Hola! Aquí os dejo el primer capítulo de una historia que, en principio, será sobre un pequeño trio amoroso (enseguida captaréis quien), pero que a medida que vaya evolucionando, terminará siendo otra cosa...
En fin, espero que el primer capítulo no esté muy mal, y que las ideas me fluyan pronto!
Por supuesto, los REVIEWS ayudan a todo autor, y conmigo no es diferente! ;)
Ya sabemos todos que esto no me pertenece, excepto algunos personajes de mi invención, sino que pertenece a JKRowling (¡Cuanto te adoramos!)
Más de tres, es un estrés. Y menos, también.
Capítulo 1: Filosofía propia
Él estaba intentando seducirla. Ella lo sabía a la perfección. ¿Cómo no iba a saberlo, si la miraba desde el otro lado de la mesa con una media sonrisa, los ojos verdes brillantes, y una expresión de arrasador que se veía a la legua?
Ginny, como venía haciendo días atrás, se limitó a responder a su media sonrisa con otra, con un claro trasfondo seductor. En ese momento se acordó de cuando, varios años atrás, ella babeaba como una niña tonta por el perfecto amigo de su hermano, y su risa se acentuó pensando en cuánto había madurado en cuatro años. Y cuán poco había madurado él.
Sólo porque este último curso la más joven de la familia pelirroja había dado ese último paso en su crecimiento, y tanto sus hormonas como su cuerpo se habían desarrollado totalmente – y perfectamente, para opinión de la mitad masculina de Hogwarts -, era ahora Harry Potter quien parecía babear tras sus cortas faldas y sus camisas ajustadas, recibiendo de vez en cuando un librazo en la cabeza causado por Ron Weasley.
Ginny sólo sacudió la cabeza sin perder la sonrisa, y siguió con su trabajo de Pociones. 'Y el premio al profesor que más deberes pone justo antes del puente de Halloween es para...pelo-sucio-Snape! Wee, bravo, bravo!'- pensaba la joven divertida, sin percatarse de que Harry se acercaba sigilosamente a ella y se sentaba a su lado.
-Necesitas ayuda, Gin? - 'ya está aquí otra vez, con su despampanante sonrisa...por qué tendrá que portarse tan bien? Me conformaría con sexo, Harry!' pensó justo antes de ofrecerle su mejor sonrisa, y decirle:
-Mmmm...nop, gracias Harry. - y cerrando sus libros se levantó – Ya he terminado.
Y se fue, a sabiendas de que dejaba tras de ella al muchacho con la boca abierta, sin perder de vista sus piernas. Esto la hizo sonreír aún más. Hombres...
Entró en su sala común dispuesta a dejar los bártulos y bajar a cenar, ya que se moría de hambre, y se encontró con un chico alto, moreno y despeinado, sentado en una butaca de espaldas a ella. Al parecer este no se había percatado de su presencia, y parecía estar tarareando algo a la par que movía la cabeza y las manos al ritmo de la canción que escuchaba con auriculares.
Ginny sonrió maléfica y se acercó a su mejor amigo.
-NEVILLEE! - le gritó al oído con todas sus fuerzas, sin darse cuenta de todas las miradas que los niños de primero, asustados ante el grito, le dirigían.
El muchacho se levantó de un salto, cayéndosele el aparato de música de las manos, y se giró lentamente.
-Lo..has...vuelto...a HACER, GIN! Te has cargado mi reproductor, de nuevo! - y se agachó a recoger las piezas esparcidas por el suelo haciendo un puchero con los labios.
-Oh, pequeño Longbottom, no era mi intención... - dijo ésta acercándose a Neville y abrazándolo por la espalda - Te prometo que te compraré uno para Navidades, ¿vale?
El muchacho ante la gran sonrisa que le ofrecía su amiga, solo pudo mover la cabeza y sonreír levemente.
-No tienes remedio, loca pelirroja...
-Lo sé. Y ahora vamos a cenar, tengo un hambre de lobo! - y agarrándole de la mano lo llevó fuera de la Sala Común.
Pobre Neville. Siempre acababa siendo demasiado bruta con él, pero entre ellos había una amistad tan fuerte que él se lo tomaba todo a buenas.
Cogida aún del brazo de su amigo, midió su altura con la de él, que era de una cabeza y media más, y pegándole un golpe cariñoso en el brazo le dijo:
-Pero, ¿quieres dejar de crecer? Dentro de nada tendré que coger una escalera para poder mirarte a la cara!
Y así continuó su descabellada conversación hasta el Gran Comedor, donde ambos se sentaron con Ron, Hermione, Harry y Claire, una chica francesa que vivía con Hermione gracias a una beca.
Hogwarts había planeado ese año un plan de estudios internacional, según el cual alumnos de todas las escuelas mágicas del mundo podían pasar un año entero en otro colegio para aprender el idioma. Algunos alumnos de Hogwarts habían pedido tal beca, lléndose a lugares como Alemania, España, Rusia, o incluso Hong Kong.
Hermione, por su parte, había aceptado que una alumna viniera a pasar con ella todo el curso, incluyendo el verano, y esta alumna era Claire, una chica de 16 años que venía de Montpellier, rubia, alta y delgada, que dominaba bastante mal el idioma. Por suerte, Hermione hablaba perfectamente francés, y hacía de interlocutora entre sus compañeros y su compañera de habitación y vivienda.
-Mione, recuérfale a Clairr que mallana tienne que venig a vegmos jujar a Quiddich – dijo Ron, con la boca llena, como siempre, sacudiendo una pata de pollo delante de Claire.
-Ron, es normal que la pobre no pueda entendernos, si casi no te entendemos nosotros! - le regañó Ginny, tirando su pata de pollo en el plato con un rápido movimiento de tenedor.
Harry rió tontamente ante su comentario y ante la pata de pollo, que había caído encima de la salsa y había salpicado tanto a Ron como a Claire. Esta se miraba la túnica con expresión preocupada, mientras Ron se levantaba balbuceando cosas ininteligibles como: 'No...te muevas...yo...te...limpio...'
La francesa lo miraba con expresión interrogante, pero cuando vio al pelirrojo casi encima de la mesa, frotándole la cara delicadamente con una servilleta y con expresión concentrada, no pudo evitar ponerse colorada.
Ron estaba también colorado, porque de repente tuvo tan cerca su rostro como para ver que la chica tenía unos ojos color azul cielo, y no se apartó de ella hasta que oyó un 'ejem, ejem' , que provenía de una algo mosqueada Hermione.
Todos rieron ante tal suceso, mientras Ron, recuperando la compostura, se apartaba el flequillo de los ojos y reñía a su hermana pequeña por causar tantos problemas al mundo.
-Pero si al final acabarás agradeciéndome todos los problemas que te causo – le contestó giñándole un ojo a su hermano, con segundas intenciones.
Entonces se desperezó descaradamente, recibiendo miradas de desaprobación por la mayor parte de la mesa, y se levantó con intención de irse.
-Neville, si quieres luego te ayudo con eso de Pociones que me dijiste antes. Mira que YO, pequeña niña inexperta, deba enseñarte a ti Pociones, un macho ibérico hecho y derecho...vergüenza debería darte!
Y con este comentario, y esquivando una patata que Neville le tiró, salió dando pequeños saltitos por la puerta del Gran Comedor.
-Dios, tu hermana está tan chalada... - dijo riéndose el joven Longbottom, mirando a sus amigos.
-Dímelo a mi...creo que la pubertad le está afectando demasiado...
Y Harry asentía con la cabeza, involuntariamente, pensando en que sí le estaba afectando la pubertad, sí, pero no para mal...
'I...I...I...will always love yoouuuuu...(8) Dios, siempre se me quedan las canciones más cursis de las películas... qué suerte que la vida real no sea tan problemática como en las películas cursis... Oh, me he enamoradooo... pero él no me quiere! Oh sí, sí que me quiere! Pero y si no me quiere de verdad? Y si... DIOS! Todo es mucho más sencillo que eso! No te enamoras, y listo. Así nadie sufre! Si con ver cuerpazos como este que estoy viendo ahora mismo, y pasárselo bien un ratito, ya hay bastante...Dios pero que culo...de dónde ha salido ese culo, y por qué no lo he visto antes?'
Ginny caminaba perdida en sus pensamientos, cuando definitivamente vio el mejor culo que había visto en su vida. Estaban enfundados en unos vaqueros negros semi-ajustados, y al instante fueron cubiertos por dos manos que lo apretujaron con ímpetu.
Entonces a Ginny se le ocurrió seguir recorriendo el camino de ese culo y esas manos, y cuando llegó a la nuca, y empezó a ver un cabello rubio platino... Se quedó de piedra.
-¡Pero qué asco! - '¡ups!' claramente, se le había escapado el comentario, llamando la atención del rubio de ojos grises que más odiaba en todo el mundo, y de la recién teñida de morena Pansy Parkinson. 'Dios, pensaba que ya nada podía quedarle peor, pero ese pelo es...'
-¿Se puede saber qué quieres, idiota? - le gruñó Malfoy con cara de malos perros, ya que se sentía interrumpido.
Parkinson sólo la miraba con los brazos cruzados como si Ginny fuera un bicho o algo peor, pero la mirada que les dirigió Ginny a ambos les sobrepasaba.
-¿Qué voy a querer? Que no asusteis a los pobres niños que puedan pasar por aquí y ver esta asquerosa escena. Hay habitaciones, ¿lo sabíais?
Y se fue sacudiendo la cabeza, indignada porque el ser más repulsivo del colegio tuviera también el mejor culo. 'Qué irónica es la vida...'
Ginny sólo quería llegar tranquila hasta su cuarto, y ponerse a leer el último libro de Stephen King, su escritor favorito. Compartía, además de habitación, afición por la lectura, y sobretodo la lectura de misterio, con una chica becaria llegada de Milán, y que hablaba a la perfección el inglés.
Pensaba en Andrea, su compañera, cuando al girar la esquina se encontró al tercer ser repugnante de la noche: Peeves.
Éste estaba intentando prender fuego a los lienzos, y los propietarios de estos chillaban como locos y se pasaban de unos cuadros a otros, intentando evitar la cerilla con la que Peeves los amenazaba, y su estridente risa.
Cuando el fantasma la vio, ésta se quedó con los brazos cruzados mirándolo irónicamente, esperando que no le impidiera pasar, ya que no quería volver atrás y volver a ver a la pareja de tórtolos acaramelados y vomitar.
Pero Peeves, para desgracia suya, se acercó flotando a la pelirroja, aún con la cerilla encendida en la mano, y simplemente hizo '¡Buh!', y dejó caer la cerilla a los pies de Ginny, con tal mala suerte que el zapato izquierdo de la chica se prendió, y Ginny comenzó a dar saltitos chillándole al fantasma, mientras éste se reía como un descosido.
Antes de notar como su pie estaba siendo calcinado, oyó un conjuro a su espalda y una gran ráfaga de agua que apareció del techo la empapó de la cabeza a los pies.
Entonces, apartándose el pelo mojado de los ojos, se giró muy lentamente, identificando la risa estridente que oía con la sabandija de Draco Malfoy.
-...Malfoy. - estaba tan agotada y tan chopada, que no tenía ni ganas de insultarle a aquel cabeza de chorlito, así que se dio la vuelta y se dispuso a andar camino a su Sala Común.
-Oye, pecosa, no me vas a dar las gracias? Te he salvado de un incendio – dijo con una terrible voz grave y 'joooder' seductora, a la vez que se reía por ver a la pelirroja empapada totalmente.
Ella se giró, sólo para lanzarle una mirada agria y decirle:
-Sí. Muchas gracias, estúpido. Me encanta coger resfriados.
Y se alejó, dejando a un Draco Malfoy aún sonriendo y mirando fijamente su espalda.
oOo
Aquel día se celebraría el típico baile de Halloween, en el cual las chicas se volvían locas arreglándose como nunca, y los chicos intentaban seducir a cuantas chicas pudieran.
Por eso, no era de extrañar ver a chicas llorando porque su traje no les entraba, o chicos tratando de coquetear con alguna por los pasillos, para asegurarse una buena cita por la noche.
Ginny pasaba tanto de esa clase de fiestas, que cuando Harry se le acercó con su sonrisa más deslumbrante y una flor en la mano, no supo donde meterse.
Él se portó más amablemente que nunca, claramente con segundas intenciones, y Ginny no hizo más que seguirle el juego.
Total, esa era su filosofía de la vida. ¿Por qué rechazar una noche de diversión?
Pero unas horas antes de la fiesta, la cosa se complicó, y no sólo para Ginny.
Les prometo que pronto más, y si me dejan ayudita...más pronto será! ;)
