado.

Este capítulo está dedicado especialmente a mi incansable amiga, Aylineige, por estar siempre, por ser ejemplo a seguir, por no abandonar nunca a su corazón.

Disclaimer: los personajes de Bleach no me pertecen, son propiedad de Tite Kubo.


#1. Y es que había entre ellos un lenguaje que ninguna otra mirada podía comprender, pues procedía directamente del corazón. #WeAreIchiRuki

Tenía tanto tiempo mirando el aparador, que los empleados de la tienda empezaban a preocuparse.

—Es muy bonito—dijo una de las vendedoras, pensando que tal vez necesitaba algo de motivación para decidirse.

Él asintió muy despacio. Intercaló su mirada entre la mujer y el objeto, y suspiró. No tenía caso resistirse.

—Por favor, envuélvalo como un regalo— dijo, con el tono de quien no puede revelarse contra sus instintos.

La mujer le sonrió con una mezcla de alivio y ternura antes de entrar por el paquete.

Balanceó la bolsa de un lado a otro, evitando mirarla. No entendía en qué momento se había convertido en esa clase de persona, pero le resultaba bastante incómodo. Finalmente, miró el regalo envuelto en color violeta.

Como sus ojos.

¿Qué más podría haber hecho?

Un par de días antes, los dos habían pasado por esa misma tienda, buscando un regalo de cumpleaños para Yuzu; les tomó casi media hora elegir el vestido perfecto, porque Rukia no podía decidir cuál era el mejor color y, cuando finalmente tomaron uno, ella desapareció de su vista.

—¡Oye, enana! ¿Qué estás mirando? —preguntó, cuando por fin la encontró, embelesada en uno de los pasillos.

Ella dio un brinquito y lo miró con enfado.

—No es nada— respondió, antes de salir de la tienda sin siquiera esperarlo.

No lo mencionó, pero sabía, por su mirada, que ese "nada" era algo que realmente quería. Así que regresó solo dos días después, bajo el pretexto de necesitar un accesorio para el vestido de Yuzu, y buscó ese "nada".

—Tsk— refunfuñó, mirando aún la caja violeta dentro de la bolsa—. Un estúpido muñeco de Chapy.

A veces, Rukia podía portarse como una chica real… humana, más bien, combinando colores, cepillando su cabello y mirando muñecos de peluche. Así que, ¿qué más podía hacer?

—Seguro que su novia estará muy feliz— había dicho la vendedora. Pensó decirle que no era su novia, que era solo una enana loca que lo hacía trabajar como shinigami después de salvarle la vida a él y a su familia, pero no lo hizo. No tenía por qué dar explicaciones a nadie, ¿verdad? Sobre todo no sobre Rukia.

Sonrió sin darse cuenta.

Sí, seguro ella se pondría tan feliz, que incluso le daría al peluche un lugar especial en el armario. En cuanto a él… bueno, no sabía en qué momento se había convertido en el tipo de hombre que compra cosas para una chica sin una verdadera razón, pero a veces parecía valer la pena.


¿Qué tal? Espero que disfruten este pequeño tributo a la comunidad ichirukista, que además de darme grandes amigos, me ha iniciado en la comunidad de fanfiction (porque sí, mis primeros fanfics fueron de este fandom).

Por favor, no se olviden de dejar sus comentarios: cuéntenme si están enojados, decepcionados, si el final les ha importado un cacahuate porque creen firmemente en nuestra OTP.

Mañana un nuevo capítulo. Lo prometo.

Besos y abrazos apapachadores a todxs.