Una noche de pesadilla (ulrich)
La respiración rápida, el corazón saltando como queriendo salir de mi pecho, una niebla que no permitía ver donde ponía el pie, no sabía si todavía estaba vivo o corría tratando de escapar del infierno no sabía q aquel juego de niños revelara algo que nunca debió ser descubierto.
-grrrr—un escalofrió me recorrió la espalda dejándome helado como si una vaso de agua fría me cayera encima.
–haaa, demonios no sé donde estoy metido y por no variar esa cosa no debe de estar más de 100 metros de aquí….y como si fuera poco me muero de hambre—reclame como si alguien estuviera a mi lado con una expresión de incertidumbre.
–Mejor es que siga – no sé porque pero pensar en vos alta me calmaba aun si parecía un idiota.
Seguí mi carrera sin tregua para pensar en el hambre o cansancio esa cosa me seguía y era cuestión de tiempo para que me pisara los talones. Corrí por cerca de 15 minutos sin saber donde en un bosque que no parecía tener final al principio creí que era una buena idea, pues siendo el bosque tan amplio tendría más posibilidades de despistarlo, pero no sabía que eso también me jugara en contra. Ya las fuerzas se me iban, mi respiración no podía ir más acelerada, mi corazón dolía por todo el esfuerzo y la adrenalina bajaba tan rápido como mi aceptación a morir se asía más fuerte.
–maldita sea no puedo más, pero si no corro me encargare de que no salgas de aquí, al menos no entero—dije reconociendo mi destino solo arrepintiéndome de no poder decir lo que sentía pero a lo lejos logre distinguir una pequeña luz que hizo que mis esperanzas volvieran a nacer.
—Grrrr —eso me hiso salir de mi sueño y regresar a la pesadilla, corrí como si el diablo me persiguiera y no dudaba que fuera así.
–vamos solo un poco mas – la luz cada vez más cerca y la criatura igual de cerca, corría como si el piso donde pisaba se fuera desmoronando hasta que llegue a la carretera y la luz era emitida por un automóvil que estaba parado, crucé sin mirar, tropezando en un agujero que había en la carretera dándome una voltereta y un golpe para medalla, veía como esa sombra que me seguía se lanzaba contra mí, en eso paso, no sé si por suerte o destino, una camión cargado que se llevo a la criatura al barranco unos doscientos metros más allá para caer de forma estrepitosa, la explosión me dejo algo aturdido y mostrándome un hongo de humo mientras me acercaba.
Miraba perplejo como en la sombra de la noche, esa cosa ardía en el fondo del barranco y la culpa me empezaba a carcomer por pensar que ese conductor termino tanto con su vida como con mi pesadilla, pero eso duraría poco pues vi como de las llamas que salían de los restos del camión aquella sombra salía tambaleándose para después perderse en el oscuro bosque.
-¡Que tan duro es ese demonio!- exclame al tiempo que comenzaba nuevamente mi carrera al automóvil que estaba en la carretera con la esperanza de encontrar ayuda.
Para sorpresa mía el automóvil era conocido para mi, era un clásico de los 80 color violeta medio fosforescente que pertenecía la profesora Sussane Hertz la verdad las esperanzas se fueron al suelo con este descubrimiento pues si se salvo de aquella cosa que todavía no sabía que era, la señorita Hertz no me dejaría salir de la academia en lo que le quedaba de estudios.
Ya resignado al castigo que me esperaba me acerque al automóvil para ver que solo las luces estaban encendidas y que solo había algunas bolsas en el asiento del copiloto.
Extrañado miraba alrededor para ver a la señorita Hertz pero no había nadie de pronto un quejido de dolor me saco de mi tarea y me puso la piel de gallina pensando lo peor.
-¿quien anda hay?—grite mientras me ponía en guardia tomando una llave de tuercas que estaba cerca del automóvil.
-¿Stern, eres tú?—sonó desde los arbustos logrando relajarme y si no fuera porque mi orgullo no me lo permitió hubiera saltado a abrasar al dueño de aquella voz
-Jim, no sabes lo que me alegra verte—respondí eufórico como si todo el valor que no tenia para declararme a Yumi se hubiera presentado en esa ocasión—pero que haces aquí en…-
-no es momento Stern, ayúdame que ya no puedo sostenerlo solo—me interrumpió mostrándome su espalda donde descansaba un hombre—no te quedes hay y ven a ayudarme—
Corrí hacia Jim sin pensarlo y tome al hombre por los pies, a diferencia de lo que aparentaba su delgada silueta, su peso era enorme.
-¡vaya! para ser tan delgado pesa mucho…—dije a Jim con dificultad debido al cansancio—si este será el futuro de Odd mejor me voy preparando—
-no es momento para ser irónico Ulrich, después pensaras en Della Robia—me corto Jim—ahorra saliva y apuremos el paso, este bosque me da escalofríos—
-espera un momento que haces tú…-empezó a interrogar mientras nos acercábamos al automóvil.
-¿quién es él?—pregunte para despistar un poco a Jim del por qué andaba en medio de la nada muerto de cansancio y tener tiempo para crear una excusa creíble.
-eh? Ahh el es conductor de un camión—me respondí algo aturdido por la pregunta- lo vi saltar del camión en movimiento creo que se le cortaron los frenos y un poco más adelante hay un barranco—me conto mientras acomodaba al hombre en el asiento trasero del vehículo—
-¿pero qué haces a media noche por estos lugares?—pregunte un poco extrañado— ¿no deberías de estar en el campamento haciendo guardia?—
- bueno es que Sus… ejem, digo la señorita Hertz me pidió que comprara algunas cosas para el botiquín—dijo con algo de rubor en las mejillas—hasta me paso su café…ejem, digo su automóvil para que volviera lo más pronto posible, pero cuando venía de regreso se detuvo y no quiso arrancar mas por lo que estaba buscando ayuda, fue ahí que vi al conductor—dijo al fin
-pues eso es muy ventajoso porque nuestro amigo parece que tiene el codo y la pierna izquierda lastimada gravemente—dije al fijarme que la ropa se contrastaba en su cuerpo, el lado derecho que por lo visto recibió menos daños la camisa a cuadros como los jeans azul desteñido le quedaban suelto mientras que su lado izquierdo se veía como la ropa apretaba tanto el codo como la pierna.
-es verdad, esto se ve muy mal—respondió muy serio—será mejor inmovilizarles ambas, Stern, ¿ves esas ramas de por ahí?—me señalo un grupo de ramas que estaban cortadas a unos 50 metros.
-te traeré las mas rectas que encuentre Jim—respondí cuando me ponía a correr para ayudarle
Corrí lo más rápido que mis piernas daban, el cansancio de la maratón anterior ya se dejaba notar en mi cuerpo.
Cogí las ramas y volví lo más rápido que pude donde estaba el conductor para darme cuenta que Jim había cogido una yerba de color verde y morado.
-eh…Jim esas hojas no tienen buena pinta incluso parecen venenosas—dije al ver que las molía con un poco de agua— ¿seguro de lo que estás haciendo?—
-no te preocupes, esto lo aprendí cuando estaba en las fuerzas especiales—respondió con un sonrisa en la cara.
-pero prefiero no hablar del tema—mencionamos a coro logrando que Jim arquera una ceja un poco molesto—hablando de temas ¿que estabas haciendo aquí Stern?—
-eh? Bu-bueno y-yo solo…—con la preocupación me había olvidado de inventar una excusa—ah, promete que no le dirás a nadie—
Nunca pensé que necesitara tanto a Odd como en ese momento, tal vez fuera un pésimo mentiroso pero siempre tenía excusas creíbles para Jim por más tontas que fueran, fue en eso cuando se me ocurrió algo que lancé sin pensar.
-pues la verdad es que estaba preocupado por el encuentro que tenemos de vuelta—dije recordando que Jim me apoyaría en todo si se trataba del equipo—así que salí a correr a correr pero me perdí cuando regresaba—mentí mientras trataba de simular algo de vergüenza para que pareciera mas real.
-pues si es eso no te preocupes pues el gran Jimbo te ayudara—respondió con una sonrisa
Me alegraba que Jim mordiera el anzuelo, eso saco mucha presión de encima
-pero que pasara si la señorita Hertz se entera—me acorde cuando me subía al automóvil—si se entera que Salí a media noche me dejara en castigo permanente hasta que salga del kadic y no me sorprendería que me cancele todas las actividades extraescolares—
-no te preocupes yo me hare cargo de ella—dijo Jim muy seguro de sí mismo—después de todo no puedo dejar que mi estrella no juegue ese partido—
Tal vez Jim no fuera la mejor compañía pero sabía que toparme con el sería lo mejor de la noche pues sabía que si lograba ponerlo de mi lado el me salvaría de Delmas y la señorita Hertz.
-Muy bien será mejor que volvamos esta amaneciendo y tengo que tocar la alarma para que se levanten aquellos dormilones—me saco de mis pensamientos no me había dado cuenta de que tan tarde era ya amanecía y el cielo se tornaba de tono cuando por un segundo lo vi de un rosa muy claro un escalofrió me recorrió la espalda ¡Aelita!
-Jim tenemos que apurarnos la verdad el conductor parece muy grave y será mejor que la enfermera lo viera—mencione con desesperación no por el chofer sino que mas por saber de Aelita.
Jim me dio razón y acelero sin detenerse hasta llegar al campamento sin darse cuenta que mi corazón estaba saliéndoseme del pecho de preocupación…
Continuara…
