CONSUELO
Consuelo. Efectivamente, eso era lo que los dos necesitaban, consuelo.
El hecho de volver al Raimon había sido una de las mejores cosas que podían haberle ocurrido a Goenji Shuuya, volver a ver a sus compañeros, a su capitán y encima poder conocer a gente nueva y realmente agradable, como podrían ser Fubuki e incluso Tsunami.
Eso era lo que él pensaba hasta que se dio cuenta de que algo faltaba. Exacto, faltaba algo, o mejor dicho, alguien. Una persona en concreto, aquella capaz de hacer del día más triste y lluvioso el mejor de su vida con una sola sonrisa. La persona que siempre le apoyaba, aunque fuera en la lejanía, que siempre estaba ahí para ayudarlo, que le prestaba su hombro para desahogarse ... él.
Realmente le echaba de menos, muchísimo, pero no podía hacer nada para que volviera, cosa que le hacía entristecer mucho. Pero eso no podía detenerle, ni mucho menos, si quería volver a verlo, tenía que esforzarse para ganar a la academia Alius, para poder ir y decirle que ya se había acabado todo, que ya no tenía por qué seguir alejado, que podían volver a salir a pasear juntos como siempre lo hacían, para pasar la tarde en el parque o simplemente mirando al cielo, y hablando de cosas por muy estúpidas que pudieran ser.
Goenji estaba dispuesto a todo y más por él.
Llevaba observándolos desde hacía mucho, realmente deseaba jugar con ellos, por lo que no dudó en pedirles poder unirse al Raimon cuando jugaban contra el Diamond. Para suerte de Aphrodi, Endou le aceptó encantado, y el rubio, como no, se lució anotando un increíble gol al Diamond con la ayuda de Goenji. Gracias a ello los demás componentes del Raimon le habían aceptado sin dudarlo.
Acababan de finalizar el entrenamiento, después de descansar un poco y refrescarse con el agua que las gerentes del equipo les habían otorgado, algunos se quedaron hablando y paseando alrededor de la caravana Inazuma, en cambio Goenji se habían ido. Aphrodi, curioso por la seriedad del otro y debido a que se había negado a decir a donde iba, limitándose a un "vuelvo en un rato", le siguió. Anduvieron bastante tiempo a pesar del rápido paso de Goenji. Llegaron a nada más y nada menos que el hospital. Aphrodi se quedó pensando que podría hacer allí el goleador estrella del Raimon, pero para cuando volvió de las nubes este había desaparecido. El rubio avanzó presuroso buscándolo con la vista. No conseguía encontrarlo, probablemente ya hubiese entrado en el hospital, en ese caso iba a ser imposible encontrarlo, el edificio pequeño no era, y si por algún casual se lo encontraba ... ¡en menudo lío se iba a meter! Porque precisamente buen carácter no tenía el pelos parados.
Aphrodi se sentó en un banco lejos del hospital, vigilando la entrada para ver si salía Goenji. El tiempo pasaba y nada, ni rastro de vida, ¿y si a lo mejor no ha entrado en el hospital?¿y si se había dado cuenta de su presencia y le había engañado? Los minutos pasaban y Aphrodi estaba a punto de volver a la caravana cuando le vio salir. Realmente tenía mala cara, muy mala cara. A lo mejor tenía a un familiar ingresado allí, y probablemente en un mal estado. Volvió a seguirle hasta la caravana Inazuma preguntándose que era lo que vinculaba al delantero con el hospital, y que encima podía hacerle poner esa cara de pena y tristeza. Aphrodi tardó un poco más que Goenji en llegar a la caravana, sería mejor a llegar por casualidad justo después que el pelos parados, y encima por el mismo camino.
Cenaron todos juntos, aunque más bien parecía un interrogatorio para Aphrodi. No paraban de mirarle y preguntarle cosas como "¿Te costó mucho preparar tu nueva supertécnica?", "¿Cuánto tiempo llevas dejándote crecer el pelo?" e incluso llegaron a preguntarle que haría si por un casual cogía piojos. Aphrodi se limitaba a contestar cosas sencillas mientras una gotita caía por su sien. Endou, Kidou y las gerentes se limitaban simplemente a mirar mientras reían. Hasta Goenji se veía feliz, cosa que en cierta manera hizo a Aphrodi sentirse bien.
Por la noche todos durmieron en la caravana Inazuma, a excepción de Aphrodi quien se fue a su casa, no podía permitirse dormir allí, además de que apenas quedaba espacio en la caravana. Al día siguiente el trajín volvió a repetirse, entrenamiento, comida y a seguir a Goenji hasta el hospital. Esta vez, al salir, no se le veía triste, hasta parecía animado. Aphrodi, el cual se estaba comiendo el coco de curiosidad, fingió pasar por ahí y encontrarle por "casualidad".
- ¿Goenji? – dijo.
El nombrado se giró y le miró.
- ¿Qué haces aquí?
- Estaba paseando y te he visto salir del hospital – le miró con cara curiosa, una que solo el sabía poner – Etto ... ¿te encuentras bien?
Goenji vio la linda cara del rubio, "¡Joder!", pensó, se veía adorable y le recordaba a ...
- Eeh .. si, s-sólo he pasado para ver a un amigo. – contestó mientras apartaba la miraba.
- ¿A quien?
- A Someoka, el otro delantero que había en el Raimon – contestó el pelos-parados sin mirarle.
- ¡Aah! El pelo rosa, ya decía yo que faltaba alguien en el Raimon – dijo el rubio con cara de haber resuelto un gran misterio.
Goenji le miró y sonrió. A pesar de todo lo que había pasado en el torneo de Fútbol Frontier, Aphrodi era una persona muy agradable y agradecía su compañía.
- Será mejor que volvamos ya. - El rubio se limitó a asentir.
Caminaron largo rato mientras hablaban. No tardaron mucho en llegar al campo de fútbol situado al lado del río, en frente del puente Inazuma. Allí decidieron sentarse un rato. Ya se iba haciendo tarde y el cielo se teñía de colores anaranjados y rosados, a la vez que el sol se iba escondiendo poco a poco. Se quedaron en silencio, así sin más, dejaron de hablar y se limitaron a mirar el magnífico espectáculo que se daba en el cielo. En un momento determinado, Aphrodi miró de reojo a Goenji, y pudo ver como este miraba melancólico el campo de fútbol. Otra vez, se le veía triste, mucho, como si se arrepintiera de algo, o echara en falta alguna cosa ... o a alguna persona. Esta vez Aphrodi no lo dudó y le habló.
- Goenji – el nombrado no hacía caso, por lo que el rubio le tocó suavemente un hombro- Goenji, ¿estas bien?
El pelos parados siguió mirando al campo de fútbol y a los segundos negó con la cabeza.
- No, no estoy para nada bien ...
- ¿Qué te pasa?
El delantero de fuego respiró hondo.
- Aquí ... aquí sucedieron ciertos hechos realmente importantes en mi vida.
- ¿Cómo el qué? – preguntó Aphrodi. Ahora si que si, la curiosidad le comía todo el cuerpo.
- En este campo de fútbol – Goenji respiró hondo- en este campo de fútbol ... yo ... me enamoré – dijo en casi un susurro
El pelilargo le miró realmente sorprendido. ¿Goenji Shuuya enamorado? ¡¿De quien?
- Y ... ¿puedo preguntar quien?
Goenji se sonrojó de una forma bastante visible, confiaba en Aphrodi pero ... si le decía que se había enamorado precisamente de un chico ... a saber que diría.
- Pues – no sabía que hacer, ¿se lo decía? ¿no se lo decía? ¿y si le cogía asco?
- ¿Goenji? – el rubio se encontraba delante de el mirándolo a los ojos – Goenji, si no quieres decírmelo no me lo digas, pero, yo, de verdad que no se lo diré a nadie.
Goenji sonrió y, acercándose al oído del rubio, le dijo muy bajito el nombre de su amor. Aphrodi escuchó atentamente y sintió la respiración del pelos-parados en su oreja. Se sonrojó, inevitablemente.
- Vaya – dijo aun cerca de Goenji – y, dime, ¿te correspondió?
Goenji se alejó un poco, pero aun seguía quedando cerca del rostro del rubio.
- Tengo la grandísima suerte de poder decir que sí, y, aquí mismo, en el puente, nos dimos el primer beso – Goenji se ruborizó por completo.
- Tiene que ser increíble – añadió Aphrodi y bajó la mirada – querer y ser querido ... yo ... nunca he sentido algo así.
El pelos-parados le miró a los ojos. Y fue entonces cuando, sin saber como ni por qué, se le pasó por la cabeza la loca idea que iba a ser causante de todas las locuras que haría a continuación.
- Si quieres yo te enseño lo que es.
El pelilargo le miró con los ojos abiertos como platos.
- ¿Qu-qué?
Goenji le cogió de la cintura y le plantó un beso en los labios. El pelilargo no sabía que hacer, su primer beso ¡y encima con Goenji¡ Le pasó un brazo por su cuello y enseguida notó como este le agarraba la cabeza e intentaba meter la legua, cosa que consiguió muy fácilmente debido a la inexperiencia del rubio y a sus nervios.
El pelos-parados jugó un rato con la boca del capitán del Zeus y, debido a la maldita falta de aire, tuvo que separarse. Se quedó pegado al rostro de Aphrodi, mirándolo a los ojos. Acababa de besar a otra persona que no fuera "él", pero no había podido evitarlo, el rubio era sexy, cada movimiento suyo, su forma de mirar, incluso esa carita de pensativo que ponía resultaba atractiva. Y lo mismo pensaba Aphrodi de Goenji, era tan ... como decirlo fácilmente ... digamos que era muy Goenji, y eso significaba ser un sex-symbol.
Ahora – dijo el pelos parados – a mi casa.
Cogió de la mano a Aphrodi y se lo llevo. Este sabía lo que quería el otro. "!Dios mío¡" pensó.
Le esperaba, literalmente, la gloria.
