Disclaimer: Fairy Tail es propiedad de Hiro Mashima. Esta serie corresponde a la Stingue Week, que pretendo esparcir al mundo usando el foro Cannon Island como mi base (?)
Saliendo directo desde mi Word, apenas terminaba la traducción y directo para ustedes, aquí está mi primera contribución para la mejor semana de todo el año.
El rating subirá en el próximo capítulo.
.
Estaciones
.
Era otoño la primera vez que se encontraron. Probablemente, fue solo una casualidad, pero a Sting le gustaba decir que había sido el destino. Quería creer que no podría haber sido de ninguna otra forma.
Ser un niño huérfano, solo en el mundo, no era fácil, con o sin poderes de dragón. Por mucho que estos ayudaban, no podían borrar el sentimiento de soledad que se lo comía por dentro. Lo niños se burlaban de él por no tener la familia, los adultos temían que perdiera el control de sus poderes y los matara a todos. Nadie podía entender por qué quería encontrar a un dragón. Nadie le creía cuando decía que el dragón era su padre. Era siempre lo mismo, ciudad tras ciudad. Hasta que un día, un día lo encontró, en las afueras de la última ciudad que visitó.
Ya se había dado por vencido ese día, como siempre los rumores eran falsos y la gente no podía responder sus preguntas. Estaba saliendo del pueblo cuando una súbita brisa llevó un olor a sus narices. Era tan familiar que casi dolía, y ni siquiera se dio cuenta cuando sus piernas comenzaron a caminar en dirección a la fuente del mismo. Cuando estuvo más cerca, se dio cuenta de que no era exactamente el mismo aroma que buscaba, pero era tan similar que lo había confundido al principio. De cualquier forma, incluso si no era quien quería que fuera, el olor aún decía lo mismo. Dragón. El dragón no era Weisslogia, pero un dragón diferente era mejor ninguno. O al menos eso pensó, pero al final del camino no había un dragón si no un chico.
Un chico que parecía de su misma edad, quien lo miraba con recelosa curiosidad en su rostro y quien olía tanto a dragón que Sting no podía creer que no era uno. El silenció creció incómodo entre ambos, hasta que Sting no pdo contenerse más y comenzó a preguntar todo lo que se cruzaba por su mente. "¿Quien eres?" "¿Que haces aquí?" "¿Por qué hueles a dragón?". El otro no respondió sus preguntas, pero dijo "Tú también hueles a dragón" y eso fue un comienzo. Eran lo mismo, niños criados y entrenados por dragones, quienes perdieron a sus padres el mismo día, el mismo año. Y ambos los buscaban, la única familia que tenían. Ya que tenían el mismo objetivo, decidieron viajar juntos hasta que los encontraran. Dos niños de apenas nueve años no tenían como saber cuanto tiempo les tomaría completar su misión.
El invierno fue más fácil esa vez, porque estaban juntos e incluso cuando el clima frío aún les afectaba, una nueva fuente de calor ayudaba a mantener su temperatura corporal. El corazón de Sting se sentía más cálido también, porque ya no estaba solo. Aunque su nuevo amigo era mucho más tranquilo que él, seguía siendo alguien con quien hablar, alguien a quien oír, alguien para consolarlo cuando se sentía triste. Era alguien que entendía, alguien que extrañaba a su dragón tanto como él mismo. Y eso era suficiente, suficiente para hacerle sonreír, incluso cuando sus pies estaban helados y su estómago gruñía de hambre.
Era primavera, algunos años más tarde, cuando Sting aprendió que significaban los celos. Se había acostumbrado a la constante compañía a su lado, y cuando Rogue decidió seguir el liderazgo del Slayer de Hierro de Phantom Lord, se sintió traicionado. No tenía sentido, porque en realidad Rogue nunca se fue y seguían compartiendo todo el tiempo que podía. De cualquier forma, a Sting no le gustaba el cambio de tener "todo su tiempo" a tener sólo "su tiempo libre". El hecho de que Rogue incluso cambiara su nombre para acercar más al otro hombre, sólo le hacía sentir peor. Entonces, el gremio fue a la guerra contra Fairy Tail, se deshizo tras la derrota y Rogue regresó. A Sting le gustaba burlarse, diciendo que Fairy Tail había ganado porque fue ídolo, Natsu, estaba ahí, y que el maestro de Rogue no era tan bueno. También le gustaba decir que algún día él sería mejor que todos ellos, y que sería el mejor Dragon Slayer en el mundo entero. Era algo dificil de creer en sus palabras cuando Rogue seguía derrotandolo cada vez que entrenaban, usando los movimientos nuevos que el Dragón de hierro le había enseñado. Al final, Rogue terminó por enseñarselos también, quizás solo para detener sus quejas.
Era verano cuando encontró al gato con alas y ropa extraña que quería viajar con él. Dijo que había visto a Sting pelear y que sabía que era el más fuerte y quería aprender de él. Rogue se sorprendió de tener un pequeño nuevo amigo, pero no se quejó. Unas semanas después de que Lector se uniera a ellos, Rogue encontró un huevo verde y decidió conservarlo. Se aseguró de que el huevo estuviera abrigado y a salvo todo el tiempo, hasta que finalmente eclosionó. Un pequeño gato verde dejó el huevo, con las mismas alas que Lector tenía. Rogue lo amó a primera vista, y juró protegerlo con su vida. Sting se rió y dijo que parecía una mamá gallina. Rogue lo consideró un cumplido.
Era otoño otra vez cuando las noticias de la muerte de Fairy Tail les alcanzaronn, y no mucho después de eso, un hombre algo y musculoso los encontró. Dijo ser maestro de un gremio nuevo, un gremio que sería el más fuerte de todo Fiore. Y quería que se unieran a él, porque había escuchado sobre ellos y sus impresionantes poderes. Ambos aceptaron la oferta sin pensarselo demasiado. Unirse a un gremio parecía divertido, y era una buena forma de seguir mejorando y consiguiendo información sobre dragones. No podía ser tan malo y siempre podía dejarlo más tarde si no les gustaba. Por entonces, no tenían forma de saber lo que pasaría.
Era invierno, algunos años más tarde, cuando Sting se dio cuenta de sus sentimientos por primera vez. Fue justo después de que hicieran su primer Unison Raid exitoso. Habían estado entrenando por meses, fracasando una y otra vez, porque aunque ambos se conocían y confiaban el uno en el otro desde hace añor atrás, sus magias eran demasiado diferentes como para combinarse la una con la otra. Habían estado encarando a su furioso y decepcionado maestro, quien nunca habpia sido bueno aceptando los fracasos. Había sido dificil, agotador, pero finalmente no había conseguido. Sus magias opuestas finalmente se unieron, en un remolino de blanco y negro, su poder ascendiendo hacia el cielo. Era emocionante verlo, admirarlo mientras atravesaba las nubes y más allá. Y cuando había mirado hacía su costado, Rogue estaba mirando al cielo, con una sonrisa de felicidad en su rostro. Su corazón se saltó un latido. Era la cosa más hermosa que había visto en toda su vida.
Más tarde, cuando ambos regresaron a la habitación que compartían e intentaba dormir, Sting se dio cuenta de que se había enamorado de su mejor amigo. Y se dio cuenta de que era un error, sus sentimientos era un error. No podía amar a Rogue, el amor era un debilidad y no podía ser parte del gremio más fuerte de Fiore si era débil. Necesitaba destruir esos sentimientos, necesitaba alejarse de Rogue. Y así lo hizo, tanto como podía, incluso aunque sabía que lo hería con su actitud. Incluso cuando a él también le dolía, mientras las miradas tristes y confusas de Rogue se volvían frías y distantes. Siguieron siendo un equipo, seguían siendo los Dragones Gemelos de Sabertooth, pero no era lo mismo. Nada era lo mismo. Sus sentimientos nunca desaparecieron, pero al menos aprendió a esconderlo incluso de si mismo.
Era primavera cuando Sabertooth perdió los Juegos por primera vez. Fueron derrotados, pero a Sting no le importaba, porque se sentía más libre y ligero que nunca antes. Sentía como si hubiera recuperado algo que había perdido años atrás y había extrañado todo este tiempo. Sabía que no era el único que se sentía de esa forma, sospechaba que todos los demás se sentía así. Luego de recuperar a Lector y pelear contra los dragones, suponía que la vida le daba una oportunidad parar arreglar lo que había roto persiguiendo un ideal que no era el suyo. Una oportunidad para arreglar su relación con Rogue y recuperar lo que alguna vez tuvieron. Él lo amaba, sí, pero hubiera sido suficiente para él tan solo recuperar la amistad sincera que los unía en su niñez. Se sorprendió cuando Rogue sacudió la cabeza e interrumpió su discurso para besarlo. Sting le regresó el beso de todas formas.
Era verano cuando, una noche, Sting estaba recostado en su cama, mirando el rostro de su compañero mientras dormía. Amaba verlo tan relajado, lo hacía sentir en paz. Siento había amado hacerlo, incluso cuando ambos eran niños. Al principio, era porque los suaves soplos de aire le recordaban que ya no se encontraba solo. Luego, había sido el reconfortante sentimiento de que alguien confiaba tanto en él que no le importaba quedar tan vulnerable junto a él. Más tarde, se convirtió en su única oportunidad para mirarlo sin temer ser descubierto. Ahora, sólo le hacía feliz el saber que seguían juntos, después de tantos años y tantas cosas que pasaron entre ambos. Mientras lo miraba, Rogue se removió un poco y abrió los ojos con lentitud. Sus miradas se cruzaron por un minto antes de que el Slayer de las sombras preguntara adormecido.
"¿Pasó algo?"
"Sólo pensaba" contestó Sting con suavidad.
"¿Pensabas?"
"Sobre lo afortunado que soy en tenerte conmigo"
Rogue se sonrojó, antes de gruñir por lo bajo.
"Vuelve a dormir, Sting"
.
N/A: Y se vienen cosas peores, dicen por ahí(?)
