PASADO, PRESENTE, FUTURO
CAPÍTULO I: AMAR
Nunca se cansaba de mirarlo. Se encontraban en la cama acurrucados y muy juntitos para vencer el frío, claro está que esto era solo una excusa ya que su amado caballero de acuario jamás sentía las bajas temperaturas, pues por algo era conocido como el caballero de los hielos. La luz de la mañana iluminaba el bello rostro de acuario, retiró un mechón de pelo de su frente y se entretuvo jugando con este. Pensó que no podría ser más feliz. La noche anterior fue tan apasionada...la unión de sus cuerpos fue perfecta pero aún fue más intensa la de sus almas. Nadie le hacía sentir como su trocito de hielo, que ironía, Camus era tan ardiente en la cama como frío y mortal en el combate. Aspiró el perfume de su pelo y ocultó el rostro en su cuello para volver a quedarse dormido, no sin antes rodear su cuerpo en un abrazo protector.
No estaba dormido, le gustaba simularlo siempre que Milo le acariciaba de aquella forma ya que, aunque le demostraba día a día la inmensidad de su amor, el escorpión sólo era dulce con él cuando creía que dormía. El simple acto de acariciar su pelo hacía que su sexo surgiese turgente en todo su esplendor, él era la única persona que era capaz de derretir la capa de hielo que cubría su corazón, sus actos, la vida misma.... con solo rozarlo su piel ardía, era todo un experto en las artes amatorias.
Camus, granuja, estás despierto ya descubrí que despertaste...... comenzó a hacerle cosquillas y Camus se retorcía de la risa. Pararon, sus miradas estaban fijas, con un movimiento rápido se unieron en un salvaje beso. Los gemidos de ambos llenaron pronto la estancia, sus manos recorrían el cuerpo del otro centímetro a centímetro. Camus tomó la iniciativa y se puso encima de Milo, le unió las manos y las puso sobre su cabeza mi bichito va a ser bueno verdad porque sabe que si lo es gozará enormemente del falo de su papi.... Milo asintió con la cabeza pues de su garganta sólo surgían sonidos de placer. La sensación de los labios de acuario recorriendo cada punto de su piel era sensacional, se detuvo a lamer sus pezones y el escorpión de sumió en un estado de delirio total. Sus cuerpos sudaban y sus esencias se mezclaban, no lo pudo soportar más y se deshizo de la mano de Camus para, acto seguido, cambiar las posiciones. Puso boca abajo al caballero y acarició su espalda hasta llegar a su parte más baja donde se concentró un buen rato. Ahora era Camus el que gemía pidiendo que lo penetrara de una vez......no se hizo de rogar, metió un dedo por su abertura íntima que previamente había lubricado con su lengua para dilatarlo y así hacer más fácil la penetración. Cuando consiguió su objetivo levantó un poco a su amante y se preparó para introducirse en él. Era la parte más difícil pues aunque sabía que el dolor desaparecería pronto para dar paso a un enorme éxtasis no soportaba herirle. Camus notó sus dudas y se acercó a él al tiempo que le pedía con mirada lujuriosa que lo penetrase, no lo pensó más y se introdujo dentro de él. La pasión los envolvió con cada embestida haciendo crecer su excitación más y más. Lo volteó y lo puso frente a él para poder besarlo mientras seguían haciendo el amor. ca....ca...mus.....aaaaggggg..me corroooooo si, así lléname de ti no tuvo que repetirlo pues sintió como una gran calidez invadía su cuerpo, cómo su amado dejaba su esencia dentro de él. Exhausto, se retiró poco a poco e hizo que Camus se tumbase para poder masturbarle mejor. Introdujo su sexo en la boca y comenzó a lamerlo suavemente para ir aumentando el ritmo poco a poco hasta que le hizo perder el control y que le pidiera entre gemidos que siguiera.....recibió su leche en la boca y no dejó escapar ni una gota, se acercó y le besó para que saboreara su propio semen. Quedaron quietos y felices pero el juego aún no había terminado y lo sabían. Milo siempre se había comportado como seme en todas sus anteriores relaciones pero con él no le importaba ser el uke, es más, ansiaba con todas sus fuerzas sentir el miembro palpitante del caballero de hielo en su interior. Después de otro buen rato de sexo Milo se repostó en la almohada y recibió entre sus brazos a Camus, el cual apoyó la cabeza en su fuerte pecho. Lo besó tiernamente y se quedaron dormidos en un abrazo mutuo que los protegía de todo lo ajeno a ellos. No podían hallar mayor felicidad.
Sintió cómo lo zarandeaban, despertó bruscamente y en un acto reflejo lo primero que buscó fue el contacto de Camus pero allí donde debía estar solo se encontraba el vacío. Asustado intentó incorporarse pero varios pares de manos se lo impidieron. Alguien encendió la luz y lo que vio lo llenó de espanto. Frente a él se encontraba su amado sujeto entre dos hombres. Su cuerpo estaba laxo y de su frente caía un hilillo de sangre, parecía estar inconsciente lo que explicaba que no hubiese opuesto reistencia, los habían atacado a traición! Él mismo se encontraba imposibilitado para realizar movimiento alguno pues lo tenían bien amarrado y no podía lanzar su ataque. Aún así no dejaba de forcejear con sus captores... Amarradlo a la silla!! aquella voz le resultaba muy conocida pero no podía ver el rostro de su dueño pues se ocultaba en la sombra. Poco a poco fue saliendo a la luz. Tú! Maldito seas, qué haces aquí. Te juro que si le haces daño te perseguiré hasta el mismísimo infierno!!! Fue lo último que recordó pues después sólo quedó la oscuridad, lo habían dejado inconsciente y atado a la silla.
CAPÍTULO I: AMAR
Nunca se cansaba de mirarlo. Se encontraban en la cama acurrucados y muy juntitos para vencer el frío, claro está que esto era solo una excusa ya que su amado caballero de acuario jamás sentía las bajas temperaturas, pues por algo era conocido como el caballero de los hielos. La luz de la mañana iluminaba el bello rostro de acuario, retiró un mechón de pelo de su frente y se entretuvo jugando con este. Pensó que no podría ser más feliz. La noche anterior fue tan apasionada...la unión de sus cuerpos fue perfecta pero aún fue más intensa la de sus almas. Nadie le hacía sentir como su trocito de hielo, que ironía, Camus era tan ardiente en la cama como frío y mortal en el combate. Aspiró el perfume de su pelo y ocultó el rostro en su cuello para volver a quedarse dormido, no sin antes rodear su cuerpo en un abrazo protector.
No estaba dormido, le gustaba simularlo siempre que Milo le acariciaba de aquella forma ya que, aunque le demostraba día a día la inmensidad de su amor, el escorpión sólo era dulce con él cuando creía que dormía. El simple acto de acariciar su pelo hacía que su sexo surgiese turgente en todo su esplendor, él era la única persona que era capaz de derretir la capa de hielo que cubría su corazón, sus actos, la vida misma.... con solo rozarlo su piel ardía, era todo un experto en las artes amatorias.
Camus, granuja, estás despierto ya descubrí que despertaste...... comenzó a hacerle cosquillas y Camus se retorcía de la risa. Pararon, sus miradas estaban fijas, con un movimiento rápido se unieron en un salvaje beso. Los gemidos de ambos llenaron pronto la estancia, sus manos recorrían el cuerpo del otro centímetro a centímetro. Camus tomó la iniciativa y se puso encima de Milo, le unió las manos y las puso sobre su cabeza mi bichito va a ser bueno verdad porque sabe que si lo es gozará enormemente del falo de su papi.... Milo asintió con la cabeza pues de su garganta sólo surgían sonidos de placer. La sensación de los labios de acuario recorriendo cada punto de su piel era sensacional, se detuvo a lamer sus pezones y el escorpión de sumió en un estado de delirio total. Sus cuerpos sudaban y sus esencias se mezclaban, no lo pudo soportar más y se deshizo de la mano de Camus para, acto seguido, cambiar las posiciones. Puso boca abajo al caballero y acarició su espalda hasta llegar a su parte más baja donde se concentró un buen rato. Ahora era Camus el que gemía pidiendo que lo penetrara de una vez......no se hizo de rogar, metió un dedo por su abertura íntima que previamente había lubricado con su lengua para dilatarlo y así hacer más fácil la penetración. Cuando consiguió su objetivo levantó un poco a su amante y se preparó para introducirse en él. Era la parte más difícil pues aunque sabía que el dolor desaparecería pronto para dar paso a un enorme éxtasis no soportaba herirle. Camus notó sus dudas y se acercó a él al tiempo que le pedía con mirada lujuriosa que lo penetrase, no lo pensó más y se introdujo dentro de él. La pasión los envolvió con cada embestida haciendo crecer su excitación más y más. Lo volteó y lo puso frente a él para poder besarlo mientras seguían haciendo el amor. ca....ca...mus.....aaaaggggg..me corroooooo si, así lléname de ti no tuvo que repetirlo pues sintió como una gran calidez invadía su cuerpo, cómo su amado dejaba su esencia dentro de él. Exhausto, se retiró poco a poco e hizo que Camus se tumbase para poder masturbarle mejor. Introdujo su sexo en la boca y comenzó a lamerlo suavemente para ir aumentando el ritmo poco a poco hasta que le hizo perder el control y que le pidiera entre gemidos que siguiera.....recibió su leche en la boca y no dejó escapar ni una gota, se acercó y le besó para que saboreara su propio semen. Quedaron quietos y felices pero el juego aún no había terminado y lo sabían. Milo siempre se había comportado como seme en todas sus anteriores relaciones pero con él no le importaba ser el uke, es más, ansiaba con todas sus fuerzas sentir el miembro palpitante del caballero de hielo en su interior. Después de otro buen rato de sexo Milo se repostó en la almohada y recibió entre sus brazos a Camus, el cual apoyó la cabeza en su fuerte pecho. Lo besó tiernamente y se quedaron dormidos en un abrazo mutuo que los protegía de todo lo ajeno a ellos. No podían hallar mayor felicidad.
Sintió cómo lo zarandeaban, despertó bruscamente y en un acto reflejo lo primero que buscó fue el contacto de Camus pero allí donde debía estar solo se encontraba el vacío. Asustado intentó incorporarse pero varios pares de manos se lo impidieron. Alguien encendió la luz y lo que vio lo llenó de espanto. Frente a él se encontraba su amado sujeto entre dos hombres. Su cuerpo estaba laxo y de su frente caía un hilillo de sangre, parecía estar inconsciente lo que explicaba que no hubiese opuesto reistencia, los habían atacado a traición! Él mismo se encontraba imposibilitado para realizar movimiento alguno pues lo tenían bien amarrado y no podía lanzar su ataque. Aún así no dejaba de forcejear con sus captores... Amarradlo a la silla!! aquella voz le resultaba muy conocida pero no podía ver el rostro de su dueño pues se ocultaba en la sombra. Poco a poco fue saliendo a la luz. Tú! Maldito seas, qué haces aquí. Te juro que si le haces daño te perseguiré hasta el mismísimo infierno!!! Fue lo último que recordó pues después sólo quedó la oscuridad, lo habían dejado inconsciente y atado a la silla.
