Bueno, me presento soy PotatoUra, y este es mi primer fanfic yuri vocaloid.

Etto... Os aviso que hay partes un poco... guarras.

Por favor, tened piedad, y si me lo pedís, ya subiré el siguiente episodio


PRÓLOGO

Una chica de pelo turquesa yacía sentada en su silla de trabajo, frente al ordenador, preguntándose su existencia. Estaba triste, amargada, arrepentida, enamorada… De su mejor amiga, Gumi. Días y días se preguntaba cómo se podría haber enamorado de alguien de su mismo sexo, ella siempre lo había aceptado, pero, según su familia, eso no era bueno, era un error. Ella le daba vueltas, intentando olvidarse de eso, y no lo conseguía. Su amiga Gumi no le hacía caso, ni se enteraba del posible amor que sentía su amiga hacia ella. Antes habían tenido contacto, pero nunca había pensado eso. Dio una cabezada en la mesa y siguió pensando. Quería olvidarla, pero al pensar en olvidarla, no hacía más que recordarle que tenía que ser olvidada, y eso le recordaba a Gumi. Unas lágrimas resbalaron por sus rosas mejillas. Se llamaba Miku.

CAPÍTULO 1.

Miku iba a la academia Vocaloid, donde recogían jóvenes de diferentes países con voz buena. Gumi también estaba allí. Ella recordaba cómo se conocieron, antes de ir a la academia, iban a un colegio normal, donde las dos jugaban por separado, cada una en su grupo de amigos, cuando, Gumi, sin querer, confundió a Miku con una de su grupo, y la abrazó por la espalda. Tendrían unos seis años. Desde ese encuentro, nunca se separaban, y no se irían a separar, a no ser que algo malo pasase. Que según Miku, sería el posible amor.

Según muchos, Gumi no era muy guapa, ni tampoco tenía unos atributos deseables, pero a Miku le daba igual, no se enamoraba por su físico, sino por su manera de pensar. Ahí estaba ella, después de unos diez años, caminando hacia la academia, bastante grande, donde solía pasar gran parte de su tiempo libre ensayando. Entonces una voz la llamó. Se giró sobresaltada, aunque ya acostumbrada, Luka siempre la saludaba así. Ella era la única que sabía que le gustaba Gumi. También eran muy amigas, pero desde mucho antes, casi cuando nacieron, sus madres ya eran amigas. Luka tenía los ojos brillantes, tenía la cara que a Miku quería en ese momento. No le gustaba ver a gente triste, entonces se deprimiría más. Luka siempre había luchado para ser la mejor amiga de Miku, pero Gumi le quitaba el puesto. Eso no quería decir que le tenía envidia, según Luka, pero era básicamente mentira. Se moría por dentro por estar en el sitio de Gumi. Luka venía a contarle que había ganado el concurso de canto en la calle de enfrente. Luka se esforzaba mucho en cantar bien, y eso a Miku la motivaba.

-Miku, ¿te encuentras bien? -se giró hacia ella cambiando su expresión.

-¿Yo? ¿Por qué lo dices? -contestó rápidamente.

-Otra vez con lo mismo… ¡Díselo!

Miku no quería hacerlo, porque en realidad podía saber que en su lugar, Luka no se lo diría. ¿El qué? El amor incesable por Gumi. Luka resultaba muy egoísta en ese momento, simplemente quería a Miku para ella y no para nadie más, porque ella quería ser el hombro para el que se apoyase, la persona que iba a estar ahí todo el tiempo, y no la falsa de Gumi. Pero eso Miku no lo sabía. Estaba tan interesada y metida en sus pensamientos de amoríos que se olvidaba de cosas como Luka. Llegaron a la academia. Un edificio con interminables pasillos, donde había habitaciones en las cuales solía haber internados, es decir, la familia de Miku vivía lejos, junto con todos los alumnos, y durante una época vivían en la Academia y otra en su casa, con un autobús de vuelta. Comenzaron las clases, para variar. Miku deseaba el hecho de desaparecer para poder pensar en su amiga, y en su vida juntas, hasta que pensaba que eso no podía ser posible, y vuelta a empezar, su cara se iba volviendo roja e iba notando como unas lágrimas luchaban para salir de sus ojos. Si no se lo digo ya, esto se complicará…

Mientras, Gumi se había enamorado de Kaito, un chico alto, con el pelo azul oscuro, con el que había tenido algún roce, pero sin importancia. Ella venía enamorada de él unos tres años, pero hasta este momento no había sentido nada parecido. Gumi luchaba por tener el impulso de decírselo en voz alta, un "te amo" bien alto, pero no lo podía hacer. La cobardía le superaba. Gumi vivía feliz, tenía un hermano menor llamado Gumo, que le quería mucho, pero que últimamente no se habían visto mucho, porque Gumo ya era mayor y pasaba de querer la ayuda de su onee-chan. Era muy amiga de Miku, pero nunca la veía como algo más que amigas, aunque a veces lo pensó, pero logró apartar ese pensamiento de su mente. La quería mucho, porque podrían contárselo todo, y de hecho Gumi lo hacía, le contaba todo su amor por Kaito, y Miku asentía con la cabeza haciendo como si le interesase, reteniendo las lágrimas.

Luka no tenía hermanos, ni padres, porque fallecieron cuando tenía tan solo cinco años. Fue cuidada por su señora tía, pero murió cuando tenía diez años. Luka guardó el secreto de que había muerto, y simplemente cuando alguien le preguntaba que qué tal su tía ella simplemente decía que había salido a comprar, o que estaba enferma, o que trabajaba, o se inventaba otra excusa. Su tía no era una persona agradable. Se dedicaba a pegar a su sobrina cuando algo hacía mal. Y cuando hacía algo bien también. Los vecinos oían los gritos de la pobre chiquilla, pero tenían que callárselo, su tía era muy poderosa. No tenía miedo a nada, ni a la policía, era una persona despreciable, Luka la odiaba con toda su alma. Hasta dejó de asistir al colegio porque estaba demasiado herida. Lloraba y lloraba, pero eso no arreglaba nada, parecía que su tía disfrutaba haciéndola sufrir. Por eso, cuando murió, la escondió en el pozo y negó su muerte durante muchos años porque, ella pensaba que si decían algo y se enteraban de que su tía había muerto, la meterían en otro centro de menores y se alejaría de sus amigos. En especial, de Miku.

Cuando cumplió los 16, ella dijo ante todo el pueblo que su tía había muerto el día anterior por una enfermedad hereditaria. Ya nadie se acordaba de su tía, por lo que no le dieron importancia, esa misma tarde, ella la enterró y preparó el funeral, luego vinieron el registro civil, la policía y toda la pesca, para enterrarla de nuevo con el funeral debajo del jardín, mientras que sus familiares hablaban, Luka sonreía por lo bajo.

Miku acababa de salir de su clase correspondiente, dispuesta a atravesar la gran masa de alumnos para dirigirse a almorzar sola, ya que ahora Gumi además se había buscado nuevos amigos. Ella solo la quería para ella, y no para otros indeseables que la querían solo porque era inteligente. Se sentó en el bordillo, esperando a Luka como siempre, almorzando un gran bocadillo de jamón, queso y orégano. Mientras lo devoraba miraba al suelo, tranquila, con la mirada perdida, hasta que la voz de la chica del pelo rosado la sobresaltó.

-¿Qué tal la clase? -comentó Luka.

-No ha ido muy allá -respondió Miku-. Me he enterado, pero tampoco me hacía mucha falta saberlo.

-Miku, tienes que fijarte en otras cosas, a parte de… -hizo una pausa dramática y aprovechó para mirarla a los ojos. Azules, como su pelo, pero esos azules no la miraban a ella, sino a Gumi, que estaba sentada en la parte opuesta a ella.

-…

-¡Está bien! -dijo dando un bote, que la sobresaltó, y le agarró la cara con las dos manos y la miró a los ojos, y ella a Luka- ¡Olvídala!

Miku estaba sorprendida. Nunca Luka había perdido la paciencia así. Se notaba bastante que estaba harta del estado de ánimo de Miku.

Sin notarlo, se había sonrojado, y Luka también.

-Etto…Gomen -se disculpó Luka.

-No pasa nada. Intentaré no pensar en ella -se giró hacia Luka y le sonrió.

Al verlo Luka se volvió a sonrojar. Estaba tan mona sonriendo como ella lo hacía… ¿Eh? ¿Por qué se sonrojaba? No, era su amiga, no podía hacer eso. Miku no se dio cuenta y siguió comiendo su bocadillo, con una expresión más feliz, mirando al suelo. Luka mantuvo la vista en Miku, sin darse cuenta, durante al menos medio minuto, hasta que Miku se dio cuenta, pero no se molestó. En el resto del patio hablaron con conversaciones normales, sobre la clase, los profesores, la familia, y esas cosas, por lo cual el patio pasó enseguida y tuvieron que volver a las clases. Era la misma rutina, Miku miraba a Gumi en algunas clases que le tocaba con ella, y a veces Gumi a ella, pero no era una mirada muy enamoradiza, era más bien mostrando su amistad. Por lo menos eran amigas. Pero el mero hecho de pensar que esos labios que pronto pertenecerían a Kaito podrían ser de Miku, la deprimía. Mucho. Estuvo distraída en las clases, y también por los pasillos.

-¡Miku! -gritó una voz.

Era Gumi. En el cambio de clases se había dirigido a ella. El corazón le latía con fuerza.

-Eh Dime, Gumi

-¿Te pasa algo? -comentó- En el patio te sientas con Luka. ¿Sois amigas? ¿Te molesta que me junte con Meiko, Gakupo, Miki y Kaito?

-E-e-etto… Son muchas preguntas -dijo rascándose la cabeza.

-Pero contéstalas. Me preocupo por ti.

Miku sabía que no lo hacía, pero ella quería que lo hiciese. Esas palabras resonaron en su cabeza. Gumi se preocupaba por ella. Bueno, no, no lo hacía, nunca pensaba en eso.

-Bueno -pausa dramática-, no me pasa nada, estoy igual que siempre -miró al suelo-… Sí, somos amigas. No, en absoluto, me parece bien que conozcas a gente nueva…

-Ah, bien -contestó, sin insistir-. Cuando quieras venirte con nosotros, estás bienvenida.

Pero ella sabía que si lo hacía se sentiría sola. Y en el caso de que no, sería Luka la que se sentiría sola. Gumi se dio la vuelta, y Miku aprovechó para irse corriendo a la cabina más cercana del baño y reflexionar. Con reflexionar me refiero a sollozar y martilizándose a sí misma del hecho de que, definitivamente, Gumi nunca le querría. Entonces, en un ataque de histeria, se levantó, abrió la puerta del baño, salió saltando de ahí, bajó las escaleras a toda prisa, chocándose con alumnos de toda clase, sin parar, siguió corriendo hasta que llegó al patio principal, era un atajo y tuvo que saltar la valla a toda prisa, cayendo en un colchón viejo, y siguió corriendo por la calle, dobló tres esquinas y al fin llegó, corriendo detrás de la peliverde, hasta que la empujó por detrás y cayeron al suelo las dos, Miku encima de ella, inmovilizándola con los brazos, mirándola a los ojos, sudando, respirando entrecortadamente, cansada. Gumi no entendía nada.

-Mi-Miku… ¿Qu...?

-¡Te amo!

Hubo un momento de silencio absoluto. Gumi dejó de respirar, estaban en un callejón sin salida, sin nadie, oyéndose los pájaros y los grillos por la tarde. Gumi no respondía, así que Miku siguió hablándole.

-Sí, Gumi, lo que has oído -giró su cabeza y miró detrás de ella-. Te quiero, te he querido y te querré. No me importa que estés enamorada de Kaito -en realidad sí-, porque yo nunca te olvidaré, supongo que ahora me odiarás -dijo ella, y unas lágrimas volvían a resbalar por sus mejillas-. Pero espero que no… Llevo aguantando tu amor por Kaito durante un año. Yo… Llevo envidiando su puesto… Que le quieras a él, que le ames, que le abraces, que le beses… Te quiero, Gumi. Por tu forma de ser, por tus rabietas -le sonrió, pero no duró mucho-, por tus cariñitos, por ser tú… No te voy a olvidar.

Hubo otra pausa y, Gumi se dio cuenta que le tocaba hablar a ella.

-Yo… Miku -la miró a los ojos, pero ella no la miraba-. Etto… -estaba realmente desesperada por no ofender a Miku- ya sabes que yo…

-Ya lo sé, no hace falta que lo digas… -contestó Miku, y se retiró de Gumi sentándose al lado de ella.

Gumi observó su rostro sumido en lágrimas.

-Yo te quiero, no quiero perder tu amistad…

En ese momento, todo volvió a fluir. Eran amigas de nuevo. Miku se alegró porque no la había rechazado demasiado cruelmente, pero también le había dolido. Sonrió intentando disimular y se apartó de Gumi. Ella sentía un poco de pena por Miku porque se le había declarado su mejor amiga, y eso era un shock, pero, tampoco pasó nada, ¿no? podía seguir estando enamorada de Kaito.

-No te odio, Miku -dijo ella, mirándola a los ojos, y la abrazó.

Ese volvía a ser un abrazo sincero, como los de hace años, cuando no estaba enamorada y ni siquiera se había planteado el hecho de ser lesbiana.

Entonces Miku tenía que plantearse sacar a Gumi de su mente. Se abrazaron las dos y se despidieron, un poco más felices. Miku sentía como se había quitado un gran peso de encima. Pasaron los días, y Gumi se hacía más amiga de Miku, probablemente porque sentiría pena de ella, así que no se separaron mucho y Gumi intentó no ser muy pesada con su amor por Kaito. Poco a poco, Luka y Miku también se hacían amigas y probablemente más que entre Gumi y Miku, pero eso no las molestaba porque, ya era hora de finalizar tanta amistad, ahora, Gumi estaba ahí para escuchar todos los problemas de la peliazul y viceversa, pero nada más. Eran, sí, amigas. Sin embargo, Luka y Miku eran más amigas, podríamos decir que íntimas. No era lo mismo, eran muy amigas, solían estar muy juntas en cuanto pudiesen e iban tonteando pero claro, eso era muy normal entre las chicas siendo hetero.

Luka se estaba enamorando de Miku. Era un amor muy grande que crecía en su interior, podían tocarse, abrazarse y rozarse en cuanto quisieran pero claro, nunca habían hablado de si podían ser parejas. Oh, dios, ¿qué estoy pensando? decía Luka, aunque, en su interior quería a Miku y cada vez estaba más cerca.

Era una tarde el puerto, Luka estaba sentada apoyada en una lancha y Miku tenía la cabeza en la barriga de Luka, con las piernas dobladas mirando al cielo, mientras que Luka acariciaba el pelo de la peliazul, mirándola. Estaban sin decir nada, podían decírselo todo con la mirada, las dos, enamoradas sin saberlo.

Hacía un día fantástico, el cielo estaba naranja, había gaviotas revoloteando y el mar estaba bastante calmado. Era un sitio perfecto para dormirse. Justo cuando Luka estaba a punto de hacerlo, dejando la mente en blanco, descansando, cerrando los párpados…

-Luka… -susurró.

-Dime -dijo, simulando una voz despierta.

-Te quiero.

Luka sonrió, aunque una parte de ella se preguntó si de verdad lo decía en serio o bromeaba y lo decía como una amiga.

-Y yo a ti, Miku.

-Me gusta estar contigo -todo esto lo decía con una voz muy seria.

-Yo también me lo paso bien contigo, Miku, me alegro haberte conocido.

Miku giró la cabeza hacia ella. Simplemente sonrió.

Entonces algo en Luka despertó. Ya no le daba vergüenza reconocer que se había enamorado de su amiga. Estaba deseando decirle "te amo" con todas sus fuerzas.

-¿Damos una vuelta en lancha? -sugerió Miku.

-Bueno… -dijo ella- Pero tenemos que volver pronto, hoy nos toca quedarnos a dormir.

Eran dos meses enteros los que había que dormir en el internado, los padres de Miku (Luka vivía sola) se tomaban unas vacaciones. Lo que no sabían ellas es que esas "vacaciones" eran permanentes.

Una vez subidas en la lancha, se pusieron los botes salvavidas y remaron hacia el centro del lago de Shirakawa.

Entonces pararon de remar y se miraron las dos, estaban la una al frente de la otra.

-Miku, te veo pensativa, ¿quieres hablar de algo?

-¿Eh? Ah, no, nada, yo… -hizo una pausa- verás…

-Tú dirás.

-¿Hace cuánto que se lo dije a Gumi?

-Eh~ dos meses?

-Bien -prosiguió-, ya la olvidé.

-Oh, me alegro -Luka estaba realmente feliz, ahora tenía más posibilidades de intentarlo con Miku.

-Dime, Luka -dijo pensativa.

-¿Qué?

-¿Estás enamorada?

Esa pregunta resonó por su mente. Lo estaba, de la persona que le estaba hablando, pero si le mentía, podía ser que Miku la quisiese y tuviese que olvidarla porque Luka no estaba enamorada pero si decía la verdad tenía que decirle a Miku quién era, y eso no le apetecía en ese momento. Pero prefería asentir que decirle que no.

-S-Sí… -bajó la cabeza sonrojada.

-¡Kawaii! Te has sonrojado… ¡Qué mona!

-¡Aparta! -dijo divertida, empujando a Miku contra la punta de la barca.

Entonces la lancha dio un giro, de repente, al empujarla, se había apoyado en el canto, haciendo que las dos cayeran al agua, mojadas hasta las uñas.

-¡KYAAAAAAAAAAAAAAAAAAA! -gritó Miku, al tirarla al agua.

-JAJAJAJAJAJA -rió Luka-, eso te pasa por sonrojarme.

Sin darse cuenta, Luka desvió el tema del enamoramiento divirtiéndose con el amor de su vida.

Se hizo de noche y tuvieron que volver a la Academia. Luka y Miku no compartían habitación, Luka la comprartía con Nekomura y Miku dormía sola. Esa noche, ya eran las doce de la noche cuando Luka decidió salir de su habitación, de puntitas por si acaso, cerrando la puerta con cautela y llegó a la habitación de Miku como habían planeado. Miku estaba sentada mirando hacia la puerta cuando entró Luka. Luka la saludó con la mano y Miku simplemente le dedicó una sonrisa pícara.

Luego se echó a un lado de la cama para dejarla pasar y se tumbaron las dos, mirando al techo, sin tocarse siquiera, aunque ese momento duró poco, porque Luka empezó a pasar su brazo izquierdo por el cuello de Miku. Ésta se giró hacia Luka y se estremeció allí. Se taparon con la manta y Miku cerró los ojos, aunque no durmió. Luka la besó en la frente. ¡¿Qué?! La he besado, la he besado… ¿Cómo se lo va a tomar? Mierda, soy idiota, ¿qué he hecho? Estaba tan cerca… Tendría que dejarla a ella… Esos pensamientos le recorrieron la mente en ese momento. Pero, en vez de tomárselo a mal, Miku besó a Luka en el cuello. Qu-qué me ac… ¿qué acaba de pasar? meh, dejémoslo continuar…

Un sentimiento estaba dentro de las dos, estaban deseosas por seguir adelante. En ese momento, a Luka le dio igual todo, y se dispuso a quedar encima de Miku para ir dándole besos por el cuello, mientras que ella se dejaba. Luego, ocurrió. Se besaron. Entonces, ese sentimiento de no poder decírselo todo, el hecho de estar enamoradas, desapareció. Ya lo habían transmitido todo con ese beso. Miku abrazó a su amada durante el beso. Luka tenía los ojos abiertos. Todo esto ha pasado muy rápido… Nunca había pensado que… Miku y yo… ¿Eh? ¡Es lo que he soñado! La quiero, ella me quiere, nos estamos besando, quiero frenar este momento, oh, Miku…

Se separaron para respirar un segundo y volver a besarse. Este segundo beso fue más apasionado, Luka la acariciaba y Miku abrazaba a Luka con fuerza, como si se fuese a escapar. Entonces, Luka notó que Miku estaba llorando. La cogió de la barbilla para que la mirase, y esos ojos azules, húmedos, sonrieron a Luka con la mirada. Lloraba de alegría. Las preguntas que le hizo Miku a la pelirrosa eran porque estaba enamorada… Volvieron a separarse de nuevo, recuperaron aire y ya estaban deseosas por continuar. Estaban solas y correspondían a su amor mutuamente, habían tenido el valor de seguir sus sentimientos y, ahí estaban las dos, frente una de la otra, Miku no podía dejar de ver los azulados ojos de Luka, redondos como la luna llena y se acercó a ella para besarla, sus labios poco a poco se iban abriendo y entregándose a la pasión desenfrenada que sentían cuando rozaban sus labios, sus manos y sus cuerpos, una vez empezaron a besarse era como si una onda de calor se apoderaba de su ser que solo deseaba continuar sin fin esa sensación. Luka movió su cabeza hacia el cuello de su amada, y le susurró al oído: -te amo, Miku… Besándola por doquier como si su boca quisiera mostrarle con actos lo que su corazón sentía comenzó a deslizar su mano bajo la blusa de Miku llegando sin pensarlo a sus senos cubiertos por un lindo bra color negro y encajes, tal vez lo usaba porque escuchó decir a Luka que la lencería negra era su favorita, entonces no pudo evitar sacarla y cayendo sobre su cintura la peliazul empezó a gemir en su oído, Luka continuó besándola por el cuello, pero su gemido era audible a pesar de sus besos, las manos de Luka tomaban sus pechos con caricias suaves y lentas, sintió que deseaba que continuara, sin detenerse le desabotonó el frente de la blusa, intentando desabotonar el segundo botón de la blusa, sus pezones se endurecieron rápidamente y gemía con más facilidad, su piel era caliente y su rostro estaba ruborizado, le quitó el bra de una vez y retiró su blusa hacia arriba mientras sus brazos estaban arriba y los de Luka zafaban su estorbosa blusa, continuó besando su pecho sin censura, besaba cada uno de sus pechos, ella arqueaba su cintura y cerraba los ojos con fuerza cada vez que succionaba sus pechos, comenzó a besarla por el abdomen lentamente e introdució su mano en la ropa íntima de la peliazul. Alejando su mano, suavemente introdució su mano hasta el interior de una pequeña abetura húmeda cálida. Al intentar explorar su profundidad, Miku arqueó más la cadera en movimientos de vaivén, mientras introducía los dedos de Luka se quedó tumbada, mientras que con la otra mano, la izquierda, Luka seguía lamiendo los pechos de Miku, ella seguía ruborizada sin abrir los ojos y gimiendo. Retiró su mano y mientras seguían sumergidas en esa ola de placer, bajó el resto de la ropa que la cubría, seguían besándose ahora de pie a un lado de la cama, y hubo un momento donde se quedaron mirándose fijamente, ella desvestida y Luka con toda la ropa, pues, Miku le susurró al oído, pero sólo eso hacía que sintiera pasar la electricidad por todo su ser, estremecida por su petición, y comenzó a desvestirse con un poco de su ayuda. La ropa en algunos casos es un estorbo y éste era uno de esos caso, sólo se besaban con pasión, pero Miku yacía sobre la cama y Luka vorazmente la besaba de arriba abajo como si quisiera comerla de una sola vez; sentían alegría y placer al mismo tiempo, ya habían llegado al orgasmo y estaban realmente enamoradas. Miu se sentía cada vez más orientada y más extasiada a pesar de que no habían hecho gran labor en la cama, realmente no habían cruzado tantas barreras, pero comenzaba a preocuparles que alguien llamara a la puerta y nos encontrara en esa situación, aunque, aún con ese peligro, decidieron continuar.

El resto de la noche lo pasaron repitiendo todo lo anterior, aunque acabando por besarse suavemente y quedarse mirándose fijamente durante un rato. Movidas por el placer, acabaron exaustas y cayeron rendidas a la cama.

Era la mejor noche de su vida.

Se levantaron allá a las ocho de la mañana, Luka había abrazado a Miku durante toda la noche, y Miku estaba con la cabeza en el pecho de Luka, aún durmiendo, un poco sonrojada, pero sonriendo. Luka la miró durante unos instantes, y luego le dirigió un beso en la frente. Luka se puso la ropa que le quedaba y tapó a Miku con las sábanas. Miku abrió un ojo. Buscó a Luka con la mirada, hasta que la encontró vistiéndose en el pie de la cama. No dijeron nada, simplemente Miku fue a gatas a por Luka y le dio un beso en la boca para sellar su amor. Luego le sonrió.

-¿Qué hora es?

-No lo sé… Eh… Las ocho -dijo mirando a su reloj.

Ahora era más difícil mantener una conversación normal entre ellas, pero suponieron que se arreglaría con el tiempo. Miku fue al baño a peinarse, descalza, hasta que fue hasta la bañera, y descorrió lentamente la cortina. El rostro de Miku cambió por completo. La bañera estaba llena, y no sólo eso, si no que había un cable dentro de ella. Miku soltó el peine del susto. Había un bulto debajo del agua...


OH DIOS MÍO, QUÉ GIRO ARGUMENTAL, TAAAAN INESPERADO!

Me gusta acabar los capítulos así ewe.

Pues avisad si queréis que siga con esto