Los personajes de Katekyo hitman reborn le pertenecen a la maestra Amano Akira, yo soy solo una simple mortal que no tiene derecho sobre nada excepto la trama de este fanfiction.
Reborn Kurogane tenía la vida perfecta.
A pesar de solo tener diez años, este amante de las cosas relacionadas con el tema de la mafia, era temido por muchos, desde los mocosos insulsos de su escuela hasta los malosos wannabe de las preparatorias cercanas, siendo especialmente famoso por su escasa (absolutamente nula) compasión y paciencia. A pesar de tener un cuerpo pequeño, poseía una asombrosa y temible fuerza, que era respaldad por su ágil y brillante mente. El maldito mocoso también tenía memoria fotográfica, así que aprendía de memoria cualquier movimiento que viera una sola vez. Por si fuera poco el pequeño perverso era la cara de la perfección frente a los adultos y mujeres que encontraba atractivas, educado y prolijo, nunca revelando su verdadero yo, tenía a los maestros y a chicas de grados mayores (mucho mayores) comiendo de la palma de su mano.
Si esto no fuese suficiente su hermana mayor era nada más y nada menos que Luce Kurogane, conocida CEO de Vongola Inc. Una mujer que se graduó de la universidad a los 15 años de edad, y que ahora a sus 19 tenía uno de los puestos más altos en una de las empresas más grandes del mundo, ella era el único punto débil del pequeño demonio.
Habiendo perdido a sus padres a una edad muy temprana Luce se hizo cargo de TODO en lo que respecta a Reborn. Desde su alimentación hasta su educación y entrenamiento físico, al ser la mayor, Luce se convirtió en la única madre que Reborn ha conocido, y nada le rompería más el corazón al pequeño demonio que decepcionar a su hermana.
Reborn ya tenía todo planeado, se graduaría de la universidad a los quince, justo como Luce, y escalaria en nada los escalafones de Vongola Inc. Así su hermana estaría tranquila.
Ese era el plan que él tenia, un plan infalible… Hasta el día en el que le conoció.
Todo empezó en una amena y agradable mañana de primavera, quinto año escolar de primaria estaba a punto de empezar. Luce tarareaba una agradable melodía mientras revolvía unos huevos y tostaba el pan, el día de hoy había pedido permiso de llegar tarde al trabajo para poder acompañar a su pequeño y adorable hermanito a su primer día de clases.
- Reborn! – llamo la chica a su hermanito – Más te vale estar aquí abajo y desayunar conmigo en diez minutos o te atendrás a las consecuencias jovencito! – amenazo.
Luce era una joven adulta hermosa y educada. Era alta, al menos más alta que la mujer japonesa promedio, medía 170 cm, su largo cabello de extraño color azul oscuro amarrado en una coleta baja que dejaba suelto el fleco que se acomodaba a la altura de su barbilla, grandes y brillantes ojos azules que resplandecían como el mar en los días de verano, y una extraña marca debajo de su ojo izquierdo, algo que parecía una flor naranja, sin embargo se debe pensar dos (incluso tres) veces antes de hacer enojar a esta adorable belleza, o enfrentaras uno de los tantos infiernos en carne viva.
Reborn sabia eso perfectamente, una Luce enojada era igual a mucho dolor, dolor que él no quería sentir en ninguna parte de su bello cuerpecito, muchas gracias.
El pequeño demonio se levantó de la cama y de manera fluida procedió a prepararse para el día que apenas nacía, fue al baño, hizo sus necesidades, se lavó la cara y los dientes, intento peinarse su picudo y lacio cabello de ébano, y digo intento porque no importa el método que usara, sus absurdamente súper rizadas patillas no desaparecían! Volvió a su habitación, se puso una camisa blanca y una corbata negra, sus shorts de color negro le llegaban cuatro dedos arriba de la rodilla y eran sostenidos por tirantes negros, calcetas lizas negras y sus zapatos, listo, la apariencia de estudiante perfecto estaba construida, todo en menos de diez minutos. Tomo su mochila que ya había revisado la noche anterior y bajo las escaleras con avidez, no quería hacer enojar a su hermana.
- Aww, si no te conociera diría que eres un angelito. – señalo Luce al ver a su hermanito sentarse en la mesa.
- Aprendí de la mejor. – respondió socarrón el menor.
- Touché, monstruito. – acepto Luce mientras le servía el desayuno al pequeño.
El discurso por parte del director a los alumnos no fue la gran cosa, incluso Luce casi cae dormida en su sitio, siendo despertada abruptamente por los aplausos de los padres y alumnos.
Debo comenzar a trabajar en esa técnica de dormir con los ojos abiertos. Pensó Reborn irritado, él también estuvo a punto de caer dormido a medio discurso.
Después de eso los tutores y padres se despidieron des sus respectivos pequeños para volver al trabajo y dejando a los peques a merced de maestros huraños y bullies, no que esto le interesara a Reborn.
- No quiero ni muertos ni heridos, y si los hay, asegúrate de limpiar todo debidamente. – instruyo Luce al su hermanito.
- Descuida, ¿Con quién crees que estas tratando? – cuestiono algo ofendido el peque.
- Con el pequeño monstruo que tengo de hermano. – dijo sin tinte de broma la mayor.
La carita ofendida y el puchero de Reborn le sacaron una sonrisa a Luce.
- Reborn. – llamo la mayor – Sé que te pido esto todos los años…
Reborn rodo los ojos sabiendo ya las palabras que saldrían de la boca de su hermana.
- …Haz amigos. – finalizo la mayor.
Luce se puso de pie, jugo el cabello de Reborn, dejándolo parado, se despidió con la mano y se fue al trabajo.
- Eso son solo molestias. – se dijo Reborn – Tengo un plan que seguir. – concluyo para sí mismo el peque antes de entrar al edificio y dirigirse a su salón.
- KORA! REBORN! –
Hablando de molestias. Se dijo Reborn en sus adentros.
Si bien él tenía una peculiar fascinación por las cosas relacionadas con la mafia italiana, el mocoso frente a él tenía una completa y enfermiza obsesión con la milicia, de corto y revoltoso cabello rubio, grandes y afilados ojos azul brillante, de pantalón con patrón de camuflaje verdoso, playera manga larga de algodón color blanco y una bandana con el mismo patrón de camuflaje verdoso, Colonello Amesaki era de las pocas personas que le hablaban sin ningún tipo de temor, y lo que era peor, el mocoso rubio se atrevía a desafiarlo constantemente.
Reborn ignoro olímpicamente al rubio y entro al salón.
- NO IGNORES A LAS PERSONAS CUANDO TE HABLAN! KORA! – regaño Colonello.
- No tengo interés en intercambiar palabras con un mocoso idiota. – respondió Reborn.
- Tenemos la misma edad! Kora! – reclamo el rubio – Ah! Ya veo, kora. Tienes miedo de mí después de que te gane la última vez que nos enfrentamos. –
Eso sí que llamo la atención del moreno.
- Repite eso y dormirás con los peces, cabeza de banana. – amenazo Reborn encarando Colonello y chocando su frente contra la de él.
- Quiero verlo. – acepto el desafío Colonello.
Los demás alumnos simplemente les dejaron ser, más que acostumbrados a las peleas entre los dos malosos, las niñas se derretían ante la vista de Reborn y Colonello, que disfrutaba de la misma fama de Reborn.
- Colonello, Reborn, por favor dejen de pelear y vuelvan a sus asientos. – anuncio el profesor que acababa de entrar al salón.
- Si, Fon-sensei. –
- Si, Fon-sensei. –
Respondieron al mismo tiempo los buscapleitos y tomaron los primeros asientos que encontraron disponibles.
Fon Fujimori era uno de los docentes más queridos de la primaria Namisho. Era paciente, inteligente, amable, y era el único maestro que no sucumbía ante Reborn o Colonello, siendo así el único profesor al que los pequeños demonios escuchaban, por eso cada vez que Reborn y Colonello subían un grado los directivos se aseguraban de que acabaran en el mismo salón y de que Fon fuera el tutor de dicho grupo.
Reborn observo con pereza al profesor mientras empezaba la lección. La verdad es que el ya conocía a Fon desde mucho antes, siendo el docente uno de las amigos más cercanos de su hermana.
Lo mismo ocurría con Colonello, resulta que la mujer de la que el rubio está enamorado también es amiga de su hermana, lo cual lleva al mocoso rubio a una extraña situación en donde quiere ser reconocido por dicha dama por medio de Reborn, lo cual no le gustaba para nada al susodicho.
- Muy bien chicos, ahora por favor saquen sus colores y una hoja de papel, vamos a hacer unos pequeños letreros para que aquellos que aún no se conocen se presenten entre si…
- ¡¿ESTE ES EL SALON 5-A?! – exclamo una voz de repente al tiempo que se abrió abruptamente una de las puertas deslizantes del salón, interrumpiendo a Fon.
Todos giraron su cabeza en dirección de la voz.
- Eh? – fue la gran respuesta de Fon.
En la puerta yacía un niño, su revoltosa maraña castaña que tenía por cabello cubría sus ojos, estaba respirando agitadamente, intentando recuperar el aliento, usaba una sudadera con capucha color naranja pálido, su pantalón de mezclilla clara tenia manchas de lodo, como si su dueño se hubiera caído muchas veces, la mochila colgaba lánguida del brazo izquierdo del recién llagado.
- ¿Qué si… aah… este es… aah… el salón… 5-Aah? – respiraba agitado al tiempo que hablaba el castaño.
El tono de la voz ya no era deformado por ningún grito y muchos pudieron notar la voz suave y calmante que brotaba de los labios del castaño.
- Pues… sí. – respondió sin más Fon – Este es el salón 5-A. – informo el mayor.
- Al fin! – canto feliz y aliviado el recién llagado - ¿Quién demonios pone un parque tan grande antes de una primaria? Que no saben que los niños nos podemos perder con facilidad. Y esta escuela es tan confusa, deberían poner mapas en los pasillos…
Comenzó a discutir consigo mismo el castaño.
Los demás lo seguían mirando curiosos.
- No será que… ¿Te perdiste en tu camino a la escuela y llegaste tarde? – se aventuró a cuestionar Fon.
Silencio.
Los niños miraron a su maestro.
Los niños miraron al recién llegado, no… al que llego tarde.
El sonrojo avergonzado fue tan fuerte que aunque el fleco castaño cubría parcialmente el rostro de su poseedor todos pudieron notarlo.
Los niños intentaron por todos los medios no reírse en voz alta.
- Entiendo. – hablo Fon mientras se ponía de pie y avanzaba en dirección del castaño – Por favor pasa, apenas íbamos a iniciar las presentaciones. – dijo mientras extendía su mano al pequeño castaño.
El que llego tarde alzo el rostro, ocasionando que su cabello dejara de esconder sus ojos.
Reborn se congelo en sitio, jamás en su vida había visto que los ojos de alguien brillaran tanto con la luz del sol que hasta parecían ser dorados.
NOTAS FINALES:
Sacchi: Chibi R27 PARA TODOS! CON MUCHO FLUFF.
Ángel-kun: Sabia que tarde o temprano harias esto, debo admitir que me asombro que no lo hicieras de inmediato.
Sacchi: Es que no estaba segura, y no me llegaba ninguna idea coherente... hasta hoy (sonrisita maligna)
Ángel-kun: Si no dejan reviews, se infectaran con la enfermdad de la calavera y todos sus oscuros y vergonzosos secretos saldran a la luz!
Sacchi: Por favor dejen reviews!
