¡Hola! Espero que disfrutes de este fic y me hagas llegar tus críticas/comentarios :) Antes que nada, quiero aclarar un par de cosas:
Los personajes, así como el universo de este fanfic, pertenecen a Ryan Murphy (y creo que a Fox también). La trama es mía, nada más.
Hace mucho no escribo Fics, años en realidad, así que perdón por la cálidad de este primer capítulo y por su corta extensión. Prometo traer caps más largos y cada vez mejores con la ayuda del tiempo y tus críticas que en verdad, valoro mucho.
Sin nada más que agregar, espero que te guste esta historia.
Esa mañana el sol me despertó dándome directamente en el rostro y llenándome los ojos de ardor. La cortina azul marino que solía ser mi mejor escudo en los días soleados estaba tirada en el suelo y el soporte de esta parecía estar quebrado. Recordé entonces la tormenta de la noche anterior y lo primero que hice fue pensar en Kurt. ¿Cómo se encontraría él? ¿La tormenta le abría causado algún destrozo? Seguro que Un buen tercio de Ohio había sido destrozado aquella noche, y ni quería imaginarme que alguno de mis amigos hubiera salido lastimado. Pero Kurt, él era lo que me preocupaba. Me apuré a tomar mi celular y comencé a marcar su número, cuando lo recordé, y la realidad cayó sobre mí como un balde de agua fría. Kurt vivía en New York, lejos de la tormenta, lejos de mí, y eso venía a ser prácticamente lo mismo, ya que mi vida últimamente era un horrible y confuso remolino, donde todas las noches llovían lágrimas calientes y llenas de culpa que me destruían por completo. Suspiré. Kurt al menos estaba bien, y debía enfocarme en ello. Retuve las lágrimas, insultándome por ser tan egoísta y solo pensar en mí, cuando la víctima en realidad era Kurt, y comencé a prepararme para ir a clases. Yo le había sido infiel a Kurt, lo había engañado y destruido todo entre nosotros. No me correspondía ponerme en el lugar de la víctima, no a mí.
Otra mañana en Mckinley, otro día agotador por comenzar. Me dirigí hacia mi primera clase arrastrando los pies, estando atento por si me encontraba con alguien del coro, para verificar como estaban. Lamentablemente, no me encontré con nadie en los pasillos, pero si con Tina y Artie en mi clase de matemática. Al entrar y ver a mi amiga sonriendo mientras conversaba alegremente, mi cuerpo se destensó un poco y se llenó de calor.
-Hola chicos. –saludé sentándome junto a Tina. - ¿Cómo los trató la tormenta de anoche?
-Bien ¿Y tú? – contestó Tina rápidamente, a lo que me quedé un poco sorprendido observándola, con una sonrisa formándose en mi rostro.
-Creo que Blaine se refiere a la tormenta Tina… No a como estas tu, aunque claro, tiene que ver con ello. – intervino Artie. – En mi caso, ningún daño grave, sólo las plantas de mi madre perecieron en una catástrofe digna de compararse con "Titanic".
-Lamento oír eso. – dije, sin prestar mucha atención. - ¿Y qué tal tu, Tina? Ningún daño provocado por la tormenta?
-No, por suerte estoy sana y salva, y también lo están todas mis plantas y pertenencias. – bromeó. – Lo que no sé es sobre los demás, sólo sé de Rachel que tuvo que desconectarse rápidamente anoche mientras teníamos nuestra videollamada, se ve que primero llegó la tormenta a New York… -Tina se interrumpió cuando el profesor ingresó al aula. – Y luego aquí.
Asentí y me dedique a sacar mis cuadernos, repasando lo último que me había dicho Tina. Las palabras parecían causar efecto lentamente en mi mente. Me quedé observando mis manos mientras acomodaba mis útiles, mientras las palabras cobraban un significado cuando mis neuronas por fin hacían sinapsis.
-¿Qué dijiste? – pregunté acaloradamente, llamando la atención de Tina. - ¿Me estás diciendo que la tormenta llegó a New York?
-Sssi, ¿Qué tiene? ¿Blaine? – me miró sorprendida. – Oh… estoy segura de que Kurt se encuentra bien.
-No estas segura de nada, ni siquiera sabes si Rachel sigue viva, o que…
-Creo que estas exagerando, lo máximo que les debe haber sucedido es quedarse sin luz e internet, no te preocupes. – susurró, tratando de aliviarme y a su vez, procurando que el profesor siguiera distraído contestando preguntas de los empollones de la clase, sin fijarse en nosotros.
-¿Qué no me preocupe? – me sobresalté. Tina tenía una actitud muy desconsiderada y egoísta, y mi humor, mi humor se había desvanecido y yo parecía ser otra persona. - ¿Oíste las noticias anoche? ¿Viste los destrozos de camino a clase? ¿Acaso solo piensas en ti misma? ¿Te crees que no pasó nada solo porque tú no te viste perjudicada?
-Lo siento Blaine, tienes razón, no te pregunté si sufriste algún percance con todo esto, lo siento, es que no te veías con cara de haber sufrido ningún problema. – se disculpó levantando la voz. A estas alturas, Artie ya nos observaba con el ceño fruncido desde el banco de adelante y el profesor nos miraba con cara de pocos amigos, mientras un silencio incomodo se iba extendiendo de a poco en el aula. Evidentemente, n habíamos controlado adecuadamente la situación.
-No, no… no me refería a eso. – susurré. – No tuve problemas con la tormenta, es sólo que pensar que Kurt se vio en peligro.. y yo no estuve allí, Tina… Nunca estoy, soy una mierda. – la miré. Tenía el rostro colorado y sus ojos recorrían mi rostro, observándome nerviosos. –Lo siento, perdón por tratarte así, justamente a ti.
-No hay problema Blaine, lo siento, perdón por ser tan egoísta… Es que últimamente pienso en muchas cosas. – se disculpó, apartando la vista de mi, y poniendo su atención en la clase, el profesor estaba comenzando a hablar sobre el tema del día; función cuadrática.
Luego de una hora de números sin sentido, ecuaciones irresolubles, y miles y miles de pensamientos violentos y deprimentes vagando por mi mente, Tina me lanzó un pedacito de hoja doblada, que, con su mala puntería, fue a parar directo al suelo.
-¿De en serio? - me quejé. – Estas al lado mío y lo tiras al suelo… Te regalaré un poco de coordinación para tu cumpleaños. – ella se rió, aunque me reprendí mentalmente por hacer ese tipo de chistes cargados de amargura y para nada propios de mi.
Me estiré disimuladamente en mi asiento y tomé el papel. Estaba hecho un bollo, era de color rosado y suave al tacto. Inmediatamente me recordó a Kurt y a sus anotaciones pegadas por toda su habitación, recordándose a si mismo lavar ropa, comprar cremas y ese tipo de cosas, propias de kurt. Otra vez mi mente volvía a Kurt, y no podía dejar de preocuparme pensando en que el la estaba pasando mal. Sacudí mi cabeza, intentando sacarme esos pensamientos molestos, y abrí el papel. Una carita sonriente me saludaba, y abajo había una anotación de tina:
"Hola! Estas cordialmente invitado a una super mega fiesta oriental al estilo Cohen-Chang este fin de semana, no te lo pierdas!
Volteé a ver a Tina, y ella se apresuró a explicarme, mientras guardaba sus cosas. La clase ya había acabado.
-Mis padres se van este fin de semana y me dejan con la casa sola, y como no tengo "amigas" amigas, y como tu pareces necesitarlo, pensé que podríamos tener una pijamada oriental, con sushi, palomitas, buenos musicales, y toda la comida chatarra que puedas desear. – sonrió. – A decir verdad no sé por qué lo llamo oriental, lo único que cumple con ese requisito es el sushi…
-Y tú. – agregué, riendo. – La verdad es que no me vendría nada mal lo que me propones, creo que me despejaría un poco, así que acepto.
Luego de la clase, decidí que lo mejor era intentar saber algo de mi ex novio, para poder continuar el día más tranquilo, así que marqué su número y lo llamé desde mi celular, escondiéndome detrás de una pared para que ningún profesor me regañara por ello. No tuve tiempo a ponerme nervioso mientras esperaba porque inmediatamente me contestó la casilla de mensajes. Enojado, y agotado por el día que sabía que se me venía encima, apagué el celular y me dirigí a mi próxima clase, esperando volver a encontrarme con Tina para distraerme un poco.
