Queridos lectores:

Sé que como escritora aficionada he dejado mucho que desear ya que he dejado un par de historias inconclusas, entre ellas esta, pero eso va a cambiar ya que daré todo de mi parte para concluirlas y por ese mismo motivo he decidido reescribirla, para aclarar mis ideas y que esta sea una mejor experiencia para ustedes.

Muchas gracias por estar al pendiente de esta historia estoy segura que estará mucho mejor que antes ya que mi gran amiga Camili ayudara a editarla y a encaminar a esta pobre loquilla.

Los segundos, minutos, horas y días pasan rápidamente, a menos claro que algo raro o perturbador esté pasando, y es cuando el tiempo parece detenerse; justo como ahora, el tiempo parece inexistente para ese joven castaño que llega a casa cansado y apenas consciente de sus acciones, pero muy consciente de que hay algo raro a su alrededor. La perilla de la puerta rechina ante el contacto con su mano y aunque todo le parece igual, esa sensación de que algo está fuera de su lugar no lo deja en paz. Sus pasos son pausados, tan lentos y pesados como cualquier ser humano después de una larga jornada; pese a su cansancio se pasea por las habitaciones de su hogar tratando de encontrar el motivo de su intranquilidad, pero no encontró nada.

Con mucho fastidio, se arrastró a la cocina esperando con ansias que quedara un poco del guiso del día anterior ya que no había tenido tiempo de llevar comida a casa y a esa hora probablemente no encontraría ni un alma en las calles. Con un poco de suerte, de aquella de la cual carecía últimamente, encontró un poco de pollo, lo tomó y luego de calentarlo comió, pero solo un poco, ya que tenía un sabor extraño, lo cual supuso era porque estaba pasado. Bebió un poco de jugo y con el mismo fastidio y sensación de incertidumbre camino a su habitación, pero antes de cruzar la puerta sintió como las piernas se le entumían y le fue difícil caminar, al cabo de unos minutos perdió el conocimiento, no sin antes ver una silueta acercarse.

Doble filo

Prólogo

Es increíble como damos todo por sentado, como somos capaces de llegar a una monotonía que parece tornado y nos va succionando poco a poco hasta que un día nos saca de la peor de las maneras.

Tal es el caso de este joven castaño, ya protagonista de un sin fin de historias, todas hablando del amor y del bien sobre el mal, magia, mitos, leyendas y ahora protagonista de esta historia que comienza en un día en el que él no recuerda nada y ahora después de algunos años de todo aquello él está tan cerca de saber qué fue lo que sucedió y el porqué de aquella marca con la que despertó aquel día, pero no es bueno comenzar por un final así que comenzaré por el principio y este es un principio antes de que este joven naciera:

Hien lee era un gran hombre con una moralidad impecable y valores bien planteados, sin dudarlo era un hombre modelo con toda una vida que formar ya que apenas tenía 25 años de edad y a pesar de eso ya se había hecho de una gran fama como todo un líder siendo gobernador de medio país, un país con reglas un tanto austeras y con una fuerza en su gente que los impulsaba a seguir adelante pese a las dificultades y las guerrillas que existían en ese momento… Si, las revueltas, esa situación tenía años en pie y pintaba para años más, pero el tenía fe en que todo se arreglaría.

Su amado país no era demasiado grande. La guerra era con otros dos países cada uno liderado por alguien sin escrúpulos, uno de nombre Tetzu y el otro Kasou; pero el más temido era Tetzu Lee el cual tenía fama de sádico, sin duda era una persona con la cual no se podía jugar, era mayor que Hien, tenía ya 42 años, era un líder temible, pues realmente nunca se interesó en nada más que en el poder.

Y la guerra se trataba sólo de eso: poder. No era por el agua, el petróleo o la comida, solo era por querer tener más, lo que a la larga estaba dejando en malas condiciones su amado país llamado Milut.

Con el paso del tiempo la gentes lucían más cansadas y con menos intenciones de pelear, lo que ocurría no sólo con quienes luchaban junto al líder Hien, sino también de los otros dos países. Ese motivo junto al hecho que una guerra eterna no puede costearse ni financiera ni personalmente es que los tres líderes llegaron a un acuerdo. Dicho acuerdo consistía en que Hien cediera parte del territorio de su país a ambos países, ya que no parecía justo que uno de los líderes tuviera una mayor cantidad de tierras que los otros, así fue como en nombre de la paz Hien cedió parte de sus tierras a los otros líderes, quedando Milut dividido en tres partes iguales.

Como era de esperarse, con el acuerdo y el paso de los años, las discordias se fueron calmando. Sin embargo, había algo sumamente extraño en el comportamiento de Tetzu y Kasou, nada que Hien pudiera percibir a tiempo.

Dos años después de que la guerra terminara, Hien se casó con una joven realmente hermosa de nombre Yelan y a los pocos meses la noticia de su embarazo corrió por los alrededores. El día tan esperado llegó, nacieron dos niños en aquel palacio, gemelos idénticos, no había nada en ellos que fuera diferente ni siquiera el llanto. La felicidad de los padres y de un pueblo era notoria. Esa noche hubo celebraciones, bendiciones, bailes, todo para la larga vida de los nuevos integrantes.

Esa misma noche, cuando ambos padres ya dormían se despertaron al escuchar ruidos en la habitación contigua, la de sus bebés, por lo cual se levantaron rápidamente y corrieron a ver que sucedía. La sorpresa fue tal que la joven madre, Yelan, cayó inconsciente por la imagen: las cunas de sus hijos están envueltas en llamas. Hien y algunos sirvientes intentaron acercarse a las llamas y sacar a los recién nacidos, pero había una cuna que ya ardía completamente, una cuna de la cual ya ni el llanto se sentía…había sido demasiado tarde para uno de los gemelos.

Megumi Lee fue el nombre que le dieron a su único hijo. Jamás se volvió a hablar del otro gemelo, a pesar que con el paso del tiempo la herida provocada por esa pérdida fue cicatrizando, mas no pudieron dejar de pensar en el pequeño que habían perdido. A pesar que la cicatriz iba curándose, la culpa y el pensar en el "qué hubiera pasado si…" los mataba lentamente.

Y es ahora, cuando encontramos a un joven castaño, que un día se despertó con una marca de la que no sabía nada, con recuerdos que solo eran imágenes vagas, con un montón de cosas que preguntar y explicaciones que escuchar. Con una historia de su vida, por descubrir.